Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

martes, 6 de agosto de 2019

La "sustentabilidad" en la Sierra de Guerrero.



Una de las imágenes que acompañan a este ensayo de mi autoría, el cuál fue publicado por la Revista Altamirano, número 46, mayo-agosto 2017, en páginas 129-153 del Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, dependiente del Congreso del Estado de Guerrero.


La “sustentabilidad” en la Sierra de Guerrero.

Esteban Hernández Ortiz.[1]



…El murmullo del agua de los ríos es la voz del padre de mi padre…

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida…

la tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada

 la abandona…roba a la tierra aquello que pertenece a sus hijos y

no le importa nada… Trata a su madre, la tierra y a su hermano,

el cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender…

su hambre es insaciable devorará todo lo que hay en la tierra

y detrás suyo dejarán tan solo un desierto. La tierra no pertenece

 al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra…



Carta del jefe Seattle al presidente de Estados Unidos, Franklin Pierce, cuando éste intentó comprarles sus tierras en 1854, en el noreste de ese país.[2]





Introducción.

En el presente ensayo se hace un balance de las riquezas naturales de la Sierra de Guerrero, las cuales, la mayor parte del tiempo han sido explotadas irracionalmente, desde tiempos prehispánicos, pasando por la Colonia, hasta llegar a este primer cuarto del siglo XXI.

Es muy difícil encontrar datos cuantitativos referentes a esta región porque sólo dos municipios están enclavados en la propia Sierra; los otros doce municipios, no pertenecen totalmente al filo mayor, pues su territorio es compartido con las regiones de Tierra Caliente, Zona Centro o Costa Grande. El INEGI y otras instancias manejan censos y otros datos, pero clasificada por municipios y la actual Sierra aún no se contabiliza como tal.

Este trabajo se ordena de la siguiente forma:

En el primer apartado se ubica geográficamente a la Sierra de Guerrero y se manejan las categorías conceptuales de región y territorio. Manejo la categoría “Sierra de Guerrero” independientemente de que como región exista o no exista en la cartografía o administración pública del estado de Guerrero, pues en una investigación académica no necesariamente coinciden las regiones con las demarcaciones administrativas gubernamentales. Refiriéndose a la región, Giménez dice: “Por un lado no se requiere que sus fronteras sean impenetrables y, por otro, tampoco se requiere que dichas fronteras coincidan con las divisiones políticas o administrativas más fácilmente identificables o incluso con accidentes topográficos”.[3]

En el segundo apartado se ofrecen algunos datos de la orografía, la flora y la fauna de la región. En el tercer apartado se analiza el “desarrollo sustentable” en la Sierra.

Para el cuarto apartado se analiza el aprovechamiento de los recursos naturales en tiempos prehispánicos. En el apartado número cinco se aborda la explotación de recursos y el pago de impuestos en la Sierra durante la Colonia.

El sexto apartado corresponde a un breve análisis de la lucha de la Sierra por las libertades en la Independencia, en la Revolución y en la Reforma Agraria. En el séptimo se abordan brevemente algunos aspectos de la producción minera de 1890 a 1970 en la Sierra.

Para concluir se presentan las reflexiones finales.



1.- Ubicación geográfica de la Sierra y construcción de mi región de estudio.

Entre el centro y el Oeste del Estado de Guerrero se ubica una cadena de montañas que forman parte de la Sierra Madre del Sur. Este espacio es conocido como la Sierra de Guerrero o el Filo Mayor y pertenece a la Sierra Madre de Sur.

En 1949, el gobierno del estado de Guerrero publicó un material de Moisés T. De la Peña, en el cuál, el autor dice:

Lo que en Guerrero se llama el filo mayor de la Sierra, y que de manera necesariamente ininterrumpida forma el eje montañoso a todo lo largo del Estado, está particularmente bien diferenciado en la montaña occidental, desde el municipio de Coahuayutla, en donde apenas a 10 Km. al E. de la gran cortadura del Balsas, ya el filo mayor alcanza altitudes superiores a 1000 m. (el lecho del Balsas va a menos de 150 m.), frente a la opuesta desembocadura del Tepalcatepec. Con una muy notable uniformidad se mantiene más adelante alrededor de los 2, 300 m. de altitud, desde los 101.25 grados de longitud oeste y los 18.15 de latitud norte, con picos y aún cuchillas de varios Kms. en las que se alcanzan las alturas máximas del Estado, de más de 3, 000 m.[4]

La sierra no sólo puede explicarse como región que la naturaleza creo, pues “la región es producto del medio ambiente físico, de la historia y de la cultura”.[5]

La categoría conceptual de territorio también es manejable en este ensayo.



En contraste con el municipio, el territorio no se circunscribe a un espacio geográfico inamovible, arena de lucha formal y cíclica de los intereses políticos o escenario de alguna instancia administrativa burocrática local, sino que es una unidad de estudio flexible, delimitada en función de una construcción social, cultural y política dada en un espacio específico. El territorio puede hallarse delimitado en el municipio, o estar dentro de él, o abarcar a más de uno pero lo importante es que sea un espacio asociado a procesos social organizativos que poseen una o múltiples identidades que lo cohesionan y lo consolidan.[6]



Para el caso de este breve estudio, el territorio no está en un solo municipio, sino que lo componen partes de 12 municipios y el territorio completo de dos municipios, que son Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo.

La anchura actual de la Sierra es de cien kilómetros y la altura promedio sobre el nivel del mar es de 2, 000 metros. El Cerro del Teotepec tiene una altura de 3, 705 Metros Sobre el Nivel del Mar (MSNM) y el Tlacatepec, el segundo más alto en Guerrero es de 3, 4 95 MSNM.[7]




El cerro “Cabeza de Venado”, el tercer punto más elevado en Guerrero, en plena Sierra. Tras él se encuentra una cadena de montañas, en las que se sitúan pueblos como Los Laureles y La Galera. Fotografía de un archivo personal, la cual tomé desde el panteón de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, en marzo de 2016.



La Sierra comprende la parte alta de los siguientes municipios: Coahuayutla de José María Izazaga, Zihuatanejo de Azueta, Petatlán, Tecpan de Galeana, Atoyac de Álvarez, Coyuca de Benítez, Chilpancingo de los Bravo, Eduardo Neri, San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Coyuca de Catalán y Zirándaro. General Heliodoro Castillo y Leonardo Bravo son municipios que pertenecen totalmente a la Sierra. Los catorce municipios que pertenecen a tres regiones del Estado de Guerrero, las cuales son: Tierra Caliente, Costa Grande y Zona Centro.

En las siguientes imágenes se delimita a la Sierra de Guerrero.










Fuente: Elaboración propia con base en mapas del INEGI.
















 





Fuente: Elaboración propia con base en datos del INEGI.

Tiene una superficie estimada de 18 797 Km2 y cerca de un millón aproximado de hectáreas boscosas.[8] En la superficie de la Sierra Madre del Sur, 45 % son praderas, un tercio es montañoso, y solo la cuarta parte tiene humus para la agricultura.[9]

Hay pueblos que tienen nombres alusivos a la naturaleza: El Frío, La Primavera, El Iris, Los Laureles o Las Margaritas; también hay pueblos con nombres de frutas como El Durazno, Los Arrayanes y El Tejocote. Otros tienen nombres de animales como Toro Muerto, Campamento de Vacas y El Gallo. Otras comunidades tienen nombres de instrumentos como El Tambor o La Guitarra. No faltan algunas comunidades con nombres celestiales como El Edén o El Paraíso. Existe un pueblo que lleva el nombre de la capital estatal, pero en diminutivo: Chilpancinguito.

No obstante las riquezas que se han explotado, mediante políticas extraccionistas, la Sierra es la parte alejada y olvidada de los gobiernos municipales, de las regiones administrativas, de los poderes constitucionales del estado de Guerrero y del gobierno federal.



2.- Orografía, flora y fauna.

Sobre la corteza terrestre de la Sierra resaltan elevadas cadenas de montañas con portentosos cerros y existen muchos mantos acuíferos que dan lugar a caudalosos ríos al ir descendiendo hacia las poblaciones y ciudades. La Sierra es dadora de vida, pues en ella nacen 23 ríos que descienden hacia la Costa Grande, la Tierra Caliente y la zona Centro, proveyendo de agua a miles de guerrerenses, tanto para consumo humano como para actividades agropecuarias.[10]

En la fauna de la Sierra se encuentran especies en peligro de extinción, como es el venado cola blanca y el jaguar. Un monitoreo en el ejido Cordón Grande, en la sierra de Tecpan, logró cubrir cerca de 93 kilómetros cuadrados, permitiendo captar unas 380 fotografías de mamíferos de 17 especies distintas, entre ellos ocelote, jaguarundi, puma, tigrillo y jaguar, todos en peligro de extinción[11].

Del lado atoyaquense, en las zonas cafetaleras, dado el abandono de las parcelas se han reproducido especies como los jabalíes y venados; también aves como las chachalacas y palomas moradas.

Por cuanto a la flora existen especies exóticas, que en el mercado alcanzan precios muy elevados, por encima de maderas como el pino o el oyamel; se trata de maderas como el granadillo y el árbol de macarpinteri, especies exóticas que son de escasas cantidades. También existen árboles conocidos como moreno, palo maría, tepehuaje, cucucho, laurelilo, magnolia y chipilillo.



3.- El “desarrollo sustentable” en la Sierra.

A partir de que en 1992 se realizara en Río de Janeiro, Brasil, la Cumbre Mundial Sobre Medio Ambiente y Desarrollo, se fue agregando el calificativo de “sostenible” al concepto de “desarrollo”, entendiendo que el desarrollo sostenible se refiere a las necesidades de las generaciones presentes sin menoscabo de las necesidades de las futuras generaciones. Citando a Banuri, Antonio Elizalde refiere que años después se empezó a manejar la categoría conceptual Desarrollo Humano Sustentable descrita como la “ampliación de las preferencias y aptitudes de las personas mediante la formación de capital social de modo que satisfaga de la manera más equitativa posible las necesidades de generaciones actuales sin comprometer las necesidades de generaciones futuras”.[12]

Por tanto, no podemos hablar del “desarrollo sustentable” refiriéndonos a tiempos anteriores a 1992, aunque si podemos decir que de ese año hacia atrás, siempre ha habido un uso excesivo de los recursos naturales sin tomar medidas que no contaminen y sin planear la preservación de los recursos.



Para Gustavo Esteva, citado por Antonio Elizalde, la aparición del subdesarrollo y del desarrollo se da el 20 de enero de 1949, cuando el presidente Truman, de los Estados Unidos, decía: “Debemos embarcarnos en un valeroso nuevo programa para hacer que los beneficios de nuestros avances científicos y progreso industrial estén disponibles para el mejoramiento y crecimiento de las áreas subdesarrolladas”.[13] En nombre del “desarrollo” y el progreso se están destruyendo los bosques, el agua y la tierra.[14]

Ahora ya no existen las cantidades de árboles aptos para explotarse, como los hubo en los años 50´s y 60´s del siglo XX, pero si se reforestaran los bosques y se protegieran de incendios, pronto la Sierra tendría nuevamente un enorme potencial silvicultor.


Tronco de árbol de Ayacahuite en una zona donde la Compañía Silvicultora S.A. extrajo miles de metros cúbicos de madera entre los años 50´s y 60´s del siglo XX. Fotografía que tomé el viernes, 08 de junio de 2018, en la Sierra de Guerrero.

La empresa Boise-Cascade Forest Products, cuya sede está en Boise, Idaho, Estados Unidos, suscribió un convenio con el gobierno de Guerrero para extraer de 20 a 30 millones de pie-tabla anualmente durante cinco años, de 1995 al año 2000. A pesar de que la trasnacional negara haber firmado ese convenio, organizaciones como Greenpeace y el Centro de Derechos Humanos Agustí Pro aseguran que dicho acuerdo si existe. Esta empresa ha clausurado aserraderos en su país, argumentando un “ecologismo extremo”, en cambio sí encontró que en la Sierra de Guerrero no había tanto ecologismo y bien podían extraerse maderas sin mayores dificultades.[15]

Siguiendo a Johan Martínez Alier, es necesario recurrir a métodos pacíficos como lo usados por Ghandi, para defender al entorno ecológico así como lo mostró el Movimiento de Justicia Ambiental en Estados Unidos en 1982, en un altercado de Warren County en Carolina del Norte, en la defensa contra el “racismo ambiental”, motivándose en la lucha de Martin Luther King.[16]

¿Para qué exportar las preciosas maderas si en la Sierra podrían establecerse cooperativas integradas por pobladores, donde se  fabriquen muebles? Esas cooperativas deberían asumir el compromiso de proteger las áreas boscosas de donde obtuvieran sus recursos maderables. Reforestar, regar, fertilizar con abonos orgánicos, utilizar barreras vivas o “muertas” para evitar la erosión por lluvias. A los niños debería inculcarse estas prácticas de protección ecológica. De paso, la niñez entenderá que se puede vivir de la fabricación y venta de muebles. No sólo habrá una revolución productiva, también habrá una revolución de conciencias, a mi juicio, esto último sería lo mejor de todo lo mejor. ¿Por qué habiendo riquezas se vive en tanta pobreza?

