a “Viejos los cerros”.
Esteban Hernández Ortiz
Cuando a alguna persona le aseveran que
ya tiene buena cantidad de años de edad suele contestar alegremente que “viejos
son los cerros”. Y es que en efecto, muchos científicos han sostenido que la
tierra se formó hace unos 50 millones de años y que los cerros son producto de
una época de erupciones en que los volcanes arrojaron grandes cantidades de
lava para dar origen a la formación que hoy tienen los cerros, desde El
Himalaya, el punto más elevado del planeta que tiene más de 8 mil metros sobre
el nivel del mar (msnm), así como el punto más elevado de la república
mexicana, que es el Pico de Orizaba en el Estado de Veracruz y el Teotepec, el
cerro de mayor altura en Guerrero y que hoy queda dentro de la demarcación
territorial de la Sierra, con 3705 msnm.
El Teotepec nevó en el año de 1992.
Desde El Paraíso se veía hermoso el copete de nieve en la cima del cerro. El
sacerdote Joel Salazar, párroco de El Paraíso, organizaba veladas en el cerro
del Teotepec en el mes de diciembre. Visto desde El Paraíso, en un atardecer
esplendoroso, cuando el sol tiende a perderse de nuestra vista en el poniente,
el cerro de Tlacatepec parece un espejo. Los
rayos del astro rey se funden en las rocas y en las arboledas que dan forma al
segundo cerro más alto en Guerrero y que actualmente sirve de límite entre los
municipios de Atoyac de Álvarez y Heliodoro Castillo.
Partiendo del Cerro Tlacatepec hacia la
sierra de Atoyac el cultivo agrícola que predomina es el café, y aunque la
producción del grano aromático ha decaído enormemente en la zona, las arboledas
aún se conservan en su mayoría, pues los cafetales se cultivan bajo sombra.
Muchas parcelas de café se han convertido en potreros para criar ganado vacuno,
aun cuando los suelos no sean los más propicios para esta actividad económica.
Cerca del Tlacatepec se encuentra el
“cerro de las tres tetas”, que en tiempos de la Colonia servía como punto de
guía para los capitanes de la Nao de China y otras embarcaciones que tenían
como destino final al puerto de Acapulco.
Existen los llamados ojos de agua. El agua de un ojo de agua
puede ser de una temperatura diferente al de otro, si el agua está a una
temperatura mayor a 30 grados centígrados (º C) se les denomina termales.
La población de la Sierra de Guerrero
se cuantifica por su población absoluta
y por su población relativa, también conocida como densidad de población. La
población absoluta se refiere al número total de habitantes de la región, desde
los recién nacidos hasta los más longevos. En cambio, la población
relativa o densidad de población es el número de habitantes que habitan en un
kilómetro cuadrado.
En las risquerías de los cerros se
encuentran árboles como el chipilillo y el moreno que se usan para construir
casas de “horcones”.
Llegan a durar hasta cuarenta años enterrados directos a la tierra, máxime si
no se mojan. En la construcción de casas también se usa madera de pino a manera
de polines, soleras, fajillas, tablas y tablones.
El tejamanil es un árbol del cual se
extrae una especie de menudas tabletas de unos quince centímetros de ancho por
unos cincuenta o sesenta centímetros de largo. Las tejas que se colocan en el
techo de las casas tienen un grosor aproximado de un centímetro.
En la Sierra existe un pueblo llamado
Tejamanil, actualmente pertenece al municipio de Heliodoro Castillo, Tiene 366
habitantes y se ubica a 1500 msnm. En México existen otros pueblos que llevan
el mismo nombre, como “El
Tejamanil”, un pueblo ubicado en el Municipio de Romita, Estado de
Guanajuato, con 722 habitantes y a 1730 metros de altitud sobre el nivel del
mar.
El Tejamanil se usa como material para techar las casas, muchos acostumbran
colocar láminas de cartón sobre el tejamanil para proteger más los techos.