Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

jueves, 13 de agosto de 2015

Parte de la historia del tradicional torneo de basquetbol que en El Paraíso conmemora el inicio de la revolución mexicana.


El torneo de basquetbol del 20 de noviembre en El Paraíso.
Esteban Hernández Ortiz.

La formal tradición del torneo de basquetbol fue en 1962 y se realizó en la cancha de la escuela primaria Cuauhtémoc. Por los años ochenta del siglo pasado las reglas de este deporte no contemplaban canastas de tres puntos, así el jugador encestara desde la media cancha, el enceste valía dos puntos. De El Puente del Rey se organizaba un equipo, en el que había dos hermanos hijos de don Toño Bravo, un señor que por muchos años vivió en El Paraíso, en calle Salvador Morlet. Uno de los Bravo era buen encestador[1], apenas daba uno o dos pasos, cruzando la media cancha y lograba anotar puntos para su equipo, tirando el balón con mucha energía hacia la canasta. En esos años, el batallón 49 del ejército, radicado en Atoyac, participaba en los torneos y daban partidos muy alegres a la población. Los paraiseños podían disfrutar aquellos reñidos encuentros deportivos.

En ocasiones unían un solo equipo entre los pueblos de Puente del Rey y Puente de los Lugardo, de este segundo pueblo había un basquetbolista de nombre Fortunato.

Cuando se jugaba en la escuela primaria, se utilizaba un equipo de sonido, al que el comité organizador del torneo, le colocaba unos discos para oír música. Mucho se escuchaban canciones de Juan Gabriel.

Varios años después, de la ciudad de Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera, empezó a venir un equipo de segunda fuerza, rama varonil; encabezados por Isidro Urioso, un joven nativo del lugar que culminó sus estudios de primaria en la Francisco Villa (de 1980 a la fecha el edificio escolar ha sido de dos turnos, por la mañana es primaria Cuauhtémoc y por la tarde es Francisco Villa.

Isidro se fue a Cuernavaca y regresaba en Noviembre con sus amigos participando en el torneo conmemorativo al inicio de la revolución mexicana. Después, los chavos morelenses, patrocinados por la familia Urioso, dejaron de participar en segunda fuerza y ascendieron a primera fuerza, pero también trajeron otro equipo en “segunda fuerza” y un equipo femenil. Hubo varios años en que viajaban de la capital morelense en dos microbuses hasta la sierra atoyaquense, pues también traían un equipo femenil. De Yextla iba un equipo, en el que participaba un jugador de sobrenombre “la crema”.

De El Paraíso, el equipo más organizado eran “los cheyenes”, con Ignacio Ávila, Hugo Abarca y Víctor Sotelo, entre otros. Este equipo participaba en el torneo del pueblo costeño de Alcholoa, municipio de Atoyac y durante tres años consecutivos lograron obtener el primer lugar en ese pueblo, dentro de la categoría de primera fuerza, entre los años 1990 y 1992. Su cuadro titular se integraba así: Ignacio Ávila Vargas y Víctor Sotelo Martínez, como delanteros; Manuel, un hijo de doña Manuela Vargas, en el centro y Hugo Abarca Martínez junto con el may, en las defensas. El may se llamaba Juan y venía de Morelia Michoacán, al principio los cheyenes convinieron con él a que vendría por un mes a entrenarlos, pero al final se quedó como dos años en El Paraíso.

Cuenta Hugo Abarca Martínez que en una ocasión expulsaron al may de un partido porque en un jaloneo del balón, golpeó fuertemente a un jugador del pueblo de El Ciruelar, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, conocido como el patón. Agrega Hugo Abarca que su equipo llegó a ganarle a un equipo de la MARINA, de Acapulco y que en una ocasión eran las once de la noche cuando llegaron al Paraíso jugadores de Alcholoa para pedirles a los cheyenes que fueran en ese momento a jugar a Alcholoa para lograr que se acomodara el rol de partidos, de tal manera que el torneo terminara el día 31 de diciembre, cosa que los basquetbolistas del equipo Cheyenes aceptó.

Algún tiempo después, en el año de 1990, llegó a El Paraíso, el jugador Kenny John, un estadunidense que venía de Lombeach, California; era de color negro y tenía una casi incomparable estatura de 2. 15 metros.  

