La Sierra de Guerrero
Segunda parte.
(Estos materiales forman parte de un ensayo que elaboré en enero de
2015). La imagen del jaguar se encuentra en la página oficial del portal del gobierno del Estado de Guerrero. Este felino se encuentra en riesgo de extinguirse, pese a que se han encontrado algunos ejemplares en la sierra de Petatlán.
Esteban Hernández Ortiz.
1. De las culturas prehispánicas a
la conquista religiosa en la Sierra de Guerrero.
Respecto a los primeros habitantes de
nuestro Estado se han encontrado vestigios como puntas de flechas, hachas,
huesos tallados pinturas y dibujos en cuevas.
También se han hallado esqueletos
humanos en Tlacotepec, Chichihualco y otros lugares del centro del Estado con
una antigüedad aproximada de entre 30 y 15 mil años, Antes de Cristo (A.C.).
Era el año 400 de nuestra era cuando
los purépechas llegaron a la rivera norte del Balsas, frente a la Sierra de
Guerrero. Pronto comenzaron a someter a su mando a los pueblos de la zona.
La historia cuenta que los primeros
pueblos nahuas partieron de la región Aztlán allá por el año 820 de nuestra
era. Dentro de esos pueblos nahuas estaban los Cohuixas o coixcas, los cuales
ingresaron por el actual Estado de Michoacán, ubicándose un grupo de ellos en
Zacatula, en Atoyac y en Tlacotepec (página 70
Guerrero. Monografía estatal. Edición
1997).
Transcurrieron 210 años desde la salida
de Aztlán hasta la fecha en que se realizó la ceremonia de fundación de la
Ciudad de México-Tenochtitlan[1]. Se sabe que en el año de
1325, los aztecas cambiaron su nombre y pasaron a llamarse Mexicas.
a)
Conquistas prehispánicas.
La regla es que al hablar de Conquista asociemos el pensamiento y
reflexiones con la llegada de los Españoles a nuestro actual territorio
nacional, pero es poco común que nos ubiquemos en un contexto temporal previo
al arribo de las tropas de Cortés y pensemos en las culturas prehispánicas que
también sometían bajo su dominio a otros pueblos, a quienes lograban vencer. En
este aspecto tenemos que hacer una excepción a la regla.
La monografía de Guerrero, edición
1997, publicada por la Secretaría de Educación Pública, en su página 75
menciona que los mexicas manejaban tres clases de dominio sobre sus pueblos
conquistados. Una era el dominio pleno, el cual se aplicaba cuando la población
oponía resistencia militar o bien que su gobernante muriera. En ese caso se
nombraba un administrador del tributo y
de quienes tributaban, llamado Calpixque, desde México.
El sojuzgamiento parcial era una
segunda clase de dominio, utilizado en aquellos lugares donde, no obstante que
se oponía resistencia, su mandatario y ejército aceptaban someterse a los
intereses de sus conquistadores. En este caso, los servidores públicos del
pueblo dominado se mantenían en sus puestos a la espera de que llegara el
recaudador de impuestos. Este caso sucedió en Cihuatlán. Se sabe que los
pueblos sometidos por los aztecas pagaban tributo en especie con miel de las
actuales tierras serranas. Es de estimarse que así fue, pues la abundante
vegetación seguramente facilitaba la producción de miel.
El señorío de Cihuatlán se diseminó
desde el río Balsas, en la frontera purépecha, hasta el río Papagayo y desde el
litoral del Océano Pacífico hasta el norte de la Sierra Madre del Sur[2]. Cihuatlán estableció
fortificaciones en el tramo que va desde la presa de La Villita hasta la presa
del Infiernillo.
Izcoatl atacó a los cuitlatecas del
Balsas en 1433, entre los ríos Cocula y de los Sabinos. Al morir Axayacátl en
1840, Tizoc pasó a ser el nuevo “Tlatoani mayor” de los mexicas. En su imperio,
los mexicas dominaron a los Cuitlatecas y se cree que los mexicas llegaron a
tener subyugados a 35 señoríos, entre ellos Cihuatlán.
