Don Ignacio López Tarso en entrevista con Ismael Cala, de CNN.
Esteban Hernández Ortiz.
El Lunes, cuatro de abril de
2016, a la una de la tarde empezó una hora de entrevista que el periodista de
nacionalidad cubana Ismael Cala realizó en la Ciudad de México al actor Ignacio
López Tarso. Se trata de una retransmisión de la cadena CNN, pues la entrevista
en vivo fue la emana inmediata anterior.
En esta entrevista, don Ignacio
contó que de adolescente él leía mucho un libro que narraba la historia de Pablo
de Tarso y que su maestro de teatro, Javier Villaurrutia, le dijo que si
realmente quería incursionar exitosamente en el teatro debería cambiar su
segundo apellido por otro. Entonces a su esposa se le ocurrió que dadas sus
apasionadas lecturas sobre Pablo de Tarso, entonces debería llamarse Ignacio
López Tarso.
Pablo de tarso fue quien asesinó
a pedradas a Esteban, un hombre que quiso seguir pregonando los ideales de
Cristo, después de que el hijo de María muriera en la crucifixión. Esteban pasó
a ser un Santo, y lo paradójico de la vida es que también Pablo de Tarso –así
se llamaba el pueblo donde el nació- pasó a adquirir ese rango en la fe
católica, pues después Pablo “se arrepintió” y se convirtió en un hombre que
difundía los pensamientos de Cristo.
López López, también participó en
la película “Macario”, en 1964; “el gallo de Oro”, en 1964 y “la vida inútil de
Pito Pérez”, en 1970, y en muchas otras películas
.
Don Ignacio López “Tarso” nació
en 1925, en Valle de Bravo, Estado de México e ingreso a estudiar en Bellas
Artes en 1948, en tiempos en que aún no aparecía la televisión, al menos en
México.
Así habló don Ignacio en la
entrevista con Cala:
“Mi padre era el encargado del correo en Valle de Bravo, un pueblo
metido en la sierra, de Toluca a Valle de Bravo, cuando eran las secas, había
mucho polvo y cuando llovía había los lodazales.
Estudie la primaria en Guadalajara. Para ir a Toluca de Valle, era muy
difícil, por los caminos y la economía
difícil. El cura del pueblo me dijo que me fuera al seminario. Vas a traducir a
Julio César, vas a aprender latín, griego, me dijo el párroco. La pase muy bien
en el seminario, ahí hice teatro, yo hacia el personaje de un tío en el pueblo,
desde entonces en Temazcalzingo soy “el tío”.
Su papel como actor de teatro.
Don Ignacio López López –como ya
ha quedado dicho que es su real nombre- no solo es conocido en aquella novela
filmada en las playas del Estado de Campeche, donde don Ignacio actúa como “el
mojarras”. Tampoco es conocido sólo por representar a Porfirio Díaz en la serie
“el encanto del águila”. A don Ignacio también se le conoce por sus actuaciones
en el cine y en el teatro.
Ha dado la suerte que a don
Ignacio se le ha asignado el papel de dos Pablos que son íconos de la cultura
universal: Pablo Picasso y Pablo Neruda; el primero un gran pintor que no sólo
hizo pintura, sino también escultura y cerámica, Neruda, un gran poeta chileno, cuyo
verdadero nombre fue Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto.
Interpreta a Picasso en la obra “un
Picasso”. En la entrevista, don Ignacio contó la anécdota de Pablo Picasso que
da sustento a esta obra teatral. La historia se da en París, cuando las fuerzas
hitlerianas estaban casi aniquiladas, pues ya el ejército rojo y las tropas de
Estados Unidos liberaban a muchas ciudades europeas y varios campos de concentración y de
exterminio, en la etapa final de la Segunda Guerra Mundial.
Así lo narra Don Ignacio:
-Está Usted frente a una dama, dijo la bella hembra a Picasso.
-Eso está por verse, contestó Picasso, como en un tono grosero.
