Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

domingo, 18 de agosto de 2019

La tenencia de la tierra en la Sierra de Guerrero durante la Colonia.



Presencia prehispánica en la Sierra de Guerrero.

Mediante esta gráfica pretendo ilustrar respecto a las invasiones o sojuzgamientos que ha habido en la Sierra de Guerrero partiendo de épocas prehispánicas hasta llegar a la invasión española.

Estos párrafos forman parte de mi tesis de maestría.

La tenencia de la tierra en la Sierra de Guerrero durante la Colonia.

En el lapso del período colonial, los diversos grupos sociales de la Sierra sufrieron enormes modificaciones socioculturales y varios grupos perecieron ante el fuerte impacto de las encomiendas, los repartimientos, las congregaciones, las enfermedades del colonizador, las exageradas tributaciones y las jornadas excesivas de trabajo. La Sierra del siglo XVII  prácticamente se despobló. Fueron escasos los núcleos indígenas que sobrevivieron al proceso de colonización, entre ellos los pueblos de Tlacotepec, Coronillas, Tepetixtla y diversos barrios aledaños, en la parte centro-occidente. Al norte, fue el caso de los cuitlatecas, de quienes Peter Hendrich habla -a mediados del siglo XX-, de los últimos vestigios de esa cultura (Hendrich 1946, 15).
Por su parte, el cronista de Atoyac de Álvarez, Guerrero, Víctor Cardona Galindo, menciona que según el diario de Patricio Pino y Solís, hasta 1911 había en Atoyac familias que se comunicaban en lengua cuitlateca (Galindo, “Los cuitlatecos (Primera parte)” 2016).
La Sierra, por los recursos que posee, ha estado en la mira de buscadores de riquezas en diferentes épocas: primero, de mineros; después, de ganaderos (chiveros), y después de madereros. Siempre ha sido explotada (Núñez 2005, 24).
La Corona española otorgaba encomiendas a sus oficiales como una forma de reconocimiento a sus servicios. Las encomiendas consistían en el depósito tanto de tierras como de indios en manos del beneficiado; así se concedía el derecho de explotar las tierras, recibir las tributaciones y explotar el trabajo de los nativos en formas excesivas (Pineda 2002, 15).

