Una de las imágenes que acompañan a este ensayo de mi autoría, el cuál fue publicado por la Revista Altamirano, número 46, mayo-agosto 2017, en páginas 129-153 del Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, dependiente del Congreso del Estado de Guerrero.
La “sustentabilidad”
en la Sierra de Guerrero.
Esteban Hernández Ortiz.[1]
…El
murmullo del agua de los ríos es la voz del padre de mi padre…
Sabemos
que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida…
la
tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada
la abandona…roba a la tierra aquello que
pertenece a sus hijos y
no
le importa nada… Trata a su madre, la tierra y a su hermano,
el
cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender…
su
hambre es insaciable devorará todo lo que hay en la tierra
y
detrás suyo dejarán tan solo un desierto. La tierra no pertenece
al hombre, es el hombre el que pertenece a la
tierra…
Carta del jefe Seattle al presidente
de Estados Unidos, Franklin Pierce, cuando éste intentó comprarles sus tierras
en 1854, en el noreste de ese país.[2]
Introducción.
En el
presente ensayo se hace un balance de las riquezas naturales de la Sierra de
Guerrero, las cuales, la mayor parte del tiempo han sido explotadas
irracionalmente, desde tiempos prehispánicos, pasando por la Colonia, hasta
llegar a este primer cuarto del siglo XXI.
Es
muy difícil encontrar datos cuantitativos referentes a esta región porque sólo
dos municipios están enclavados en la propia Sierra; los otros doce municipios,
no pertenecen totalmente al filo mayor,
pues su territorio es compartido con las regiones de Tierra Caliente, Zona
Centro o Costa Grande. El INEGI y otras instancias manejan censos y otros
datos, pero clasificada por municipios y la actual Sierra aún no se contabiliza
como tal.
Este
trabajo se ordena de la siguiente forma:
En
el primer apartado se ubica geográficamente a la Sierra de Guerrero y se
manejan las categorías conceptuales de región y territorio. Manejo la categoría
“Sierra de Guerrero” independientemente de que como región exista o no exista
en la cartografía o administración pública del estado de Guerrero, pues en una
investigación académica no necesariamente coinciden las regiones con las
demarcaciones administrativas gubernamentales. Refiriéndose a la región,
Giménez dice: “Por un lado no se requiere que sus fronteras sean impenetrables
y, por otro, tampoco se requiere que dichas fronteras coincidan con las
divisiones políticas o administrativas más fácilmente identificables o incluso
con accidentes topográficos”.[3]
En el
segundo apartado se ofrecen algunos datos de la orografía, la flora y la fauna
de la región. En el tercer apartado se analiza el “desarrollo sustentable” en
la Sierra.
Para
el cuarto apartado se analiza el aprovechamiento de los recursos naturales en
tiempos prehispánicos. En el apartado número
cinco se aborda la explotación de recursos y el pago de impuestos en la
Sierra durante la Colonia.
El sexto apartado
corresponde a un breve análisis de la lucha de la Sierra por las libertades en
la Independencia, en la Revolución y en la Reforma Agraria. En
el séptimo se abordan brevemente algunos aspectos de la producción minera de
1890 a 1970 en la Sierra.
Para concluir se presentan las reflexiones
finales.
1.- Ubicación geográfica de
la Sierra y construcción de mi región de estudio.
Entre el centro y el Oeste del Estado de
Guerrero se ubica una cadena de montañas que forman parte de la Sierra Madre
del Sur. Este espacio es conocido como la Sierra de Guerrero o el Filo Mayor y
pertenece a la Sierra Madre de Sur.
En 1949,
el gobierno del estado de Guerrero publicó un material de Moisés T. De la Peña,
en el cuál, el autor dice:
Lo que en Guerrero se llama el filo
mayor de la Sierra, y que de manera necesariamente ininterrumpida forma el eje
montañoso a todo lo largo del Estado, está particularmente bien diferenciado en
la montaña occidental, desde el municipio de Coahuayutla, en donde apenas a 10
Km. al E. de la gran cortadura del Balsas, ya el filo mayor alcanza altitudes
superiores a 1000 m. (el lecho del Balsas va a menos de 150 m.), frente a la
opuesta desembocadura del Tepalcatepec. Con una muy notable uniformidad se
mantiene más adelante alrededor de los 2, 300 m. de altitud, desde los 101.25
grados de longitud oeste y los 18.15 de latitud norte, con picos y aún cuchillas
de varios Kms. en las que se alcanzan las alturas máximas del Estado, de más de
3, 000 m.[4]
La sierra no sólo puede
explicarse como región que la naturaleza creo, pues “la región es producto del
medio ambiente físico, de la historia y de la cultura”.[5]
La categoría conceptual de territorio también es manejable en este
ensayo.
En contraste con el municipio, el
territorio no se circunscribe a un espacio geográfico inamovible, arena de
lucha formal y cíclica de los intereses políticos o escenario de alguna
instancia administrativa burocrática local, sino que es una unidad de estudio
flexible, delimitada en función de una construcción social, cultural y política
dada en un espacio específico. El territorio puede hallarse delimitado en el
municipio, o estar dentro de él, o abarcar a más de uno pero lo importante es
que sea un espacio asociado a procesos social organizativos que poseen una o
múltiples identidades que lo cohesionan y lo consolidan.[6]
Para el caso de este breve estudio, el
territorio no está en un solo municipio, sino que lo componen partes de 12
municipios y el territorio completo de dos municipios, que son Leonardo Bravo y
Heliodoro Castillo.
La
anchura actual de la Sierra es de cien kilómetros y la altura promedio sobre el
nivel del mar es de 2, 000 metros. El Cerro del Teotepec tiene una altura de 3,
705 Metros Sobre el Nivel del Mar (MSNM) y el Tlacatepec, el segundo más alto
en Guerrero es de 3, 4 95 MSNM.[7]
El
cerro “Cabeza de Venado”, el tercer punto más elevado en Guerrero, en plena
Sierra. Tras él se encuentra una cadena de montañas, en las que se sitúan
pueblos como Los Laureles y La Galera. Fotografía de un archivo personal, la
cual tomé desde el panteón de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez,
Guerrero, en marzo de 2016.
La
Sierra comprende la parte alta de los siguientes municipios: Coahuayutla de
José María Izazaga, Zihuatanejo de Azueta, Petatlán, Tecpan de Galeana, Atoyac
de Álvarez, Coyuca de Benítez, Chilpancingo de los Bravo, Eduardo Neri, San
Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Coyuca de Catalán y Zirándaro. General
Heliodoro Castillo y Leonardo Bravo son municipios que pertenecen totalmente a
la Sierra. Los catorce municipios que pertenecen a tres regiones del Estado de
Guerrero, las cuales son: Tierra Caliente, Costa Grande y Zona Centro.
En
las siguientes imágenes se delimita a la Sierra de Guerrero.
Fuente:
Elaboración propia con base en mapas del INEGI.
|
Fuente: Elaboración propia
con base en datos del INEGI.
Tiene
una superficie estimada de 18 797 Km2 y cerca de un millón
aproximado de hectáreas boscosas.[8] En la superficie de la
Sierra Madre del Sur, 45 % son praderas, un tercio es montañoso, y solo la
cuarta parte tiene humus para la
agricultura.[9]
Hay
pueblos que tienen nombres alusivos a la naturaleza: El Frío, La Primavera, El
Iris, Los Laureles o Las Margaritas; también hay pueblos con nombres de frutas
como El Durazno, Los Arrayanes y El Tejocote. Otros tienen nombres de animales
como Toro Muerto, Campamento de Vacas y El Gallo. Otras comunidades tienen
nombres de instrumentos como El Tambor o La Guitarra. No faltan algunas
comunidades con nombres celestiales como El Edén o El Paraíso. Existe un pueblo
que lleva el nombre de la capital estatal, pero en diminutivo: Chilpancinguito.
No
obstante las riquezas que se han explotado, mediante políticas extraccionistas,
la Sierra es la parte alejada y olvidada de los gobiernos municipales, de las
regiones administrativas, de los poderes constitucionales del estado de Guerrero
y del gobierno federal.
2.- Orografía, flora y fauna.
Sobre la corteza terrestre de la Sierra
resaltan elevadas cadenas de montañas con portentosos cerros y existen muchos
mantos acuíferos que dan lugar a caudalosos ríos al ir descendiendo hacia las
poblaciones y ciudades. La Sierra es dadora de vida, pues en ella
nacen 23 ríos que descienden hacia la Costa Grande, la Tierra Caliente y la
zona Centro, proveyendo de agua a miles de guerrerenses, tanto para consumo
humano como para actividades agropecuarias.[10]
En la fauna de la
Sierra se encuentran especies en peligro de extinción, como es el venado cola
blanca y el jaguar. Un
monitoreo en el ejido Cordón Grande, en la sierra de Tecpan, logró cubrir cerca
de 93 kilómetros cuadrados, permitiendo captar unas 380 fotografías de
mamíferos de 17 especies distintas, entre ellos ocelote, jaguarundi, puma, tigrillo
y jaguar, todos en peligro de extinción[11].
Del
lado atoyaquense, en las zonas cafetaleras, dado el abandono de las parcelas se
han reproducido especies como los jabalíes y venados; también aves como las
chachalacas y palomas moradas.
Por
cuanto a la flora existen especies exóticas, que en el mercado alcanzan precios
muy elevados, por encima de maderas como el pino o el oyamel; se trata de
maderas como el granadillo y el árbol de macarpinteri, especies exóticas que
son de escasas cantidades. También existen árboles conocidos como moreno, palo
maría, tepehuaje, cucucho, laurelilo, magnolia y chipilillo.
3.- El “desarrollo sustentable” en la
Sierra.