Las fuerzas dominantes admiten que hay pobreza, miseria y destrucción de la naturaleza, siempre que no se pretenda culpar de su existencia al capitalismo ni al modelo neoliberal. Para el capitalismo, toda perspectiva crítica es vista como una ideología conspirativa que atenta contra un sistema que funciona mucho mejor que cualquier otro. Muchos funcionarios, publicistas e investigadores rechazan que los saberes que ofrece el sistema dominante tengan por meta explotar a la humanidad y depredar a la naturaleza. Para ellos, el prototipo tecnocientífico se debe admitir como una verdad sin alternativas, donde otro mundo no es posible.[17] De manera tal que “todos deberíamos aceptar al mundo como es” y sumarnos a las prácticas que mayoritariamente rigen la vida en este primer cuarto del siglo XXI.

Desde luego que hay otras opciones de vida en la Sierra, que también pueden y deben ligarse a la protección del entorno natural.

Las compañías extractoras de maderas no dejan de talar árboles, muchas veces violando las normativas legales, en contubernio con dependencias gubernamentales, y en cambio, la reforestación casi es nula.

Los suelos forestales tienen muchos nutrimentos para las plantas pero no son recomendables para la agricultura por ser frágiles, al hacerse desmontes, los suelos pierden con mucha facilidad sus riquezas que desde tiempos inmemoriales poseen.[18]

El desgaste de los suelos repercute severamente en la producción de alimentos, pues el número de habitantes va en aumento, y entonces se requieren más servicios de salud, de caminos, escolares, de empleo, de vivienda y otras necesidades. Cada año se pierde un centímetro de suelo.[19]

Los suelos están siendo severamente dañados con el uso de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas de la industria agroquímica. Los abonos orgánicos ya poco se aplican. “Antiguamente las milpas sólo se chaponaban y no se aplicaban fertilizantes, tampoco fumigábamos”, suelen decir los campesinos productores de maíz. Respecto a la cafeticultura, también dicen que “antes no se abonaban a las matas de café, sólo era necesario chaponar y las huertas producían café en abundancia”.

Hay honrosas excepciones, en defensa de los suelos, como ocurría en el año 2014 en Los Morros, municipio de Leonardo Bravo, donde pondrían en marcha un venadario, en un área cercada, pues los habitantes aseguran que los venados y los chivos, afectan a la vegetación, pues comen los pequeños arbustos y dañan a las ramas de otros vegetales de mayor crecimiento. Además de perjudicar el suelo y pequeñas plántulas con sus pequeñas pezuñas.

Lo escabroso de las tierras serranas dificulta la agricultura, al menos con los métodos tradicionales como son la rosa, tumba y quema.[20] Lo mismo ocurre con las actividades pecuarias, pues debido a las pendientes, la mayoría de los suelos no son terrenos adecuados para la ganadería. Aun así, por siglos la agricultura y la ganadería han sido los principales soportes de la economía familiar, aunque estas actividades no le permitan alcanzar una producción suficiente para participar en los mercados nacionales o internacionales. Es necesario elevar nuestra capacidad de producción en el campo. Existen pueblos que producen peras, manzanas, duraznos, aguacates, café, mezcal, miel; también hay comunidades que crían ganado menor como chivos y borregos, además del ganado mayor, como son las vacas, de las que obtiene leche y carne, además de los derivados lácteos como son crema, requesón y queso. Del ganado porcino se obtiene carne y chicharrón, además de la manteca que se usa en lugar de aceite para guisar. En los cultivos de traspatio hay verduras y algunas frutas.

En el mejoramiento de las condiciones de vida, la producción agropecuaria para el consumo familiar representa un avance porque al menos no tendrá que comprar muchos de los productos requeridos en el hogar, pero si no hay apoyo del gobierno para colocar sus productos con buena calidad competitiva en el mercado, de poco sirve tener los suelos, el agua y el clima apropiados. Elevar la producción agropecuaria, incluyendo la silvicultura en armonía con la naturaleza, conllevaría a que la población serrana tuviese mejores condiciones de vida. Hay otras actividades que hasta ahora no se han promovido lo suficiente, como son las artesanías, el ecoturismo y deportes como el motociclismo de montaña. Claro que para que puedan implementarse estas actividades, debe combatirse a la alta delincuencia que azota a la región desde hace ya varios lustros.

Hay pueblos que fabrican mezcal de buena calidad que incluso ha sido exportado a China.[21]

En suma, hay condiciones naturales para la producción en sus diversas ramas, y también hay vocación de la población serrana por el trabajo. Se puede salir adelante, pero sin dañar más al entorno ecológico y si los gobiernos disminuyen sus políticas entreguistas.

En algunas poblaciones hay escasez de agua, a pesar de tener la gracia de encontrarse en la Sierra. Ante el aumento de la población, el agua cada día es más insuficiente y las épocas de hastío empiezan a vivirse. Paradójicamente hay comunidades no tienen casi arboledas en sus inmediaciones. Los incendios y la extracción irracional de los bosques han ocasionado la disminución de la biodiversidad, el calentamiento global que ocasionan lluvias atípicas y trastornos climáticos, y la disminución de especies animales y vegetales.

Hace algunas semanas, miré en una barda de Los Planes, población cercana a El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, un anuncio de una campaña de protección al ambiente, que decía: “ya nada más queda el medio por que el otro medio ya se lo acabaron”. Vivimos en un mundo en conexión. Los árboles de la Sierra son generadores de vida, purifican el aire; dan frescura para el mantenimiento de mantos acuíferos, los cuales van integrando 23 ríos, cuya agua es aprovechada en distintas partes de Guerrero.[22] Los árboles importan no sólo por las maderas.

Para el capitalismo todo es vendible, y todo debe venderse y comprarse a la mayor rapidez posible, sin importar los irreversibles daños ecológicos. Los grandes inversionistas nacionales e internacionales se coordinan y siempre están pensando en obtener jugosas ganancias en sus negocios, así se dañen selvas o ríos, y una infinidad de especies de animales y de vegetales. Para eso se amparan en concesiones que les otorgan los gobiernos.

Citando a K. W. Kapp, Martínez Alier dice que “el capitalismo es un sistema de costos sociales no pagados”.[23]

Una medida para que haya preservación de los recursos naturales es que trabajen biólogas y biólogos que investiguen el funcionamiento de los ecosistemas en la Sierra, así como en los organismos y a nivel uni y pluricelular, aplicando el metabolismo social, una categoría que nace en la Biología del siglo XIX.[24] Así, se dará cuenta a los gobiernos, a las universidades y a las organizaciones no gubernamentales que estén realmente comprometidas con la defensa del ambiente, y no alineadas a los intereses de los grandes capitales expoliadores, tanto nacionales como internacionales. Estudiosos de otras disciplinas pueden ir a hacer trabajo de campo e investigar científicamente en la Sierra. Pero aquí también no se podrá tener éxito mientras prevalezcan las condiciones fratricidas de inseguridad.

En cuestión de conservación del bosque ha habido grupos de campesinos a los que el gobierno brinda pequeños apoyos en equipos de herramientas, pero no se da el salto mayor para proteger a los árboles, no se da seguimiento a la reforestación, solo se siembran miles de pequeños árboles, pero no se protegen y se cree que crecerán a la buena de Dios.

Ni hay desarrollo ni hay sustentabilidad en la Sierra. Las grandes riquezas se las llevan las trasnacionales en contubernio con sus socios nacionales. Los pueblos siguen en el atraso (no hay desarrollo) y la naturaleza cada día se daña más (no hay sustentabilidad).

Comparto la postura de Denis Goulet, quien señala que el desarrollo, para concebirse como tal requiere de claros contenidos éticos entre los que se encuentran: el respeto por la diversidad biológica, el respeto por la pluriculturalidad, mediante la tolerancia, y la responsabilidad al  administrar el cosmos con la supervivencia de la naturaleza.[25]



4.- El aprovechamiento de los recursos naturales en tiempos prehispánicos.

Cuando los conquistadores europeos llegaron a la Sierra ya existían en estos lugares habitantes de cuyos orígenes no tenemos precisión. La historia precolonial y la etnología, tienen registros de la existencia de diversas culturas que vivieron en la Sierra; por la parte centro occidente, se establecieron los cuitlatecas, purhépechas, chumbias, tolimecas, tlacotepecas, tepetixtlecas y otros grupos menores influenciados por los nahuas; por la parte centro oriente, hubo yopes, mixtecos, tlapanecos, zapotecas y amuzgos.[26]

Los cuitlatecos ocuparon San Miguel Totolapan y Ajuchitlán; su centro político fue Mexcaltepec y dominaron Atoyac y Tecpan. Extraían el cobre, además de oro.

Los tepuztecosy los cuitlatecas cultivaban la tierra, y obtenían piedrecillas de oro, las cuales eran arrastradas por las corrientes de los ríos que bajan  de la Sierra Madre.[27]

Los tepuztecos también explotaban el ocote (pino) para alumbrarse durante las noches; además aprovechaban la trementina y el alquitrán, que escurre a los pinos y otros árboles de la familia coníferas. En cada pueblo tenían un jefe, al cual entregaban tributos con mantas. También tuvieron huertas de cacao y se dedicaban a la pesca. Rendían culto al dios Andut y castigaban la embriaguez, el robo y el adulterio. Los pantecas, chumbías y tolimecas son de mayor antigüedad que los  cuitlatecas y los tepuztecos.[28]



5.- La explotación de recursos y el pago de impuestos en la Sierra durante la Colonia.

En los años de 1520, Isidro Moreno Casasola conquistó a los pueblos de la provincia de Citlaltomahua en la Sierra de Tlacotepec.[29] Desde 1522, Cortés estableció el sistema de las encomiendas, instruyendo a los nativos hacia el catolicismo y explotando las tierras, aunque el fin principal no era el usufructo de las tierras, sino la implementación de tributos. Con la encomienda no se transmitía la propiedad de la tierra, pero era un medio para sojuzgar a los indios, a los que se despojaba, sometiéndole a la servidumbre y al pago de tributos descomunales.

Tlacotepec se encomendó a Alonso de la Serna y Gaspar de Garnica en 1559, y pagaban 1, 012 pesos de Oro, maíz y gallinas. Chichihualco se asignó al encomendero Francisco Rodríguez Magariño. La mina de Oro de Topila (cerca de Tlacotepec) fue explotada por Juan de Manzanillo.[30]

Aproximadamente cada ochenta días se entregaban los tributos, los cuales se transportaban por medio de tamemes o cargadores que llevaban los productos que los calpixques o recaudadores habían recolectado en los pueblos, cabeceras o provincias. Entre los productos de tributo se encontraban la miel, las pieles, los y los plumajes. La provincia de Cihuatlán era la que comprendía la mayor parte del actual territorio de la Sierra de Guerrero.[31]

En la segunda parte del siglo XVIII hubo modificaciones en la tenencia de la tierra en la Sierra. La corona admitió los derechos de antigüedad en los territorios de las comunidades indígenas de Santiago Tlacotepec, Coronillas y Tepetixtla (lugares situados en plena serranía). Empero, a finales de aquel siglo XVIII se creó el latifundio más extenso de que se tiene registro en la Sierra de Guerrero, se llamaba Sierra Anáhuac, cuyo propietario era Ignacio Calvo Celis Rábago, quien se adjudicó toda aquella tierra que no fuese de comunidades en el centro-occidente.[32]

Estos son algunos datos del trabajo y de la explotación de recursos de la Sierra en la época colonial.



6.- La Sierra y la lucha por las libertades en la Independencia, en la Revolución y en la Reforma Agraria.

En este apartado pretendo demostrar que la población serrana merece vivir dignamente, pero en una relación armoniosa con la naturaleza, en virtud de los grandes aportes en favor de las libertades de nuestro país, en distintas épocas.

Durante la Independencia, la Sierra fue escenario de grandes batallas. Muchas personas encontraron un refugio o escondite en la Sierra debido a lo escarpado y marginado de la Sierra.

Finalizaba el año de 1817, cuando en el Cerro de Santo Domingo, cerca de Jaleaca de Catalán, doña Antonia Nava de catalán demostró su valentía, cuando su esposo, el General Nicolás Catalán fue sitiado junto con sus tropas por los realistas. En compañía de un grupo de mujeres se presentó ante el General insurgente expresando: “Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! He aquí nuestros cuerpos que pueden repartirse como ración a los soldados”. Y dando el ejemplo de abnegación, sacó del cinto un puñal, se lo arrancaron al mismo tiempo que un clamor de entusiasmo aplaudía aquel rasgo sublime. Las mujeres se armaron con machetes y salieron a pelear contra el enemigo. Casi todos los insurgentes murieron, pero nadie se rindió.[33]

También los hermanos Bravo mostraron su arrojo en la Guerra de Independencia, por ello hoy existe una comunidad serrana que se llama Puerto General Nicolás Bravo (Filo de Caballos), en el municipio de General Leonardo Bravo. Y la capital de estado lleva el apelativo “de los Bravo”.

