Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

viernes, 11 de septiembre de 2015

"El día de Hoy". Texto que publiqué en mi facebook el día 02 de junio de 2013.

EL DÍA DE HOY
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ

Diariamente usamos mitos, por ejemplo acostumbramos decir: ¡en un minuto estoy contigo!, ¡ya estoy ahí!, cuando en realidad el camión o la combi en que viajamos se encuentra a catorce semáforos del lugar en que deberíamos estar ya sin excusa ni pretexto. Más que mitos, son falsedades, pues es plena mentira que lograremos llegar como por arte de magia en un segundo al lugar de nuestra cita, cuando en realidad median alrededor de treinta minutos para que tardíamente hagamos acto de presencia en el lugar en que ya deberíamos encontrarnos. Decir ¡Llego en un segundo! significaría que estamos arriba del edificio y caeríamos como en paracaídas en la sala donde se nos espera. Para justificar nuestra morosidad acostumbramos decir: ¡Como todo mexicano, llegué un poco tarde! ¡Mil disculpas!

Nuestras malas prácticas forman parte del sistema social en que vivimos, en medio de una atmósfera de impuntualidad nos hemos desarrollado, así fuimos a la escuela, aunque había premios a la puntualidad. Si somos profesores, así acostumbramos trabajar en el proceso enseñanza-aprendizaje que se imparte en las aulas. Vale decir que este proceso se ha innovado en los comienzos del tercer milenio con el uso de la internet, pero dadas nuestras perezosas costumbres tampoco enviamos los reportes, datos u oficios, en tiempo y forma. La mayoría de las veces andamos pidiendo prórrogas y aún así no damos una. En los países europeos, cuando el tren lleva algún retardo de tres o cinco minutos, el sistema electrónico anuncia la demora; desde luego estos retardos son la excepción y no la regla. Y ¿que podemos decir de las naciones orientales?, del Japón por ejemplo. Un japonés nunca llega tarde a sus labores, ellos consideran que la disciplina encierra valores todavía mayores que la propia inteligencia, pues la impuntualidad puede llevarnos a perder  una oportunidad que tal vez nunca se repita, o mínimo, tarde bastante en volver a suscitarse. En México, muchos consideramos que basta ser inteligentes para situarnos a un paso de la cima del éxito y sus adherentes triunfos, o a la inversa. Para triunfar se requiere aplicar una fórmula que contiene distintos elementos, entre ellos la perseverancia, las ganas de trabajar, el apoyo de tus compañeros y de tus jefes laborales. Las habilidades o aptitudes individuales nos hacen fuertes, podemos ser muy aptos para desempeñar una actividad, pero si somos impuntuales, entonces estamos perdiendo terreno rumbo al éxito.

El conformismo es un virus que nos mantiene presa de nuestras propias ataduras. El pesimismo es el antónimo del optimismo. Nada está hecho de una vez y listo para la eternidad. La falta de ánimo nos afecta, la autoestima muchas veces la traemos por el suelo y nada nos levanta el brío. Nos falta arrojo, pero no para arrojarnos a escasos metros del asfalto delante de donde corre velozmente un tráiler, sino para enfrentar valientemente una situación crítica, así sea levemente crítica. En ocasiones es muy difícil sacar la casta, la angustia nos invade, nos desmoralizamos enormemente y la ayuda nomás no llega, pese a su imperiosa necesidad. En las situaciones más complicadas, las amistades más cercanas recomiendan no perder la fe en Dios y confiar también en que hay hombres y mujeres que actúan de muy buena fe y que en el momento menos pensado puede cruzar por nuestro andar una de aquellas magníficas personas.

Contrariamente ocurre que las amistades damos la espalda, no movemos un dedo por las personas que estimamos, aún cuando si podemos intervenir. Hay quienes en el extremo exclaman: ¡yo no meto las manos por nadie!, ¡cada quien que se las arregle como pueda! Tal vez porque así vivió una situación decepcionante. Esas son las variantes de nuestra sociedad contemporánea y creo que de algunas del pasado también.

Trabajar en equipo puede ser una dificultad o una maravilla, según sea el ambiente que impere en el grupo y según sea nuestra disposición para interactuar. ¡Perdono pero no olvido!, suele ser una frase recurrida por nosotros. Otros hablan de una paz interna que se consigue sí y solo sí uno (a) disculpa o perdona, sino, el rencor se expande por todo nuestro ser y lo corroe.

