Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

lunes, 23 de mayo de 2016

El perro de la estación Bedridge. (Siempre a tulado, hachiko)

El perro de la estación Bedridge.
Esteban Hernández Ortiz.
Un perro hermoso que parece lobo, tiene sus patas, el abdomen y la mitad de su rostro en color blanco; en tanto que su lomo y parte superior de las orejas son de color dorado o bermejo. Su cola no es menos hermosa y su trompa es de color negro.
Un profesor de piano, llamado Parker Wilson, halló a este cariñoso perro que estaba abandonado en la estación de tren en Bedridge, y lo lleva consigo a casa, pensando en devolverlo a su dueño. El canino nació en Akita, Japón, en 1923.
Un amigo del profesor Parker, de nacionalidad japonés dice que el collar del perro quiere decir “hachiko” y así se le empieza a llamar.
Hachiko siempre acompaña al profesor de piano, cuando este se dirige a la estación del tren para ir a impartir sus clases de piano y con el paso de los días, hachiko empieza a identificar también la hora en que el profesor Parker baja del vagón del metro en la estación Bedridge.
“Buenos días, profesor, aquí está su café”, le dice un señor que vende café. Hachiko brinca de gusto y trata de abrazar a su amo; el profesor Parker le corresponde a los ternuras de su can y también lo llena de cariños.
Hachiko siempre espera en su tierna pos de canino, sentado sobre una especie de pileta de ladrillos, en cuyo centro se encuentra un pequeño árbol, en aquella plazoleta de la estación Bedridge. Estaciones del año van y estaciones del año vienen, y hachiko sigue bastante disciplinado en su costumbre de esperar al profesor Parker a las afueras de la estación del tren.
Un día, hachiko alcanzó al profesor y e llevó una pelota amarilla, sujetada en su hocico. Aquel día fue el último que vivió el profesor de piano, pues en un momento, mientras impartía su cátedra, bajo del escenario y se sentó como relajándose, empezó a platicar a sus alumnos, luego brincó y decidió ir a sentarse en una silla vacía, junto a una alumna, él tenía en sus manos la pelota amarilla que hachiko le había llevado a las afueras del tren. En cuestión de segundos, el profesor cayó al piso, muerto, al parecer de un infarto.

Hachiko no entendía que su amo había fallecido y todos los días iba a esperarlo en la plazoleta, a las afueras del metro en Bedridge. Ahí estaba en el lugar de siempre y con la misma gente –cómo diría Juan Gabriel-. La nieve caía en forma diminuta sobre el cuerpo de hachiko pero este no se iba y esperaba y esperaba. La gente pasaba y le decía: “Hola hachiko, que tengas larga vida”. “¿Cómo estas hachiko?”. Un día el hijo del profesor Parker decide cambiarse de casa, encierra a hachiko, pero tan pronto como este puede se echa a correr hacia la estación del tren. Camina sobre los rieles y aunque por momentos se confunde y no sabe qué camino tomar, cuando se encuentra con un cruce o desviación, sigue su camino hasta la estación. hachiko duerme debajo de un vagón y despierta cuando un tren pasa con sus estruendos.
Es la navidad, hay muchos árboles adornados con luces. Hachiko no se marcha, aunque la nieve sigue cayendo. El perro duerme y sueña a su dueño. Sueña que juegan, que corren, que se abrazan…que se encuentran en la estación y que se abrazan.
Días después, la viuda del profesor Parker va a la estación y encuentra a hachiko, lo abraza, mientras el señor que vendé café observa y la nostalgia le invade, al grado que decide dar la media vuelta, simulando no haber visto la escena y se empieza a limpiar sus lágrimas.
Un señor que vende salchichas ha decidido darle de sus productos a hachiko para que se alimente. La historia de hachiko empieza a correr fama por doquier y un día llega un periodista, levanta un reportaje y hachiko cobró todavía más fama, al grado que cuando el mortal canino hubo de emitir su último suspiro, se montó una estatua de bronce con la figura de hachiko.
El cineasta Richard Gere hace el personaje del profesor de piano Parker Wilson.
Pude disfrutar de esta película hoy, cuando viajaba de San Jerónimo a Chilpancingo. Salí de San Jerónimo a las 12: 30 horas. Ayer mientras estaba el descanso por el medio tiempo del partido seminifalista entre Pachuca y León, salió un breve anuncio sobre hachiko; mi hijo Saúl me contó brevemente la historia, pero hoy la vi más amplia en esta cinta, titulada "siempre a tu lado, hachiko"