Existen muchos ejemplos que podríamos citar respecto a la Independencia en la Sierra, pero basten los que hemos mencionado para ilustrar acerca de las aportaciones de la gente serrana en esta etapa histórica.

Don Espiridión Nava Castro nació en Chautipas, municipio de Chilpancingo, Guerrero; y fue reconocido en la Secretaría de la Defensa Nacional como veterano de la Revolución Mexicana en el segundo periodo. Don Anteoco González Poncelis vivió en Yextla, municipio de Leonardo Bravo, en la Sierra guerrerense, y también participó en la Revolución Mexicana al lado del General Heliodoro Castillo.[34]

Conociendo la Sierra, el ex gobernador Jesús H. Salgado recurrió a la guerra de guerrillas después de haber depuesto las armas el 12 de diciembre de 1911 en Teloloapan. De marzo a diciembre de 1914 Jesús H. Salgado fue gobernador de Guerrero, y cuando las fuerzas zapatistas habían mermado, se refugió en Balsamar, en plena Sierra guerrerense. De ahí se enfiló hacia la Costa Grande, donde murió en un enfrentamiento a tiros en la Barranca de los Encuerados, donde actualmente se encuentra la comunidad serrana de San José, municipio de Petatlán, el 14 de febrero de 1920, a las cinco de la mañana.[35]

Descendiendo Madero de una familia de terratenientes, éste sólo imaginaba una revolución donde se cambiaran a unos personajes enquistados en el poder, pero sólo para que fueran sustituidos por otra casta de terratenientes y burgueses para quienes no estaban en sus intenciones devolver la tierra a los campesinos pobres.[36]

Mientras el campesinado pobre de Guerrero sostenía la bandera del zapatismo, en la Costa Grande no había un jefe destacado que encauzara la lucha bajo los principios del Plan de Ayala. En la Sierra atoyaquense, el General Pablo Cabañas, abuelo de Lucio Cabañas, alzó la bandera del zapatismo y se unió al General Heliodoro Castillo, quien dirigía la revolución zapatista en Tlacotepec y el centro del estado de Guerrero.[37]

En la Sierra, la reforma agraria más que resolver una problemática de distribución de la tierra, abrió una nueva etapa de lucha social, donde los terratenientes se resistían a que sus enormes posesiones fuesen repartidas a los verdaderos trabajadores del campo.

Santiago Tlacotepec es el núcleo agrario con mayor superficie en Guerrero, y se ubica en plena Sierra, abarca la municipalidad de General Heliodoro Castillo y parte de la Sierra de Chilpancingo y de Leonardo Bravo. En el proceso de gestión se integró uno de los expedientes agrarios mayores.[38] Durante décadas vivieron un proceso de luchas y gestiones hasta lograr la recuperación de sus tierras. En ese largo proceso hubo conflictos hacia el exterior, con sus adversarios agrarios, y también se suscitaron disputas internas, a veces por las diversas concepciones sobre el tipo de tenencia de la tierra (comunal o ejidal); otras veces por intereses económicos, tanto de los empresarios e inversionistas, como de los propietarios o los funcionarios de gobierno. Como puede verse, siempre ha habido una lucha de clases en la Sierra, pero no en la clásica lucha entre burguesía y proletariado, descritas por Marx y su escuela, sino entre caciques, terratenientes y otros potentados, contra los campesinos que no tienen tierra o que sus productos no tiene un precio que devengue el esfuerzo del trabajo.

Hoy día, sólo quedaron los caminos para sacar maderas y muchos se han deteriorado, pero la silvicultura es una opción de vida, si se reforesta y se aprovechan las maderas, en beneficio mayor de la población, y previendo la necesidad de las generaciones futuras.


Fotografía que tomé el viernes, 08 de junio de 2018, cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero.



7.- Extracción de recursos mineros: 1890-1966.

Un escocés de nombre William Niven, exploró lugares de Guerrero entre 1890 y 1910, pero el brote de la Revolución Mexicana imposibilitó que se concretaran sus planes.[39] A pesar de las incomunicaciones que había en esas épocas, Niven llegó a la Sierra cuando ya contaba con la experiencia de haber buscado minerales en Texas, Nuevo México, Arizona y Colorado. Había trabajado como barretero y como minero independiente de pico, pala y mula, principalmente en Nuevo México. Exhibía materiales en Chicago y Nueva York en el decenio de 1890.[40]

Texas Tech University Press tiene archivos que dan cuenta de las incursiones de William Niven en la Sierra de Guerrero. Casi para cerrar el siglo XIX, en abril de 1899, ya se explotaba una mina en Otatlán, en plena sierra de Guerrero, actualmente perteneciente al municipio de San Miguel Totolapan. Hubo una mina llamada Elenita, la cual por error, se registró como “EL NITAMINE”, que realmente debería decir: “Mina Elenita”.[41]

El día viernes, 08 de junio de 2018, acompañé al señor Francisco Hernández Morales en una visita a la comunidad de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero. También fuimos a caminar por unos parajes ubicados más hacia “arriba”, hacia las cúspides del Cerro Teotepec. En esa ocasión, el señor Francisco me dijo:

En 1966 yo trabajé en las minas que estaban más acá arriba del Puerto del Gallo. Sacaban cien gramos de oro por cada tonelada de material que sacaban de la Mina. Un día me metí a buscar venados y un señor me reprendió por lo peligroso al haber agua adentro de la mina. Los cargadores subían cargados con treinta kilos hasta llegar a un parejo, donde  lo echaban en carretillas. Las empresas tenían máquinas para desaguar, pues había veces en que se inundaba. Trabajaron unos dos o tres años, pero esta mina se trabajó desde tiempos previos a la Revolución Mexicana, y se suspendió la extracción de metales al darse la revolución.

Hubo otras minas conocidas como: la dicha, el cacho de oro y la Estercita. También se trabajó la del Naranjo, cerca de la comunidad de Los Laureles, sierra de Tecpan. Había muchos tigres y hasta onzas.

Ahora yo he escuchado que vienen los canadienses y quisiera que en mi región se explotaran esos minerales con recursos de nuestro propio gobierno mexicano, en beneficio de nuestra población que vive en la pobreza en todo el filo mayor.[42]


De pie y de sombrero, el señor Francisco Hernández Morales, nos complace con amena charla el día viernes, 08 de junio de 2018, al pie de la entrada de una mina, en el Filo mayor.


Entrada de una mina en el Filo Mayor, cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero. Fotografía que tomé el día viernes, 08 de junio de 2018.






Marcación al interior de la mina, cuya fotografía de “entrada” se ofrece en la gráfica anterior. Fotografía que tomé el día viernes, 08 de junio de 2018.



De acuerdo a Eduardo Gudynas a pesar de que el extractivismo minero y petrolero, ha hechos escasos aportes benéficos a la ciudadanía, éste disfruta de excelente salud ya sea en gobiernos de izquierda, de centro o de derecha, o mixtos. Existe un neoextractivismo, denominado “progresista”, que basado en el avance tecnológico y científico, acapara y se apodera de los recursos naturales; si bien el Estado desempeña un rol más activo, los daños ambientales no disminuyen, y tampoco merman el descuido y abandono de las poblaciones serranas.[43]  Son mucho más los provechos de las mineras y madereras –incluyendo a sus aliados- que las garantías disfrutadas por la población serrana.[44]



8.- Reflexiones finales.

Inseguridad e incomunicación fueron las razones por las que no pudo haber capitales en la Sierra durante la Colonia, pero ya en el porfiriato llegaron inversiones extranjeras. Había la intención de que el ferrocarril llegara de El Balsas a la Estación Toro Muerto, para de ahí dirigirse a la Costa Grande. Más que comunicar, lo que el gobierno pretendía era extraer los recursos mineros de la Sierra.[45]

De 1950 en adelante se incrementó la explotación de maderas y minas, al tiempo en que las guerrillas dirigidas por los profesores Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos harían presencia en la Sierra guerrerense, aunque fundamentalmente estos movimientos antisistémicos se desarrollaron en subregiones concretas. Este oleaje de conflictos sociopolíticos generó que al menos para sofocar esas pugnas entre el Estado mexicano y las guerrillas, los gobiernos llevaran servicios públicos a la Sierra, como son caminos, servicios de salud, y abastecimiento mediante programas como la Comisión Nacional de Subsistencia Popular (CONASUPO) entre la década de los años 60´s y 70´s del siglo XX. Luego, los gobiernos se desobligaron de llevar beneficios a la Sierra y de promover la producción, preservando los recursos.

Considerando los aportes que los habitantes de la Sierra de Guerrero han hecho desde épocas prehispánicas hasta los tiempos actuales, la población de estas demarcaciones tienen derecho a una vida digna, donde halla trabajos agropecuarios y de otras ramas económicas que reditúen su esfuerzo y que sean suficientes para que la población no emigre a las ciudades mexicanas, ni a los Estados Unidos; tampoco para participar en actividades ilícitas. A los trabajos agropecuarios puede sumarse el aprovechamiento de las maderas y los minerales, pero donde el hombre no se considere dueño del mundo y que siga destruyéndolo a diestra y siniestra. Esas oportunidades para una mejor vida, no pueden pasar por alto el continuismo de la deforestación y al uso extractivista de los minerales. El gobierno ya no debe seguir firmando concesiones de explotación de los recursos en beneficio mayoritario de las trasnacionales que siguen contaminando a diestra y siniestra y asediando las riquezas que la naturaleza proveyó a nuestra Sierra. Los recursos naturales corresponden a la nación, y el gobierno debe priorizar su aprovechamiento en favor de la población actual y previendo la necesidad de uso que también tendrán las generaciones próximas. No es justo –aunque tal vez sea legal- que los gobiernos argumenten que el suelo es propiedad de los campesinos, pero el subsuelo es de la nación, y entonces se autorizan concesiones para extraer recursos sin que la población reciba beneficios justos. Los residuos tóxicos dañan al entorno, pero todo sigue adelante porque los beneficiarios de esa extracción son muchos: Servidores públicos, las compañías extractoras, las compañías que proveen de materias primas a las mineras y a las madereras.

Urge un alto a la deforestación y al uso extraccionista de los minerales, pues a fin de cuentas, los recursos naturales corresponden a la nación, pero para que el gobierno admita su uso prioritariamente en favor de la población actual y siempre previendo que las generaciones que nos precederán necesitarán de todos esos recursos: agua, maderas y minerales. No para que el gobierno firme contratos de explotación de nuestros recursos en beneficio mayoritario de las trasnacionales que constantemente asedian los recursos que la naturaleza proveyó a nuestra Sierra.

La investigación científica debe hacerse permanentemente en la Sierra, donde haya estudiantes e investigadores que analicen las alternativas de mejoría para la región.

Si se deben aprovechar los recursos naturales, pero en beneficio mayor de la población que habita en la región, y anteponiendo siempre la necesidad que también tendrán las generaciones futuras para disponer de esas riquezas. Hacerlo de esta manera implica enfrentar a las políticas neoliberales-económicas nacionales e internacionales. El neoliberalismo es una doctrina que no se limita al ámbito económico, pues enmarca a la política, la ética y el derecho, entre otras áreas. Para analizar los nuevos retos del liberalismo, en cuyos marasmos están envueltos los intereses capitalistas, se reunieron en Mont Pelerin, en 1947, un colectivo de intelectuales con la conducción de Friedrich von Hayek.[46]

Queda de manifiesto que la Sierra siempre ha tenido explotación de sus recursos desde tiempos prehispánicos. Aun así, todavía puede impulsarse la producción de maderas, mediante la silvicultura, en armonía con la naturaleza y preservando los recursos que requerirán las próximas generaciones. Por cuanto a la minería, aún se pueden explotar algunas betas de minerales que existen en las entrañas de la tierra, pero con un beneficio principalmente para las personas sierreñas y preservando los recursos que necesitarán las generaciones próximas.





Fuentes de consulta.



Bibliográficas:



Bustamante Álvarez, Tomás. La tragedia de los bosques de Guerrero. Historia ambiental y las políticas forestales. México: Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Universidad Autónoma de Guerrero), Ediciones Fontamara. 2003.



Carlsen, Laura y otros. Enfrentando la globalización. Respuestas sociales a la integración económica de México. México: Porrúa. 2003.



Contreras Natera, Miguel Ángel. Crítica a la razón neoliberal. Del neoliberalismo al posneoliberalismo. México: Ediciones Akal. 2015.



Cruz García, Mauricio; Herrera Sánchez, Graciel y Vargas Villanueva, Blanca Alicia. Historia Regional de Guerrero. Perfil socioeconómico. México: Ediciones Limusa- CONALEP-SEP. 2000.



González Casanova, Pablo. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política. España: Universidad Complutense de Madrid. 2004.



Hernández Ortiz, Esteban. El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. México: Ediciones Rosa Ma. Porrúa. 2017.



Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. México, Distrito Federal: Talleres de Praxis, artes gráficas. 1985.



Jiménez García, Elizabeth; Martínez Donjuán, Guadalupe; Arboleida Castro, Aarón y Vélez Calvo, Raúl. (Coordinadores). Historia General de Guerrero. Volumen 1. Época prehispánica. Arqueología-Etnohistoria. México: INAH, Gobierno del Estado de Guerrero. 1998.



Ochoa Campos, Moisés. Historia del Estado de Guerrero. México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero. 2012.



Pensado Leglise, Mario del Roble. Coordinador. Territorio y  ambiente: aproximaciones metodológicas. México: Siglo XXI Editores. 2011.



Reyna Aguilar, Ramiro. Toro Muerto. Paraíso Desconocido. (México: Talleres de publicidad Corp. Oscar Federico Martínez Delejal. 2011.

Rosales Ortega, Rocío. (Coordinadora), Globalización y regiones en México. México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel Ángel Porrúa. 2000.



Salas Astrain, Ricardo. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005.



Solleiro Rebolledo, Elizabeth. El suelo: ese desconocido. Ecología del suelo. México: Secretaría de Educación Pública. 2002.



T. De la Peña, Moisés. Guerrero Económico. Tomo I. México: Gobierno del Estado de Guerrero, 1949.

Velasco Ocampo, Ma. Guadalupe; Velasco Ocampo, José Raúl; López Hernández, Max Arturo y Lozano Alvarado, Justino. (Coordinadores). Diagnóstico socioeconómico contemporáneo del Estado de Guerrero. Tomo I. México: Universidad Autónoma de Guerrero. 1989.





Libros consultados en internet.



Gudynas, Eduardo. Tesis sobre un viejo problema bajo nuevas expresiones. El nuevo extractivismo progresista. Boletín de seguimiento a políticas de recursos naturales, año IV, número 8. El observador. Enero 2010. Bolivia: Observatorio boliviano de industrias extractivas. 2010. Consultado en http://mail.plataformaenergetica.org/sites/default/files/boletin_el_observador_8_a4e1_enero_2010.pdf



Reyna, Rosa María; Villela, Samuel y Atilano, Juan José. Coordinadores. William Niven: Un explorador y aventurero en el umbral revolucionario de Guerrero. Consultado en http://www.cultura.inah.gob.mx/guerrero/images/stories/pdf/Suplemento_49.pdf









Revistas.



Revista Interdisciplina. México: UNAM. 2015. Volumen 3, número 7, septiembre-diciembre 2015, Consultado en http://revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52384/46761



Revista Textual No. 5-6. México: Universidad Autónoma de Chapingo. 1980-1981.





Entrevistas:



Entrevista al señor Francisco Hernández Morales, de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, el viernes, 08 de junio de 2018. Al momento de la entrevista nos encontrábamos en algún lugar del Filo mayor, muy cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero.





Visitas a museos:



Museo Regional de Guerrero, en Chilpancingo. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sala de exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto.





Monografías:



Monografía estatal de Guerrero. Secretaría de Educación Púbica. 1997.





Programas:



SEDESOL. Programa de Desarrollo para la Sierra de Guerrero. 1996-1999.







Fuentes electrónicas:
































[1] Esteban Hernández Ortiz nació el 28 de noviembre de 1974, en El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, México. Egresó como Licenciado en Derecho en 2003, en la Escuela Superior de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro). Ha sido profesor interino en la Preparatoria número 22 y en la preparatoria popular de Río Santiago, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. En 2005 fue coordinador del entonces módulo periférico “El Paraíso”, de la Preparatoria 22. Estas tres escuelas son pertenecientes a la UAGro.
Es cofundador del Campus Atoyac del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados Ignacio Manuel Altamirano (UAGro), plantel fundado en 2008.
De 2006 a 2008 fue conductor de un programa sabatino de radio en Atoyac de Álvarez, Guerrero, programa a cargo del Ayuntamiento municipal.
Viajó a España en 2007 y como estudiante de la maestría en Ciencias Políticas asistió al XXI Congreso Mundial de Ciencias Políticas, en Santiago de Chile, en julio de 2009.
Fue comentarista y conductor del noticiero de televisión en Canal 8, cable costa, en Atoyac de Álvarez, Guerrero, en 2010 y en 2011. Actualmente publica artículos en “Diario Objetivo”, en el estado de Guerrero.
Es autor del libro El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, publicado por Ediciones Rosa Ma. Porrúa, en marzo de 2017.
Presentó la ponencia “La población afromexicana en la Costa Chica de Guerrero” en un congreso sobre comunidades negras, realizado en abril de 2018 en la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos de América.
Está por publicarse uno más de los libros de su autoría, titulado El buscador de hongos. Reflexiones desde la Sierra de Guerrero. Este material lo publica la UAGro y el Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri.


[3] Gilberto Giménez. “Territorio, cultura e identidades. La región socio-cultural”, en Rocío Rosales Ortega (Coordinadora), Globalización y regiones en México. (México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel Ángel Porrúa, 2000), 34. Cita a Van Young (1992: 3).



[4] Moisés T. De la Peña. Guerrero Económico. Tomo I. (México: Gobierno del Estado de Guerrero, 1949), 100.
[5] Gilberto Giménez. “Territorio, cultura e identidades. La región socio-cultural”, en Rocío Rosales Ortega (Coordinador), Globalización y regiones en México. (México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel Ángel Porrúa, 2000), 35.

[6] Mario del Roble Pensado Leglise, coordinador. Territorio y  ambiente: aproximaciones metodológicas. (México: Siglo XXI Editores. 2011), 8-9.

[7] Monografía estatal de Guerrero. Secretaría de Educación Púbica, 1997. Páginas 14-15.

[8] SEDESOL. Programa de Desarrollo para la Sierra de Guerrero 1996-1999.

[9] Mauricio Cruz García, Graciel Herrera Sánchez y Blanca Alicia Vargas Villanueva. Historia Regional de Guerrero. Perfil socioeconómico. (México: Ediciones Limusa- CONALEP-SEP, 2000), 22.

[11] Consultado el lunes, 23 de febrero de 2015 en http://suracapulco.mx/archivos/142022

[12] Antonio Elizalde. Desarrollo. En Ricardo Salas Astrain. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005), 158-159.

[13] Antonio Elizalde. Desarrollo. En Ricardo Salas Astrain. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005), 154.

[14] Vandana Shiva, citada por Antonio Elizalde, en Ricardo Salas Astrain. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005), 161.

[15] Enrique Cienfuegos y Laura Carlsen. “un caso de derechos humanos, ecología e integración económica: los campesinos ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán”, en Laura Carlsen y otros. Enfrentando la globalización. Respuestas sociales a la integración económica de México. (México: Porrúa. 2003), 60.

[16] Johan Martínez Alier. Ecología política del extractivismo y justicia socio-ambiental. Revista Interdisciplina. (México: UNAM. 2015) Volumen 3, número 7, septiembre-diciembre 2015, página 58. Consultado en http://revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52384/46761 (domingo, 24 de junio de 2018).

[17] Pablo González Casanova. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política. (España: Universidad Complutense de Madrid. 2004), 152.

[18] Elizabeth Solleiro Rebolledo. El suelo: ese desconocido. Ecología del suelo. (México: Secretaría de Educación Pública. 2002), 39 y 40.

[19] Elizabeth Solleiro Rebolledo. El suelo: ese desconocido. Ecología del suelo. (México: Secretaría de Educación Pública. 2002), 57.

[21] Rafael Rivera. Mezcal de Guerrero a China. Miércoles, 31 de diciembre de 2008. Diario El Universal. Sección Estados. Consultable en http://archivo.eluniversal.com.mx/estados/70515.html (domingo, 24 de junio de 2018).
[22] Decreta Ortega a la Sierra como octava región de Guerrero. Diario El Universal. Estados. Viernes, 16 de enero de 2015. http://archivo.eluniversal.com.mx/estados/2015/decreta-ortega-a-la-sierra-como-octava-region-de-guerrero-1069415.html (domingo, 24 de junio de 2018).

[23] Johan Martínez Alier. Ecología política del extractivismo y justicia socio-ambiental. Revista Interdisciplina. (México: UNAM. 2015) Volumen 3, número 7, septiembre-diciembre 2015, página 60. Consultado en http://revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52384/46761 (domingo, 24 de junio de 2018).

[24] Johan Martínez Alier. Ecología política del extractivismo y justicia socio-ambiental. Revista Interdisciplina. (México: UNAM. 2015) Volumen 3, número 7, septiembre-diciembre 2015, página 59. Consultado en http://revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52384/46761 (domingo, 24 de junio de 2018).

[25] Denis Goulet, citada por Antonio Elizalde, en Ricardo Salas Astrain. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005), 162.

[26] Raúl Vélez Calvo. “Etnohistoria”. En Historia General de Guerrero. Volumen 1. Época prehispánica. Arqueología-Etnohistoria. Elizabeth Jiménez García, Guadalupe Martínez Donjuán, Aarón Arboleida Castro y Raúl Vélez Calvo. (Coordinadores) (México: INAH, Gobierno del Estado de Guerrero, 1998),
143-479.

Tambien puede consultarse en Ma. Guadalupe Velasco Ocampo, José Raúl Velasco Ocampo, Max Arturo López Hernández y Justino Lozano Alvarado (Coordinadores). Diagnóstico socioeconómico contemporáneo del Estado de Guerrero. Tomo I. (México: Universidad Autónoma de Guerrero, 1989), 37-38.

[27] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 25-26.

[28] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 27.

[29] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 62.
[30] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 68-70.

[31] Museo Regional de Guerrero, en Chilpancingo. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sala de exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto.

[32] Tomás Bustamante Álvarez. La tragedia de los bosques de Guerrero. Historia ambiental y las políticas forestales. (México: Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Universidad Autónoma de Guerrero). Ediciones Fontamara, 2003), 181.
[33] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 134.

[34] Al respecto puede consultarse en Esteban Hernández Ortiz. El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. (México: Ediciones Rosa Ma. Porrúa, 2017), 130-135.


[35] http://enciclopediagro.org/index.php/indices/indice-de-biografias/1409-salgado-jesus-h (consultado el día 11 de diciembre de 2017). Es muy probable que se refiera al poblado de Balsamar, municipio de Leonardo Bravo, Guerrero.

[36] Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. La Revolución en la lucha agraria en la Costa Grande. Ignacio Martínez Rivera y Gabino Olea Campos.  Talleres de Praxis, artes gráficas. México, Distrito Federal. 1985. 126.

[37] Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. La Revolución en la lucha agraria en la Costa Grande. Ignacio Martínez Rivera y Gabino Olea Campos.  Talleres de Praxis, artes gráficas. México, Distrito Federal. 1985. 129.

[38] Según Juan J. Lomelí el expediente de Santiago Tlacotepec consta de 60 mil documentos. La huelga campesina y el desarrollo del capitalismo salvaje en los bosques de Guerrero. Revista Textual No. 5-6, 1980-1981, Universidad Autónoma de Chapingo. P. 91
[39] Rosa María Reyna, Samuel Villela y Juan José Atilano, coordinadores. William Niven: Un explorador y aventurero en el umbral revolucionario de Guerrero. Página 5. Consultado el día domingo, 17 de junio de 2018 en http://www.cultura.inah.gob.mx/guerrero/images/stories/pdf/Suplemento_49.pdf

[40] Rosa María Reyna, Samuel Villela y Juan José Atilano, coordinadores. William Niven: Un explorador y aventurero en el umbral revolucionario de Guerrero. Página 5. Consultado el día domingo, 17 de junio de 2018 en http://www.cultura.inah.gob.mx/guerrero/images/stories/pdf/Suplemento_49.pdf
Página 24.

[41] Rosa María Reyna, Samuel Villela y Juan José Atilano, coordinadores. William Niven: Un explorador y aventurero en el umbral revolucionario de Guerrero. Página 5. Consultado el día domingo, 17 de junio de 2018 en http://www.cultura.inah.gob.mx/guerrero/images/stories/pdf/Suplemento_49.pdf
Páginas 35 y 36.

[42] Entrevista al señor Francisco Hernández Morales, de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, el viernes, 08 de junio de 2018. Al momento de la entrevista nos encontrábamos en algún lugar del Filo mayor, muy cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero.

[43]Eduardo Gudynas. Tesis sobre un viejo problema bajo nuevas expresiones. El nuevo extractivismo progresista. Boletín de seguimiento a políticas de recursos naturales, año IV, número 8. El observador. Enero 2010. (Bolivia: Observatorio boliviano de industrias extractivas. 2010), página 1.


[44] En el siguiente enlace puede consultarse un video respecto al “neoextractivismo”. http://www.labioguia.com/notas/que-es-el-neo-extractivismo (domingo, 24 de junio de 2018).

[45] Ramiro Reyna Aguilar. Toro Muerto. Paraíso Desconocido. (México: Talleres de publicidad Corp. Oscar Federico Martínez Delejal. 2011), 15.
[46] Miguel Ángel Contreras Natera. Crítica a la razón neoliberal. Del neoliberalismo al posneoliberalismo. (México: Ediciones Akal. 2015), 27.


