Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

No quiero que concluya el año 2016 sin compartirles que el libro de mi autoría, una especie de monografía sobre mi pueblo de nacimiento, El Paraiso Guerrero, se encuentra ya muy avanzado respecto al proceso de publicación. Estas son dos propuestas de portada, pero se ensaya una tercer opción con una fotografía panorámica de nuestra comunidad. Tengo la confianza de que a más tardar en febrero del año que ya se encuentra en puerta, saldrá a la luz pública. Mil disculpas a todas las personas que han estado aguardando el momento para tener en sus manos un ejemplar, principalmente a aquellas personas que ya me compraron el libro por anticipado, contribuyendo de esa manera a cubrir los costos de la publicación. Un fuerte abrazo. Dios los bendiga y que la vida sea generosa con todas y todos.



El Puente del Rey, en la municipalidad de Atoyac de Álvarez, Guerrero, México. En esta comunidad nació mi madre, la señora Eloina Ortiz Alarcón el día 11 de julio de 1954.


Remanso de agua en El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, México. Fotografía que tomé el día 26 de diciembre de 2016.


martes, 20 de diciembre de 2016

UN CAFÉ EN "LA COVACHA".

UN CAFÉ EN “LA COVACHA”.
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ

No es la primera vez que mi amigo Aurelio me invita un café en “La Covacha”, una céntrica cafetería de Chilpancingo. Después de las dos y media de la tarde de hoy empezamos la charla, intercalando con el disfrute de una deliciosa taza de café americano; él, además fuma unos cigarrillos mientras platicamos.

Comenzamos por hablar respecto a las aventuras de realizar una tesis. Mi amigo me platica algunos extractos de la historia del francés Jacques Derrida (1930-2004). Aurelio me dice que Derrida (también conocido como Derridá) pertenecía a una familia de judíos y que cuando los nazis tomaron Francia, en el curso de la segunda carnicería humana mundial, un día sus padres le dijeron a Derrida que él ya no podía asistir a la escuela allá por 1942.

Él se preguntaba cuál había sido tan grave falta que hubiese cometido para dar lugar a que ya no pudiera asistir a tomar clases. Posteriormente su familia se trasladó a Argelia, tierra africana que era colonia francesa. Por aparte consulto y encuentro que la policía francesa colaboró con el régimen hitleriano para detener a los judíos franceses y remitirlos a los campos de concentración como Auschwitz. Menos del 10 % de unos 76 mil judíos franceses deportados lograron sobrevivir al exilio, entre ellos el gran filósofo Jacques Derrida -o Derridá-. En noviembre de 1942, toda Francia fue ocupada por Alemania. (http://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?f=260&t=8737).

Derrida apoyó a Nelson Mandela con un comité anti-apartheid desde 1983 y en 2003, en uno de sus últimos trabajos, lanzó sustentadas críticas al gobierno de George W. Bush.

En la academia –a la que los griegos llamaron “el templo de Atenea”- Derrida es muy conocido por usar el concepto “deconstrucción”, el cual refiere al análisis de la estructura del discurso, detectando “lo otro”. Según algunos textos, el mismo Derrida aceptó que Heidegger habló antes que él de deconstrucción, y que Freud habló de disociación. Derrida mencionó que hablar de “deconstrucción” significaba fijar una postura respecto al estructuralismo (https://artilleriainmanente.noblogs.org/post/2016/05/05/jacques-derrida-que-es-la-deconstruccion/).

Volviendo a la charla con mi zanca Aurelio, él me comenta que Derrida realizó exitosas investigaciones cuando ya rebasaba los cuarenta años de edad. Por referirlo de alguna manera diremos que fueron grandes aportes para orientar en la explicación de los misterios que encierra este mundo.

Mi amigo trae otro caso a la plática, tratando de explicar lo interesante de las investigaciones y de los dones que muchas personas trae consigo, tal vez desde su engendración. Ahora mi amigo me platica respecto a un admirable artista de nombre o apellido Baltazar. Este gran pintor, siendo muy niño adquirió “un gatito”, pero su adorado felino un día murió y dejó a aquel niño embargado en su dolor. 

Por varios años, el niño Baltazar seguía con aquella depresión hasta que un día se dio a la tarea de empezar a dibujar un gatito en una hoja, luego trató de pintarlo, como asemejando a su gatito. Bueno mi camarada Aurelio hasta me repitió dos veces el nombre del pequeño felino, pero la memoria suele fallar cuando menos se le espera, he aquí un caso. El caso es que Baltazar terminó por pintar varios maravillosos cuadros, los cuales fueron expuestos para ser admirados por el público en algún sitio de Francia. Otra vez Francia, la misma patria de Derrida.