La página 79 de “Guerrero. Monografía estatal”, edición 1997. Señala que el 4 % de los productos
agrícolas recibidos por México-Tenochtitlan eran aportados por Cihuatlán y
Tepecoacuilco. En el caso de la miel, el 60 % era aportado a México.tenoctitlan
por los señoríos de Cihuatlán y Tepecoacuilco. El incienso que llegaba al
imperio mexica era en un 99% de estos señoríos; el incienso se llamaba ecozahuitl. El 50 % del copal que
llegaba como tributo al imperio mexica procedía de Cihuatlán y Tepecoacuilco.
Tenochtitlan se adjudicaba las tres quintas partes, en tanto que el resto se
repartía en dos partes iguales a Tlacopan y a Texcoco. Posteriormente de que se
garantizaran los gastos civiles. Militares y demás del servicio público en el
gobierno, el resto se repartía entre el pueblo
y sus representantes para las fiestas celebradas durante todo el año.
Cihuatlán también contribuía con
pieles, animales vivos y animales
marinos para las ofrendas a los dioses. Luego de la muerte de Tizoc, acaecido
en 1486, arribó al cargo Ahuízotl, quien propagó el señorío mexica desde el Golfo
de México hasta el Pacífico, combatiendo a la par a los Purépechas. Entre los
años de 1486 y 1502, se rebelaron los chontales en contra de los mexicas, sin
embargo rápidamente fueron vencidos y los mexicas se encaminaron hacia la Costa
Grande, fijando la frontera con los Purépechas en el río Balsas.
La página 71 de la monografía señalada
dice los purépechas tenían dos capitales en el año 850, pero al aumentar la
población, Hirepan reunió a sus dos hermanos para encaminarse a la conquista de
“Coyucan” –hoy día, Coyuca de catalán- y que llegaron hasta Zacatula,
prosiguiendo a Coahuayutla, dándole por la cordillera y sometiendo a varios de
los pueblos, hasta llegara Mexiquito, municipalidad de Zirándaro.
Los Cuitlatecos extendieron sus
dominios por el sur de la frontera purépecha y ocuparon Coyuca de Benítez,
Atoyac, así como la zona norte de Tecpan y Petatlán[3], por lo que se hace
evidente que los cuitlatecas dominaron gran parte de la Sierra de Guerrero
(Página 72. Guerrero. Monografía estatal, edición 1997).
b) La conquista española en la Sierra de Guerrero.
La historia registra que en 1523 el conquistador
español Hernán Cortés dio órdenes de construir pequeñas embarcaciones en
Zacatula, en las cercanías de Zihuatanejo y rumbo al vecino Estado de
Michoacán. El propósito fundamental era que el material que llegaba de
Veracruz, vía terrestre hasta el centro del actual Guerrero, fuese transportado
por medio de pequeñas “balsas” hasta Zacatula, a través del río que hoy se
llama “Balsas”.
El
Balsas nace en Tlaxcala, entidad donde se le conoce con el nombre de “Zahuapan”;
en Puebla se llama “Río Atoyac”. Poco antes de arribar a los límites entre los
Estados de Puebla y Guerrero se le empieza a conocer con el nombre de “Río
Mezcala”, hasta que en las inmediaciones de la carretera México-Acapulco se le
empieza a llamar “Río Balsas”. Entre Octubre y Noviembre se realiza el maratón
náutico del Balsas, una competencia internacional de lanchas, que tiene como
punto de partida la población minera de Mezcala y que tiene como meta el océano
pacífico. En Guerrero los principales
afluentes que alimentan al Balsas, descienden de la Sierra.
El Océano Pacífico también fue conocido
como la Mar del Sur. Este Océano atrajo rápidamente la atención de las tropas
conquistadoras y en 1520 Cortés pidió a Gonzalo de Umbría que se trasladara a
Zacatula, muy cerca de la salida del Balsas hacia el mar, pues le había llegado
información de que en esa zona los aborígenes lavaban la tierra para extraer
del suelo somero “granos de oro”. Umbría y sus hombres volvieron ricos, relató
el cronista español Bernal Díaz del Castillo[4].
c) La época porfirista en la Sierra de
Guerrero.
Para 1890, en Guerrero un peón ganaba
al día 21 centavos, a la vez que en el resto del país, el salario diario de un
peón era de 36 centavos. En los lugares de la Sierra, los terrenos de cultivo
considerados de bajo rendimiento se destinaban al pastoreo de vacas y cabras.