Kenny se quedó varios años en el pueblo y en las fiestas bebía al por mayor. Acostumbraba dar un recorrido por el local con un gabán puesto y la mayoría de los presentes le daban una o más cervezas, que él acomodaba en un cartón. Después de su recorrido invitaba a sus amigos para disfrutar sus cervezas. Uno de los ciudadanos de El Paraíso que mucho apoyaba a Kenny fue Raúl Sotelo Martínez.

Por los años ochenta del siglo XX, los cheyenes tenían un defensa también muy alto, pero era criollo del pueblo, se llamaba Miguel y vivía por la colonia el cuartel, le decían la varilla.

Después vino otra camada de jóvenes, entre ellos los hermanos García y su equipo “Loguin”, en el que también participaban muy bien el difunto Anselmo Tinoco, Cuauhtémoc Sotelo, Jorge Bautista y otros más[2].

Llegó el tiempo en que ya el torneo no se realizaba en las primarias y se trasladó a la cancha que estaba por el Cuartel, donde ahora está la comisaría municipal, después se construyó la cancha, cerca del ex tinto Instituto Mexicano del café y allá seguían participando los basquetbolistas que venían de Cuernavaca. Las canchas cercanas al ex tinto INMECAFÉ fueron construidas por los albañiles Silvino y Osiel Oliveros, quienes vivían en la colonia nuevo oriente.

Otros equipos fuertes del momento eran los “transportistas” de Chilpancingo, más antes vino “Campo Morado”, que en realidad eran jugadores de Morelia, casi no erraban cuando uno de sus elementos se decidía a tirar a la canasta. La “barra de Coyuca” era otro equipo de buena competencia. Casi no subían jugadores de la costa, pues argumentaban que había mucha inseguridad, poco a poco fueron sintiendo confianza y participaron también. De El Ciruelar jugaba duro un basquetbolista conocido con el mote de “El Patón”. Ya después fue el difunto “pepe” con el equipo de “los Kings”, ahí jugaba Genaro, quien también ya falleció y otros más que ahora no recuerdo sus nombres. La premiación se entregaba en un baile en el zócalo del pueblo, a veces iban “los Kumbers” de Hacienda de Cabañas y otros grupos musicales.

Algunos años después, la colonia Nuevo Oriente empezó a organizar un torneo de Basquetbol en semana santa.

Su cuñado y gran amigo, el profesor Simón Bello Espíritu murió en el ISSSTE de Chilpancingo un 19 de noviembre, cuando en El Paraíso iniciaba el torneo. Esa tarde se informó por el aparato de sonido a todos los presentes respecto al fallecimiento del profesor Simón y se pidió un minuto de silencio en su recuerdo. El torneo ya se realizaba en la cancha de la unidad deportiva, por el INMECAFÉ.

En Tixtla vive un hijo del profesor Simón Bello, se llama Juan Carlos; también hay otro hijo del profesor Simón, se llama Daniel. Dos hijos de Daniel han sido integrantes de la selección estatal de basquetbol en Guerrero; uno de ellos se llama Luís Alfredo y al año 2015 estudia en Puebla.

Luego de decaer un poco el tradicional torneo de Basquetbol conmemorativo del 20 de noviembre, en el 2014 mejoró en buena medida, fue a tocar Bertín Gómez y su Condesa del Mar. En otras ocasiones han ido grupos como Los Felinos, La Conquista, Apache 16, Bertín y Lalo y Los Cadetes de Linares. En hacienda de Cabañas, de la municipalidad de Benito Juárez (San Jerónimo) iba un grupo, cuyo nombre se me extravía por ahora. El arbitraje era de Tixtla, decíase que era el mejor cuerpo arbitral de baloncesto en Guerrero.

En una ocasión, cuando se realizaba el baile de clausura en la plaza principal no faltó un prójimo que desbarató el baile realizando una descarga de su potente arma de fuego, en menos que canta un gallo la plaza quedó vacía, sólo los músicos se escondieron tras su templete.


[1] Era conocido con el mote de “La Micha”. Su padre de ellos se llamó Antonio Bravo, vivió por muchos años en El Paraíso y gustaba de jugar baraja con don Santiago Aguilar y con don Moisés Rayo, entre otros señores. Tenía su peluquería donde ahora vive don Joel Lucena Ríos.

[2] Eran los años de 1985 al año dos mil.