HABITANTES PREHISPÁNICOS EN LAS PALMAS, SIERRA DE ATOYAC.

HABITANTES PREHISPÁNICOS EN LAS PALMAS, SIERRA DE ATOYAC
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ

Andando en los hermosos paisajes de Las Palmas, municipio de Atoyac, la mente vuela, aunque no tanto como dice la canción del grupo Magneto, pero si lo suficiente para ubicarnos en el contexto geográfico y temporal entre los siglos del mundo prehispánico y este tercer milenio en sus quince años de transcurso.

Por este paraje cruza el río del punto conocido como El Faisanal, entre El Ranchito y la Nueva Delhi. Del Faisanal hacia arriba se ubica el cerro “El Plateado”, merodeando al Teotepec, el sitio más elevado sobre el nivel del mar en Guerrero, con 3607 metros. Hacia debajo de Las Palmas, su río se une con el que baja de Los Arrallanes y Plan de las Delicias, para luego, en el curso de su cauce, aumentar las aguas del río Atoyac.
En Las Palmas sembraba maíz la gente de El Paraíso entre 1925 y 1960; pues este segundo pueblo se empieza a constituir a partir de 1915.

Estas tierras y aguas les pertenecieron a los Cuitlatecas, un pueblo prehispánico que habitó la zona. Varios siglos después a que los Cuitlatecas descubrieran estas latitudes, serían sometidos por los Aztecas a quienes les rendirían tributo como peones y con mieles, plumajes y pieles de animales feroces.

Los antiguos habitantes de Las Palmas no conocieron los herbicidas ni fertilizantes elaborados por la mano del hombre, sus alimentos eran puros y naturales y no utilizaron herramientas de acero como son el azadón, el machete, la barretilla, el arado o el hacha.

Existe un pequeño cerro de forma circular y piramidal a la vez, lo cual me hace pensar en que en su cúspide se elevaron plegarias a los dioses, así como también seguramente se ofrecieron rituales, dada la amalgama de creencias que tenían los pueblos fundadores.

Después de la conquista militar española dio comienzos la conquista espiritual y según los historiadores, los españoles mediaron las cosas y dijeron a nuestros antepasados que el templo quedaría en el lugar donde se encontraba, pero ya no se adorarían a tantos dioses, si no a uno solo; además una vez que la gente fue aprendiendo el castellano, también recibió la biblia.

Luego que uno ve las figuras de tan lejana datación, la imaginación va hacia aquellos siglos y viene la reflexión respecto a su brillante inteligencia y su ejemplar disciplina, así como su capacidad de expresión mediante estos rastros bien asentados en las rocas.

En Plan de Las Delicias existe otra piedra con marcaciones que datan de varios siglos y en Los Arrallanes hay una más, sólo que este escribano no se ha programado bien para ir al lugar de los hechos y compartir con Usted tan maravillosos testimonios.