A
partir de que en 1992 se realizara en Río de Janeiro, Brasil, la Cumbre Mundial
Sobre Medio Ambiente y Desarrollo, se fue agregando el calificativo de “sostenible”
al concepto de “desarrollo”, entendiendo que el desarrollo sostenible se refiere a las necesidades de las
generaciones presentes sin menoscabo de las necesidades de las futuras
generaciones. Citando a Banuri, Antonio Elizalde refiere que años después se
empezó a manejar la categoría conceptual Desarrollo
Humano Sustentable descrita como la “ampliación de las preferencias y
aptitudes de las personas mediante la formación de capital social de modo que
satisfaga de la manera más equitativa posible las necesidades de generaciones
actuales sin comprometer las necesidades de generaciones futuras”.[12]
Por tanto, no podemos hablar del “desarrollo
sustentable” refiriéndonos a tiempos anteriores a 1992, aunque si podemos decir
que de ese año hacia atrás, siempre ha habido un uso excesivo de los recursos
naturales sin tomar medidas que no contaminen y sin planear la preservación de
los recursos.
Para Gustavo Esteva, citado por Antonio
Elizalde, la aparición del subdesarrollo y del desarrollo se da el 20 de enero
de 1949, cuando el presidente Truman, de los Estados Unidos, decía: “Debemos
embarcarnos en un valeroso nuevo programa para hacer que los beneficios de
nuestros avances científicos y progreso industrial estén disponibles para el
mejoramiento y crecimiento de las áreas subdesarrolladas”.[13] En nombre del
“desarrollo” y el progreso se están destruyendo los bosques, el agua y la
tierra.[14]
Ahora
ya no existen las cantidades de árboles aptos para explotarse, como los hubo en
los años 50´s y 60´s del siglo XX, pero si se reforestaran los bosques y se
protegieran de incendios, pronto la Sierra tendría nuevamente un enorme
potencial silvicultor.
Tronco
de árbol de Ayacahuite en una zona donde la Compañía Silvicultora S.A. extrajo
miles de metros cúbicos de madera entre los años 50´s y 60´s del siglo XX.
Fotografía que tomé el viernes, 08 de junio de 2018, en la Sierra de Guerrero.
La
empresa Boise-Cascade Forest Products, cuya sede está en Boise, Idaho, Estados
Unidos, suscribió un convenio con el gobierno de Guerrero para extraer de 20 a
30 millones de pie-tabla anualmente durante cinco años, de 1995 al año 2000. A
pesar de que la trasnacional negara haber firmado ese convenio, organizaciones
como Greenpeace y el Centro de Derechos Humanos Agustí Pro aseguran que dicho
acuerdo si existe. Esta empresa ha clausurado aserraderos en su país, argumentando
un “ecologismo extremo”, en cambio sí encontró que en la Sierra de Guerrero no
había tanto ecologismo y bien podían extraerse maderas sin mayores
dificultades.[15]
Siguiendo
a Johan Martínez Alier, es necesario recurrir a métodos pacíficos como lo
usados por Ghandi, para defender al entorno ecológico así como lo mostró el
Movimiento de Justicia Ambiental en Estados Unidos en 1982, en un altercado de
Warren County en Carolina del Norte, en la defensa contra el “racismo
ambiental”, motivándose en la lucha de Martin Luther King.[16]
¿Para
qué exportar las preciosas maderas si en la Sierra podrían establecerse
cooperativas integradas por pobladores, donde se fabriquen muebles? Esas cooperativas deberían
asumir el compromiso de proteger las áreas boscosas de donde obtuvieran sus
recursos maderables. Reforestar, regar, fertilizar con abonos orgánicos,
utilizar barreras vivas o “muertas” para evitar la erosión por lluvias. A los
niños debería inculcarse estas prácticas de protección ecológica. De paso, la
niñez entenderá que se puede vivir de la fabricación y venta de muebles. No
sólo habrá una revolución productiva, también habrá una revolución de
conciencias, a mi juicio, esto último sería lo
mejor de todo lo mejor. ¿Por qué habiendo riquezas se vive en tanta
pobreza?
Las
fuerzas dominantes admiten que hay pobreza, miseria y destrucción de la
naturaleza, siempre que no se pretenda culpar de su existencia al capitalismo
ni al modelo neoliberal. Para el capitalismo, toda perspectiva crítica es vista
como una ideología conspirativa que atenta contra un sistema que funciona mucho
mejor que cualquier otro. Muchos funcionarios, publicistas e investigadores
rechazan que los saberes que ofrece el sistema dominante tengan por meta
explotar a la humanidad y depredar a la naturaleza. Para ellos, el prototipo
tecnocientífico se debe admitir como una verdad sin alternativas, donde otro
mundo no es posible.[17] De manera tal que “todos
deberíamos aceptar al mundo como es” y sumarnos a las prácticas que
mayoritariamente rigen la vida en este primer cuarto del siglo XXI.
Desde
luego que hay otras opciones de vida en la Sierra, que también pueden y deben
ligarse a la protección del entorno natural.
Las compañías extractoras de
maderas no dejan de talar árboles, muchas veces violando las normativas
legales, en contubernio con dependencias gubernamentales, y en cambio, la
reforestación casi es nula.
Los suelos forestales tienen
muchos nutrimentos para las plantas pero no son recomendables para la
agricultura por ser frágiles, al hacerse desmontes, los suelos pierden con
mucha facilidad sus riquezas que desde tiempos inmemoriales poseen.[18]
El desgaste de los suelos
repercute severamente en la producción de alimentos, pues el número de
habitantes va en aumento, y entonces se requieren más servicios de salud, de
caminos, escolares, de empleo, de vivienda y otras necesidades. Cada año se
pierde un centímetro de suelo.[19]
Los
suelos están siendo severamente dañados con el uso de fertilizantes, herbicidas
y plaguicidas de la industria agroquímica. Los abonos orgánicos ya poco se
aplican. “Antiguamente las milpas sólo se chaponaban
y no se aplicaban fertilizantes, tampoco fumigábamos”, suelen decir los
campesinos productores de maíz. Respecto a la cafeticultura, también dicen que
“antes no se abonaban a las matas de café, sólo era necesario chaponar y las huertas producían café en
abundancia”.
Hay honrosas excepciones, en
defensa de los suelos, como ocurría en el año 2014 en Los Morros, municipio de
Leonardo Bravo, donde pondrían en marcha un venadario, en un área cercada, pues
los habitantes aseguran que los venados y los chivos, afectan a la vegetación,
pues comen los pequeños arbustos y dañan a las ramas de otros vegetales de
mayor crecimiento. Además de perjudicar el suelo y pequeñas plántulas con sus
pequeñas pezuñas.
Lo escabroso de las tierras serranas
dificulta la agricultura, al menos con los métodos tradicionales como son la rosa, tumba y quema.[20]
Lo mismo ocurre con las actividades pecuarias, pues debido a las pendientes, la
mayoría de los suelos no son terrenos adecuados para la ganadería. Aun así, por
siglos la agricultura y la ganadería han sido los principales soportes de la
economía familiar, aunque estas actividades no le permitan alcanzar una
producción suficiente para participar en los mercados nacionales o
internacionales. Es necesario elevar nuestra capacidad de
producción en el campo. Existen pueblos que producen peras, manzanas, duraznos,
aguacates, café, mezcal, miel; también hay comunidades que crían ganado menor
como chivos y borregos, además del ganado mayor, como son las vacas, de las que
obtiene leche y carne, además de los derivados lácteos como son crema, requesón
y queso. Del ganado porcino se obtiene carne y chicharrón, además de la manteca
que se usa en lugar de aceite para guisar. En los cultivos de traspatio hay verduras
y algunas frutas.
En el mejoramiento de las condiciones de vida, la producción
agropecuaria para el consumo familiar representa un avance porque al menos no
tendrá que comprar muchos de los productos requeridos en el hogar, pero si no
hay apoyo del gobierno para colocar sus productos con buena calidad competitiva
en el mercado, de poco sirve tener los suelos, el agua y el clima apropiados.
Elevar la producción agropecuaria, incluyendo la silvicultura en armonía con la
naturaleza, conllevaría a que la población serrana tuviese mejores condiciones
de vida. Hay otras actividades que hasta ahora no se han promovido lo
suficiente, como son las artesanías, el ecoturismo y deportes como el
motociclismo de montaña. Claro que para que puedan implementarse estas
actividades, debe combatirse a la alta delincuencia que azota a la región desde
hace ya varios lustros.
Hay pueblos que fabrican mezcal de
buena calidad que incluso ha sido exportado a China.[21]
En suma, hay condiciones naturales
para la producción en sus diversas ramas, y también hay vocación de la
población serrana por el trabajo. Se puede salir adelante, pero sin dañar más
al entorno ecológico y si los gobiernos disminuyen sus políticas entreguistas.
En
algunas poblaciones hay escasez de agua, a pesar de tener la gracia de
encontrarse en la Sierra. Ante el aumento de la población, el agua cada día es
más insuficiente y las épocas de hastío empiezan a vivirse. Paradójicamente hay
comunidades no tienen casi arboledas en sus inmediaciones. Los incendios y la
extracción irracional de los bosques han ocasionado la disminución de la
biodiversidad, el calentamiento global que ocasionan lluvias atípicas y
trastornos climáticos, y la disminución de especies animales y vegetales.
Hace
algunas semanas, miré en una barda de Los Planes, población cercana a El
Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, un anuncio de una campaña de
protección al ambiente, que decía: “ya nada más queda el medio por que el otro
medio ya se lo acabaron”. Vivimos en un mundo en conexión. Los árboles de la Sierra
son generadores de vida, purifican el aire; dan frescura para el mantenimiento
de mantos acuíferos, los cuales van integrando 23 ríos, cuya agua es
aprovechada en distintas partes de Guerrero.[22] Los árboles importan no
sólo por las maderas.
Para
el capitalismo todo es vendible, y todo debe venderse y comprarse a la mayor
rapidez posible, sin importar los irreversibles daños ecológicos. Los grandes
inversionistas nacionales e internacionales se coordinan y siempre están
pensando en obtener jugosas ganancias en sus negocios, así se dañen selvas o
ríos, y una infinidad de especies de animales y de vegetales. Para eso se
amparan en concesiones que les otorgan los gobiernos.
