Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

miércoles, 26 de agosto de 2020

Breves recuerdos del cafe.

En los años de mayor producción de nuestro grano aromático, las niñas y los niños jugaban a "las escondidas" y se "escondían" en las estibas de los costales de yute, donde se envasaba el café. La ñiñez y las personas adultas disfrutaban de las galletas cremas de nieve, ovaladas, mexicanas, animalitos; también las galletas Marías y las jarochas, que se vendían envasadas en latas de color plateado o aluminio. Corría la década de 1960-1969, y aún, un poco después. Los productores cobraban un recurso extra que les llegaba después de la cosecha; le llamaban reversión. Era de buen gusto coleccionar granos de cafés cuates, pues los chavos pensaban que una vez matrimoniados tendrían hijos "cuates". Los domingos, tanto los jornaleros de La Montaña, cómo los lugareños, podían disfrutar de un refresco, bien fuera una yoli, un sidral, una manzana,un Orange o un Titán, y también una Chaparrita. En lo personal,me acuerdo cuando me compraba un Orange o un Titán en la farmacia de doña Severiana Araujo Carrillo, al comenzar los años ochenta, en mi queridísimo pueblo de El Paraíso. Los amigos de La Montaña acostumbraban tomar un refresco, y comer un pan en la tienda de don Dustano Ocampo. En la gráfica se observa un "jato" en una huerta de café. Fotografía que tomé el 18 de agosto de 2020 en la huerta de don Francisco Varona, en Los Planes, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero.

El cerro Cabeza de Venado. Imagen captada desde La Finquita, municipio de Atoyac de Alvarez, Guerrero, Mexico.

lunes, 17 de agosto de 2020

Reflexiones cafeceras

En las parcelas se disfruta el arrullador ruido de barrancas y ríos, viene a nuestra memoria el recuerdo de esa brillante carta que el gran Jefe Seattle envió al Presidente de su país poco antes de 1850, mencionando entre otras excelentes explicaciones que "el ruido de los ríos es la voz del padre de mi padre..." .

Cultivar café, sea en sus plantas originales que de antaño se han cultivado o en sus nuevas modalidades "cruzadas", es favorecer la vida en sus diferentes reinos, es decir, es favorecer la vida de aves y animales cuadrúpedos que encuentran en nuestra selva cafetalera un hábitat agradable. Otros animales viven dentro y a las afueras de ríos y arroyos. Hay vegetales que viven flotando en las aguas, también hay helechos y líquenes, como esos seres que viven "pegados" a las piedras dentro de los ríos. Me disculparan que en materia de biología no se exceptue mi incorrecta denominación de las cosas.

Si en los muy diversos sistemas que en el mundo existen, todo lo que ocurre en un lugar repercute en otro, en los ecosistemas parecen ser más contundentes y visibles los efectos, puea a cada acción cae un reacción. Si nosotros nos enfermamos de la garganta, suele ocurrir que también nos da tos  y/o calentura. Bien, hagamos las siguientes reflexiones. Desde hace varias décadas la producción de café ha disminuido enormemente, seguramente hay causas nacionales e internacionales y hasta locales que han ocasionado la caída. Parte de las tierras que de abolengo eran cafetaleras hoy son pastizales para ganado vacuno, pues la gente de algo tiene que vivir. Asi lo establece nuestra Constitución federal determinando que "Todos los mexicanos tienen derecho a dedicarse al trabajo que más le acomode, siempre y cuando sea lícito". Bajo esa misma premisa otros campesinos han dado el viraje de cultivar café a cultivar aguacate. En Arroyo Grande, ejido de El Paraíso, rumbo a El Edén, se están haciendo algunas parcelas de aguacate y de durazno. Estos cultivos conllevan la necesidad de derribar los árboles en las áreas donde se trabajará, ya que para muchos no hay de otra. Tal vez halla lugares donde  le hagan el quite a la deforestación y estén cultivando bajo cierta sombra de arboledas. Ahora si que mientras son peras o son manzanas, el campesinado busca de que vivir.

En otros lugares de la Sierra como es en Linda Vista, municipio de San Miguel Totolapan, Guerrero, se están cultivando durazno y manzana con buen ahínco. Claro que la Sierra guerrerense tiene diversos microclimas y hay lugares donde las condiciones son más óptimas. En la Sierra tambien se cultivan papa, higos, zanahorias, y flores de alcatraz, entre otros cultivos. El asunto de fondo es encontrar mercado puntual y que ofrezca precios justos, pues se sabe que hace algunos años se nació la papa que una familia cosechó en La Aurora porque no hubo quien comprara el producto.

viernes, 14 de agosto de 2020

Cultivando cafe.

Hoy por la mañana, yo y mi padre sembramos varias plantas de café. Durante esas horas mi papá me platicaba diversas anécdotas de la cafeticultura de los últimos años de la década de los 50's. Él dice que llegó un tiempo en que ya no se encontraba "pachol" de café en las cercanías de El Paraíso, y tenían que ir a traer cafetos hasta La Remonta, adelante de San Francisco del Tibor. Agrega "mi jefe" que en 1960, en San Francisco del Tibor había varios grandes productores de café, entre ellos don Salomón Gutiérrez, quien en algunas ocasiones pedía a sus cosechadores que las "latas" en que midieran el café que habían "cortado" fueran vaciadas en el enorme cajón de un camión de volteo, así, a granel. Luego el camión se trasladó hasta el patio donde se pasaría a la siguiente fase: despulpar el café o secarlo en "bola". 

Acá, en el ejido El Paraíso, hay personas que manejan la idea de hacer viveros de variedades de café no transgénicas, como el arábiga o criollo, el bourbón, y los caturras amarillo y rojo. Un paraiseño que trae esta idea es Mariano Mejía, quien también habla de impulsar un centro experimental del café en El Paraíso.

En algunas zonas chaguanosas se observan los sauces, árboles que ayudan a mantener los mantos acuíferos. Entre el placer del trabajo y el gusto por la música, cuando miramos los sauces, viene a la mente esa composición cantada por una banda sinaloense que dice "el sauce y la palma se mecen con calma...".