Para terminar, viene al recuento otro caso de Francia. Y se trata nada más y nada menos que del sociólogo Edgar Morín (a quien muchos lo pronuncian como “morain”). Mi amigo me remite a leer una de tantas obras de Morin titulada “Mis demonios”. Dice mi gran camarada que Morin narra cómo fue que él nació con severas dificultades, pues según mi entendimiento, el “cordón umbilical” había enredado con ganas el cuello y cuerpo de aquel bebé, al grado de que por más nalgadas que le daban parecía no reaccionar, tanto que se dudaba de que pudiera sobrevivir. 

Mi amigaso me dice que Morin escribió por cuenta propia como fue que la irreparable pérdida de sus señora madre lo afectó cuando él cumplía unos diez años de edad, y tal vez hubiese solventado con mejor suerte aquel semejante daño emocional, a no haber sido porque a Morin, le ocultaron por muchos años la verdad. Es decir le mintieron y no le dijeron la realidad sobre la muerte de su progenitora. Morin tuvo un sueño cuando ya contaba con más de cuarenta años y fue entonces que enfrentó a la vida con más realeza al comprender que su madre había partido para siempre.

Con este bosquejo no me queda más que emprender la lectura de esa obra “mis demonios” del sociólogo francés que otras obras ha escrito “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” y “La vía para el futuro de la humanidad”.

¡¡Las tesis!! Parece que dentro de sí llevan impregnados muchos sentimientos del investigador.


Ah, olvidaba decirles que mi amigo también me platicó algunas cosillas respecto a la sucesión rectoril de la Universidad Autónoma de Guerrero, que se encuentra casi en puerta. Hasta la vista.

lunes, 19 de diciembre de 2016

TOROS DOMESTICADOS EN EL PARAÍSO. ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ. Don Brígido Bautista Sánchez es nativo de El Paraíso, es hijo de los señores Alberta Sánchez Evangelista y Genaro Bautista Poncelis. Cuenta que su papá domesticó unos toros para cargarlos con leña, mazorca y café, lo mismo que para arar la tierra en los riegos de Los Planes. Comenta que el primer toro se llamó “El jardinero”, el segundo se llamó “El Platero”, el tercero se llamó “El Camarón”, el cuarto “El bermejo” y el quinto toro se llamó “El sardo”. Dice que estos dos últimos eran utilizados como yunta en los riegos de Los Planes. Esta actividad se vio en El Paraíso entre los años cincuenta y los años sesenta, nunca más se ha vuelto a ver en esta comunidad que un campesino domestique así a unos toros. Acarreaban café de El Paraíso hacia Atoyac, haciendo un descanso en Los Llanos, en casa del señor Merced y su esposa Zenaida. Los toros se habían acostumbrado a que les colocaran una silla de montar, de las que se colocan a los caballos, y enseguida se les colocaba un costal con seis latas de café seco a cada costado. Llegaban a las afueras de Atoyac en un punto conocido como “El Mezón”, donde se les daba de comer un rollo de zacate que costaba dos pesos. También se les daba de beber agua y se les dejaba descansar. Recuerda Brígido Bautista que la yunta compuesta por “El sardo” y “El bermejo” fueron vendidos al señor “Chon” de Río Santiago, pues requerían de acompletar un dinero para construir el panteón de su señor padre. También cuenta don Brígido que ellos llegaron a tener hasta cien cabezas de ganado vacuno en El Arroyo Grande y en “Las Juntas”, un punto que se encuentra entre El Mangal y Las Palmas. El predio de Las Juntas le quedó a su hermano Nicanor, eran como cinco hectáreas. Don Genaro Bautista Poncelis, papá del señor Brígido, murió en 1960.


domingo, 18 de diciembre de 2016

UN HASTA PRONTO A MI ABUELO GUADALUPE ORTIZ LUVIANO.

UN HASTA PRONTO A MI ABUELO GUADALUPE ORTIZ LUVIANO
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ.

El 13 de diciembre de 1932 nació mi abuelo materno Guadalupe Ortiz Luviano en la comunidad de Los Capires, municipio de Cutzamala de Pinzón, en la Tierra Caliente de Guerrero. Sus padres fueron María de Jesús Luviano Gómez y el señor Primitivo Ortiz Martínez. Mi abuelo llegó a El Puente del Rey el día dos de enero de 1950, según me relató él mismo un día en su domicilio.