Citando
a K. W. Kapp, Martínez Alier dice que “el capitalismo es un sistema de costos
sociales no pagados”.[23]
Una
medida para que haya preservación de los recursos naturales es que trabajen
biólogas y biólogos que investiguen el funcionamiento de los ecosistemas en la
Sierra, así como en los organismos y a nivel uni y pluricelular, aplicando el metabolismo social, una categoría que nace en la Biología del siglo XIX.[24]
Así, se dará cuenta a los gobiernos, a las universidades y a las
organizaciones no gubernamentales que estén realmente comprometidas con la
defensa del ambiente, y no alineadas a los intereses de los grandes capitales
expoliadores, tanto nacionales como internacionales. Estudiosos de otras
disciplinas pueden ir a hacer trabajo de campo e investigar científicamente en
la Sierra. Pero aquí también no se podrá tener éxito mientras prevalezcan las
condiciones fratricidas de inseguridad.
En cuestión de conservación del
bosque ha habido grupos de campesinos a los que el gobierno brinda pequeños
apoyos en equipos de herramientas, pero no se da el salto mayor para proteger a
los árboles, no se da seguimiento a la reforestación, solo se siembran miles de
pequeños árboles, pero no se protegen y se cree que crecerán a la buena de
Dios.
Ni
hay desarrollo ni hay sustentabilidad en la Sierra. Las grandes riquezas se las
llevan las trasnacionales en contubernio con sus socios nacionales. Los pueblos
siguen en el atraso (no hay desarrollo) y la naturaleza cada día se daña más
(no hay sustentabilidad).
Comparto
la postura de Denis Goulet, quien señala que el desarrollo, para concebirse
como tal requiere de claros contenidos éticos entre los que se encuentran: el
respeto por la diversidad biológica, el respeto por la pluriculturalidad,
mediante la tolerancia, y la responsabilidad al
administrar el cosmos con la supervivencia de la naturaleza.[25]
4.- El aprovechamiento de los recursos
naturales en tiempos prehispánicos.
Cuando
los conquistadores europeos llegaron a la Sierra ya existían en estos lugares
habitantes de cuyos orígenes no tenemos precisión. La historia precolonial y la
etnología, tienen registros de la existencia de diversas culturas que vivieron
en la Sierra; por la parte centro occidente, se establecieron los cuitlatecas,
purhépechas, chumbias, tolimecas, tlacotepecas, tepetixtlecas y otros grupos
menores influenciados por los nahuas; por la parte centro oriente, hubo yopes,
mixtecos, tlapanecos, zapotecas y amuzgos.[26]
Los
cuitlatecos ocuparon San Miguel Totolapan y Ajuchitlán; su centro político fue
Mexcaltepec y dominaron Atoyac y Tecpan. Extraían el cobre, además de oro.
Los
tepuztecosy los cuitlatecas cultivaban la tierra, y obtenían piedrecillas de
oro, las cuales eran arrastradas por las corrientes de los ríos que bajan de la Sierra Madre.[27]
Los
tepuztecos también explotaban el ocote (pino) para alumbrarse durante las
noches; además aprovechaban la trementina y el alquitrán, que escurre a los
pinos y otros árboles de la familia coníferas. En cada pueblo tenían un jefe,
al cual entregaban tributos con mantas. También tuvieron huertas de cacao y se
dedicaban a la pesca. Rendían culto al dios Andut
y castigaban la embriaguez, el robo y el adulterio. Los pantecas, chumbías y
tolimecas son de mayor antigüedad que los
cuitlatecas y los tepuztecos.[28]
5.- La
explotación de recursos y el pago de impuestos en la Sierra durante la Colonia.
En
los años de 1520, Isidro Moreno Casasola conquistó a los pueblos de la
provincia de Citlaltomahua en la Sierra de Tlacotepec.[29] Desde 1522, Cortés
estableció el sistema de las encomiendas, instruyendo a los nativos hacia el
catolicismo y explotando las tierras, aunque el fin principal no era el
usufructo de las tierras, sino la implementación de tributos. Con la encomienda
no se transmitía la propiedad de la tierra, pero era un medio para sojuzgar a
los indios, a los que se despojaba, sometiéndole a la servidumbre y al pago de
tributos descomunales.
Tlacotepec
se encomendó a Alonso de la Serna y Gaspar de Garnica en 1559, y pagaban 1, 012
pesos de Oro, maíz y gallinas. Chichihualco se asignó al encomendero Francisco
Rodríguez Magariño. La mina de Oro de Topila (cerca de Tlacotepec) fue
explotada por Juan de Manzanillo.[30]
Aproximadamente
cada ochenta días se entregaban los tributos, los cuales se transportaban por
medio de tamemes o cargadores que llevaban los productos que los calpixques o
recaudadores habían recolectado en los pueblos, cabeceras o provincias. Entre
los productos de tributo se encontraban la miel, las pieles, los y los
plumajes. La provincia de Cihuatlán era la que comprendía la mayor parte del
actual territorio de la Sierra de Guerrero.[31]
En
la segunda parte del siglo XVIII hubo modificaciones en la tenencia de la
tierra en la Sierra. La corona admitió los derechos de antigüedad en los
territorios de las comunidades indígenas de Santiago Tlacotepec, Coronillas y
Tepetixtla (lugares situados en plena serranía). Empero, a finales de aquel
siglo XVIII se creó el latifundio más extenso de que se tiene registro en la
Sierra de Guerrero, se llamaba Sierra Anáhuac, cuyo propietario era Ignacio
Calvo Celis Rábago, quien se adjudicó toda aquella tierra que no fuese de
comunidades en el centro-occidente.[32]
Estos
son algunos datos del trabajo y de la explotación de recursos de la Sierra en
la época colonial.
6.- La Sierra y la lucha por las libertades en la
Independencia, en la Revolución y en la Reforma Agraria.
En este apartado pretendo
demostrar que la población serrana merece vivir dignamente, pero en una
relación armoniosa con la naturaleza, en virtud de los grandes aportes en favor
de las libertades de nuestro país, en distintas épocas.
Durante
la Independencia, la Sierra fue escenario de grandes batallas. Muchas personas
encontraron un refugio o escondite en la Sierra debido a lo escarpado y
marginado de la Sierra.
Finalizaba
el año de 1817, cuando en el Cerro de Santo Domingo, cerca de Jaleaca de
Catalán, doña Antonia Nava de catalán demostró su valentía, cuando su esposo, el
General Nicolás Catalán fue sitiado junto con sus tropas por los realistas. En
compañía de un grupo de mujeres se presentó ante el General insurgente
expresando: “Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra
patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! He aquí nuestros
cuerpos que pueden repartirse como ración a los soldados”. Y dando el ejemplo
de abnegación, sacó del cinto un puñal, se lo arrancaron al mismo tiempo que un
clamor de entusiasmo aplaudía aquel rasgo sublime. Las mujeres se armaron con
machetes y salieron a pelear contra el enemigo. Casi todos los insurgentes
murieron, pero nadie se rindió.[33]
También
los hermanos Bravo mostraron su arrojo en la Guerra de Independencia, por ello
hoy existe una comunidad serrana que se llama Puerto General Nicolás Bravo
(Filo de Caballos), en el municipio de General Leonardo Bravo. Y la capital de
estado lleva el apelativo “de los Bravo”.
Existen
muchos ejemplos que podríamos citar respecto a la Independencia en la Sierra,
pero basten los que hemos mencionado para ilustrar acerca de las aportaciones
de la gente serrana en esta etapa histórica.
Don
Espiridión Nava Castro nació en Chautipas, municipio de Chilpancingo, Guerrero;
y fue reconocido en la Secretaría de la Defensa Nacional como veterano de la
Revolución Mexicana en el segundo periodo. Don Anteoco González Poncelis vivió
en Yextla, municipio de Leonardo Bravo, en la Sierra guerrerense, y también
participó en la Revolución Mexicana al lado del General Heliodoro Castillo.[34]
Conociendo
la Sierra, el ex gobernador Jesús H. Salgado recurrió a la guerra de guerrillas
después de haber depuesto las armas el 12 de diciembre de 1911 en Teloloapan.
De marzo a diciembre de 1914 Jesús H. Salgado fue gobernador de Guerrero, y
cuando las fuerzas zapatistas habían mermado, se refugió en Balsamar, en plena
Sierra guerrerense. De ahí se enfiló hacia la Costa Grande, donde murió en un
enfrentamiento a tiros en la Barranca de
los Encuerados, donde actualmente se encuentra la comunidad serrana de San
José, municipio de Petatlán, el 14 de febrero de 1920, a las cinco de la
mañana.[35]
Descendiendo
Madero de una familia de terratenientes, éste sólo imaginaba una revolución
donde se cambiaran a unos personajes enquistados en el poder, pero sólo para
que fueran sustituidos por otra casta de terratenientes y burgueses para
quienes no estaban en sus intenciones devolver la tierra a los campesinos
pobres.[36]
Mientras
el campesinado pobre de Guerrero sostenía la bandera del zapatismo, en la Costa
Grande no había un jefe destacado que encauzara la lucha bajo los principios
del Plan de Ayala. En la Sierra atoyaquense, el General Pablo Cabañas, abuelo
de Lucio Cabañas, alzó la bandera del zapatismo y se unió al General Heliodoro
Castillo, quien dirigía la revolución zapatista en Tlacotepec y el centro del estado
de Guerrero.[37]
En
la Sierra, la reforma agraria más que resolver una problemática de distribución
de la tierra, abrió una nueva etapa de lucha social, donde los terratenientes
se resistían a que sus enormes posesiones fuesen repartidas a los verdaderos
trabajadores del campo.
Santiago
Tlacotepec es el núcleo agrario con mayor superficie en Guerrero, y se ubica en
plena Sierra, abarca la municipalidad de General Heliodoro Castillo y parte de
la Sierra de Chilpancingo y de Leonardo Bravo. En el proceso de gestión se
integró uno de los expedientes agrarios mayores.[38] Durante décadas vivieron
un proceso de luchas y gestiones hasta lograr la recuperación de sus tierras.
