Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

lunes, 14 de noviembre de 2016

CRÓNICAS DEL BASQUETBOL EN EL PARAÍSO.

CRÓNICAS DEL BASQUETBOL EN EL PARAÍSO. 
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ.
Cuando los jóvenes de Cuernavaca participaron el primer año, el torneo se realizaba en la cancha de la escuela primaria; posteriormente se construyó una cancha en el sitio que ahora ocupa la Comisaría Municipal, mismo espacio que sirvió como Cuartel del ejército entre los años setenta y ochenta.

Había un profesor que un día llegó a trabajar en la Escuela Secundaria Técnica 76, no recuerdo su nombre, pero, él fue el que después dirigía a los jóvenes morelenses desde su primer año de visita. La plebe que asistía a presenciar los encuentros deportivos lo bautizó como "la rata". Un jugador se llama Ricardo y la "raza" lo bautizó como "Olivia"; también iba a jugar "la chepa" y otros más, de quienes muchos nunca supimos sus nombres, pero si sus apodos. En el griterío de las tribunas la gente era especialista para poner apodos.

De El Paraíso, el equipo más organizado de 1988 en adelante, eran “los cheyenes”, con Ignacio Ávila, Hugo Abarca y Víctor Sotelo, entre otros. Este equipo participaba en el torneo del pueblo costeño de Alcholoa, municipio de Atoyac y durante tres años consecutivos lograron obtener el primer lugar en ese pueblo, dentro de la categoría de primera fuerza, entre los años 1990 y 1992. Su cuadro titular se integraba así: Ignacio Ávila Vargas y Víctor Sotelo Martínez, como delanteros; Manuel, un hijo de doña Manuela Vargas, en el centro y Hugo Abarca Martínez junto con el may, en las defensas. El may se llamaba Juan y venía de Morelia Michoacán, al principio los cheyenes convinieron con él a que vendría por un mes a entrenarlos, pero al final se quedó como dos años en El Paraíso.

Cuenta Hugo Abarca Martínez que en una ocasión expulsaron al may de un partido porque en un jaloneo del balón, golpeó fuertemente a un jugador del pueblo de El Ciruelar, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, conocido como el patón. Agrega Hugo Abarca que su equipo llegó a ganarle a un equipo de la MARINA, de Acapulco, y que en una ocasión eran las once de la noche cuando llegaron al Paraíso jugadores de Alcholoa para pedirles a los cheyenes que fueran en ese momento a jugar a Alcholoa para lograr que se acomodara el rol de partidos, de tal manera que el torneo terminara el día 31 de diciembre, cosa que los basquetbolistas del equipo Cheyenes aceptaron.

Algún tiempo después, en el año de 1990, llegó a El Paraíso, el jugador Kenny John, un estadunidense que venía de Lombeach, California; era de color negro y tenía una casi incomparable estatura de 2. 15 metros. 

Kenny se quedó varios años en el pueblo y en las fiestas bebía al por mayor. Acostumbraba dar un recorrido por el local con un gabán puesto y la mayoría de los presentes le daban una o más cervezas, que él acomodaba en un cartón. Después de su recorrido invitaba a sus amigos para disfrutar sus cervezas. Uno de los ciudadanos de El Paraíso que mucho apoyaba a Kenny fue Raúl Sotelo Martínez.

Por los años ochenta del siglo XX, los cheyenes tenían un defensa también muy alto, pero era criollo del pueblo, se llamaba Miguel y vivía por la colonia el cuartel, le decían la varilla.