En 1947 llegó a El Puente del Rey el señor Julián Valdez, originario del mismo poblado en que nació mi abuelo. De ahí que a don Julián Valdez se le empezó a conocer como “El Capire”. También llegó un tocayo de mi abuelo, de nombre José Guadalupe García, procedente de aquella región calentana.  
Mi abuelo salió de su pueblo natal el 24 de diciembre de 1949 y pasó la noche buena en Poliutla, de la municipalidad de Arcelia, Guerrero. Continuó su caminar y la velada del año nuevo la pasó en Campo Morado, Municipio de Heliodoro Castillo (Tlacotepec), Guerrero.

Mi abuelo (a quien nunca le dije “abuelito”) regresó en marzo de 1950 a su comunidad de origen y ese mismo año se trasladaron a vivir a El Puente del Rey mis bisabuelos Primitivo Ortiz Martínez y su esposa María de Jesús Luviano Gómez, además de mi tío abuelo Braulio Ortiz Luviano y su esposa Sofía Gómez. Mi tío abuelo Braulio es el hijo primogénito de mis bisabuelos.

Ya en Puente del Rey nacieron los hermanos Ángela, Jacinto y Yolanda de apellidos Ortiz Luviano. Otro hermano de mi abuelo se llamó Gonzalo, quien falleció hace varios años y fue sepultado en Acapulco.

Uno más de mis tíos abuelos se llama Virginio, él cosechaba bastante café en “El Encanto”, un punto cercano a la comunidad de Los Piloncillos, en la sierra de Atoyac. Mi tío apoyó en la creación de la cooperativa de La Pintada. Las otras hermanas de mi abuelo son Hilda y María Eleazar.

Una de mis tías abuelas se llama Macrina y desde hace varias décadas vive en Centroamérica. Un sobrino de mi abuelo realizó sus estudios de Licenciatura en Educación Física en Cuba, se llama Felipe Veledíaz Ortiz.

Mi abuelo me narró que a finales de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta llegaron varios trabajadores de la Tierra Caliente para trabajar en la cosecha de café y en la “chapona” de las huertas, pues aún no venían a trabajar los jornaleros de la región de La Montaña.

También venía gente de la Tierra Caliente a vender panocha y mezcal en castañas; otros traían bestias mulares y caballos para vender. Con el paso de algunos años empezó a venir gente de Otatlán, un pueblo ubicado en plena Sierra. Otros viajeros venían de Tlacotepec hacia Atoyac y otros puntos de la Costa Grande para llevar sal y bocadillos de coco hacia sus lugares de origen y así fue que por aquellos años viajaba gente de la Tierra Caliente y de la Sierra hacia la Costa Grande realizando comercio. Otros calentanos traían a vender ganado equino como son caballos y bestias mulares, además, algunos se alquilaban para acarrear costales de café a lomo de sus bestias, de Puente del Rey hacia la cabecera municipal de Atoyac.

Otros calentanos que se avecindaron en El Puente del Rey fueron los señores Antonio Bravo y los hermanos Manuel, Leonides y Celerino Alanís.

Mi abuelo falleció, al parecer de un infarto, cuando se encontraba en los festejos de la Virgen de Guadalupe en El Puente del Rey el mero doce de diciembre de este 2016. Mi tío Catalino y sus tres hijos varones hicieron el esfuerzo por rescatarle la vida, pero fue imposible. Lo trasladaron en un vehículo que condujo un amigo de El Paraíso, de nombre Brígido. Lo llevaron al consultorio del Doctor Leonel Lorenzo del Valle, un buen amigo originario de San Marcos, Guerrero, pero nuestro amigo Doctor dijo que mi abuelo ya no presentaba signos de vida y que él nada podía ofrecer en sus servicios profesionales.

Varias personas de El Paraíso se acercaron y dieron apoyo moral a mi madre y a mi tío Catalino, lo mismo que a mis primos hermanos.

En la entrada del hogar de mis abuelos maternos existe una pequeña marca sobre el piso y dice: “1965”. En su casa, al igual que en la gran mayoría de viviendas construidas en esa época, se colocó una especie de viga de unos dos metros y medio de longitud, que queda sobre la puerta; en esa viga existe la abreviatura “C.N.E.P.”, que significa Comisión Nacional de Electricidad Pública, y en seguida está anotado el número de medidor.