La “sustentabilidad” en la Sierra de Guerrero.

Esteban Hernández Ortiz.[1]



…El murmullo del agua de los ríos es la voz del padre de mi padre…

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida…

la tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada

 la abandona…roba a la tierra aquello que pertenece a sus hijos y

no le importa nada… Trata a su madre, la tierra y a su hermano,

el cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender…

su hambre es insaciable devorará todo lo que hay en la tierra

y detrás suyo dejarán tan solo un desierto. La tierra no pertenece

 al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra…



Carta del jefe Seattle al presidente de Estados Unidos, Franklin Pierce, cuando éste intentó comprarles sus tierras en 1854, en el noreste de ese país.[2]





Introducción.

En el presente ensayo se hace un balance de las riquezas naturales de la Sierra de Guerrero, las cuales, la mayor parte del tiempo han sido explotadas irracionalmente, desde tiempos prehispánicos, pasando por la Colonia, hasta llegar a este primer cuarto del siglo XXI.

Es muy difícil encontrar datos cuantitativos referentes a esta región porque sólo dos municipios están enclavados en la propia Sierra; los otros doce municipios, no pertenecen totalmente al filo mayor, pues su territorio es compartido con las regiones de Tierra Caliente, Zona Centro o Costa Grande. El INEGI y otras instancias manejan censos y otros datos, pero clasificada por municipios y la actual Sierra aún no se contabiliza como tal.

Este trabajo se ordena de la siguiente forma:

En el primer apartado se ubica geográficamente a la Sierra de Guerrero y se manejan las categorías conceptuales de región y territorio. Manejo la categoría “Sierra de Guerrero” independientemente de que como región exista o no exista en la cartografía o administración pública del estado de Guerrero, pues en una investigación académica no necesariamente coinciden las regiones con las demarcaciones administrativas gubernamentales. Refiriéndose a la región, Giménez dice: “Por un lado no se requiere que sus fronteras sean impenetrables y, por otro, tampoco se requiere que dichas fronteras coincidan con las divisiones políticas o administrativas más fácilmente identificables o incluso con accidentes topográficos”.[3]

En el segundo apartado se ofrecen algunos datos de la orografía, la flora y la fauna de la región. En el tercer apartado se analiza el “desarrollo sustentable” en la Sierra.

Para el cuarto apartado se analiza el aprovechamiento de los recursos naturales en tiempos prehispánicos. En el apartado número cinco se aborda la explotación de recursos y el pago de impuestos en la Sierra durante la Colonia.

El sexto apartado corresponde a un breve análisis de la lucha de la Sierra por las libertades en la Independencia, en la Revolución y en la Reforma Agraria. En el séptimo se abordan brevemente algunos aspectos de la producción minera de 1890 a 1970 en la Sierra.

Para concluir se presentan las reflexiones finales.



1.- Ubicación geográfica de la Sierra y construcción de mi región de estudio.

Entre el centro y el Oeste del Estado de Guerrero se ubica una cadena de montañas que forman parte de la Sierra Madre del Sur. Este espacio es conocido como la Sierra de Guerrero o el Filo Mayor y pertenece a la Sierra Madre de Sur.

En 1949, el gobierno del estado de Guerrero publicó un material de Moisés T. De la Peña, en el cuál, el autor dice:

Lo que en Guerrero se llama el filo mayor de la Sierra, y que de manera necesariamente ininterrumpida forma el eje montañoso a todo lo largo del Estado, está particularmente bien diferenciado en la montaña occidental, desde el municipio de Coahuayutla, en donde apenas a 10 Km. al E. de la gran cortadura del Balsas, ya el filo mayor alcanza altitudes superiores a 1000 m. (el lecho del Balsas va a menos de 150 m.), frente a la opuesta desembocadura del Tepalcatepec. Con una muy notable uniformidad se mantiene más adelante alrededor de los 2, 300 m. de altitud, desde los 101.25 grados de longitud oeste y los 18.15 de latitud norte, con picos y aún cuchillas de varios Kms. en las que se alcanzan las alturas máximas del Estado, de más de 3, 000 m.[4]

La sierra no sólo puede explicarse como región que la naturaleza creo, pues “la región es producto del medio ambiente físico, de la historia y de la cultura”.[5]

La categoría conceptual de territorio también es manejable en este ensayo.



En contraste con el municipio, el territorio no se circunscribe a un espacio geográfico inamovible, arena de lucha formal y cíclica de los intereses políticos o escenario de alguna instancia administrativa burocrática local, sino que es una unidad de estudio flexible, delimitada en función de una construcción social, cultural y política dada en un espacio específico. El territorio puede hallarse delimitado en el municipio, o estar dentro de él, o abarcar a más de uno pero lo importante es que sea un espacio asociado a procesos social organizativos que poseen una o múltiples identidades que lo cohesionan y lo consolidan.[6]



Para el caso de este breve estudio, el territorio no está en un solo municipio, sino que lo componen partes de 12 municipios y el territorio completo de dos municipios, que son Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo.

La anchura actual de la Sierra es de cien kilómetros y la altura promedio sobre el nivel del mar es de 2, 000 metros. El Cerro del Teotepec tiene una altura de 3, 705 Metros Sobre el Nivel del Mar (MSNM) y el Tlacatepec, el segundo más alto en Guerrero es de 3, 4 95 MSNM.[7]




El cerro “Cabeza de Venado”, el tercer punto más elevado en Guerrero, en plena Sierra. Tras él se encuentra una cadena de montañas, en las que se sitúan pueblos como Los Laureles y La Galera. Fotografía de un archivo personal, la cual tomé desde el panteón de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, en marzo de 2016.



La Sierra comprende la parte alta de los siguientes municipios: Coahuayutla de José María Izazaga, Zihuatanejo de Azueta, Petatlán, Tecpan de Galeana, Atoyac de Álvarez, Coyuca de Benítez, Chilpancingo de los Bravo, Eduardo Neri, San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Coyuca de Catalán y Zirándaro. General Heliodoro Castillo y Leonardo Bravo son municipios que pertenecen totalmente a la Sierra. Los catorce municipios que pertenecen a tres regiones del Estado de Guerrero, las cuales son: Tierra Caliente, Costa Grande y Zona Centro.

En las siguientes imágenes se delimita a la Sierra de Guerrero.










Fuente: Elaboración propia con base en mapas del INEGI.
















 





Fuente: Elaboración propia con base en datos del INEGI.

Tiene una superficie estimada de 18 797 Km2 y cerca de un millón aproximado de hectáreas boscosas.[8] En la superficie de la Sierra Madre del Sur, 45 % son praderas, un tercio es montañoso, y solo la cuarta parte tiene humus para la agricultura.[9]

Hay pueblos que tienen nombres alusivos a la naturaleza: El Frío, La Primavera, El Iris, Los Laureles o Las Margaritas; también hay pueblos con nombres de frutas como El Durazno, Los Arrayanes y El Tejocote. Otros tienen nombres de animales como Toro Muerto, Campamento de Vacas y El Gallo. Otras comunidades tienen nombres de instrumentos como El Tambor o La Guitarra. No faltan algunas comunidades con nombres celestiales como El Edén o El Paraíso. Existe un pueblo que lleva el nombre de la capital estatal, pero en diminutivo: Chilpancinguito.

No obstante las riquezas que se han explotado, mediante políticas extraccionistas, la Sierra es la parte alejada y olvidada de los gobiernos municipales, de las regiones administrativas, de los poderes constitucionales del estado de Guerrero y del gobierno federal.



2.- Orografía, flora y fauna.

Sobre la corteza terrestre de la Sierra resaltan elevadas cadenas de montañas con portentosos cerros y existen muchos mantos acuíferos que dan lugar a caudalosos ríos al ir descendiendo hacia las poblaciones y ciudades. La Sierra es dadora de vida, pues en ella nacen 23 ríos que descienden hacia la Costa Grande, la Tierra Caliente y la zona Centro, proveyendo de agua a miles de guerrerenses, tanto para consumo humano como para actividades agropecuarias.[10]

En la fauna de la Sierra se encuentran especies en peligro de extinción, como es el venado cola blanca y el jaguar. Un monitoreo en el ejido Cordón Grande, en la sierra de Tecpan, logró cubrir cerca de 93 kilómetros cuadrados, permitiendo captar unas 380 fotografías de mamíferos de 17 especies distintas, entre ellos ocelote, jaguarundi, puma, tigrillo y jaguar, todos en peligro de extinción[11].

Del lado atoyaquense, en las zonas cafetaleras, dado el abandono de las parcelas se han reproducido especies como los jabalíes y venados; también aves como las chachalacas y palomas moradas.

Por cuanto a la flora existen especies exóticas, que en el mercado alcanzan precios muy elevados, por encima de maderas como el pino o el oyamel; se trata de maderas como el granadillo y el árbol de macarpinteri, especies exóticas que son de escasas cantidades. También existen árboles conocidos como moreno, palo maría, tepehuaje, cucucho, laurelilo, magnolia y chipilillo.



3.- El “desarrollo sustentable” en la Sierra.

A partir de que en 1992 se realizara en Río de Janeiro, Brasil, la Cumbre Mundial Sobre Medio Ambiente y Desarrollo, se fue agregando el calificativo de “sostenible” al concepto de “desarrollo”, entendiendo que el desarrollo sostenible se refiere a las necesidades de las generaciones presentes sin menoscabo de las necesidades de las futuras generaciones. Citando a Banuri, Antonio Elizalde refiere que años después se empezó a manejar la categoría conceptual Desarrollo Humano Sustentable descrita como la “ampliación de las preferencias y aptitudes de las personas mediante la formación de capital social de modo que satisfaga de la manera más equitativa posible las necesidades de generaciones actuales sin comprometer las necesidades de generaciones futuras”.[12]

Por tanto, no podemos hablar del “desarrollo sustentable” refiriéndonos a tiempos anteriores a 1992, aunque si podemos decir que de ese año hacia atrás, siempre ha habido un uso excesivo de los recursos naturales sin tomar medidas que no contaminen y sin planear la preservación de los recursos.



Para Gustavo Esteva, citado por Antonio Elizalde, la aparición del subdesarrollo y del desarrollo se da el 20 de enero de 1949, cuando el presidente Truman, de los Estados Unidos, decía: “Debemos embarcarnos en un valeroso nuevo programa para hacer que los beneficios de nuestros avances científicos y progreso industrial estén disponibles para el mejoramiento y crecimiento de las áreas subdesarrolladas”.[13] En nombre del “desarrollo” y el progreso se están destruyendo los bosques, el agua y la tierra.[14]

Ahora ya no existen las cantidades de árboles aptos para explotarse, como los hubo en los años 50´s y 60´s del siglo XX, pero si se reforestaran los bosques y se protegieran de incendios, pronto la Sierra tendría nuevamente un enorme potencial silvicultor.


Tronco de árbol de Ayacahuite en una zona donde la Compañía Silvicultora S.A. extrajo miles de metros cúbicos de madera entre los años 50´s y 60´s del siglo XX. Fotografía que tomé el viernes, 08 de junio de 2018, en la Sierra de Guerrero.

La empresa Boise-Cascade Forest Products, cuya sede está en Boise, Idaho, Estados Unidos, suscribió un convenio con el gobierno de Guerrero para extraer de 20 a 30 millones de pie-tabla anualmente durante cinco años, de 1995 al año 2000. A pesar de que la trasnacional negara haber firmado ese convenio, organizaciones como Greenpeace y el Centro de Derechos Humanos Agustí Pro aseguran que dicho acuerdo si existe. Esta empresa ha clausurado aserraderos en su país, argumentando un “ecologismo extremo”, en cambio sí encontró que en la Sierra de Guerrero no había tanto ecologismo y bien podían extraerse maderas sin mayores dificultades.[15]

Siguiendo a Johan Martínez Alier, es necesario recurrir a métodos pacíficos como lo usados por Ghandi, para defender al entorno ecológico así como lo mostró el Movimiento de Justicia Ambiental en Estados Unidos en 1982, en un altercado de Warren County en Carolina del Norte, en la defensa contra el “racismo ambiental”, motivándose en la lucha de Martin Luther King.[16]

¿Para qué exportar las preciosas maderas si en la Sierra podrían establecerse cooperativas integradas por pobladores, donde se  fabriquen muebles? Esas cooperativas deberían asumir el compromiso de proteger las áreas boscosas de donde obtuvieran sus recursos maderables. Reforestar, regar, fertilizar con abonos orgánicos, utilizar barreras vivas o “muertas” para evitar la erosión por lluvias. A los niños debería inculcarse estas prácticas de protección ecológica. De paso, la niñez entenderá que se puede vivir de la fabricación y venta de muebles. No sólo habrá una revolución productiva, también habrá una revolución de conciencias, a mi juicio, esto último sería lo mejor de todo lo mejor. ¿Por qué habiendo riquezas se vive en tanta pobreza?