En ese largo proceso hubo conflictos hacia el exterior, con sus adversarios
agrarios, y también se suscitaron disputas internas, a veces por las diversas
concepciones sobre el tipo de tenencia de la tierra (comunal o ejidal); otras
veces por intereses económicos, tanto de los empresarios e inversionistas, como
de los propietarios o los funcionarios de gobierno. Como puede verse, siempre
ha habido una lucha de clases en la Sierra, pero no en la clásica lucha entre burguesía
y proletariado, descritas por Marx y su escuela, sino entre caciques,
terratenientes y otros potentados, contra los campesinos que no tienen tierra o
que sus productos no tiene un precio que devengue el esfuerzo del trabajo.
Hoy
día, sólo quedaron los caminos para sacar maderas y muchos se han deteriorado,
pero la silvicultura es una opción de vida, si se reforesta y se aprovechan las
maderas, en beneficio mayor de la población, y previendo la necesidad de las
generaciones futuras.
Fotografía
que tomé el viernes, 08 de junio de 2018, cerca de Puerto del Gallo, municipio
de General Heliodoro Castillo, Guerrero.
7.- Extracción de recursos
mineros: 1890-1966.
Un
escocés de nombre William Niven, exploró lugares de Guerrero entre 1890 y 1910,
pero el brote de la Revolución Mexicana imposibilitó que se concretaran sus
planes.[39] A pesar de las
incomunicaciones que había en esas épocas, Niven llegó a la Sierra cuando ya contaba
con la experiencia de haber buscado minerales en Texas, Nuevo México, Arizona y
Colorado. Había trabajado como barretero y como minero independiente de pico,
pala y mula, principalmente en Nuevo México. Exhibía materiales en Chicago y
Nueva York en el decenio de 1890.[40]
Texas Tech University Press tiene
archivos que dan cuenta de las incursiones de William Niven en la Sierra de
Guerrero. Casi para cerrar el siglo XIX, en abril de 1899, ya se explotaba una
mina en Otatlán, en plena sierra de Guerrero, actualmente perteneciente al
municipio de San Miguel Totolapan. Hubo una mina llamada Elenita, la cual por
error, se registró como “EL NITAMINE”, que realmente debería decir: “Mina
Elenita”.[41]
El
día viernes, 08 de junio de 2018, acompañé al señor Francisco Hernández Morales
en una visita a la comunidad de Puerto del Gallo, municipio de General
Heliodoro Castillo, Guerrero. También fuimos a caminar por unos parajes
ubicados más hacia “arriba”, hacia las cúspides del Cerro Teotepec. En esa
ocasión, el señor Francisco me dijo:
En 1966 yo trabajé en las minas que estaban más acá arriba
del Puerto del Gallo. Sacaban cien gramos de oro por cada tonelada de material
que sacaban de la Mina. Un día me metí a buscar venados y un señor me reprendió
por lo peligroso al haber agua adentro de la mina. Los cargadores subían
cargados con treinta kilos hasta llegar a un parejo, donde lo echaban en carretillas. Las empresas
tenían máquinas para desaguar, pues había veces en que se inundaba. Trabajaron
unos dos o tres años, pero esta mina se trabajó desde tiempos previos a la
Revolución Mexicana, y se suspendió la extracción de metales al darse la
revolución.
Hubo otras minas conocidas como: la dicha, el cacho de
oro y la Estercita. También se trabajó la del Naranjo, cerca de la comunidad de Los Laureles, sierra de Tecpan.
Había muchos tigres y hasta onzas.
Ahora yo he escuchado que vienen los canadienses y
quisiera que en mi región se explotaran esos minerales con recursos de nuestro
propio gobierno mexicano, en beneficio de nuestra población que vive en la
pobreza en todo el filo mayor.[42]
De pie y de sombrero, el señor
Francisco Hernández Morales, nos complace con amena charla el día viernes, 08
de junio de 2018, al pie de la entrada de una mina, en el Filo mayor.
Entrada de una mina en el Filo Mayor,
cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero.
Fotografía que tomé el día viernes, 08 de junio de 2018.
Marcación al interior de la mina, cuya
fotografía de “entrada” se ofrece en la gráfica anterior. Fotografía que tomé
el día viernes, 08 de junio de 2018.
De
acuerdo a Eduardo Gudynas a pesar de que el extractivismo minero y petrolero,
ha hechos escasos aportes benéficos a la ciudadanía, éste disfruta de excelente
salud ya sea en gobiernos de izquierda, de centro o de derecha, o mixtos.
Existe un neoextractivismo, denominado “progresista”, que basado en el avance
tecnológico y científico, acapara y se apodera de los recursos naturales; si
bien el Estado desempeña un rol más activo, los daños ambientales no
disminuyen, y tampoco merman el descuido y abandono de las poblaciones
serranas.[43] Son mucho más los provechos de las mineras y
madereras –incluyendo a sus aliados- que las garantías disfrutadas por la
población serrana.[44]
8.- Reflexiones finales.
Inseguridad
e incomunicación fueron las razones por las que no pudo haber capitales en la
Sierra durante la Colonia, pero ya en el porfiriato llegaron inversiones
extranjeras. Había la intención de que el ferrocarril llegara de El Balsas a la
Estación Toro Muerto, para de ahí dirigirse a la Costa Grande. Más que
comunicar, lo que el gobierno pretendía era extraer los recursos mineros de la
Sierra.[45]
De
1950 en adelante se incrementó la explotación de maderas y minas, al tiempo en
que las guerrillas dirigidas por los profesores Genaro Vázquez Rojas y Lucio
Cabañas Barrientos harían presencia en la Sierra guerrerense, aunque
fundamentalmente estos movimientos antisistémicos se desarrollaron en
subregiones concretas. Este oleaje de conflictos sociopolíticos generó que al
menos para sofocar esas pugnas entre el Estado mexicano y las guerrillas, los
gobiernos llevaran servicios públicos a la Sierra, como son caminos, servicios
de salud, y abastecimiento mediante programas como la Comisión Nacional de
Subsistencia Popular (CONASUPO) entre la década de los años 60´s y 70´s del
siglo XX. Luego, los gobiernos se desobligaron de llevar beneficios a la Sierra
y de promover la producción, preservando los recursos.
Considerando
los aportes que los habitantes de la Sierra de Guerrero han hecho desde épocas
prehispánicas hasta los tiempos actuales, la población de estas demarcaciones
tienen derecho a una vida digna, donde halla trabajos agropecuarios y de otras
ramas económicas que reditúen su esfuerzo y que sean suficientes para que la
población no emigre a las ciudades mexicanas, ni a los Estados Unidos; tampoco
para participar en actividades ilícitas. A los trabajos agropecuarios puede
sumarse el aprovechamiento de las maderas y los minerales, pero donde el hombre
no se considere dueño del mundo y que siga destruyéndolo a diestra y siniestra.
Esas oportunidades para una mejor vida, no pueden pasar por alto el continuismo
de la deforestación y al uso extractivista de los minerales. El gobierno ya no
debe seguir firmando concesiones de explotación de los recursos en beneficio
mayoritario de las trasnacionales que siguen contaminando a diestra y siniestra
y asediando las riquezas que la naturaleza proveyó a nuestra Sierra. Los
recursos naturales corresponden a la nación, y el gobierno debe priorizar su aprovechamiento
en favor de la población actual y previendo la necesidad de uso que también
tendrán las generaciones próximas. No es justo –aunque tal vez sea legal- que los
gobiernos argumenten que el suelo es propiedad de los campesinos, pero el
subsuelo es de la nación, y entonces se autorizan concesiones para extraer
recursos sin que la población reciba beneficios justos. Los residuos tóxicos
dañan al entorno, pero todo sigue adelante porque los beneficiarios de esa
extracción son muchos: Servidores públicos, las compañías extractoras, las
compañías que proveen de materias primas a las mineras y a las madereras.
Urge
un alto a la deforestación y al uso extraccionista de los minerales, pues a fin
de cuentas, los recursos naturales corresponden a la nación, pero para que el
gobierno admita su uso prioritariamente en favor de la población actual y
siempre previendo que las generaciones que nos precederán necesitarán de todos
esos recursos: agua, maderas y minerales. No para que el gobierno firme
contratos de explotación de nuestros recursos en beneficio mayoritario de las
trasnacionales que constantemente asedian los recursos que la naturaleza
proveyó a nuestra Sierra.
La
investigación científica debe hacerse permanentemente en la Sierra, donde haya
estudiantes e investigadores que analicen las alternativas de mejoría para la
región.
Si
se deben aprovechar los recursos naturales, pero en beneficio mayor de la
población que habita en la región, y anteponiendo siempre la necesidad que también
tendrán las generaciones futuras para disponer de esas riquezas. Hacerlo de
esta manera implica enfrentar a las políticas neoliberales-económicas
nacionales e internacionales. El neoliberalismo es una doctrina que no se
limita al ámbito económico, pues enmarca a la política, la ética y el derecho,
entre otras áreas. Para analizar los nuevos retos del liberalismo, en cuyos
marasmos están envueltos los intereses capitalistas, se reunieron en Mont
Pelerin, en 1947, un colectivo de intelectuales con la conducción de Friedrich
von Hayek.[46]
Queda
de manifiesto que la Sierra siempre ha tenido explotación de sus recursos desde
tiempos prehispánicos. Aun así, todavía puede impulsarse la producción de
maderas, mediante la silvicultura, en armonía con la naturaleza y preservando
los recursos que requerirán las próximas generaciones. Por cuanto a la minería,
aún se pueden explotar algunas betas de minerales que existen en las entrañas
de la tierra, pero con un beneficio principalmente para las personas sierreñas
y preservando los recursos que necesitarán las generaciones próximas.
Fuentes
de consulta.
Bibliográficas:
Bustamante Álvarez, Tomás. La tragedia de los bosques de Guerrero.
Historia ambiental y las políticas forestales. México: Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Universidad Autónoma de Guerrero),
Ediciones Fontamara. 2003.
Carlsen,
Laura y otros. Enfrentando la
globalización. Respuestas sociales a la integración económica de México.
México: Porrúa. 2003.
Contreras Natera, Miguel Ángel. Crítica a la razón neoliberal. Del
neoliberalismo al posneoliberalismo. México: Ediciones Akal. 2015.