Mi abuelo fue sepultado al día siguiente de su fallecimiento en la comunidad a la que él llegó para quedarse, El Puente del Rey, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. “Los Primaveros de la Sierra”, quienes viven en El Paraíso, cantaron varias canciones, entre ellas algunas alusivas a la Tierra Caliente.

Recibí la encomienda de dirigir un mensaje de gratitud a los presentes y cumplí con la tarea. Mis hijos gemelos me acompañan y entre los tres nos transmitimos fuerza.

Mi abuelo iba todos los domingos a El Paraíso, montado en su caballo, el mismo cuaco que una noche antes de que él falleciera, relinchaba con cierta extrañeza, según platican los vecinos. En los pueblo de esta zona fue muy conocido mi abuelo. En su velación y sepelio estuvieron presentes personas de Los Piloncillos, Puente de los Lugardo, San Vicente de Benítez y El Paraíso; desde luego que también asistieron los familiares radicados en Acapulco y otros lugares.

Me quedo con muchos recuerdos de mi abuelo, sobre todo, el gran cariño que siempre tuvo hacia mi padre, pues hasta en alguna ocasión llegó a expresar que a mi papá lo quería como si fuera su hijo.

Aunque no querramos, la vida se acaba, pero quienes se quedan tienen que seguir viviendo con responsabilidad y compromiso.


sábado, 10 de diciembre de 2016

DOÑA CATALINA GONZÁLEZ MÁRQUEZ HABLA RESPECTO A LA HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA Y LAS PEREGRINACIONES EN EL PARAISO.

La iglesia católica en El Paraíso.

La primera capilla se construyó donde actualmente vive la señora Concepción Corona, era en ese entonces la casa de doña Genoveva Ciprés. Más tarde se pasó la capilla al sitio que actualmente ocupa la Iglesia y también pasó a ser reconocida por el arzobispado de Acapulco como Parroquia que lleva el nombre de “Virgen de Guadalupe”.

La señora Catalina González Márquez nació el día 31 de diciembre de 1946 en la comunidad de Las Rosas, municipio de San Miguel Totolapan, Guerrero. Llegó a El Paraíso cuando contaba con siete años de edad. En aquel pueblo nació ella y todos sus hermanos.

Su papá, el señor Pedro González Hernández, falleció el 27 de agosto de 1996 y fue hermano de los señores Epifanio González Nava y de doña Arcadia González, quienes también fueron vecinos de El Paraíso. Su mamá fue la señora Margarita Márquez Solano nació en Pandoloma, municipio de Heliodoro Castillo y murió en 1976.

Habla la señora Catalina González Marquez[1]: “El primer sacerdote que vino a nuestro pueblo fue Gabriel Ocampo, hermano de don Eufemio Ocampo, uno de los primeros comerciantes que hubo en la comunidad. El sacerdote Gabriel visitaba al pueblo el primer viernes de cada mes, confesaba, daba misa y aprovechaba para visitar a su hermano. El padre Gabriel tenía a su cargo la parroquia Cristo Rey en Acapulco. Fue desde 1970 cuando el padre Gabriel nos empezó a visitar. Yo le escuchaba decir que él era “canónigo”, algo más que sacerdote, como para ser arzobispo, aunque nunca llegó a serlo.

Para 1978 llegó al Paraíso el padre José Limón Mendoza, que por cierto aún no era sacerdote cuando empezó a venir a la comunidad, y El Paraíso aún no era parroquia, dependíamos de Atoyac. Recuerdo que en 1978 mi hermano Zeferino se casó en la Ciudad de México y el padre Limón nos invitó a su ordenanza, pues él se ordenó como sacerdote en “La Villa” y sí fuimos a acompañarlo. El padre Limón estuvo desde 1978 hasta 1982 y luego se fue por cuestiones de enfermedad que el padecía. Me acuerdo muy bien que cuando fue el terremoto de 1985, el padre Limón ya estaba en la Ciudad de México.

Algunos años después el padre Limón se retira otra vez y llegó el sacerdote Bonifacio Vergara Ocampo. En los tiempos del padre Bonifacio El Paraíso se nombró como “Vicaría fija”. El padre “Boni” traía un vehículo zafari y su auxiliar se llamaba Antonio. A Antonio le gustaba mucho jugar futbol con los jóvenes de la comunidad.

Después regresó en el año de 1987, y para entonces El Paraíso ya era parroquia, aunque no fue muy rápido para que el Arzobispo lo asignara como sacerdote aquí.

