Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

lunes, 12 de octubre de 2015

Charros y porros. Texto que publiqué en mi facebook el día uno de julio de 2010.

Charros y porros 

Esteban Hernández Ortiz 



No vaya Usted a pensar que quiero hablarle de los frijoles charros como parte de la gastronomía mexicana. No es el caso, me referiré al charrismo y al porrismo en su rasgo característico de la cultura política del México que en este año cumple dos centurias de haber alcanzado su emancipación. 

En 1948, los ferrocarrileros eligieron a Jesús Díaz de León como su representante, éste personaje era muy conocido por su inclinación a las fiestas de la charrería, de tal manera que le llamaban “el charro”, fue apoyado por la administración central del gobierno federal y reprimió a los opositores encabezados por Luís González Z., y Valentín Campa. Desde los escritorios autoritarios del poder se dictaron las órdenes para llevar a prisión a estos líderes. La dirigencia de ferrocarriles alineada al gobierno aplicó un plan pernicioso a los trabajadores del gremio, se redujeron los salarios, 12 mil empleados fueron dados de baja, se suprimieron prestaciones, asistencia médica, permisos con goce de sueldo y se abrieron 2 mil nuevas plazas para los consentidos del régimen. Así refiere José Agustín en su obra “tragicomedia mexicana”, volumen 1, p. 87. La dirigencia de Díaz de León estaba postrada ante el gobierno y cada vez se alejaba más de la defensa de los intereses de los trabajadores ferrocarrileros. Así nació el concepto de charro en el sindicalismo, sindicalismo que en otros tiempos ha servido como madre de todas las batallas y no ha estado al servicio de los gobernantes opresores que ven al trabajador como si fuera empleado de sus haciendas, empresas o ranchos. 20 años después, el movimiento estudiantil iniciado accidentalmente por una trifulca entre estudiantes de la Preparatoria Isaac Ochotorena y la Vocacional 2, darían pie a una lucha que marcó el inicio del debilitamiento del régimen que transitaba sin mayores penas desde la pos revolución y que de plano toparía con pared en el 2000.

La clase trabajadora tiene el derecho a asociarse para defender sus intereses, pero se ha perdido el rumbo del sindicalismo humanista, solidario, allegado a la gente más necesitada. El profesorado es uno de los gremios que se han alejado del sentir social que tenía cuando se crearon las normales rurales; cuando el maestro era el asesor del comisario, brindaba los primeros auxilios, era el gestor, organizaba programas culturales, enseñaba poesía y danza, orientaba al pueblo y hacía mil cosas por sus habitantes; en contra parte, el pueblo le brindaba lo mejor de sí, le daba alojo, comida y su estimación. Cierto es que la lucha por la vida se complica cada día más, pero hay que volver los ojos a los orígenes de las peculiaridades del sindicalismo magisterial, transportista, médico, electricista, minero, servidores de aviación y de otros gremios. El profesor nativo de la montaña de Guerrero, Othón Salazar, ganó a la buena la elección de la sección más politizada del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en el Distrito Federal. Su legado debe seguirse en el magisterio de hoy. Cuando el charrismo nace es el turno del veracruzano Miguel Alemán Valdés despachando en Los Pinos.

Entrados los años cincuentas llegó a México la empresa alemana Volkswagen con el popularísimo “vocho”, el pequeño carro en forma de escarabajo. México empezó a ser espectador de la lucha libre, el box, la fiesta brava, el beisbol y el futbol. Deportes que con la llegada de la televisión hacían vivir ratos muy felices. Aunque las diferencias económicas estaban presentes entre el populacho, la plebe o la chusma y las familias de abolengo. El Guadalajara contra el Atlante y “La Uni” contra “El Poli” eran dos de los clásicos más sonados en el fut y en el beis, respectivamente. Entonces surgieron las tradicionales “porras”. Las primeras fueron las de la UNAM encabezadas por Jesús Martínez, Palillo, quien salió de Guadalajara hacia el DF para alcanzar las cúspides de la fama en los escenarios chilangos. El cómico Palillo le daba recio a los vivales que saqueaban los recursos públicos. Eran porras alegres que alentaban a sus equipos preferidos. Lástima que después, estas organizaciones nacidas para dar muchos ánimos a los jugadores, asumieron un papel nefasto, empezaron a ser camarillas de vándalos pagados desde las nóminas secretas para golpear y hacer los mayores desbarajustes en las tribunas, en las canchas y en las afueras de los estadios y áreas deportivas. Luego, los porros fueron contratados en las universidades para golpear a los estudiantes que diferían de las líneas políticas diseñadas y trabajadas desde el centro. Los porros son fósiles de su universidad, siempre son alumnos y están becados, pasan y pasan los años y no se gradúan, en el mejor de los casos obtienen sus títulos con sobornos que al fin y al cabo, eso fue lo que les enseñaron.

En medio de esas innovadas prácticas del momento a manos de las élites en el gobierno, la vida pública de México seguía su curso, el jalisciense Juan Rulfo dio a la sociedad su primera obra literaria El llano en llamas. Fueron los tiempos de la música de Don José Alfredo Jiménez con La vida no vale nada y El rey, entre otras composiciones que hacían y todavía hacen llorar, brindar, gritar y reír. Era la alborada de los días en que Cornelio Reyna cantaba botellita de jerez. Todos estos genios deportivos, literarios, poéticos, etc. son auténticamente mexicanos, son de cuño mexicano, tanto como el mole, el mariachi, el sarape, el sombrero, el tequila y el nopal. Los charros y los porros también son mexicanos, pero de muy mala calidad. Son tan chafas que no se recomiendan hacia el exterior ni en el interior de la república.