Cruz García, Mauricio; Herrera
Sánchez, Graciel y Vargas Villanueva, Blanca Alicia. Historia Regional de Guerrero. Perfil socioeconómico. México:
Ediciones Limusa- CONALEP-SEP. 2000.
González Casanova, Pablo. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la
academia a la política. España: Universidad Complutense de Madrid. 2004.
Hernández Ortiz, Esteban. El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez,
Guerrero. México: Ediciones Rosa Ma. Porrúa. 2017.
Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de
Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. México,
Distrito Federal: Talleres de
Praxis, artes gráficas. 1985.
Jiménez García, Elizabeth; Martínez
Donjuán, Guadalupe; Arboleida Castro, Aarón y Vélez Calvo, Raúl.
(Coordinadores). Historia General de Guerrero. Volumen 1. Época
prehispánica. Arqueología-Etnohistoria. México: INAH, Gobierno del Estado
de Guerrero. 1998.
Ochoa Campos, Moisés. Historia del Estado de Guerrero. México:
Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero. 2012.
Pensado Leglise, Mario del Roble.
Coordinador. Territorio y ambiente: aproximaciones metodológicas. México:
Siglo XXI Editores. 2011.
Reyna Aguilar, Ramiro. Toro Muerto. Paraíso Desconocido.
(México: Talleres de publicidad Corp. Oscar Federico Martínez Delejal. 2011.
Rosales Ortega, Rocío. (Coordinadora),
Globalización y regiones en México.
México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel Ángel Porrúa.
2000.
Salas Astrain, Ricardo. Pensamiento crítico latinoamericano.
Conceptos fundamentales. Chile: Universidad católica Silva Hernández. 2005.
Solleiro Rebolledo, Elizabeth. El suelo: ese desconocido. Ecología del
suelo. México: Secretaría de Educación Pública. 2002.
T. De la Peña,
Moisés. Guerrero Económico. Tomo I.
México: Gobierno del Estado de Guerrero, 1949.
Velasco Ocampo, Ma. Guadalupe; Velasco
Ocampo, José Raúl; López Hernández, Max Arturo y Lozano Alvarado, Justino.
(Coordinadores). Diagnóstico
socioeconómico contemporáneo del Estado de Guerrero. Tomo I. México:
Universidad Autónoma de Guerrero. 1989.
Libros
consultados en internet.
Revistas.
Revista Textual No. 5-6. México:
Universidad Autónoma de Chapingo. 1980-1981.
Entrevistas:
Entrevista al señor Francisco
Hernández Morales, de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, el
viernes, 08 de junio de 2018. Al momento de la entrevista nos encontrábamos en
algún lugar del Filo mayor, muy cerca de Puerto del Gallo, municipio de General
Heliodoro Castillo, Guerrero.
Visitas
a museos:
Museo Regional de Guerrero, en
Chilpancingo. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sala de
exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto.
Monografías:
Monografía
estatal de Guerrero. Secretaría de Educación Púbica. 1997.
Programas:
SEDESOL. Programa de Desarrollo para la Sierra de Guerrero. 1996-1999.
Fuentes electrónicas:
[1] Esteban Hernández
Ortiz nació el 28 de noviembre de 1974, en El Paraíso, Municipio de Atoyac de
Álvarez, Guerrero, México. Egresó como Licenciado en Derecho en 2003, en la
Escuela Superior de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Guerrero
(UAGro). Ha sido profesor interino en la Preparatoria número 22 y en la
preparatoria popular de Río Santiago, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero.
En 2005 fue coordinador del entonces módulo periférico “El Paraíso”, de la
Preparatoria 22. Estas tres escuelas son pertenecientes a la UAGro.
Es cofundador del
Campus Atoyac del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados
Ignacio Manuel Altamirano (UAGro), plantel fundado en 2008.
De 2006 a 2008 fue
conductor de un programa sabatino de radio en Atoyac de Álvarez, Guerrero,
programa a cargo del Ayuntamiento municipal.
Viajó a España en
2007 y como estudiante de la maestría en Ciencias Políticas asistió al XXI
Congreso Mundial de Ciencias Políticas, en Santiago de Chile, en julio de 2009.
Fue comentarista y
conductor del noticiero de televisión en Canal 8, cable costa, en Atoyac de
Álvarez, Guerrero, en 2010 y en 2011. Actualmente publica artículos en “Diario
Objetivo”, en el estado de Guerrero.
Es autor del libro El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez,
Guerrero, publicado por Ediciones Rosa Ma. Porrúa, en marzo de 2017.
Presentó la ponencia
“La población afromexicana en la Costa Chica de Guerrero” en un congreso sobre
comunidades negras, realizado en abril de 2018 en la Universidad de Carolina
del Norte, Estados Unidos de América.
Está por publicarse
uno más de los libros de su autoría, titulado El buscador de hongos. Reflexiones desde la Sierra de Guerrero.
Este material lo publica la UAGro y el Instituto de Estudios Parlamentarios
Eduardo Neri.
[3] Gilberto Giménez. “Territorio,
cultura e identidades. La región socio-cultural”, en Rocío Rosales Ortega
(Coordinadora), Globalización y regiones
en México. (México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel
Ángel Porrúa, 2000), 34. Cita a Van Young (1992: 3).
[4] Moisés T. De la
Peña. Guerrero Económico. Tomo I.
(México: Gobierno del Estado de Guerrero, 1949), 100.
[5] Gilberto Giménez. “Territorio,
cultura e identidades. La región socio-cultural”, en Rocío Rosales Ortega
(Coordinador), Globalización y regiones
en México. (México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel
Ángel Porrúa, 2000), 35.
[6] Mario del Roble Pensado Leglise, coordinador. Territorio y
ambiente: aproximaciones metodológicas. (México: Siglo XXI Editores.
2011), 8-9.
[7] Monografía estatal de Guerrero.
Secretaría de Educación Púbica, 1997. Páginas 14-15.
[8] SEDESOL. Programa de Desarrollo para la Sierra de Guerrero 1996-1999.
[9] Mauricio Cruz García, Graciel
Herrera Sánchez y Blanca Alicia Vargas Villanueva. Historia Regional de Guerrero. Perfil socioeconómico. (México:
Ediciones Limusa- CONALEP-SEP, 2000), 22.
[12] Antonio Elizalde. Desarrollo. En
Ricardo Salas Astrain. Pensamiento
crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad
católica Silva Hernández. 2005), 158-159.
[13] Antonio Elizalde. Desarrollo. En
Ricardo Salas Astrain. Pensamiento
crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad
católica Silva Hernández. 2005), 154.
[14] Vandana Shiva, citada por Antonio
Elizalde, en Ricardo Salas Astrain. Pensamiento
crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad
católica Silva Hernández. 2005), 161.
[15] Enrique Cienfuegos
y Laura Carlsen. “un caso de derechos humanos, ecología e integración
económica: los campesinos ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de
Catalán”, en Laura Carlsen y otros. Enfrentando
la globalización. Respuestas sociales a la integración económica de México.
(México: Porrúa. 2003), 60.
[17] Pablo González Casanova. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la
academia a la política. (España: Universidad Complutense de Madrid. 2004),
152.
[18] Elizabeth Solleiro Rebolledo. El suelo: ese desconocido. Ecología del
suelo. (México: Secretaría de Educación Pública. 2002), 39 y 40.
[19] Elizabeth Solleiro Rebolledo. El
suelo: ese desconocido. Ecología del suelo. (México: Secretaría de Educación
Pública. 2002), 57.
[25] Denis Goulet, citada por Antonio
Elizalde, en Ricardo Salas Astrain. Pensamiento
crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad
católica Silva Hernández. 2005), 162.
[26] Raúl Vélez Calvo. “Etnohistoria”. En Historia General
de Guerrero. Volumen 1. Época prehispánica.
Arqueología-Etnohistoria. Elizabeth Jiménez García, Guadalupe Martínez
Donjuán, Aarón Arboleida Castro y Raúl Vélez Calvo. (Coordinadores) (México: INAH, Gobierno del Estado de
Guerrero, 1998),
143-479.
Tambien puede
consultarse en Ma.
Guadalupe Velasco Ocampo, José Raúl Velasco Ocampo, Max Arturo López Hernández
y Justino Lozano Alvarado (Coordinadores).
Diagnóstico socioeconómico contemporáneo del Estado de Guerrero. Tomo I. (México:
Universidad Autónoma de Guerrero, 1989), 37-38.
[27] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
25-26.
[28] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
27.
[29] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
62.
[30] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
68-70.
[31] Museo Regional de Guerrero, en
Chilpancingo. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sala de
exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto.
[32] Tomás Bustamante Álvarez. La tragedia de los bosques de Guerrero.
Historia ambiental y las políticas forestales. (México: Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Universidad Autónoma de Guerrero).
Ediciones Fontamara, 2003), 181.
[33] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
134.
[34] Al respecto puede consultarse en Esteban
Hernández Ortiz. El Paraíso, municipio de
Atoyac de Álvarez, Guerrero. (México: Ediciones Rosa Ma. Porrúa, 2017),
130-135.
[36] Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de
Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. La Revolución en la lucha agraria en la
Costa Grande. Ignacio Martínez Rivera y Gabino Olea Campos. Talleres de Praxis, artes gráficas.
México, Distrito Federal. 1985. 126.
[37] Instituto
Guerrerense de la Cultura. Ensayos para
la historia del Estado de Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto
Cervantes-Delgado. La Revolución en la
lucha agraria en la Costa Grande. Ignacio Martínez Rivera y Gabino Olea
Campos. Talleres de Praxis, artes
gráficas. México, Distrito Federal. 1985. 129.
[38] Según Juan J. Lomelí el expediente
de Santiago Tlacotepec consta de 60 mil documentos. La huelga campesina y el
desarrollo del capitalismo salvaje en los bosques de Guerrero. Revista
Textual No. 5-6, 1980-1981, Universidad Autónoma de Chapingo. P.
91
[42] Entrevista al señor Francisco
Hernández Morales, de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, el
viernes, 08 de junio de 2018. Al momento de la entrevista nos encontrábamos en
algún lugar del Filo mayor, muy cerca de Puerto del Gallo, municipio de General
Heliodoro Castillo, Guerrero.