Las fuerzas dominantes admiten que hay pobreza, miseria y destrucción de la naturaleza, siempre que no se pretenda culpar de su existencia al capitalismo ni al modelo neoliberal. Para el capitalismo, toda perspectiva crítica es vista como una ideología conspirativa que atenta contra un sistema que funciona mucho mejor que cualquier otro. Muchos funcionarios, publicistas e investigadores rechazan que los saberes que ofrece el sistema dominante tengan por meta explotar a la humanidad y depredar a la naturaleza. Para ellos, el prototipo tecnocientífico se debe admitir como una verdad sin alternativas, donde otro mundo no es posible.[17] De manera tal que “todos deberíamos aceptar al mundo como es” y sumarnos a las prácticas que mayoritariamente rigen la vida en este primer cuarto del siglo XXI.

Desde luego que hay otras opciones de vida en la Sierra, que también pueden y deben ligarse a la protección del entorno natural.

Las compañías extractoras de maderas no dejan de talar árboles, muchas veces violando las normativas legales, en contubernio con dependencias gubernamentales, y en cambio, la reforestación casi es nula.

Los suelos forestales tienen muchos nutrimentos para las plantas pero no son recomendables para la agricultura por ser frágiles, al hacerse desmontes, los suelos pierden con mucha facilidad sus riquezas que desde tiempos inmemoriales poseen.[18]

El desgaste de los suelos repercute severamente en la producción de alimentos, pues el número de habitantes va en aumento, y entonces se requieren más servicios de salud, de caminos, escolares, de empleo, de vivienda y otras necesidades. Cada año se pierde un centímetro de suelo.[19]

Los suelos están siendo severamente dañados con el uso de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas de la industria agroquímica. Los abonos orgánicos ya poco se aplican. “Antiguamente las milpas sólo se chaponaban y no se aplicaban fertilizantes, tampoco fumigábamos”, suelen decir los campesinos productores de maíz. Respecto a la cafeticultura, también dicen que “antes no se abonaban a las matas de café, sólo era necesario chaponar y las huertas producían café en abundancia”.

Hay honrosas excepciones, en defensa de los suelos, como ocurría en el año 2014 en Los Morros, municipio de Leonardo Bravo, donde pondrían en marcha un venadario, en un área cercada, pues los habitantes aseguran que los venados y los chivos, afectan a la vegetación, pues comen los pequeños arbustos y dañan a las ramas de otros vegetales de mayor crecimiento. Además de perjudicar el suelo y pequeñas plántulas con sus pequeñas pezuñas.

Lo escabroso de las tierras serranas dificulta la agricultura, al menos con los métodos tradicionales como son la rosa, tumba y quema.[20] Lo mismo ocurre con las actividades pecuarias, pues debido a las pendientes, la mayoría de los suelos no son terrenos adecuados para la ganadería. Aun así, por siglos la agricultura y la ganadería han sido los principales soportes de la economía familiar, aunque estas actividades no le permitan alcanzar una producción suficiente para participar en los mercados nacionales o internacionales. Es necesario elevar nuestra capacidad de producción en el campo. Existen pueblos que producen peras, manzanas, duraznos, aguacates, café, mezcal, miel; también hay comunidades que crían ganado menor como chivos y borregos, además del ganado mayor, como son las vacas, de las que obtiene leche y carne, además de los derivados lácteos como son crema, requesón y queso. Del ganado porcino se obtiene carne y chicharrón, además de la manteca que se usa en lugar de aceite para guisar. En los cultivos de traspatio hay verduras y algunas frutas.

En el mejoramiento de las condiciones de vida, la producción agropecuaria para el consumo familiar representa un avance porque al menos no tendrá que comprar muchos de los productos requeridos en el hogar, pero si no hay apoyo del gobierno para colocar sus productos con buena calidad competitiva en el mercado, de poco sirve tener los suelos, el agua y el clima apropiados. Elevar la producción agropecuaria, incluyendo la silvicultura en armonía con la naturaleza, conllevaría a que la población serrana tuviese mejores condiciones de vida. Hay otras actividades que hasta ahora no se han promovido lo suficiente, como son las artesanías, el ecoturismo y deportes como el motociclismo de montaña. Claro que para que puedan implementarse estas actividades, debe combatirse a la alta delincuencia que azota a la región desde hace ya varios lustros.

Hay pueblos que fabrican mezcal de buena calidad que incluso ha sido exportado a China.[21]

En suma, hay condiciones naturales para la producción en sus diversas ramas, y también hay vocación de la población serrana por el trabajo. Se puede salir adelante, pero sin dañar más al entorno ecológico y si los gobiernos disminuyen sus políticas entreguistas.

En algunas poblaciones hay escasez de agua, a pesar de tener la gracia de encontrarse en la Sierra. Ante el aumento de la población, el agua cada día es más insuficiente y las épocas de hastío empiezan a vivirse. Paradójicamente hay comunidades no tienen casi arboledas en sus inmediaciones. Los incendios y la extracción irracional de los bosques han ocasionado la disminución de la biodiversidad, el calentamiento global que ocasionan lluvias atípicas y trastornos climáticos, y la disminución de especies animales y vegetales.

Hace algunas semanas, miré en una barda de Los Planes, población cercana a El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, un anuncio de una campaña de protección al ambiente, que decía: “ya nada más queda el medio por que el otro medio ya se lo acabaron”. Vivimos en un mundo en conexión. Los árboles de la Sierra son generadores de vida, purifican el aire; dan frescura para el mantenimiento de mantos acuíferos, los cuales van integrando 23 ríos, cuya agua es aprovechada en distintas partes de Guerrero.[22] Los árboles importan no sólo por las maderas.

Para el capitalismo todo es vendible, y todo debe venderse y comprarse a la mayor rapidez posible, sin importar los irreversibles daños ecológicos. Los grandes inversionistas nacionales e internacionales se coordinan y siempre están pensando en obtener jugosas ganancias en sus negocios, así se dañen selvas o ríos, y una infinidad de especies de animales y de vegetales. Para eso se amparan en concesiones que les otorgan los gobiernos.

Citando a K. W. Kapp, Martínez Alier dice que “el capitalismo es un sistema de costos sociales no pagados”.[23]

Una medida para que haya preservación de los recursos naturales es que trabajen biólogas y biólogos que investiguen el funcionamiento de los ecosistemas en la Sierra, así como en los organismos y a nivel uni y pluricelular, aplicando el metabolismo social, una categoría que nace en la Biología del siglo XIX.[24] Así, se dará cuenta a los gobiernos, a las universidades y a las organizaciones no gubernamentales que estén realmente comprometidas con la defensa del ambiente, y no alineadas a los intereses de los grandes capitales expoliadores, tanto nacionales como internacionales. Estudiosos de otras disciplinas pueden ir a hacer trabajo de campo e investigar científicamente en la Sierra. Pero aquí también no se podrá tener éxito mientras prevalezcan las condiciones fratricidas de inseguridad.

En cuestión de conservación del bosque ha habido grupos de campesinos a los que el gobierno brinda pequeños apoyos en equipos de herramientas, pero no se da el salto mayor para proteger a los árboles, no se da seguimiento a la reforestación, solo se siembran miles de pequeños árboles, pero no se protegen y se cree que crecerán a la buena de Dios.

Ni hay desarrollo ni hay sustentabilidad en la Sierra. Las grandes riquezas se las llevan las trasnacionales en contubernio con sus socios nacionales. Los pueblos siguen en el atraso (no hay desarrollo) y la naturaleza cada día se daña más (no hay sustentabilidad).

Comparto la postura de Denis Goulet, quien señala que el desarrollo, para concebirse como tal requiere de claros contenidos éticos entre los que se encuentran: el respeto por la diversidad biológica, el respeto por la pluriculturalidad, mediante la tolerancia, y la responsabilidad al  administrar el cosmos con la supervivencia de la naturaleza.[25]



4.- El aprovechamiento de los recursos naturales en tiempos prehispánicos.

Cuando los conquistadores europeos llegaron a la Sierra ya existían en estos lugares habitantes de cuyos orígenes no tenemos precisión. La historia precolonial y la etnología, tienen registros de la existencia de diversas culturas que vivieron en la Sierra; por la parte centro occidente, se establecieron los cuitlatecas, purhépechas, chumbias, tolimecas, tlacotepecas, tepetixtlecas y otros grupos menores influenciados por los nahuas; por la parte centro oriente, hubo yopes, mixtecos, tlapanecos, zapotecas y amuzgos.[26]

Los cuitlatecos ocuparon San Miguel Totolapan y Ajuchitlán; su centro político fue Mexcaltepec y dominaron Atoyac y Tecpan. Extraían el cobre, además de oro.

Los tepuztecosy los cuitlatecas cultivaban la tierra, y obtenían piedrecillas de oro, las cuales eran arrastradas por las corrientes de los ríos que bajan  de la Sierra Madre.[27]

Los tepuztecos también explotaban el ocote (pino) para alumbrarse durante las noches; además aprovechaban la trementina y el alquitrán, que escurre a los pinos y otros árboles de la familia coníferas. En cada pueblo tenían un jefe, al cual entregaban tributos con mantas. También tuvieron huertas de cacao y se dedicaban a la pesca. Rendían culto al dios Andut y castigaban la embriaguez, el robo y el adulterio. Los pantecas, chumbías y tolimecas son de mayor antigüedad que los  cuitlatecas y los tepuztecos.[28]



5.- La explotación de recursos y el pago de impuestos en la Sierra durante la Colonia.

En los años de 1520, Isidro Moreno Casasola conquistó a los pueblos de la provincia de Citlaltomahua en la Sierra de Tlacotepec.[29] Desde 1522, Cortés estableció el sistema de las encomiendas, instruyendo a los nativos hacia el catolicismo y explotando las tierras, aunque el fin principal no era el usufructo de las tierras, sino la implementación de tributos. Con la encomienda no se transmitía la propiedad de la tierra, pero era un medio para sojuzgar a los indios, a los que se despojaba, sometiéndole a la servidumbre y al pago de tributos descomunales.

Tlacotepec se encomendó a Alonso de la Serna y Gaspar de Garnica en 1559, y pagaban 1, 012 pesos de Oro, maíz y gallinas. Chichihualco se asignó al encomendero Francisco Rodríguez Magariño. La mina de Oro de Topila (cerca de Tlacotepec) fue explotada por Juan de Manzanillo.[30]

Aproximadamente cada ochenta días se entregaban los tributos, los cuales se transportaban por medio de tamemes o cargadores que llevaban los productos que los calpixques o recaudadores habían recolectado en los pueblos, cabeceras o provincias. Entre los productos de tributo se encontraban la miel, las pieles, los y los plumajes. La provincia de Cihuatlán era la que comprendía la mayor parte del actual territorio de la Sierra de Guerrero.[31]

En la segunda parte del siglo XVIII hubo modificaciones en la tenencia de la tierra en la Sierra. La corona admitió los derechos de antigüedad en los territorios de las comunidades indígenas de Santiago Tlacotepec, Coronillas y Tepetixtla (lugares situados en plena serranía). Empero, a finales de aquel siglo XVIII se creó el latifundio más extenso de que se tiene registro en la Sierra de Guerrero, se llamaba Sierra Anáhuac, cuyo propietario era Ignacio Calvo Celis Rábago, quien se adjudicó toda aquella tierra que no fuese de comunidades en el centro-occidente.[32]

Estos son algunos datos del trabajo y de la explotación de recursos de la Sierra en la época colonial.



6.- La Sierra y la lucha por las libertades en la Independencia, en la Revolución y en la Reforma Agraria.

En este apartado pretendo demostrar que la población serrana merece vivir dignamente, pero en una relación armoniosa con la naturaleza, en virtud de los grandes aportes en favor de las libertades de nuestro país, en distintas épocas.

Durante la Independencia, la Sierra fue escenario de grandes batallas. Muchas personas encontraron un refugio o escondite en la Sierra debido a lo escarpado y marginado de la Sierra.

Finalizaba el año de 1817, cuando en el Cerro de Santo Domingo, cerca de Jaleaca de Catalán, doña Antonia Nava de catalán demostró su valentía, cuando su esposo, el General Nicolás Catalán fue sitiado junto con sus tropas por los realistas. En compañía de un grupo de mujeres se presentó ante el General insurgente expresando: “Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! He aquí nuestros cuerpos que pueden repartirse como ración a los soldados”. Y dando el ejemplo de abnegación, sacó del cinto un puñal, se lo arrancaron al mismo tiempo que un clamor de entusiasmo aplaudía aquel rasgo sublime. Las mujeres se armaron con machetes y salieron a pelear contra el enemigo. Casi todos los insurgentes murieron, pero nadie se rindió.[33]

También los hermanos Bravo mostraron su arrojo en la Guerra de Independencia, por ello hoy existe una comunidad serrana que se llama Puerto General Nicolás Bravo (Filo de Caballos), en el municipio de General Leonardo Bravo. Y la capital de estado lleva el apelativo “de los Bravo”.

