Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

martes, 26 de enero de 2016

Velorios pueblerinos.

Velorios pueblerinos.
Esteban Hernández Ortiz.

La gente empezó a llegar, algunos traían flores; otros llevaban café en polvo, azúcar, arroz, galletas, pan, vasos y platos térmicos. En cuestión de pocas horas la noticia llegó a varios pueblos vecinos y a las colonias del pueblo de Teotepec del Río. Había fallecido don Natalio, cuando el creador le había permitido acumular a los ochenta y seis años de edad.

Don Natalio fue un hombre que en su juventud gustó de montar a los toros en los jaripeos que se organizaban en la región y cuando se ponía unas borracheras acostumbraba pasear por las calles montado a caballo. Muchos le hablaban en tono cariñoso y le decían “tallo”; otros daban en llamarle “nata”.

En Teotepec del Río había muchos músicos, algunos formaban grupos cumbieros; otros de estilo ranchero y no faltaban grupos de mariachis que casi siempre estaban presentes en esta clase de sucesos.

Ya pasada la media noche, cuando la banda “Santa Anita” se había retirado, los hijos e hijas pusieron música que mucho agradaba a su progenitor, quien había partido de este mundo terrenal. Tratándose de la charrería, pero más en específico de los caballos, se escucharon de entre las colecciones del charro de la música mexicana los corridos que a continuación se mencionan: la yegua colorada, caballo as de oros, califa, mi caballo el jobero.

Mientras se escuchaba el corrido del As de Oros, un grupo de profesores comentaban que el día 10 de abril de 1919, el General Emiliano Zapata montaba su caballo “as de oros”, cuando a eso de las 2 de la tarde con diez minutos, cayó sin vida a traición en la hacienda de la Chinameca, Morelos.

Al escuchar ese corrido, un grupo que parecía ser de hombres profesores o historiadores, contaban que el caballo As de Oros fue rescatado con vida, muy a pesar de que en su cuerpo había siete impactos de bala. El rescate lo realizó Jesús Chávez y meses después obsequió el corcel al General de división Francisco Mendoza Palma.

Más tarde se escuchó el corrido de “Potro Lomo gateado”, aquel caballo que compitió en una carrera el mero dos de febrero, el día de la candelaria.

No pudo faltar “El siete leguas”, corrido que se refiere al cuaco preferido por “el Centauro del Norte”, aquel general de la revolución mexicana que un día ingresó a territorio estadunidense, haciendo que semanas después llegara tras él a demarcaciones del Estado de Chihuahua uno de los generales más populares en la Segunda Guerra Mundial: El general George Smith Patton, un general del Ejército de los Estados Unidos de mucho renombre durante la Segunda Guerra Mundial. 

Volviendo a las historias de caballos del General Francisco Villa, cuando ya el reloj casi marcaba las dos de la mañana, se escuchó el corrido del grano de oro, otro caballo de Villa, pues era música que mucho gustaba al difunto. Grano de oro fue un regalo que hicieron a Villa en el día de su onomástico en Parral. Salvó a Villa en Celaya de los disparos del ejército obregonista. En aquella batalla en que la división del norte perdió a más de diez mil hombres del 6 al 15 de abril de 1915, a pesar de que los villistas sumaban 22 mil hombres, un poco más del doble de los obregonistas[1].

Ya para las tres de la mañana se seguían escuchando corridos como el prieto azabache, caballo bayo y el negro y el tordillo. Para finalizar esta tanda de música se escuchó un corrido que aludía a una carrera entre ricos y pobres del pueblo de San Fernando, el 19 de marzo; el rosillo era de los pobres y el alazán de los ricos.



[1] Consultado a las 22:02 horas del día martes, 26 de enero de 2016 en http://www.conaculta.gob.mx/centenario-ejercito/batalla_celaya.php

Parece que en ocasiones el amor entre la especie animal es más palpable que entre la especie humana. En las imágenes mamá e hija tomando un descanso.