[43]Eduardo Gudynas. Tesis sobre un viejo problema bajo nuevas expresiones. El nuevo
extractivismo progresista. Boletín de seguimiento a políticas de recursos
naturales, año IV, número 8. El observador. Enero 2010. (Bolivia: Observatorio boliviano de industrias extractivas. 2010),
página 1.
[45]
Ramiro Reyna Aguilar. Toro Muerto.
Paraíso Desconocido. (México: Talleres de publicidad Corp. Oscar Federico
Martínez Delejal. 2011), 15.
[46] Miguel Ángel Contreras Natera. Crítica a la razón neoliberal. Del
neoliberalismo al posneoliberalismo. (México: Ediciones Akal. 2015), 27.
La “sustentabilidad”
en la Sierra de Guerrero.
Esteban Hernández Ortiz.[1]
…El
murmullo del agua de los ríos es la voz del padre de mi padre…
Sabemos
que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida…
la
tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada
la abandona…roba a la tierra aquello que
pertenece a sus hijos y
no
le importa nada… Trata a su madre, la tierra y a su hermano,
el
cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender…
su
hambre es insaciable devorará todo lo que hay en la tierra
y
detrás suyo dejarán tan solo un desierto. La tierra no pertenece
al hombre, es el hombre el que pertenece a la
tierra…
Carta del jefe Seattle al presidente
de Estados Unidos, Franklin Pierce, cuando éste intentó comprarles sus tierras
en 1854, en el noreste de ese país.[2]
Introducción.
En el
presente ensayo se hace un balance de las riquezas naturales de la Sierra de
Guerrero, las cuales, la mayor parte del tiempo han sido explotadas
irracionalmente, desde tiempos prehispánicos, pasando por la Colonia, hasta
llegar a este primer cuarto del siglo XXI.
Es
muy difícil encontrar datos cuantitativos referentes a esta región porque sólo
dos municipios están enclavados en la propia Sierra; los otros doce municipios,
no pertenecen totalmente al filo mayor,
pues su territorio es compartido con las regiones de Tierra Caliente, Zona
Centro o Costa Grande. El INEGI y otras instancias manejan censos y otros
datos, pero clasificada por municipios y la actual Sierra aún no se contabiliza
como tal.
Este
trabajo se ordena de la siguiente forma:
En
el primer apartado se ubica geográficamente a la Sierra de Guerrero y se
manejan las categorías conceptuales de región y territorio. Manejo la categoría
“Sierra de Guerrero” independientemente de que como región exista o no exista
en la cartografía o administración pública del estado de Guerrero, pues en una
investigación académica no necesariamente coinciden las regiones con las
demarcaciones administrativas gubernamentales. Refiriéndose a la región,
Giménez dice: “Por un lado no se requiere que sus fronteras sean impenetrables
y, por otro, tampoco se requiere que dichas fronteras coincidan con las
divisiones políticas o administrativas más fácilmente identificables o incluso
con accidentes topográficos”.[3]
En el
segundo apartado se ofrecen algunos datos de la orografía, la flora y la fauna
de la región. En el tercer apartado se analiza el “desarrollo sustentable” en
la Sierra.
Para
el cuarto apartado se analiza el aprovechamiento de los recursos naturales en
tiempos prehispánicos. En el apartado número
cinco se aborda la explotación de recursos y el pago de impuestos en la
Sierra durante la Colonia.
El sexto apartado
corresponde a un breve análisis de la lucha de la Sierra por las libertades en
la Independencia, en la Revolución y en la Reforma Agraria. En
el séptimo se abordan brevemente algunos aspectos de la producción minera de
1890 a 1970 en la Sierra.
Para concluir se presentan las reflexiones
finales.
1.- Ubicación geográfica de
la Sierra y construcción de mi región de estudio.
Entre el centro y el Oeste del Estado de
Guerrero se ubica una cadena de montañas que forman parte de la Sierra Madre
del Sur. Este espacio es conocido como la Sierra de Guerrero o el Filo Mayor y
pertenece a la Sierra Madre de Sur.
En 1949,
el gobierno del estado de Guerrero publicó un material de Moisés T. De la Peña,
en el cuál, el autor dice:
Lo que en Guerrero se llama el filo
mayor de la Sierra, y que de manera necesariamente ininterrumpida forma el eje
montañoso a todo lo largo del Estado, está particularmente bien diferenciado en
la montaña occidental, desde el municipio de Coahuayutla, en donde apenas a 10
Km. al E. de la gran cortadura del Balsas, ya el filo mayor alcanza altitudes
superiores a 1000 m. (el lecho del Balsas va a menos de 150 m.), frente a la
opuesta desembocadura del Tepalcatepec. Con una muy notable uniformidad se
mantiene más adelante alrededor de los 2, 300 m. de altitud, desde los 101.25
grados de longitud oeste y los 18.15 de latitud norte, con picos y aún cuchillas
de varios Kms. en las que se alcanzan las alturas máximas del Estado, de más de
3, 000 m.[4]
La sierra no sólo puede
explicarse como región que la naturaleza creo, pues “la región es producto del
medio ambiente físico, de la historia y de la cultura”.[5]
La categoría conceptual de territorio también es manejable en este
ensayo.
En contraste con el municipio, el
territorio no se circunscribe a un espacio geográfico inamovible, arena de
lucha formal y cíclica de los intereses políticos o escenario de alguna
instancia administrativa burocrática local, sino que es una unidad de estudio
flexible, delimitada en función de una construcción social, cultural y política
dada en un espacio específico. El territorio puede hallarse delimitado en el
municipio, o estar dentro de él, o abarcar a más de uno pero lo importante es
que sea un espacio asociado a procesos social organizativos que poseen una o
múltiples identidades que lo cohesionan y lo consolidan.[6]
Para el caso de este breve estudio, el
territorio no está en un solo municipio, sino que lo componen partes de 12
municipios y el territorio completo de dos municipios, que son Leonardo Bravo y
Heliodoro Castillo.
La
anchura actual de la Sierra es de cien kilómetros y la altura promedio sobre el
nivel del mar es de 2, 000 metros. El Cerro del Teotepec tiene una altura de 3,
705 Metros Sobre el Nivel del Mar (MSNM) y el Tlacatepec, el segundo más alto
en Guerrero es de 3, 4 95 MSNM.[7]
El
cerro “Cabeza de Venado”, el tercer punto más elevado en Guerrero, en plena
Sierra. Tras él se encuentra una cadena de montañas, en las que se sitúan
pueblos como Los Laureles y La Galera. Fotografía de un archivo personal, la
cual tomé desde el panteón de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez,
Guerrero, en marzo de 2016.
La
Sierra comprende la parte alta de los siguientes municipios: Coahuayutla de
José María Izazaga, Zihuatanejo de Azueta, Petatlán, Tecpan de Galeana, Atoyac
de Álvarez, Coyuca de Benítez, Chilpancingo de los Bravo, Eduardo Neri, San
Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Coyuca de Catalán y Zirándaro. General
Heliodoro Castillo y Leonardo Bravo son municipios que pertenecen totalmente a
la Sierra. Los catorce municipios que pertenecen a tres regiones del Estado de
Guerrero, las cuales son: Tierra Caliente, Costa Grande y Zona Centro.
En
las siguientes imágenes se delimita a la Sierra de Guerrero.
Fuente:
Elaboración propia con base en mapas del INEGI.
|
Fuente: Elaboración propia
con base en datos del INEGI.
Tiene
una superficie estimada de 18 797 Km2 y cerca de un millón
aproximado de hectáreas boscosas.[8] En la superficie de la
Sierra Madre del Sur, 45 % son praderas, un tercio es montañoso, y solo la
cuarta parte tiene humus para la
agricultura.[9]
Hay
pueblos que tienen nombres alusivos a la naturaleza: El Frío, La Primavera, El
Iris, Los Laureles o Las Margaritas; también hay pueblos con nombres de frutas
como El Durazno, Los Arrayanes y El Tejocote. Otros tienen nombres de animales
como Toro Muerto, Campamento de Vacas y El Gallo. Otras comunidades tienen
nombres de instrumentos como El Tambor o La Guitarra. No faltan algunas
comunidades con nombres celestiales como El Edén o El Paraíso. Existe un pueblo
que lleva el nombre de la capital estatal, pero en diminutivo: Chilpancinguito.
No
obstante las riquezas que se han explotado, mediante políticas extraccionistas,
la Sierra es la parte alejada y olvidada de los gobiernos municipales, de las
regiones administrativas, de los poderes constitucionales del estado de Guerrero
y del gobierno federal.
2.- Orografía, flora y fauna.
Sobre la corteza terrestre de la Sierra
resaltan elevadas cadenas de montañas con portentosos cerros y existen muchos
mantos acuíferos que dan lugar a caudalosos ríos al ir descendiendo hacia las
poblaciones y ciudades. La Sierra es dadora de vida, pues en ella
nacen 23 ríos que descienden hacia la Costa Grande, la Tierra Caliente y la
zona Centro, proveyendo de agua a miles de guerrerenses, tanto para consumo
humano como para actividades agropecuarias.[10]
En la fauna de la
Sierra se encuentran especies en peligro de extinción, como es el venado cola
blanca y el jaguar. Un
monitoreo en el ejido Cordón Grande, en la sierra de Tecpan, logró cubrir cerca
de 93 kilómetros cuadrados, permitiendo captar unas 380 fotografías de
mamíferos de 17 especies distintas, entre ellos ocelote, jaguarundi, puma, tigrillo
y jaguar, todos en peligro de extinción[11].
Del
lado atoyaquense, en las zonas cafetaleras, dado el abandono de las parcelas se
han reproducido especies como los jabalíes y venados; también aves como las
chachalacas y palomas moradas.
Por
cuanto a la flora existen especies exóticas, que en el mercado alcanzan precios
muy elevados, por encima de maderas como el pino o el oyamel; se trata de
maderas como el granadillo y el árbol de macarpinteri, especies exóticas que
son de escasas cantidades. También existen árboles conocidos como moreno, palo
maría, tepehuaje, cucucho, laurelilo, magnolia y chipilillo.
