Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

lunes, 28 de octubre de 2019

¿A dónde van los desaparecidos?


¿A dónde van los desaparecidos?

Esteban Hernández Ortiz.



En 2018 asistí a una conferencia en la Universidad Autónoma de Guerrero, en el CIPES de San Mateo, de nuestra capital estatal. Era la Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos en México. De ahí tomo la mayor parte de esta redacción.



En 1982 el cantautor panameño Rubén Blades compuso la canción “Desaparecidos”, la ha cantado por muchos lugares y la cantó en el zócalo de la Ciudad de México en junio de 2016, en tanto que  el grupo “Maná” también se ha encargado de hacer muy famosa a esta composición. La canción se refiere a los desaparecidos en Latinoamérica, entre ellos un estudiante de pre-medicina que se llama Agustín, un buen muchacho que “a veces es terco cuando opina”.



Dos hermanos de apellidos Trujillo Herrera, de Atoyac de Álvarez, Guerrero, fueron desparecidos en 2008. Los familiares se organizaron y empezaron a buscar a sus seres queridos, pero el luto sólo aumentó en la forma más cruel, pues otros dos hermanos Trujillo Herrera fueron desparecidos en 2010. Hoy, su mamá, doña María Herrera, sigue luchando por encontrar a sus cuatro hijos en el marco de la “Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos”. Este caso ya se encuentra en instancias internacionales, pero para doña Mary no sólo su caso es paradigmático, muchos casos más deben analizarse en cortes internacionales. Ella dice que “la puerta que se abra para que pase una, debe estar abierta para que pasen las demás”.

No existe un “dolorímetro” para medir el dolor de las y los familiares de las personas desaparecidas. Las mujeres que buscan a sus desaparecidos tienen un potencial espiritual para luchar que puede dar varios centenares de vueltas a una persona que se encuentre en una crisis pasajera de angustia.

Las madres de los desaparecidos admiran a sus nueras, quienes han estado sacando adelante a sus hijos. ¿Qué va a pasar con esos miles de niñas y niños que están creciendo con la ausencia de su padre o de su madre, y a veces con la falta de sus dos progenitores? ¿Cuánto resentimiento se acumulará en su ser?, ¿Cómo irá a ser su actuación cuando sean jóvenes? Las madres dicen que seguirán mirando al sol de frente aunque les quemen los ojos.

El gobierno federal puede, dentro de ese proceso de cambio al que denomina Cuarta Transformación, abrir los canales democráticos de no represión, donde el ministerio público coadyuve en la búsqueda de sus “tesoros”, como les llaman los familiares a sus seres queridos desaparecidos.

Los familiares de los desaparecidos aún tienen miedo al ejército y a las policías, así se llamen “policías militares”. Hay un estigma en la gente golpeada por la desaparición de sus seres queridos en la década de los setenta, cuando la avioneta Aravá, administrada por el Ejército, realizaba los “vuelos de la muerte” arrojando a la mar a cuerpos de personas que habían sido “levantadas” porque según el gobierno, ayudaban a la guerrilla.

“No queremos más engaños, no queremos más falsedades” dicen las y los familiares de las personas desaparecidas. Ellas y ellos dicen vivir con la ilusión de encontrar los restos de sus seres queridos para tener un lugar a donde llevar una flor o una luz, hacer un rezo y platicar con sus seres queridos. Para las familias de las personas desaparecidas sus seres queridos son doblemente desaparecidos, se les desaparece físicamente y se desaparecen los expedientes donde se asientan las investigaciones.