Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

miércoles, 26 de agosto de 2015

En el Distrito Federal.


En el Distrito Federal.                   

Esteban Hernández Ortiz

Llega uno a la terminal taxqueña o del sur en el Distrito Federal y aquí el ritmo de vida es más de prisa que en provincia. Al tomar el servicio colectivo metro hay que ponerse  muy a las vivas, hay estaciones como la Pino Suárez, donde el flujo de usuarios es mayor que en otras estaciones, dependiendo también de la hora pico. En menos de veinte segundos el metro cierra sus puertas y poco después emprende su recorrido.

Empiezan a ofrecer sus productos los vendedores ambulantes, se ofrecen chicles, lapiceros, llaveros y multitud de curiosidades; otros cantan música andina usando flautas, pero en cada estación unos de esos hombres y unas de esas mujeres que se ganan la vida en estas ventas informales bajan y se encuentran con sus colegas, que a leguas se mira son compañeros de equipo. Entre este sector de la sociedad nadie está sólo, todos forman parte de un equipo; lo mismo se observa con los trabajadores del metro, sean de mantenimiento o de limpieza, pues la policía es parte de otra dependencia.

La noche anterior he dormido mucho menos de lo debido y eso que llaman jaqueca parece darme, pero tengo bastante comprobado que con un buen café se retira ese malestar. Para entonces son las seis de la tarde e ingresó al restaurant Lynis, casi frente a la Diana Cazadora, y disfruto de un delicioso café que me vuelve a la vida. Algunos minutos después llueve ligeramente y conforme empieza a disminuir la presencia del dios Tláloc, un joven entona con su acordeón la canción “caminos de Michoacán”, al tiempo que su niño, con bandeja en mano, trata de recibir donativos. Más adelante, unas mujeres que parecen ser de La Montaña de Guerrero, venden dulces.

Trabajadores de la construcción han buscado refugio para no mojarse, bajo algunos edificios.

En la capital federal opera desde hace varios años un programa en favor de la cultura del ciclista. En ecobici, las personas pagan una anualidad de 400 pesos por derecho a utilizar su estacionamiento, donde el usuario marca su código de registro y puede asegurar su bicicleta, para que al volver de su trabajo pueda circular por un carril lateral. En la salpicadera delantera, la bicicleta lleva su número.

En Noviembre de 2013 el sector privado de Dinamarca, junto con la embajada de aquel país en México, hicieron un reconocimiento a la Ciudad por la cultura de respeto al ciclista, en presencia de sus Altezas Reales, el príncipe heredero y la princesa heredera de Dinamarca. Se instaló también un sistema electrónico que contabiliza la cantidad de ciclistas que circulan por día.

El camión te traslada de un punto a otro por todo Paseo de la Reforma por sólo seis pesos y el boleto del metro cuesta cinco pesos. Aquí el camión no compite a las carreras con vehículos particulares, como se observa en otras ciudades del País y toma el carril lateral que le corresponde.

A las tierras que actualmente ocupa esta megalópolis llegó en 1325 una tribu que provenía de la región de Aztlán, de donde partieron en 1111. Cuando llegó Cortés y sus tropas, los tlaxcaltecas, un pueblo que había sido sojuzgado por los aztecas, se unieron a los españoles y así dio comienzo la Conquista hasta implantarse totalmente en 1521, aunque otras tribus se opusieron durante muchos años. La actual Torre Latinoamericana fue hasta 1522 zoológico del emperador Moctezuma y de 1522 a 1856 fue Convento de San Francisco.

Por la mañanas y por las tardes hay mucha gente que realiza ejercicio corriendo, algunos corren acompañados de su mascota, y otros usan audífonos. Y como si en la Ciudad de México no hubiera suficiente humo, algunos y algunas fuman.

Se mira cruzar un avión, como si volara más bajo que la altura del Ángel de la Independencia, pero no es así, la altura a que vuela la aeronave es mayor que la del Ángel.