3.- El “desarrollo sustentable” en la
Sierra.
A
partir de que en 1992 se realizara en Río de Janeiro, Brasil, la Cumbre Mundial
Sobre Medio Ambiente y Desarrollo, se fue agregando el calificativo de “sostenible”
al concepto de “desarrollo”, entendiendo que el desarrollo sostenible se refiere a las necesidades de las
generaciones presentes sin menoscabo de las necesidades de las futuras
generaciones. Citando a Banuri, Antonio Elizalde refiere que años después se
empezó a manejar la categoría conceptual Desarrollo
Humano Sustentable descrita como la “ampliación de las preferencias y
aptitudes de las personas mediante la formación de capital social de modo que
satisfaga de la manera más equitativa posible las necesidades de generaciones
actuales sin comprometer las necesidades de generaciones futuras”.[12]
Por tanto, no podemos hablar del “desarrollo
sustentable” refiriéndonos a tiempos anteriores a 1992, aunque si podemos decir
que de ese año hacia atrás, siempre ha habido un uso excesivo de los recursos
naturales sin tomar medidas que no contaminen y sin planear la preservación de
los recursos.
Para Gustavo Esteva, citado por Antonio
Elizalde, la aparición del subdesarrollo y del desarrollo se da el 20 de enero
de 1949, cuando el presidente Truman, de los Estados Unidos, decía: “Debemos
embarcarnos en un valeroso nuevo programa para hacer que los beneficios de
nuestros avances científicos y progreso industrial estén disponibles para el
mejoramiento y crecimiento de las áreas subdesarrolladas”.[13] En nombre del
“desarrollo” y el progreso se están destruyendo los bosques, el agua y la
tierra.[14]
Ahora
ya no existen las cantidades de árboles aptos para explotarse, como los hubo en
los años 50´s y 60´s del siglo XX, pero si se reforestaran los bosques y se
protegieran de incendios, pronto la Sierra tendría nuevamente un enorme
potencial silvicultor.
Tronco
de árbol de Ayacahuite en una zona donde la Compañía Silvicultora S.A. extrajo
miles de metros cúbicos de madera entre los años 50´s y 60´s del siglo XX.
Fotografía que tomé el viernes, 08 de junio de 2018, en la Sierra de Guerrero.
La
empresa Boise-Cascade Forest Products, cuya sede está en Boise, Idaho, Estados
Unidos, suscribió un convenio con el gobierno de Guerrero para extraer de 20 a
30 millones de pie-tabla anualmente durante cinco años, de 1995 al año 2000. A
pesar de que la trasnacional negara haber firmado ese convenio, organizaciones
como Greenpeace y el Centro de Derechos Humanos Agustí Pro aseguran que dicho
acuerdo si existe. Esta empresa ha clausurado aserraderos en su país, argumentando
un “ecologismo extremo”, en cambio sí encontró que en la Sierra de Guerrero no
había tanto ecologismo y bien podían extraerse maderas sin mayores
dificultades.[15]
Siguiendo
a Johan Martínez Alier, es necesario recurrir a métodos pacíficos como lo
usados por Ghandi, para defender al entorno ecológico así como lo mostró el
Movimiento de Justicia Ambiental en Estados Unidos en 1982, en un altercado de
Warren County en Carolina del Norte, en la defensa contra el “racismo
ambiental”, motivándose en la lucha de Martin Luther King.[16]
¿Para
qué exportar las preciosas maderas si en la Sierra podrían establecerse
cooperativas integradas por pobladores, donde se fabriquen muebles? Esas cooperativas deberían
asumir el compromiso de proteger las áreas boscosas de donde obtuvieran sus
recursos maderables. Reforestar, regar, fertilizar con abonos orgánicos,
utilizar barreras vivas o “muertas” para evitar la erosión por lluvias. A los
niños debería inculcarse estas prácticas de protección ecológica. De paso, la
niñez entenderá que se puede vivir de la fabricación y venta de muebles. No
sólo habrá una revolución productiva, también habrá una revolución de
conciencias, a mi juicio, esto último sería lo
mejor de todo lo mejor. ¿Por qué habiendo riquezas se vive en tanta
pobreza?
Las
fuerzas dominantes admiten que hay pobreza, miseria y destrucción de la
naturaleza, siempre que no se pretenda culpar de su existencia al capitalismo
ni al modelo neoliberal. Para el capitalismo, toda perspectiva crítica es vista
como una ideología conspirativa que atenta contra un sistema que funciona mucho
mejor que cualquier otro. Muchos funcionarios, publicistas e investigadores
rechazan que los saberes que ofrece el sistema dominante tengan por meta
explotar a la humanidad y depredar a la naturaleza. Para ellos, el prototipo
tecnocientífico se debe admitir como una verdad sin alternativas, donde otro
mundo no es posible.[17] De manera tal que “todos
deberíamos aceptar al mundo como es” y sumarnos a las prácticas que
mayoritariamente rigen la vida en este primer cuarto del siglo XXI.
Desde
luego que hay otras opciones de vida en la Sierra, que también pueden y deben
ligarse a la protección del entorno natural.
Las compañías extractoras de
maderas no dejan de talar árboles, muchas veces violando las normativas
legales, en contubernio con dependencias gubernamentales, y en cambio, la
reforestación casi es nula.
Los suelos forestales tienen
muchos nutrimentos para las plantas pero no son recomendables para la
agricultura por ser frágiles, al hacerse desmontes, los suelos pierden con
mucha facilidad sus riquezas que desde tiempos inmemoriales poseen.[18]
El desgaste de los suelos
repercute severamente en la producción de alimentos, pues el número de
habitantes va en aumento, y entonces se requieren más servicios de salud, de
caminos, escolares, de empleo, de vivienda y otras necesidades. Cada año se
pierde un centímetro de suelo.[19]
Los
suelos están siendo severamente dañados con el uso de fertilizantes, herbicidas
y plaguicidas de la industria agroquímica. Los abonos orgánicos ya poco se
aplican. “Antiguamente las milpas sólo se chaponaban
y no se aplicaban fertilizantes, tampoco fumigábamos”, suelen decir los
campesinos productores de maíz. Respecto a la cafeticultura, también dicen que
“antes no se abonaban a las matas de café, sólo era necesario chaponar y las huertas producían café en
abundancia”.
Hay honrosas excepciones, en
defensa de los suelos, como ocurría en el año 2014 en Los Morros, municipio de
Leonardo Bravo, donde pondrían en marcha un venadario, en un área cercada, pues
los habitantes aseguran que los venados y los chivos, afectan a la vegetación,
pues comen los pequeños arbustos y dañan a las ramas de otros vegetales de
mayor crecimiento. Además de perjudicar el suelo y pequeñas plántulas con sus
pequeñas pezuñas.
Lo escabroso de las tierras serranas
dificulta la agricultura, al menos con los métodos tradicionales como son la rosa, tumba y quema.[20]
Lo mismo ocurre con las actividades pecuarias, pues debido a las pendientes, la
mayoría de los suelos no son terrenos adecuados para la ganadería. Aun así, por
siglos la agricultura y la ganadería han sido los principales soportes de la
economía familiar, aunque estas actividades no le permitan alcanzar una
producción suficiente para participar en los mercados nacionales o
internacionales. Es necesario elevar nuestra capacidad de
producción en el campo. Existen pueblos que producen peras, manzanas, duraznos,
aguacates, café, mezcal, miel; también hay comunidades que crían ganado menor
como chivos y borregos, además del ganado mayor, como son las vacas, de las que
obtiene leche y carne, además de los derivados lácteos como son crema, requesón
y queso. Del ganado porcino se obtiene carne y chicharrón, además de la manteca
que se usa en lugar de aceite para guisar. En los cultivos de traspatio hay verduras
y algunas frutas.
En el mejoramiento de las condiciones de vida, la producción
agropecuaria para el consumo familiar representa un avance porque al menos no
tendrá que comprar muchos de los productos requeridos en el hogar, pero si no
hay apoyo del gobierno para colocar sus productos con buena calidad competitiva
en el mercado, de poco sirve tener los suelos, el agua y el clima apropiados.
Elevar la producción agropecuaria, incluyendo la silvicultura en armonía con la
naturaleza, conllevaría a que la población serrana tuviese mejores condiciones
de vida. Hay otras actividades que hasta ahora no se han promovido lo
suficiente, como son las artesanías, el ecoturismo y deportes como el
motociclismo de montaña. Claro que para que puedan implementarse estas
actividades, debe combatirse a la alta delincuencia que azota a la región desde
hace ya varios lustros.
Hay pueblos que fabrican mezcal de
buena calidad que incluso ha sido exportado a China.[21]
En suma, hay condiciones naturales
para la producción en sus diversas ramas, y también hay vocación de la
población serrana por el trabajo. Se puede salir adelante, pero sin dañar más
al entorno ecológico y si los gobiernos disminuyen sus políticas entreguistas.
En
algunas poblaciones hay escasez de agua, a pesar de tener la gracia de
encontrarse en la Sierra. Ante el aumento de la población, el agua cada día es
más insuficiente y las épocas de hastío empiezan a vivirse. Paradójicamente hay
comunidades no tienen casi arboledas en sus inmediaciones. Los incendios y la
extracción irracional de los bosques han ocasionado la disminución de la
biodiversidad, el calentamiento global que ocasionan lluvias atípicas y
trastornos climáticos, y la disminución de especies animales y vegetales.
Hace
algunas semanas, miré en una barda de Los Planes, población cercana a El
Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, un anuncio de una campaña de
protección al ambiente, que decía: “ya nada más queda el medio por que el otro
medio ya se lo acabaron”. Vivimos en un mundo en conexión. Los árboles de la Sierra
son generadores de vida, purifican el aire; dan frescura para el mantenimiento
de mantos acuíferos, los cuales van integrando 23 ríos, cuya agua es
aprovechada en distintas partes de Guerrero.[22] Los árboles importan no
sólo por las maderas.