Las peregrinaciones empezaron en 1978, Yo le sugerí al padre Limón que se hicieran y él aceptó mi sugerencia. Entonces empezamos también con un grupo juvenil yo e Isabel Pinzón, íbamos a dar catecismo a San Vicente de Benítez, recuerdo que la gente estaba muy desmoralizada por los efectos de la guerrilla de Lucio Cabañas. Estuvimos visitando a San Vicente de Benítez como tres años, pero luego hubo muchachos que hicieron su primera comunión empezaron a ayudar para llevar el catecismo a otros pueblos cercanos.

Después del padre Limón llegó el seminarista Serafín Casiano Salado y en seguida vino el diácono Orbelín Jaramillo Diego, quien sabía tocar muy bien la guitarra. Él me invito a recibir cursos de alimentación con soya y un curso de medicina natural. 

Vinieron a impartir el curso desde Guanajuato y de El Paraíso fuimos catorce personas.

Haciendo un paréntesis, te platico que cuando estuvo aquí el Centro de Estudios Técnicos, hubo un ingeniero agrónomo de nombre Félix, el me invitó a cursos de la soya y nos comentó que en Tierra Caliente había un señor próximo a amputársele la pierna porque tenía gangrena, pero empezaron a darle leche de soya y el señor se compuso. El Centro de Estudios Técnicos dependía del Colegio Superior Agropecuario del Estado de Guerrero, con sede en Cocula.

Después vino el padre Ricardo Medina, quien ahora está en Atoyac. También estuvieron los padres Rogaciano Zárate y Jorge Hernández quien se ordenó aquí en El Paraíso. Uno de los últimos sacerdotes que han estado en este pueblo es el párroco Joel Salazar Bailón, quien ahora está en Petatlán. El sacerdote que actualmente está en esta parroquia se llama Salvador Salmerón y es originario de Zumpango del Río, Guerrero”. Hasta aquí las palabras de la señora Catalina González Márquez.



[1] Entrevista que realicé a la señora Catalina González en su domicilio el día 26 de diciembre de 2014.

LA IGLESIA DE EL PARAÍSO. El primer sacerdote en oficiar misa en este pueblo fue el padre Gabriel, hermano de don Eufemio y de don Dustano Ocampo. Él estaba a cargo de la iglesia "Cristo Rey" en Acapulco e iba a El Paraíso a visitar a sus hermanos y a la vez daba las misas. La siguiente publicación en este blog tratará de la historia de las peregrinaciones basada en entrevista a la señora Catalina González Márquez.



jueves, 8 de diciembre de 2016

UN ALTO EN EL CAMINO.

UN ALTO EN EL CAMINO
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ.

Me había puesto a leer duro y tupido un buen altor de libros que algunos de mis profesores me han facilitado en mi Facultad de Filosofía y Letras, pues está marcada la meta de presentar una tesis de maestría para Junio de 2018. Se nos pidió presentar un proyecto de investigación desde nuestro registro como aspirantes a los estudios del posgrado en que actualmente nos encontramos yo, dos compañeras y otros siete caballeros.

Orgulloso de mis orígenes, me vino a la mente trabajar un tema respecto a la Sierra de Guerrero, una exploración que guarde conexiones directas con esa área de la república mexicana, donde existen muchos recursos naturales, además de su gente valiosa que se distingue en su léxico, vestimenta y cultura en general de otras regiones del Estado de Guerrero.

Sin embargo, es menester detenerse y tomar un buen respiro porque los trabajos de investigación deben apegarse a cierto rigor académico y científico. Si no trazamos correctamente nuestros ejes principales, entonces nos extraviaremos en un peregrinar que no tiene claros horizontes. La improvisación puede perdernos, o para decirlo en términos menos drásticos, puede dilatar nuestra investigación.

Entre otros aspectos determinantes se requiere de realizar una “problematización”, que no es otra cosa más que discurrir comprometidamente respecto a un fenómeno, social, en nuestro caso, y escribir algunos supuestos o hipótesis en las que se fincará el recorrido de nuestro trabajo. Uno de los primeros pasos es delimitar nuestro objeto de estudio, tanto geográfica, temporal y temáticamente. Existen otros pasos a realizarse para poder diseñar lo más adecuado posible nuestro proyecto de investigación, aunque las personas más experimentadas aseguran que constantemente se irá modificando el trazo de nuestras ideas.