Cuando finalizaba el siglo XIX las sierras de Oaxaca, Puebla y Guerrero
alcanzaron su cúspide en esta actividad con 900 mil cabras, de las cuales se
aprovechaba la carne –ya seca y salada-, así como también la grasa. (Guerrero.
Monografía estatal, Página 171, edición 1997).
d)
Estación
Toro Muerto.
Suele
ocurrir que a la altura de El Ranchito o de la Nueva Delhi, en la Sierra de
Atoyac de Álvarez, Guerrero, se vea a uno que otro estadunidense un poco
confundidos, pues el mapa indica que está debidamente asfaltada la Carretera
Atoyac-Paraíso-Puerto del Gallo-Filo de Caballos-Casa Verde. La realidad de los
hechos dista bastante de lo que el mapa señala. Es todavía más inusual que la
gente habla de “Estación Toro Muerto”, pues sólo decimos: Toro Muerto, sin el
precedente de “Estación”. No es que se refiera a una estación de radio, que
bastante bien operaría a los 2691 metros sobre el nivel del mar en que se
encuentra enclavada esta población[5]. Estación Toro Muerto se
refiere a la estación del ferrocarril que habría en esa comunidad según los
planes del gobierno porfirista cuando empezaba el siglo XX.
En
su libro “Toro Muerto, Paraíso desconocido”, Ramiro Reyna dice que “en los
mapas aparece también como Estación de Toro Muerto, y esto se debe quizá a que
durante el porfiriato se tenía el proyecto de comunicar a la Ciudad de México
con la costa del Pacífico por medio del ferrocarril, aunque su objetivo
principal era dar salida al mineral que se extraía en la región del Balsas, el
cual se transportaba en bestias para embarcarse en el Océano Pacífico. Continúa
Reyna diciendo que hacia 1980 dio continuidad la línea ferrocarrilera,
procedente de Cuernavaca, arribando a Guerrero a través de Buena Vista de
Cuellar, Iguala y Cocula, hasta llegar a la comunidad de Balsas Sur. Agrega
Reyna que una vez llegadas las líneas férreas a Balsas Sur el plan era
atravesar la sierra hasta llegar a la Costa.
Dice
que el Presidente Porfirio Díaz había inaugurado el tramo hasta Cocula en 1898
y que en 1900 hizo la inauguración hasta
Balsas Sur, pues en ese año ya se había instalado sobre el Balsas el puente de
fierro traído desde Nueva York. Reyna dice que Toro Muerto antes se llamó
Carrizalillo debido a la abundancia de carrizos en el lugar, pero que se cambió
al nombre para ser “Toro Muerto” porque por el lugar descansaban los
comerciantes[6]
que transitaban de Tierra Caliente hacia la Costa y que en una ocasión los
transeúntes encontraron un esqueleto de Toro y colgaron el cráneo en un árbol.
Reyna cierra este apartado diciendo que el proyecto de llegar el ferrocarril
hasta la Costa feneció en la estación de Balsas Sur (Página 15).
La
Monografía estatal de Guerrero, que publicó la Secretaría de Educación Pública
en 1997 dice en su página 234 que “Desde hace varios años se suspendió el
tráfico entre México y Cuernavaca;
presta servicio solamente con trenes flete. De Cuernavaca a Balsas Sur, en
cambio Ferrocarriles Nacionales opera con un tren diario de pasajeros y uno o más
trenes de carga”. El artista guerrerense Gerardo Reyes
cantaba[7]: “me voy en ese tren que
va con rumbo al Sur…”
[2] Página 79. Guerrero. Monografía
estatal. Edición 1997.
[3] También habitaron Ajuchitlán del
Progreso y el Norte de San Miguel Totolapan.
[4]Bernal Díaz de Castillo
fue un conquistador y a la vez cronista español. Nació en Medina del Campo,
Valladolid en 1492 y murió en Guatemala
en 1585.
[6] Reyna menciona que los comerciantes
que viajaban de la Tierra Caliente hacia la Costa, traían mezcal y que a su
regreso llevaban “bocadillo” (dulces de coco) y sal (página 17).
[7] Gerardo Reyes murió el día 25 de Febrero de 2015 a la edad de 79 años, víctima de cáncer
de hígado en la llamada Ciudad de la eterna primavera, Cuernavaca, Morelos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario