Guerrero
guerrillero.
Esteban
Hernández Ortiz.
El
18 de mayo de 1967 la plaza de Atoyac fue
testigo de una masacre cuando se accionaron las armas de fuego de la Policía
del Estado. Cinco manifestantes y dos policías murieron; intervino el ejército
y la tragedia no aumentó en número de fallecidos y heridos. Después de aquella
concentración, nunca más se volvió a escuchar la oratoria del profesor Lucio
Cabañas Barrientos y se internó en la sierra donde nació y creció.
Los
abusos perpetrados desde el poder no pararían ahí, la muerte cabalgaba, y para
el día 20 de agosto de 1967, en Acapulco serían asesinadas 38 personas a manos
de un grupo de gatilleros encabezados por El
chante Luna, el animal y el Zanatón, entre otros pistoleros que
fueron contratados por funcionarios del gabinete del gobernador Raymundo Abarca
Alarcón. Esa práctica de contratar pistoleros sin pudor abundaba en pueblos de
Guerrero, como sucedía en la Sierra de Atoyac. Los ricos simulaban como si nada
hubiese pasado.
Las
personas que se habían congregado aquel 20 de agosto eran campesinos
productores de copra. En esa anualidad se eligió la nueva directiva de los
copreros. Muchos de ellos se quejaban de que la elección había sido
fraudulenta, pues resultó electo un conocido acaparador de ese producto, que
respondía al nombre de Jesús Flores Guerrero. Así lo mencionó Roberto Ramírez
Bravo en este diario, el 20 de agosto de 2001, con el título “A 40 años,
impunes los responsables de la matanza de los copreros” (http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2007/08/20/index.php?section=sociedad&article=012n1soc).
Al estilo del porfiriato, que cobraba impuestos por cada ventana que hubiese en
los hogares, a los copreros les fueron impuestas cuotas de trece centavos por
coco y 7 centavos por cada palmera, con el fin de dificultar la organización de
los copreros.
Ya
desde los años cincuenta había en Guerrero el acaparamiento y el despojo de
tierras; los más pudientes pagaban muy baratas las tierras más fértiles y
proveídas de aguas. Se amenazaba a los campesinos, quienes en la mayoría de las
veces, habían heredado de sus padres o abuelos esas propiedades. En 1958
ascendió al poder el gobernador Raúl Caballero Aburto y ya desde esos años, en
la ciudad de México se reunían algunos profesionistas guerrerenses para
analizar la situación de Guerrero, pensando en un cambio político. Entre mayo y
junio de 1960 se integró el Comité Cívico Guerrerense y uno de sus integrantes
más destacados era un profesor nativo de San Luís Acatlán, de nombre Genaro
Vázquez Rojas. Pensaban en solicitar la “desaparición de poderes” y otras
formas de expresión dentro del marco legal; después convocaron a la
desobediencia civil, donde no se pagaran impuestos.
El
30 de diciembre de 1960, en la alameda de Chilpancingo varios manifestantes
perdieron la vida, a manos del ejército. La Universidad de Guerrero, luchaba
por ganarse el adjetivo de “Autónoma”, y con ello, su independencia del
gobierno estatal. Vázquez Rojas invita al campesinado a levantarse en armas si
no se decreta la desaparición de poderes.
Después
de un periodo en que el movimiento de izquierda logro algunos avances, vino la división
interna, algunos fueron corrompidos. Al comenzar 1962, Vázquez Rojas refunda al
movimiento y ahora se llama Asociación Cívica Guerrerense. En Iguala, hay 280
detenidos, 23 heridos y siete muertos. Se gira orden de aprehensión contra
Vázquez Rojas y éste huye del Estado, pero el 9 de noviembre de 1966 es
detenido en la capital federal.
En
Agosto de 1967 fue la matanza de los copreros en Acapulco. Guerrero destilaba
sangre, a raíz de la violencia que se orquestaba desde las élites del poder.
Genaro
Vázquez pasaba sus días en una celda de Iguala, pero desde su reclusión
organizaba ya no un movimiento político a las luces del día, ahora planeaba el
movimiento armado. Seguramente confiaba en Atoyac, donde su padre radicaba y
era litigante. El 22 de abril de 1968, un equipo de compañeros suyos rescata a
Genaro de la cárcel y huyen hacia la Sierra de Atoyac, el ejército los localiza
y se registra el primer enfrentamiento.
Ahora
el proyecto consiste en derrocar a la oligarquía y a los grandes
terratenientes, y establecer un gobierno de coalición popular, entre otros
puntos. El movimiento se renueva también en su nombre, ahora se llama
Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR). Empezaron a buscar contactos
con los campesinos y conocieron caminos y rutas en las escarpadas montañas de
Atoyac. Para entonces ya crecía el movimiento estudiantil en la ciudad de
México. En 1966 se trasladan hacia la Costa Chica, pero al año siguiente
retornan a Atoyac, donde realizan varios secuestros.
El
20 de noviembre de 1971, la ACNR secuestra al rector de la Universidad Autónoma
de Guerrero, Jaime Castrejón Díez; por su rescate piden dos y medio millones de
pesos y la puesta en libertad de nueve presos políticos. La suma monetaria la
entrega el arzobispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo. Al otro día, un avión
militar traslada a los presos canjeados a la capital de Cuba. Luego, tropas
militares peinan la sierra de Atoyac y el rector de la Universidad fue liberado
el uno de diciembre de 1971.
