La serie “Hablando con música”.
Esteban Hernández Ortiz
Hace ya varias semanas abordé el autobús de la línea estrella
de oro en San Jerónimo, región de la Costa Grande, con destino a Chilpancingo,
la capital del estado de Guerrero. Al
momento de revisar tú boleto para subir a la unidad automotriz, te proporcionan
una bolsa que contiene un refresco y unos audífonos para que puedas escuchar la
música que en el autobús se sintoniza.
Son las 4:40 de la tarde. El conductor del programa musical
narra que el grupo Los Mier se fundó en 1986, eran cuatro hermanos y dos primos
hermanos. Los Mier cantan “la coloreteada”. Luego, el conductor dice que el
papá de los cuatro hermanos del grupo fue director de la montañese.
Enseguida canta Franqui Ruíz, de Puerto Rico, “el padre de la
salsa”. Canta “Lo dudo” de José José. Franqui Ruíz estuvo cuatro años en
prisión al ser acusado de posesión de narcóticos; murió a los cuarenta años de
edad, en 1988.
Luego el conductor se despide, menciona su nombre, que es
Jaime Almeida, y dice que ha terminado la serie “hablando con música”. Para
este momento estamos llegando a Zacualpan, todavía en territorio atoyaquense.
La música continúa y ahora viene la pieza llamada “Chambacú”:
“…cumbia para mi tierra
Y cumbia para mi amor…
Cantémosla en chambacú,
Mi barrio más popular”.
Más tarde viene una melodía que dice:
“Al sonar los tambores
Esa negra se amaña,
Con su pollera coloraa.
Esa negra soledad,
La que goza mi cumbia.
No podía faltar doña Celia Cruz cantando:
“La negra tiene tumbao
Y no camina de lao.
Si quieres llegar derecho,
Mejor camina de frente,
Si quieres llegar primero,
Mejor camina despacio”.
Apareció otra pieza, diciendo:
“procura coquetearme más…
Procura ser parte de mí…
Y te aseguro que me hundo en ti.
Para entonces ya vamos llegando a Pénjamo, pero en Coyuca de
Benítez, lugar donde se venden hamacas. Entonces se cantaba “si la morena pide
más”.
No menos hermosa es la una canción que dice:
“Un amor como el nuestro no debe morir jamás,
Amores como el nuestro,
Se encuentran ya menos…
Merece la eternidad,
Por ser tan puro y sincero no debe morir jamás”.
Ya no pude transcribir más de esta canción, pero en otro
verso comparaba a la grandeza de ese amor de pareja con el de Romeo y Julieta.
Prosigue otra melodía que dice:
“Vives tan rodeada de pobreza,
No tengas pena, no tengas vergüenza,
Que es muy triste y muy dura esta vida.
También soy pobre, soy pobre como tú,
Tengo a mi madre, a mi esposa y a mis hijos,
Que me piden algo y no les puedo dar,
Pero sé luchar y triunfaré…”
Luego, la música da un giro y aparece la canción que dice:
“si tu boquita fuera de mayonesa,
Yo me la pasaría besa que besa.
Si tu boquita fuera de chocolate,
Yo me la pasaría bate que bate…
Para entonces ya estamos en Coyuca, el autobús se detiene
brevemente, suben algunos pasajeros y se reanuda el camino, sin que la unidad haya
apagado sus motores.
Entonces aparece una de esas canciones viejitas que
todavía dan mucha alegría:
“Carmen, se me perdió la cadenita,
Con el Cristo del nazareno,
Que tú me regalaste, Carmen,
Que tú me regalaste”.
Un músico menciona que “son recuerdos del carnaval de
Barranquilla –probablemente se refiere a Barranquilla, Colombia.
Casi llegamos a Los Bajos del Ejido cuando aparece la canción
del venado:
“Ay mujer, la gente anda diciendo por ahí,
Que yo soy un venao…
Que en mi casa llevo faldas y tú llevas pantalones,
No hagas caso a esa jugada,
Son rumores, son rumores…
También aparece la Sonora Dinamita y la canción “no te
metas con mi cucu”.
Para entonces ya estamos en el puesto de revisión que el
Ejército Mexicano mantiene instalado en Los Bajos del Ejido, municipio de
Coyuca de Benítez. Luego de una rápida revisión continuamos el camino y aparece
otra vez la canción “El negro José”, una canción muy escuchada en los países
sudamericanos como Uruguay, Argentina y Colombia; también ha sido muy preferida
en El Caribe –Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, etc.-
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