Con base a la Memoria de la Cuarta Reunión Sobre Problemas Antropológicos relativos al occidente de México, la cual se realizó en 1946, puedo decir que en la Sierra Madre se exploraron algunas zonas de Jaleaca, Santa Bárbara, Pueblo Viejo I y Pueblo Viejo II, encontrándose montículos bajos, petroglifos y pequeñas construcciones de piedra y cerámica de tipo arcaico (Campos 2012, 46).
Isidro Moreno Casasola conquistó a los pueblos de la provincia de Citlaltomahua en la Sierra de Tlacotepec (Campos 2012, 62). Desde 1522, Cortés estableció el sistema de las encomiendas, instruyendo a los nativos hacia el catolicismo y explotando las tierras, aunque el fin principal no era el usufructo de las tierras, sino la implementación de tributos. Con la encomienda no se transmitía la propiedad de la tierra, pero era un medio para sojuzgar a los indios, a la que se despojaba, sometiéndole a la servidumbre y al pago de tributos descomunales. Durante la Colonia la Sierra estuvo repartida en grandes encomiendas.
Mediante las “ordenanzas” Cortés declaraba la forma en que los encomenderos podrían servirse y explotar a los nativos; a la par se implementó la Merced Real, que era la transmisión de la posesión de la tierra, basándose en las Bulas Alejandrinas que dictó el papa Alejandro VI en 1493 (Campos 2012, 64-65).
Tlacotepec se encomendó a Alonso de la Serna y Gaspar de Garnica en 1559, y pagaban 1, 012 pesos de Oro, maíz y gallinas. Chichihualco se asignó al encomendero Francisco Rodríguez Magariño. La mina de Oro de Topila (cerca de Tlacotepec) fue explotada por Juan de Manzanillo (Campos 2012, 68-70).
Aun cuando se han encontrado vestigios arqueológicos, no se trata de una zona muy densamente poblada por personas, pues careció de asentamientos humanos relevantes. Una vez que llegaron los invasores, Hernán Cortés mandó comisiones de dos o tres españoles, quienes eran guiados por un nativo para localizar sitios donde hubiese oro. Sus emisarios se internaron en la Sierra y llegaron a la Costa, para luego regresar ante su señoría y decirle que “en un pueblo que se dice Zacatula, los caciques de aquella provincia llevaron muchos indios a los ríos con una bateas chica, y con ellas lavaban la tierra y cogían el oro” (Guzmán 2008, 16). Sin embargo, las aspiraciones de explotar los yacimientos minerales se fueron relegando debido a las dificultades que tiene la topografía serrana, pues los caminos eran muy escasos y se hallaban en mal estado.
La presencia de la iglesia fue como jurisdicción eclesiástica, pero en sí, la Sierra no estuvo densamente poblada.
Muchos apellidos que hoy existen en la sierra son de origen español: Cortez, Catalán, Vélez, Martínez, Hernández, Pinzón, Sánchez, Barragán, Chávez y Adame, entre otros. Esta influencia hispánica se refleja en la región.
Aproximadamente cada ochenta días se entregaban los tributos, los cuales se transportaban por medio de tamemes o cargadores que llevaban los productos que los calpixques o recaudadores habían recolectado en los pueblos, cabeceras o provincias. Entre los productos de tributo se encontraban la miel, las pieles y los plumajes. La provincia de Cihuatlán era la que comprendía la mayor parte del actual territorio de la Sierra de Guerrero (Sala de exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto” 2018).
Los encomenderos obtuvieron beneficio propio mediante la mano de obra indígena y la recaudación de riqueza. Entonces la Corona fue disminuyendo sus ganancias por concepto de tributaciones y en 1538 decidió desaparecer las encomiendas y en su lugar puso en marcha a las alcaldías como un nuevo método para controlar la riqueza de sus territorios (Sala de exhibición: “Dominio español. 1538. Alcaldías mayores: Nuevas formas de administración política y económica” 2018).
En la segunda parte del siglo XVIII hubo modificaciones en la tenencia de la tierra en la Sierra. La corona admitió los derechos de antigüedad en los territorios de las comunidades indígenas de Santiago Tlacotepec, Coronillas y Tepetixtla. Para finales de aquel siglo XVIII se creó el latifundio más extenso de que se tiene registro en la Sierra de Guerrero, se llamaba Sierra Anáhuac, cuyo propietario era Ignacio Calvo Celis Rábago, quien se adjudicó toda aquella tierra que no fuese de comunidades en el centro-occidente (T. B. Álvarez, La tragedia de los bosques de Guerrero. Historia ambiental y las políticas forestales 2003, 181).
Fuentes de consulta:
Álvarez, Tomás Bustamante. La tragedia de los bosques de Guerrero. Historia ambiental y las políticas forestales . México: Ediciones Fontamara, Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Universidad Autónoma de Guerrero , 2003.
Campos, Moisés Ochoa. Historia del Estado de Guerrero. México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012.
Galindo, Víctor Cardona. «“Los cuitlatecos (Primera parte)”.» El Sur, 11 de enero de 2016.
Guzmán, Rafael Rubí Alarcón y Edgar Pavía. Historia General de Guerrero. Volumen II. El dominio español. Era de los Habsburgo-Era de los Borbón. INAH-Gobierno del Estado de Guerrero, 2008.
Hendrich, Peter. Por tierras ignotas. Viajes y observaciones en la región del Río Balsas. Tomo II. México: Editorial cultura, 1946.
Núñez, Tomás Bustamante Álvarez y Antonio Cervantes. Plan Estratégico de desarrollo de la Sierra de Guerrero. México: Universidad Autónoma de Guerrero, Secretaría de la Reforma Agraria, 2005.
Pineda, Mario García. Historia de las divisiones territoriales del Estado de Guerrero . Chilpancingo de los Bravo, Guerrero, México: Talleres gráficos del Sur, 2002.
«Sala de exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto”.» Chilpancingo de los Bravo, Guerrero, México.: Museo Regional de Guerrero. Instituto Nacional de Antropología e Historia. , 9 de enero de 2018.
«Sala de exhibición: “Dominio español. 1538. Alcaldías mayores: Nuevas formas de administración política y económica”.» Chilpancingo de los Bravo, Guerrero, México: Museo Regional de Guerrero. Instituto Nacional de Antropología e Historia. , 9 de enero de 2018.