Don Marciano Adame Pastor es hijo de
los señores Francisco Adame Vega y María del Pilar Pastor Gómez. Don Francisco
era oriundo de Yextla y doña María del Pilar era originaria de Chichihualco,
ambos pueblos pertenecientes al municipio de Leonardo Bravo, Guerrero, que
abarca parte de la región centro y parte de la región Sierra.
Así fue el orden nacimiento de los
hermanos Adame Pastor: Daniel, Feliciano, Nicandro, Genaro, Marciano, Joaquina,
Cándida, María Félix, José Bernabé, Gregorio, Pedro y Margarito. Hubo una niña
de nombre Sabina, que falleció a los dos años de edad.
Cuenta don Marciano Adame Pastor que
cuando él llegó a El Paraíso en 1952, su hijo Alberto tenía cinco meses de
nacido, pero de ahí en adelante, todos sus hijos e hijas nacieron en El
Paraíso. Dice don Marciano que su hermano Nicandro llegó a El Paraíso en el año
de 1950 y al año siguiente llegó su hermano Feliciano en 1951.
Dice don Marciano que ellos llegaban
a trabajar en el corte del café ayudando a los señores Pascual, Lucio y
Maximino Andrés, quienes tenían su parcela en Los Planes, donde actualmente
tiene sus viveros el señor Ignacio Sotelo.
Cuenta don Marciano Adame Pastor que la casa de él la construyó don
Quintín Moreno y que cuando él y sus hermanos llegaron a El Paraíso, ya vivían en
ese pueblo el señor Francisco Juárez, papá de Miguel y Delfino Juárez eran
primos hermanos de las hermanas Camerina y María Serafín Juárez. Doña Camerina
Juárez fue la esposa de don Feliciano Adame y doña María Serafín fue esposa de
don Marciano Adame Pastor. Don Francisco Juárez fue esposo de doña Agripina.
Don Francisco Juárez era albañil y
construyó la casa de don Jesús Adame, el papá de Vicente Adame. También hizo la
casa de don Alejandro Adame, hermano de don Jesús.
Dice don Marciano Adame Pastor que
cuando ellos él y sus hermanos llegaron al pueblo, ya vivían aquí doña Consuelo
Chávez, esposa de don Mateo Bautista. Doña Consuelo Chávez y su hermano Manuel
Chávez también proceden de Chichihualco, Guerrero y era hijos de don Tomás
Chávez; ellos tenían una huerta de café en la
crucecita, con rumbo a El Edén.
Otro señor originario de Chichihualco
fue don Miguel Cisneros Adame, quien era primo de don Marciano Adame y sus
hermanos. Don Mateo Bautista era esposo de doña Consuelo Chávez, nativa de
Chichihualco, Guerrero. Don Mateo Bautista era hermano del señor Jorge Bautista
y de don Gabino Bautista.
Don Francisco Juárez vivió por donde
don Gregorio Adame, en calle Silvano Domínguez, junto a la colonia Vista
Hermosa.
Don Marciano Adame nació el dos de
noviembre de 1930 y su esposa, María Serafín Juárez Carbajal nació el 12 de
octubre de 1930.Ambos nacieron en Chichihualco, Guerrero. Los papás de doña
María Serafín son Nicéforo Juárez y doña Trinidad Carbajal. Hubo un señor
nativo de Chichihualco, que llegó a vivir al Puente del Rey, se llamaba
Filiberto Carbajal, a quien se le conocía como el hueso y participó en combates revolucionarios en las filas de
Silvestre Castro, el ciruelo. El hueso fue primo de doña Trinidad Carbajal y
consecuentemente fue tío de doña María Serafín Juárez Carbajal.
Cuenta don Marciano que cuando él
llegó a El Paraíso salió de Chichihualco con rumbo a Chilpancingo; de ahí se
dirigió a Mazatlán y luego a Acahuizotla, pasando por Agua de Obispo, después
llegaron a Acapulco, después se trasladó a Atoyac y finalmente inició la última
caminata para llegar a El Paraíso, caminando sierra arriba.
Cuando don Marciano Adame llega a El
Paraíso ya vivía en ese pueblo la señora María Adame, mamá de los hermanos,
Pedro, Cecilio, Crisantos y Gabina Martínez Adame. También ya radicaban en El
Paraíso el matrimonio compuesto por María Botello y Rafael García y don Eufemio Ocampo con doña
María Aranda, progenitores de Gloria Ocampo Aranda,
quien ha llegado a ser diputada federal y delegada estatal en Guerrero del
Instituto Nacional de Migración.
La lotería de don Marciano Adame Pastor.
Habla don Marciano Adame Pastor: “Aprendí a trabajar en la rifa de
trastos, por medio de las cartas dela lotería, porque yo empecé a ayudar a don
Fermín Delolla, quien venía de Petatlán, él fue el primer señor que trajo la
lotería a El Paraíso, además de una carpa de futbolitos a partir de 1968 y
hasta el año de 1970. Yo lo acompañaba a San Jerónimo, Tecpan y San Marcos;
también a La sabana, en Acapulco.
Después yo fui a trabajar a los
Estados Unidos durante ocho años y a mi regreso a El Paraíso yo empecé a
trabajar la rifa aquí en el pueblo en el año de 1978; primero puse mi mesita
con el juego del carcamán, yo ganaba
cuando al correr las cartas aparecía la mano, la calavera, la muerte o el
diablo; entonces se acababa el juego y yo recogía el dinero que se había
apostado, pero si aparecía la carta que alguien había apostado entonces esa
persona era la ganadora. Después instalé mis armazones de herrería y mis manteados,
compré una buena cantidad de trastos como tinas, ollas, cubetas, platos,
cucharas, y otros más, tanto en materiales de plástico como de peltre y
aluminio.
El carcamán era una mesa, sobre la
que don Marciano colocaba una tela terciopelo en color verde y encima estaban
las cartas de la lotería; ya encima de todo ponía un vidrio que quedaba
exactamente a la medida de la mesa.
Empezábamos al atardecer, cuando
empezaba la noche y terminábamos a las diez de la noche. El primer juego era
gratis para todos los que participaran. Nos instalamos en el zócalo y algunos
años nos instalamos en la callé frente a don Emiliano Sotelo y doña Josefina
Pérez. Siempre poníamos la rifa cuando era temporada de cosecha del café.
Recuerdo que doña Josefina Pérez fue
la primera persona en traer un aparato de sonido al pueblo, era un tocadiscos,
algunos muchachos pedían a doña chepinaque
dedicara canciones para alguna muchacha que pretendían. También recuerdo que
don José Mancilla hacía unas limonadas y las vendían, la gente le compraba
porque sabían cómo a refrescos”. Hasta aquí las palabras de don Marciano Adame
Pastor.
Aquellos tiempos de la rifa era de
mucha diversión en el pueblo y al otro día, muy temprano mucha gente caminaba
por la cañada de Los Planes para dirigirse a su huerta de café, pues este
producto ofrecía buen precio a los cafetaleros. Cuando aparecía la campana, el
que corría las cartas y las anunciaba en el aparato de sonido decía: “Una
viejita con un solo diente hace correr a toda la gente”. Si aparecía el sol, se
decía: “mañana temprano vienes”. Si venía el nopal, entonces se decía: Al nopal
lo van a ver sólo cuando tiene tunas. Así, casi todas las cartas tenían algún
dicho, refrán o verso que se acompañaba antes de nombrar a la carta por su
nombre.
Don Pablo y su esposa Floriberta Adame Romero,
ayudaban a don Marciano en la rifa y después ellos trabajaban por su cuenta
propia con otra rifa de lotería.