En esa ocasión, Picasso pintó al
desnudo a aquella bellísima hembra, quien se desnuda de la cabeza hasta la
cintura, pero estando frente al genio de los pinceles y de espalda hacia el
público.
Como era obvio, al final el
encuentro concluye casi en un nuevo “romance”.
En la obra de teatro
“aeroplanos”, don Ignacio actúa con Manuel “el loco Valdez” y en la obra “el
cartero”, don Ignacio realiza el papel de Pablo Neruda.
En esta entrevista, don Ignacio
habla de museos como el museo Reyna Sofía y el museo del Prado, ambos ubicados
en Madrid.
El servicio militar que realizó don Ignacio.
En los años juveniles de don
Ignacio, el servicio militar obligatorio y se trataba de estar un año
“acuartelado”. En la entrevista, don Ignacio contó que debido a su estatura lo
asignaron en la compañía de ametralladoras. Agregó entre otras cosas, las
siguientes (en su propia voz):
“Viajábamos en Jeep; los otros viajaban a pie. Los de ametralladora teníamos
los mejores servicios. Estábamos durante la guerra.
Mis padres tenían amistad con unos alemanes que sembraban la tierra en
Valle de Bravo. Nos entrenaban en prácticas de guerra, abastecimiento, dejar
incomunicado al enemigo, robarle la comida al enemigo, bombardearlo. Echaban
bolsas de arena para simular bombas. Si te pegaban, te marcaban como ya muerto,
ya eras cadáver, nunca me tocó ser muerto, fui campeón de tiro primero con el 7
milímetros, luego con la ametralladora de 50 milímetros. Siempre el Jeep en
movimiento. En el seminario también había un gran orden”.
Los corridos que ha compuesto don
Ignacio.
En esta entrevista, don Ignacio
así narró su gusto por los corridos:
“Yo nací oyendo corridos, mis padres eran del bajío, mis padres cantaban en la casa, y
a mí me gustaban Benito Canales, Valentín de la sierra… Inventé un personaje,
que fuera el observador, que fue el que vio como agarraron a villa y lo
asesinaron, como engañaron a Zapata para que fuera a la hacienda donde lo
acribillaron. Diez años hice corridos, se me murieron mis músicos y por eso
deje de hacer corridos. Roberto rojas era un guitarrista muy fornido, alto y
fuerte, decían que era mi guardaespaldas; también tenía yo a un muchacho ciego, “el conejito”,
tocaba el acordeón muy precioso, un bajo sexto y le mariachi Pepe Chávez. 15
músicos nos metíamos a un autobús y recorrimos toda la república, no solo
ciudades, fuimos a muchos pueblos y ranchos”. Fin de la cita.
A sus más de nueve décadas de
vida no se le olvidan las obras que tiene que leer para actuar en los
escenarios. Dice que así como rápido aprende, hay veces en que rápido olvida. “Aeroplanos”, por ejemplo si la deja uno o dos
meses, tiene que volver a memorizar. En “Aeroplanos” los personajes principales
son dos amigos muy viejos, que tienen fuertes problemas de salud, que no quieren
revelar. Concluye la obra cuando deciden irse a volar en un aeroplano –señala
don Ignacio-.
Dice don Ignacio que en el
ejército aprendió la disciplina, la constancia y el arduo trabajo.
Los comentarios finales en la entrevista que hace Ismael Cala a don
Ignacio.
Don Ignacio estuvo casado 50 con
una mujer maravillosa, con la cual procrearon tres hijos. Fue una compañera de
vida que le ayudó mucho. Su esposa Clara falleció en el año 2000. Y ahora, en
la entrevista con Cala, aceptó “tener novia” y agregó que él ya no toma
tequila, tampoco fuma y ha dejado de ingerir alimentos picosos.
Finaliza don Ignacio diciendo que
hay que aprender a vivir en las diferentes condiciones. También señaló que la
gustan mucho los dichos y ofreció una nueva versión de un dicho muy conocido: “Más
vale pájaro en mano que mano sin pájaro”.
“Gracias Ismael Cala, gracias CNN”,
concluye don Ignacio.
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