Día de tianguis.
ESTEBAN HERNANDEZ ORTIZ.
Es jueves y es día de tianguis. La
tradición data de casi medio siglo a que todos los jueves se instala el tianguis
donde se vende de todo, desde ropa, trastos, zapatos, huaraches, botas, sandalias,
hasta semillas criollas, pues todavía hay gente que se resiste a usar las llamadas
semillas mejoradas y quieren seguir con lo nativo.
Para comer, la gente pide unas quesadillas
de flor de calabaza y queso Oaxaca, pero antes toman un atole de garbanzo. Hay
personas que piden su pozole con chicharrón y tostadas, además de aguacate y
cebolla morada bien rebanada. Quienes confían en su capacidad de dominio sobre
sí mismo, piden una o dos copas de mezcal antes de empezar a disfrutar su
pozole de marrano o de pollo. La gente de los pueblos vecinos acude este día
para comprar y el bullicio empieza a aumentar conforme van llegando más y más
contingentes de las comunidades aledañas.
Hay vendedores que remontan sus
prácticas a los inicios del comercio y realizan el famoso trueque, que no es
otra cosa más que intercambiar un producto por otro.
Estos días de compras y ventas son de
alegría para la gente. En una esquina del mercado dos músicos con instrumentos
de aire entonan las canciones el sauce y la palma; luego cantan el sinaloense. En
otra parte del mercado están dos jóvenes de pelo largo, enchinado y bien
amarrado; pero que además portan unos tatuajes en los muslos del brazo. Ellos tocan
unos instrumentos de tambora y cantan: “estaba el orangután y la oraguntana...”. La gente pasa y deposita unas monedas en un
sombrero que los chavos han puesto a sus pies mientras cantan.
Un taxi porta el siguiente letrero: “Esta
unidad es monitoreada las 24 horas por mi esposa y por mi suegra”.
Un vendedor de semillas doradas ha
resultado ser el mayor vendedor de semillas de calabaza bien doraditas por todo
este rumbo. Algunos las llevan para vender, acompañando a los tacos de canasta,
otros para vender con sopes y unos más para comer como un antojo. Aquel vendedor
se ha ganado el calificativo de “el rey de la pepita”.