Podría decirse que el buen vivir discurre entre reglas de la moral, reglas de la ética y reglas jurídicas. A veces las reglas no son del todo buenas o justas, pero son lineamientos que sigue la humanidad, pues tampoco sería correcto que el hombre como especie viviente, transcurriera sus días en la anarquía, donde reine el desorden.

El trabajo produce felicidad. De lo que cada uno de nosotros produzca depende el progreso, estancamiento o retroceso de nuestras personas, de nuestras familias, comunidades, ciudades y países. De ahí que la ciencia de la economía aborde conceptos como plusproducto, ingreso percápita y/o Producto Interno Bruto.
Hasta la próxima.

El 19 de septiembre de 2013 publiqué este texto en mi facebook. Nuevamente una repetición de mis escritos.

Esteban Hernández Ortiz.
 
De niño, Yo vendía nanches, rábanos, cajeles y zapotes en mi pueblo natal, El Paraiso. Entonces conocí a varios señores y señoras que hasta el Domingo pasado vivieron en La Pintada, otros fallecieron hace algunos años en circunstancias muy diferentes a las que hoy se viven en ese pueblo arduamente trabajador de la madre tierra .

Doña Reyna García y su esposo, Adán Aguilar, tenían una tienda de abarrotes en El Paraiso, cuando vivieron ahí, en Calle Morelos. Doña Reyna tiene su ascendencia en Buena Vista de Cuellar. Varios señores proceden de Yextla. Don Leonardo Alarcón me decía "el cuernitos", pues de chavito Yo tenía el pelo
quebrado, algo chino. Mi última borrachera me la puse en La pintada, cuando se casó por el civil mi pariente y vecino de El paraíso, Alfredo Martínez, de apodo "La brocha", pues su esposa de nombre Norma es hija de este señor que me decía "El cuernitos". Bueno, no se si sea correcto decir que "mi última borrachera", pues uno nunca sabe y el día menos pensado puedo volver a empinarme un trago. 

Don Santiago Adame era un peluquero que vivió muchos años en El Paraíso, por la calle que va al centro de Salud, luego se fue a vivir a La Pintada. Ya en mi adolescencia iva a jugar basquetbol a La Pintada y conocí a mas personas. Varios años después conocí a Maria de la Luz, a su esposo Arturo y a sus hijos, tambien a los papás de María de la Luz, Don Fidel Núñez y Doña Juana Ramos, igualmente conocía a los profesores César y Serafín Núñez. No olvido a Don Lupe Castorena, por mencionar a los señores de más edad, claro que tambien conozco a gente más joven y aún chavalos, pues siendo profesor en la prepa de El paraíso, impartí clases a varios jóvenes pintenses.

La Pintada ha sido un pueblo ejemplo del trabajo y de la organización. Por los años ochentas fundaron sus cooperativa, que incluyó a productores de café de El Paraíso también, incluso Virginio Ortiz, quien vivía en Puente del Rey fue parte de los inicios de la cooperativa.

Muchos conocieron de los festivales que organizaba la cooperativa y/o el pueblo, ¡¡ que maravilla de fiestas!! Hoy el dolor invade a La Pintada. las imágenes son desgarradoras.

Hoy, La Pintada está de luto. Mis condolencias para todos los habitantes de esa comunidad que aún están con vida. tengo mucha estimación para ustedes, como seguramente ustedes tienen para mí.

Un abrazo sincero. Quiera Dios que algún día, La Pintada vuelva a ser ese pueblo apacible, oraganizado y trabajador que ha sido.

FRATERNALMENTE

ESTEBAN HERNANDEZ ORTIZ

La primera imagen son frutos de Litchi, que en China se cultivan desde hace poco más de 4 siglos. En la segunda foto aparecen frutos de Yaca, fruto dado por un árbol conocido como Árbol del pan o pan del pobre, su nombre científico es Artocarpus heterophyllus Lam. Se estima que es originario de la India y a México llegó, vía Estado de Nayarit, se le atribuyen muchas propiedades curativas. La tercera imagen pertenece al pueblo de Río Verde, fotografía tomada la tarde del martes, 02 de junio de 2015, en un atardecer lluvioso.