Refería al comenzar estas líneas que “me había puesto como loco”  a estudiar y a capturar en mi computadora algunos resúmenes, transcripciones y notas; sin embargo es menester tomar la pluma y el tintero y escribir otras ideas que no estén directamente relacionadas con el compromiso de la Tesis de Maestría. En mi caso, cada vez que escribo algunas líneas como estas, me distraigo y tal vez sean útiles para las personas que son lectoras de mis publicaciones.


Es muy recomendable realizar una “estancia” en alguna Universidad extranjera para realizar un trabajo de investigación que contribuya con nuestra Tesis. Dios mediante salvaremos ese compromiso con buenos resultados.

Zócalo de El Paraíso.



miércoles, 7 de diciembre de 2016

EL DÍA EN QUE LA NAVIDAD DOMINÓ A LA GUERRA.

EL DÍA EN QUE LA NAVIDAD DOMINÓ A LA GUERRA
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ.

Cerca de la Ciudad de Ypres, Bélgica y en plena Primera Guerra Mundial, soldados británicos y alemanes  se tomaron la libertad de decretar una tregua en la noche buena del 24 de diciembre de 1914. En aquella noche la navidad venció a la guerra encarnizada que se libraba entre La Triple Alianza y  La Triple Entente. En la mente del soldado inglés Willie Loasby surgió la idea de invitar a sus contrarios soldados alemanes para que pactaran una tregua navideña. Los alemanes adornaban en su área con árboles navideños que sus mandos habían enviado y elevaban cánticos navideños; su contraparte inglés también empezó a cantar conmemorando la Navidad.

Alemanes e ingleses convivieron con una cascarita de futbol, se saludaron y algunos hasta intercambiaron sus direcciones para que en caso de sobrevivir a la guerra se visitaran los unos a los otros.

Era inmenso el amor que aquel soldado británico plasmó en un diario, donde anotó el miedo que le invadía cuando propuso tremenda y descabellada idea. Cómo en esta vida casi todo tiene un precio monetario, aquel texto fue subastado y vendido en 25 mil euros en Inglaterra. Era una carta de unas ocho cuartillas escritas con lápiz, en la que Loasby se dirigía a su madre narrando cómo desde el día 23 de diciembre empezó a relacionarse con su contraparte alemana en busca de tan famosa y admirable tregua. También explica el miedo que sentía al recorrer 36 metros que mediaban entre las trincheras opuestas para poder hablar con los alemanes, pero sin llevar su arma (http://www.abc.es/cultura/20141218/abci-tregua-navidad-carta-creo-201412181544.html).

En aquella Primera Guerra Mundial, llamada por muchos “la primera carnicería humana de la historia” los soldados que vestían un uniforme consideraban al soldado del otro “frente” como un satánico enemigo. La fuerza de la razón no había logrado contener las diferencias y había resultado imposible tomar acuerdos, a no ser que fuera mediante un armisticio en que el que algún país depusiera sus arsenales.

Los soldados que habían ido a los campos de batalla pensaban en un enemigo que no era tal, pues en cada ejército había hombres de carne, hueso, alma, corazón y anhelos que les identificaban. Luego de que las naciones surgieran como tal, y que el planeta se fraccionara en repúblicas, cada nuevo Estado-Nación compuso su himno y en sus estrofas se habla de defender al suelo patrio si algún enemigo osare invadirlo.

El Tratado de Versalles fue firmado a las 11 horas con 11 minutos del día 11 del mes 11 de 1918 en Versalles, Francia. En ese armisticio fueron plasmadas las firmas del mariscal francés Ferdinad Foch y el Ministro de Estado alemán Matthias Erzberger en un vagón de tren que se situaba en el bosque de Copiégne, casi cien kilómetros al norte de París. Francia ganaba la Guerra, pero en ese mismo vagón, el 2419-D, Adolfo Hitler cobraría venganza en la segunda carnicería humana mundial, conocida como Segunda Guerra Mundial el 22 de junio de 1940, cuando Francia se rendía ante Alemania. Los alemanes trasladaron ese vagón a su país, pero ante el temor de que pudiesen firmar por segunda vez una rendición, optaron por destruirlo (https://treneando.com/2009/11/12/el-vagon-del-armisticio-de-compiegne/).

A más de una centuria de haber iniciado la Primera Guerra Mundial, el odio, la violencia y la guerra siguen presentes en el mundo. La especie humana no es violenta por nacimiento y la atmósfera social-cultural-económica en la que vivimos tiende a generar personas violentas.