Heberto
Castillo y otras voces de la izquierda nacional dijeron que los métodos
guerrilleros de Guerrero eran terroristas, que desorganizaba a las fuerzas
revolucionarias y que habían desatado una represión indiscriminada.
Había
muchas detenciones en distintas partes del País. Genaro se sentía más seguro en
la Sierra de Atoyac, pero optó por irse a Michoacán y falleció en un supuesto
accidente automovilístico, en las cercanías de Morelia, en tierras purépechas,
el día de la Candelaria, dos de febrero de 1972. Le acompañaban dos mujeres:
María Aguilar Martínez y Blanca Ledezma Gómez. Aguilar Martínez tenía
familiares en Río Verde, según me contó un señor de Puente del Rey, Municipio
de Atoyac, a quien le llamo “Ramón”. Los restos de Vázquez Rojas descansan en
su natal San Luís Acatlán, en la Costa Chica de Guerrero.
Las
represiones no se destierran de Guerrero y el 28 de junio de 1995, 17
campesinos cayeron sin vida, abatidos por las balas de la policía estatal, en
el vado de Aguas Blancas. Un video difundido por el periodista Ricardo Rocha,
en su programa “detrás de la noticia” dejaría al desnudo las mentiras del
gobierno. Nunca hubo el enfrentamiento y la policía estatal disparaba con saña
a los campesinos, quienes sólo portaban machetes. Justo al año, se presenta un
nuevo movimiento guerrillero y se identifica como el “Ejército Popular
Revolucionario”, después se desprende una fracción y se crea el Ejército
Revolucionario del Pueblo Insurgente”.
Un señor de la comunidad de Puente del Rey, a quien llamaré
“Ramón”, me comentó, en julio de 2014, que en El Molote vivía un joven conocido
como “el sabinito”. El Ejército lo detuvo y algunos creen que éste fue
enseñando algunos lugares por donde podían encontrar a Lucio Cabañas. El
Sabinito era hermano de doña Sofía Fraga.
De acuerdo a lo dicho por don “Ramón”, las tropas genaristas anduvieron
merodeando varios pueblos y a otros, de plano entraban a efectuar reuniones. Caminaban
por las orillas de El Puente del Rey y fue al cerro del Cabeza de Venado antes
que Lucio Cabañas. Por varios años Donato Contreras fue la mano derecha de
Genaro Vázquez, pero llegaron a tener diferencias entre sí y se separaron.
Se sabe que se anclaban en el cerro de La Peineta, entre las
poblaciones de Río Verde y San Vicente de Jesús, pues Genaro Vázquez Rojas, tenía
buena amistad con don Juan Javier, el papá de uno de los primeros habitantes de
El Río Verde, que se llamó Santos Javier. Inclusive, le acompañaba una joven,
hija del señor Juan Javier, el día dos de febrero de 1972, fecha del supuesto
accidente automovilístico, acaecido en las cercanías de la Ciudad de Morelia,
Michoacán.
En el año de 1973, el ejército detuvo a los señores Delfino
Juárez, Julio Vázquez y Santiago Adame, acusándolos de pertenecer a la
guerrilla, pero al cabo de algunos días, los pusieron en libertad. Los tres
señores vivían en El Paraíso; don Santiago Adame, ejercía el oficio de
peluquero y ya en los años ochenta se trasladó a vivir a La Pintada. Don Julio
Vázquez fue esposo de la señora Dominga Villa.
Para Jaques Le
Golf “La memoria intenta preservar el pasado sólo para que le sea útil al
presente y a los tiempos venideros”. También dice: “Procuremos que la memoria
colectiva sirva para la liberación de los hombres y no para su sometimiento”
(Citado por Tzvetan Todorov en Los abusos
de la memoria).
Guillermo Bonfil
Batalla, en su obra “México profundo” (1989:299) dice que Guerra en El Paraíso ha sido el trabajo que mejor ha logrado
reconstruir y dimensionar la historia de esta guerrilla, la subjetividad de su
líder, su relación con los actores regionales y con la exuberante naturaleza de
la zona; su interacción con el régimen autoritario y el sufrimiento de los
pobladores debido al trato cruel e inhumano al que fueron sometidos por el
terrorismo de Estado.
El domingo, 22 de abril de 2002, el
diario La Jornada publicaba una nota con el encabezado “los piloncillos, otro
capítulo negro de la brigada blanca en guerrero”, e informaba
que “En
una cancha de basquetbol masacraron a seis pobladores, sin causa aparente. El
24 de abril de 1973, al filo de las siete de la mañana, mientras el helicóptero
de color azul que era utilizado normalmente por el comandante de la 27 Zona
Militar con sede en Acapulco, sobrevolaba Los Piloncillos, un lugar de la
sierra de Atoyac de Álvarez, cien militares, entre ellos hombres vestidos de
civil –que en realidad eran integrantes de la Brigada Blanca–, masacraron a
seis personas en una cancha de basquetbol”.
La Brigada Blanca se constituyó
en 1973 para combatir a los grupos guerrilleros que tenían presencia en
diversas entidades del país, principalmente, Guerrero. A raíz de la represión
en contra de los movimientos estudiantiles de 1960, en Guerrero; luego la de
1968, y con posterioridad, “el halconazo de 1971”, las filas de las guerrillas
tuvieron algunos ingresos de jóvenes que sólo recibieron el puño de hierro, por
parte de los represores gobiernos.
NOTA:
También se consultó en la Revista Proceso, “Lo que empezó con Genaro terminó
con Lucio Cabañas”, 06 de julio de 1985.
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