Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

miércoles, 5 de agosto de 2015

"La piedra del mono" en El Edén. Los pueblos prehispánicos se regían con un sistema punitivo que castigaba severamente a quienes cometían las mayores conductas indebidas como el parricidio o la violación. Así dan cuenta muchos materiales históricos. Tal vez la figura que asemeja a un hombre atado a la roca de la gráfica era el sitio de los sacrificios. Se cree que los mayores delincuentes eran amarrados a piedras como esta y ahí quedaban hasta que las aves de rapiña devoraban su carne. Era muy cruel el castigo, pero así lo establecían sus códigos. Expertos arqueólogos, antropólogos e historiadores podrían aclarar mejor este enigma en El Edén, sierra de Atoyac, Guerrero.








El domingo 15 de septiembre de 2013, aproximadamente a las once de la mañana se desbordó el río que baja de la secundaria e ingresó por la calle Cuauhtémoc, hasta llegar a la tortillería que estableció por primera vez en el pueblo don Polo Cadena. El agua, lodo, piedras y palizadas entraron a varias casas del centro de El Paraíso. Los perjudicados se apresuraron a limpiar y a retirar los escombros pensando que ya no habría otro desbordamiento del río; sin embargo algunos minutos después de las cuatro de la tarde, nuevamente se salio el río de su cauce y esta vez fue con mayor intensidad. En menos de dos minutos la inundación fue enorme. Así se observaba la calle Lázaro Cárdenas, entre la casa de don Adrían Araujo Carrillo y la señora Manuela Vargas Borja. Algunas imágenes corresponden a las labores de limpieza unos cinco días después del siniestro. Fotografías que me facilitó José Luís Araujo Ríos, mi alumno de la ahora preparatoria 45, dependiente de la Universidad Autónoma de Guerrero.