Existen muchos ejemplos que podríamos citar respecto a la Independencia en la Sierra, pero basten los que hemos mencionado para ilustrar acerca de las aportaciones de la gente serrana en esta etapa histórica.

Don Espiridión Nava Castro nació en Chautipas, municipio de Chilpancingo, Guerrero; y fue reconocido en la Secretaría de la Defensa Nacional como veterano de la Revolución Mexicana en el segundo periodo. Don Anteoco González Poncelis vivió en Yextla, municipio de Leonardo Bravo, en la Sierra guerrerense, y también participó en la Revolución Mexicana al lado del General Heliodoro Castillo.[34]

Conociendo la Sierra, el ex gobernador Jesús H. Salgado recurrió a la guerra de guerrillas después de haber depuesto las armas el 12 de diciembre de 1911 en Teloloapan. De marzo a diciembre de 1914 Jesús H. Salgado fue gobernador de Guerrero, y cuando las fuerzas zapatistas habían mermado, se refugió en Balsamar, en plena Sierra guerrerense. De ahí se enfiló hacia la Costa Grande, donde murió en un enfrentamiento a tiros en la Barranca de los Encuerados, donde actualmente se encuentra la comunidad serrana de San José, municipio de Petatlán, el 14 de febrero de 1920, a las cinco de la mañana.[35]

Descendiendo Madero de una familia de terratenientes, éste sólo imaginaba una revolución donde se cambiaran a unos personajes enquistados en el poder, pero sólo para que fueran sustituidos por otra casta de terratenientes y burgueses para quienes no estaban en sus intenciones devolver la tierra a los campesinos pobres.[36]

Mientras el campesinado pobre de Guerrero sostenía la bandera del zapatismo, en la Costa Grande no había un jefe destacado que encauzara la lucha bajo los principios del Plan de Ayala. En la Sierra atoyaquense, el General Pablo Cabañas, abuelo de Lucio Cabañas, alzó la bandera del zapatismo y se unió al General Heliodoro Castillo, quien dirigía la revolución zapatista en Tlacotepec y el centro del estado de Guerrero.[37]

En la Sierra, la reforma agraria más que resolver una problemática de distribución de la tierra, abrió una nueva etapa de lucha social, donde los terratenientes se resistían a que sus enormes posesiones fuesen repartidas a los verdaderos trabajadores del campo.

Santiago Tlacotepec es el núcleo agrario con mayor superficie en Guerrero, y se ubica en plena Sierra, abarca la municipalidad de General Heliodoro Castillo y parte de la Sierra de Chilpancingo y de Leonardo Bravo. En el proceso de gestión se integró uno de los expedientes agrarios mayores.[38] Durante décadas vivieron un proceso de luchas y gestiones hasta lograr la recuperación de sus tierras. En ese largo proceso hubo conflictos hacia el exterior, con sus adversarios agrarios, y también se suscitaron disputas internas, a veces por las diversas concepciones sobre el tipo de tenencia de la tierra (comunal o ejidal); otras veces por intereses económicos, tanto de los empresarios e inversionistas, como de los propietarios o los funcionarios de gobierno. Como puede verse, siempre ha habido una lucha de clases en la Sierra, pero no en la clásica lucha entre burguesía y proletariado, descritas por Marx y su escuela, sino entre caciques, terratenientes y otros potentados, contra los campesinos que no tienen tierra o que sus productos no tiene un precio que devengue el esfuerzo del trabajo.

Hoy día, sólo quedaron los caminos para sacar maderas y muchos se han deteriorado, pero la silvicultura es una opción de vida, si se reforesta y se aprovechan las maderas, en beneficio mayor de la población, y previendo la necesidad de las generaciones futuras.


Fotografía que tomé el viernes, 08 de junio de 2018, cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero.



7.- Extracción de recursos mineros: 1890-1966.

Un escocés de nombre William Niven, exploró lugares de Guerrero entre 1890 y 1910, pero el brote de la Revolución Mexicana imposibilitó que se concretaran sus planes.[39] A pesar de las incomunicaciones que había en esas épocas, Niven llegó a la Sierra cuando ya contaba con la experiencia de haber buscado minerales en Texas, Nuevo México, Arizona y Colorado. Había trabajado como barretero y como minero independiente de pico, pala y mula, principalmente en Nuevo México. Exhibía materiales en Chicago y Nueva York en el decenio de 1890.[40]

Texas Tech University Press tiene archivos que dan cuenta de las incursiones de William Niven en la Sierra de Guerrero. Casi para cerrar el siglo XIX, en abril de 1899, ya se explotaba una mina en Otatlán, en plena sierra de Guerrero, actualmente perteneciente al municipio de San Miguel Totolapan. Hubo una mina llamada Elenita, la cual por error, se registró como “EL NITAMINE”, que realmente debería decir: “Mina Elenita”.[41]

El día viernes, 08 de junio de 2018, acompañé al señor Francisco Hernández Morales en una visita a la comunidad de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero. También fuimos a caminar por unos parajes ubicados más hacia “arriba”, hacia las cúspides del Cerro Teotepec. En esa ocasión, el señor Francisco me dijo:

En 1966 yo trabajé en las minas que estaban más acá arriba del Puerto del Gallo. Sacaban cien gramos de oro por cada tonelada de material que sacaban de la Mina. Un día me metí a buscar venados y un señor me reprendió por lo peligroso al haber agua adentro de la mina. Los cargadores subían cargados con treinta kilos hasta llegar a un parejo, donde  lo echaban en carretillas. Las empresas tenían máquinas para desaguar, pues había veces en que se inundaba. Trabajaron unos dos o tres años, pero esta mina se trabajó desde tiempos previos a la Revolución Mexicana, y se suspendió la extracción de metales al darse la revolución.

Hubo otras minas conocidas como: la dicha, el cacho de oro y la Estercita. También se trabajó la del Naranjo, cerca de la comunidad de Los Laureles, sierra de Tecpan. Había muchos tigres y hasta onzas.

Ahora yo he escuchado que vienen los canadienses y quisiera que en mi región se explotaran esos minerales con recursos de nuestro propio gobierno mexicano, en beneficio de nuestra población que vive en la pobreza en todo el filo mayor.[42]


De pie y de sombrero, el señor Francisco Hernández Morales, nos complace con amena charla el día viernes, 08 de junio de 2018, al pie de la entrada de una mina, en el Filo mayor.


Entrada de una mina en el Filo Mayor, cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero. Fotografía que tomé el día viernes, 08 de junio de 2018.






Marcación al interior de la mina, cuya fotografía de “entrada” se ofrece en la gráfica anterior. Fotografía que tomé el día viernes, 08 de junio de 2018.



De acuerdo a Eduardo Gudynas a pesar de que el extractivismo minero y petrolero, ha hechos escasos aportes benéficos a la ciudadanía, éste disfruta de excelente salud ya sea en gobiernos de izquierda, de centro o de derecha, o mixtos. Existe un neoextractivismo, denominado “progresista”, que basado en el avance tecnológico y científico, acapara y se apodera de los recursos naturales; si bien el Estado desempeña un rol más activo, los daños ambientales no disminuyen, y tampoco merman el descuido y abandono de las poblaciones serranas.[43]  Son mucho más los provechos de las mineras y madereras –incluyendo a sus aliados- que las garantías disfrutadas por la población serrana.[44]



8.- Reflexiones finales.

Inseguridad e incomunicación fueron las razones por las que no pudo haber capitales en la Sierra durante la Colonia, pero ya en el porfiriato llegaron inversiones extranjeras. Había la intención de que el ferrocarril llegara de El Balsas a la Estación Toro Muerto, para de ahí dirigirse a la Costa Grande. Más que comunicar, lo que el gobierno pretendía era extraer los recursos mineros de la Sierra.[45]

De 1950 en adelante se incrementó la explotación de maderas y minas, al tiempo en que las guerrillas dirigidas por los profesores Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos harían presencia en la Sierra guerrerense, aunque fundamentalmente estos movimientos antisistémicos se desarrollaron en subregiones concretas. Este oleaje de conflictos sociopolíticos generó que al menos para sofocar esas pugnas entre el Estado mexicano y las guerrillas, los gobiernos llevaran servicios públicos a la Sierra, como son caminos, servicios de salud, y abastecimiento mediante programas como la Comisión Nacional de Subsistencia Popular (CONASUPO) entre la década de los años 60´s y 70´s del siglo XX. Luego, los gobiernos se desobligaron de llevar beneficios a la Sierra y de promover la producción, preservando los recursos.

Considerando los aportes que los habitantes de la Sierra de Guerrero han hecho desde épocas prehispánicas hasta los tiempos actuales, la población de estas demarcaciones tienen derecho a una vida digna, donde halla trabajos agropecuarios y de otras ramas económicas que reditúen su esfuerzo y que sean suficientes para que la población no emigre a las ciudades mexicanas, ni a los Estados Unidos; tampoco para participar en actividades ilícitas. A los trabajos agropecuarios puede sumarse el aprovechamiento de las maderas y los minerales, pero donde el hombre no se considere dueño del mundo y que siga destruyéndolo a diestra y siniestra. Esas oportunidades para una mejor vida, no pueden pasar por alto el continuismo de la deforestación y al uso extractivista de los minerales. El gobierno ya no debe seguir firmando concesiones de explotación de los recursos en beneficio mayoritario de las trasnacionales que siguen contaminando a diestra y siniestra y asediando las riquezas que la naturaleza proveyó a nuestra Sierra. Los recursos naturales corresponden a la nación, y el gobierno debe priorizar su aprovechamiento en favor de la población actual y previendo la necesidad de uso que también tendrán las generaciones próximas. No es justo –aunque tal vez sea legal- que los gobiernos argumenten que el suelo es propiedad de los campesinos, pero el subsuelo es de la nación, y entonces se autorizan concesiones para extraer recursos sin que la población reciba beneficios justos. Los residuos tóxicos dañan al entorno, pero todo sigue adelante porque los beneficiarios de esa extracción son muchos: Servidores públicos, las compañías extractoras, las compañías que proveen de materias primas a las mineras y a las madereras.

Urge un alto a la deforestación y al uso extraccionista de los minerales, pues a fin de cuentas, los recursos naturales corresponden a la nación, pero para que el gobierno admita su uso prioritariamente en favor de la población actual y siempre previendo que las generaciones que nos precederán necesitarán de todos esos recursos: agua, maderas y minerales. No para que el gobierno firme contratos de explotación de nuestros recursos en beneficio mayoritario de las trasnacionales que constantemente asedian los recursos que la naturaleza proveyó a nuestra Sierra.

La investigación científica debe hacerse permanentemente en la Sierra, donde haya estudiantes e investigadores que analicen las alternativas de mejoría para la región.

Si se deben aprovechar los recursos naturales, pero en beneficio mayor de la población que habita en la región, y anteponiendo siempre la necesidad que también tendrán las generaciones futuras para disponer de esas riquezas. Hacerlo de esta manera implica enfrentar a las políticas neoliberales-económicas nacionales e internacionales. El neoliberalismo es una doctrina que no se limita al ámbito económico, pues enmarca a la política, la ética y el derecho, entre otras áreas. Para analizar los nuevos retos del liberalismo, en cuyos marasmos están envueltos los intereses capitalistas, se reunieron en Mont Pelerin, en 1947, un colectivo de intelectuales con la conducción de Friedrich von Hayek.[46]

Queda de manifiesto que la Sierra siempre ha tenido explotación de sus recursos desde tiempos prehispánicos. Aun así, todavía puede impulsarse la producción de maderas, mediante la silvicultura, en armonía con la naturaleza y preservando los recursos que requerirán las próximas generaciones. Por cuanto a la minería, aún se pueden explotar algunas betas de minerales que existen en las entrañas de la tierra, pero con un beneficio principalmente para las personas sierreñas y preservando los recursos que necesitarán las generaciones próximas.





Fuentes de consulta.



Bibliográficas:



Bustamante Álvarez, Tomás. La tragedia de los bosques de Guerrero. Historia ambiental y las políticas forestales. México: Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Universidad Autónoma de Guerrero), Ediciones Fontamara. 2003.



Carlsen, Laura y otros. Enfrentando la globalización. Respuestas sociales a la integración económica de México. México: Porrúa. 2003.



Contreras Natera, Miguel Ángel. Crítica a la razón neoliberal. Del neoliberalismo al posneoliberalismo. México: Ediciones Akal. 2015.



Cruz García, Mauricio; Herrera Sánchez, Graciel y Vargas Villanueva, Blanca Alicia. Historia Regional de Guerrero. Perfil socioeconómico. México: Ediciones Limusa- CONALEP-SEP. 2000.



González Casanova, Pablo. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política. España: Universidad Complutense de Madrid. 2004.



Hernández Ortiz, Esteban. El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. México: Ediciones Rosa Ma. Porrúa. 2017.



Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. México, Distrito Federal: Talleres de Praxis, artes gráficas. 1985.



Jiménez García, Elizabeth; Martínez Donjuán, Guadalupe; Arboleida Castro, Aarón y Vélez Calvo, Raúl. (Coordinadores). Historia General de Guerrero. Volumen 1. Época prehispánica. Arqueología-Etnohistoria. México: INAH, Gobierno del Estado de Guerrero. 1998.



Ochoa Campos, Moisés. Historia del Estado de Guerrero. México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero. 2012.



Pensado Leglise, Mario del Roble. Coordinador. Territorio y  ambiente: aproximaciones metodológicas. México: Siglo XXI Editores. 2011.



Reyna Aguilar, Ramiro. Toro Muerto. Paraíso Desconocido. (México: Talleres de publicidad Corp. Oscar Federico Martínez Delejal. 2011.

Rosales Ortega, Rocío. (Coordinadora), Globalización y regiones en México. México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel Ángel Porrúa. 2000.



Salas Astrain, Ricardo. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005.



Solleiro Rebolledo, Elizabeth. El suelo: ese desconocido. Ecología del suelo. México: Secretaría de Educación Pública. 2002.



T. De la Peña, Moisés. Guerrero Económico. Tomo I. México: Gobierno del Estado de Guerrero, 1949.

Velasco Ocampo, Ma. Guadalupe; Velasco Ocampo, José Raúl; López Hernández, Max Arturo y Lozano Alvarado, Justino. (Coordinadores). Diagnóstico socioeconómico contemporáneo del Estado de Guerrero. Tomo I. México: Universidad Autónoma de Guerrero. 1989.





Libros consultados en internet.



Gudynas, Eduardo. Tesis sobre un viejo problema bajo nuevas expresiones. El nuevo extractivismo progresista. Boletín de seguimiento a políticas de recursos naturales, año IV, número 8. El observador. Enero 2010. Bolivia: Observatorio boliviano de industrias extractivas. 2010. Consultado en http://mail.plataformaenergetica.org/sites/default/files/boletin_el_observador_8_a4e1_enero_2010.pdf



Reyna, Rosa María; Villela, Samuel y Atilano, Juan José. Coordinadores. William Niven: Un explorador y aventurero en el umbral revolucionario de Guerrero. Consultado en http://www.cultura.inah.gob.mx/guerrero/images/stories/pdf/Suplemento_49.pdf









Revistas.



Revista Interdisciplina. México: UNAM. 2015. Volumen 3, número 7, septiembre-diciembre 2015, Consultado en http://revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52384/46761



Revista Textual No. 5-6. México: Universidad Autónoma de Chapingo. 1980-1981.





Entrevistas:



Entrevista al señor Francisco Hernández Morales, de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, el viernes, 08 de junio de 2018. Al momento de la entrevista nos encontrábamos en algún lugar del Filo mayor, muy cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero.





Visitas a museos:



Museo Regional de Guerrero, en Chilpancingo. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sala de exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto.





Monografías:



Monografía estatal de Guerrero. Secretaría de Educación Púbica. 1997.





Programas:



SEDESOL. Programa de Desarrollo para la Sierra de Guerrero. 1996-1999.







Fuentes electrónicas:
































[1] Esteban Hernández Ortiz nació el 28 de noviembre de 1974, en El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, México. Egresó como Licenciado en Derecho en 2003, en la Escuela Superior de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro). Ha sido profesor interino en la Preparatoria número 22 y en la preparatoria popular de Río Santiago, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. En 2005 fue coordinador del entonces módulo periférico “El Paraíso”, de la Preparatoria 22. Estas tres escuelas son pertenecientes a la UAGro.
Es cofundador del Campus Atoyac del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados Ignacio Manuel Altamirano (UAGro), plantel fundado en 2008.
De 2006 a 2008 fue conductor de un programa sabatino de radio en Atoyac de Álvarez, Guerrero, programa a cargo del Ayuntamiento municipal.
Viajó a España en 2007 y como estudiante de la maestría en Ciencias Políticas asistió al XXI Congreso Mundial de Ciencias Políticas, en Santiago de Chile, en julio de 2009.
Fue comentarista y conductor del noticiero de televisión en Canal 8, cable costa, en Atoyac de Álvarez, Guerrero, en 2010 y en 2011. Actualmente publica artículos en “Diario Objetivo”, en el estado de Guerrero.
Es autor del libro El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, publicado por Ediciones Rosa Ma. Porrúa, en marzo de 2017.
Presentó la ponencia “La población afromexicana en la Costa Chica de Guerrero” en un congreso sobre comunidades negras, realizado en abril de 2018 en la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos de América.
Está por publicarse uno más de los libros de su autoría, titulado El buscador de hongos. Reflexiones desde la Sierra de Guerrero. Este material lo publica la UAGro y el Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri.


[3] Gilberto Giménez. “Territorio, cultura e identidades. La región socio-cultural”, en Rocío Rosales Ortega (Coordinadora), Globalización y regiones en México. (México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel Ángel Porrúa, 2000), 34. Cita a Van Young (1992: 3).



[4] Moisés T. De la Peña. Guerrero Económico. Tomo I. (México: Gobierno del Estado de Guerrero, 1949), 100.
[5] Gilberto Giménez. “Territorio, cultura e identidades. La región socio-cultural”, en Rocío Rosales Ortega (Coordinador), Globalización y regiones en México. (México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel Ángel Porrúa, 2000), 35.

[6] Mario del Roble Pensado Leglise, coordinador. Territorio y  ambiente: aproximaciones metodológicas. (México: Siglo XXI Editores. 2011), 8-9.

[7] Monografía estatal de Guerrero. Secretaría de Educación Púbica, 1997. Páginas 14-15.

[8] SEDESOL. Programa de Desarrollo para la Sierra de Guerrero 1996-1999.

[9] Mauricio Cruz García, Graciel Herrera Sánchez y Blanca Alicia Vargas Villanueva. Historia Regional de Guerrero. Perfil socioeconómico. (México: Ediciones Limusa- CONALEP-SEP, 2000), 22.

[11] Consultado el lunes, 23 de febrero de 2015 en http://suracapulco.mx/archivos/142022

[12] Antonio Elizalde. Desarrollo. En Ricardo Salas Astrain. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005), 158-159.

[13] Antonio Elizalde. Desarrollo. En Ricardo Salas Astrain. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005), 154.

[14] Vandana Shiva, citada por Antonio Elizalde, en Ricardo Salas Astrain. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005), 161.

[15] Enrique Cienfuegos y Laura Carlsen. “un caso de derechos humanos, ecología e integración económica: los campesinos ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán”, en Laura Carlsen y otros. Enfrentando la globalización. Respuestas sociales a la integración económica de México. (México: Porrúa. 2003), 60.

[16] Johan Martínez Alier. Ecología política del extractivismo y justicia socio-ambiental. Revista Interdisciplina. (México: UNAM. 2015) Volumen 3, número 7, septiembre-diciembre 2015, página 58. Consultado en http://revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52384/46761 (domingo, 24 de junio de 2018).

[17] Pablo González Casanova. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política. (España: Universidad Complutense de Madrid. 2004), 152.

[18] Elizabeth Solleiro Rebolledo. El suelo: ese desconocido. Ecología del suelo. (México: Secretaría de Educación Pública. 2002), 39 y 40.

[19] Elizabeth Solleiro Rebolledo. El suelo: ese desconocido. Ecología del suelo. (México: Secretaría de Educación Pública. 2002), 57.

[21] Rafael Rivera. Mezcal de Guerrero a China. Miércoles, 31 de diciembre de 2008. Diario El Universal. Sección Estados. Consultable en http://archivo.eluniversal.com.mx/estados/70515.html (domingo, 24 de junio de 2018).
[22] Decreta Ortega a la Sierra como octava región de Guerrero. Diario El Universal. Estados. Viernes, 16 de enero de 2015. http://archivo.eluniversal.com.mx/estados/2015/decreta-ortega-a-la-sierra-como-octava-region-de-guerrero-1069415.html (domingo, 24 de junio de 2018).

[23] Johan Martínez Alier. Ecología política del extractivismo y justicia socio-ambiental. Revista Interdisciplina. (México: UNAM. 2015) Volumen 3, número 7, septiembre-diciembre 2015, página 60. Consultado en http://revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52384/46761 (domingo, 24 de junio de 2018).

[24] Johan Martínez Alier. Ecología política del extractivismo y justicia socio-ambiental. Revista Interdisciplina. (México: UNAM. 2015) Volumen 3, número 7, septiembre-diciembre 2015, página 59. Consultado en http://revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52384/46761 (domingo, 24 de junio de 2018).

[25] Denis Goulet, citada por Antonio Elizalde, en Ricardo Salas Astrain. Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005), 162.

[26] Raúl Vélez Calvo. “Etnohistoria”. En Historia General de Guerrero. Volumen 1. Época prehispánica. Arqueología-Etnohistoria. Elizabeth Jiménez García, Guadalupe Martínez Donjuán, Aarón Arboleida Castro y Raúl Vélez Calvo. (Coordinadores) (México: INAH, Gobierno del Estado de Guerrero, 1998),
143-479.

Tambien puede consultarse en Ma. Guadalupe Velasco Ocampo, José Raúl Velasco Ocampo, Max Arturo López Hernández y Justino Lozano Alvarado (Coordinadores). Diagnóstico socioeconómico contemporáneo del Estado de Guerrero. Tomo I. (México: Universidad Autónoma de Guerrero, 1989), 37-38.

[27] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 25-26.

[28] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 27.

[29] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 62.
[30] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 68-70.

[31] Museo Regional de Guerrero, en Chilpancingo. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sala de exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto.

[32] Tomás Bustamante Álvarez. La tragedia de los bosques de Guerrero. Historia ambiental y las políticas forestales. (México: Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Universidad Autónoma de Guerrero). Ediciones Fontamara, 2003), 181.
[33] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero. (México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012), 134.

[34] Al respecto puede consultarse en Esteban Hernández Ortiz. El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. (México: Ediciones Rosa Ma. Porrúa, 2017), 130-135.


[35] http://enciclopediagro.org/index.php/indices/indice-de-biografias/1409-salgado-jesus-h (consultado el día 11 de diciembre de 2017). Es muy probable que se refiera al poblado de Balsamar, municipio de Leonardo Bravo, Guerrero.

[36] Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. La Revolución en la lucha agraria en la Costa Grande. Ignacio Martínez Rivera y Gabino Olea Campos.  Talleres de Praxis, artes gráficas. México, Distrito Federal. 1985. 126.

[37] Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. La Revolución en la lucha agraria en la Costa Grande. Ignacio Martínez Rivera y Gabino Olea Campos.  Talleres de Praxis, artes gráficas. México, Distrito Federal. 1985. 129.

[38] Según Juan J. Lomelí el expediente de Santiago Tlacotepec consta de 60 mil documentos. La huelga campesina y el desarrollo del capitalismo salvaje en los bosques de Guerrero. Revista Textual No. 5-6, 1980-1981, Universidad Autónoma de Chapingo. P. 91
[39] Rosa María Reyna, Samuel Villela y Juan José Atilano, coordinadores. William Niven: Un explorador y aventurero en el umbral revolucionario de Guerrero. Página 5. Consultado el día domingo, 17 de junio de 2018 en http://www.cultura.inah.gob.mx/guerrero/images/stories/pdf/Suplemento_49.pdf

[40] Rosa María Reyna, Samuel Villela y Juan José Atilano, coordinadores. William Niven: Un explorador y aventurero en el umbral revolucionario de Guerrero. Página 5. Consultado el día domingo, 17 de junio de 2018 en http://www.cultura.inah.gob.mx/guerrero/images/stories/pdf/Suplemento_49.pdf
Página 24.

[41] Rosa María Reyna, Samuel Villela y Juan José Atilano, coordinadores. William Niven: Un explorador y aventurero en el umbral revolucionario de Guerrero. Página 5. Consultado el día domingo, 17 de junio de 2018 en http://www.cultura.inah.gob.mx/guerrero/images/stories/pdf/Suplemento_49.pdf
Páginas 35 y 36.

[42] Entrevista al señor Francisco Hernández Morales, de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, el viernes, 08 de junio de 2018. Al momento de la entrevista nos encontrábamos en algún lugar del Filo mayor, muy cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero.

[43]Eduardo Gudynas. Tesis sobre un viejo problema bajo nuevas expresiones. El nuevo extractivismo progresista. Boletín de seguimiento a políticas de recursos naturales, año IV, número 8. El observador. Enero 2010. (Bolivia: Observatorio boliviano de industrias extractivas. 2010), página 1.


[44] En el siguiente enlace puede consultarse un video respecto al “neoextractivismo”. http://www.labioguia.com/notas/que-es-el-neo-extractivismo (domingo, 24 de junio de 2018).

[45] Ramiro Reyna Aguilar. Toro Muerto. Paraíso Desconocido. (México: Talleres de publicidad Corp. Oscar Federico Martínez Delejal. 2011), 15.
[46] Miguel Ángel Contreras Natera. Crítica a la razón neoliberal. Del neoliberalismo al posneoliberalismo. (México: Ediciones Akal. 2015), 27.