Para
el capitalismo todo es vendible, y todo debe venderse y comprarse a la mayor
rapidez posible, sin importar los irreversibles daños ecológicos. Los grandes
inversionistas nacionales e internacionales se coordinan y siempre están
pensando en obtener jugosas ganancias en sus negocios, así se dañen selvas o
ríos, y una infinidad de especies de animales y de vegetales. Para eso se
amparan en concesiones que les otorgan los gobiernos.
Citando
a K. W. Kapp, Martínez Alier dice que “el capitalismo es un sistema de costos
sociales no pagados”.[23]
Una
medida para que haya preservación de los recursos naturales es que trabajen
biólogas y biólogos que investiguen el funcionamiento de los ecosistemas en la
Sierra, así como en los organismos y a nivel uni y pluricelular, aplicando el metabolismo social, una categoría que nace en la Biología del siglo XIX.[24]
Así, se dará cuenta a los gobiernos, a las universidades y a las
organizaciones no gubernamentales que estén realmente comprometidas con la
defensa del ambiente, y no alineadas a los intereses de los grandes capitales
expoliadores, tanto nacionales como internacionales. Estudiosos de otras
disciplinas pueden ir a hacer trabajo de campo e investigar científicamente en
la Sierra. Pero aquí también no se podrá tener éxito mientras prevalezcan las
condiciones fratricidas de inseguridad.
En cuestión de conservación del
bosque ha habido grupos de campesinos a los que el gobierno brinda pequeños
apoyos en equipos de herramientas, pero no se da el salto mayor para proteger a
los árboles, no se da seguimiento a la reforestación, solo se siembran miles de
pequeños árboles, pero no se protegen y se cree que crecerán a la buena de
Dios.
Ni
hay desarrollo ni hay sustentabilidad en la Sierra. Las grandes riquezas se las
llevan las trasnacionales en contubernio con sus socios nacionales. Los pueblos
siguen en el atraso (no hay desarrollo) y la naturaleza cada día se daña más
(no hay sustentabilidad).
Comparto
la postura de Denis Goulet, quien señala que el desarrollo, para concebirse
como tal requiere de claros contenidos éticos entre los que se encuentran: el
respeto por la diversidad biológica, el respeto por la pluriculturalidad,
mediante la tolerancia, y la responsabilidad al
administrar el cosmos con la supervivencia de la naturaleza.[25]
4.- El aprovechamiento de los recursos
naturales en tiempos prehispánicos.
Cuando
los conquistadores europeos llegaron a la Sierra ya existían en estos lugares
habitantes de cuyos orígenes no tenemos precisión. La historia precolonial y la
etnología, tienen registros de la existencia de diversas culturas que vivieron
en la Sierra; por la parte centro occidente, se establecieron los cuitlatecas,
purhépechas, chumbias, tolimecas, tlacotepecas, tepetixtlecas y otros grupos
menores influenciados por los nahuas; por la parte centro oriente, hubo yopes,
mixtecos, tlapanecos, zapotecas y amuzgos.[26]
Los
cuitlatecos ocuparon San Miguel Totolapan y Ajuchitlán; su centro político fue
Mexcaltepec y dominaron Atoyac y Tecpan. Extraían el cobre, además de oro.
Los
tepuztecosy los cuitlatecas cultivaban la tierra, y obtenían piedrecillas de
oro, las cuales eran arrastradas por las corrientes de los ríos que bajan de la Sierra Madre.[27]
Los
tepuztecos también explotaban el ocote (pino) para alumbrarse durante las
noches; además aprovechaban la trementina y el alquitrán, que escurre a los
pinos y otros árboles de la familia coníferas. En cada pueblo tenían un jefe,
al cual entregaban tributos con mantas. También tuvieron huertas de cacao y se
dedicaban a la pesca. Rendían culto al dios Andut
y castigaban la embriaguez, el robo y el adulterio. Los pantecas, chumbías y
tolimecas son de mayor antigüedad que los
cuitlatecas y los tepuztecos.[28]
5.- La
explotación de recursos y el pago de impuestos en la Sierra durante la Colonia.
En
los años de 1520, Isidro Moreno Casasola conquistó a los pueblos de la
provincia de Citlaltomahua en la Sierra de Tlacotepec.[29] Desde 1522, Cortés
estableció el sistema de las encomiendas, instruyendo a los nativos hacia el
catolicismo y explotando las tierras, aunque el fin principal no era el
usufructo de las tierras, sino la implementación de tributos. Con la encomienda
no se transmitía la propiedad de la tierra, pero era un medio para sojuzgar a
los indios, a los que se despojaba, sometiéndole a la servidumbre y al pago de
tributos descomunales.
Tlacotepec
se encomendó a Alonso de la Serna y Gaspar de Garnica en 1559, y pagaban 1, 012
pesos de Oro, maíz y gallinas. Chichihualco se asignó al encomendero Francisco
Rodríguez Magariño. La mina de Oro de Topila (cerca de Tlacotepec) fue
explotada por Juan de Manzanillo.[30]
Aproximadamente
cada ochenta días se entregaban los tributos, los cuales se transportaban por
medio de tamemes o cargadores que llevaban los productos que los calpixques o
recaudadores habían recolectado en los pueblos, cabeceras o provincias. Entre
los productos de tributo se encontraban la miel, las pieles, los y los
plumajes. La provincia de Cihuatlán era la que comprendía la mayor parte del
actual territorio de la Sierra de Guerrero.[31]
En
la segunda parte del siglo XVIII hubo modificaciones en la tenencia de la
tierra en la Sierra. La corona admitió los derechos de antigüedad en los
territorios de las comunidades indígenas de Santiago Tlacotepec, Coronillas y
Tepetixtla (lugares situados en plena serranía). Empero, a finales de aquel
siglo XVIII se creó el latifundio más extenso de que se tiene registro en la
Sierra de Guerrero, se llamaba Sierra Anáhuac, cuyo propietario era Ignacio
Calvo Celis Rábago, quien se adjudicó toda aquella tierra que no fuese de
comunidades en el centro-occidente.[32]
Estos
son algunos datos del trabajo y de la explotación de recursos de la Sierra en
la época colonial.
6.- La Sierra y la lucha por las libertades en la
Independencia, en la Revolución y en la Reforma Agraria.
En este apartado pretendo
demostrar que la población serrana merece vivir dignamente, pero en una
relación armoniosa con la naturaleza, en virtud de los grandes aportes en favor
de las libertades de nuestro país, en distintas épocas.
Durante
la Independencia, la Sierra fue escenario de grandes batallas. Muchas personas
encontraron un refugio o escondite en la Sierra debido a lo escarpado y
marginado de la Sierra.
Finalizaba
el año de 1817, cuando en el Cerro de Santo Domingo, cerca de Jaleaca de
Catalán, doña Antonia Nava de catalán demostró su valentía, cuando su esposo, el
General Nicolás Catalán fue sitiado junto con sus tropas por los realistas. En
compañía de un grupo de mujeres se presentó ante el General insurgente
expresando: “Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra
patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! He aquí nuestros
cuerpos que pueden repartirse como ración a los soldados”. Y dando el ejemplo
de abnegación, sacó del cinto un puñal, se lo arrancaron al mismo tiempo que un
clamor de entusiasmo aplaudía aquel rasgo sublime. Las mujeres se armaron con
machetes y salieron a pelear contra el enemigo. Casi todos los insurgentes
murieron, pero nadie se rindió.[33]
También
los hermanos Bravo mostraron su arrojo en la Guerra de Independencia, por ello
hoy existe una comunidad serrana que se llama Puerto General Nicolás Bravo
(Filo de Caballos), en el municipio de General Leonardo Bravo. Y la capital de
estado lleva el apelativo “de los Bravo”.
Existen
muchos ejemplos que podríamos citar respecto a la Independencia en la Sierra,
pero basten los que hemos mencionado para ilustrar acerca de las aportaciones
de la gente serrana en esta etapa histórica.
Don
Espiridión Nava Castro nació en Chautipas, municipio de Chilpancingo, Guerrero;
y fue reconocido en la Secretaría de la Defensa Nacional como veterano de la
Revolución Mexicana en el segundo periodo. Don Anteoco González Poncelis vivió
en Yextla, municipio de Leonardo Bravo, en la Sierra guerrerense, y también
participó en la Revolución Mexicana al lado del General Heliodoro Castillo.[34]
Conociendo
la Sierra, el ex gobernador Jesús H. Salgado recurrió a la guerra de guerrillas
después de haber depuesto las armas el 12 de diciembre de 1911 en Teloloapan.
De marzo a diciembre de 1914 Jesús H. Salgado fue gobernador de Guerrero, y
cuando las fuerzas zapatistas habían mermado, se refugió en Balsamar, en plena
Sierra guerrerense. De ahí se enfiló hacia la Costa Grande, donde murió en un
enfrentamiento a tiros en la Barranca de
los Encuerados, donde actualmente se encuentra la comunidad serrana de San
José, municipio de Petatlán, el 14 de febrero de 1920, a las cinco de la
mañana.[35]
Descendiendo
Madero de una familia de terratenientes, éste sólo imaginaba una revolución
donde se cambiaran a unos personajes enquistados en el poder, pero sólo para
que fueran sustituidos por otra casta de terratenientes y burgueses para
quienes no estaban en sus intenciones devolver la tierra a los campesinos
pobres.[36]
Mientras
el campesinado pobre de Guerrero sostenía la bandera del zapatismo, en la Costa
Grande no había un jefe destacado que encauzara la lucha bajo los principios
del Plan de Ayala. En la Sierra atoyaquense, el General Pablo Cabañas, abuelo
de Lucio Cabañas, alzó la bandera del zapatismo y se unió al General Heliodoro
Castillo, quien dirigía la revolución zapatista en Tlacotepec y el centro del estado
de Guerrero.[37]
En
la Sierra, la reforma agraria más que resolver una problemática de distribución
de la tierra, abrió una nueva etapa de lucha social, donde los terratenientes
se resistían a que sus enormes posesiones fuesen repartidas a los verdaderos
trabajadores del campo.
Santiago
Tlacotepec es el núcleo agrario con mayor superficie en Guerrero, y se ubica en
plena Sierra, abarca la municipalidad de General Heliodoro Castillo y parte de
la Sierra de Chilpancingo y de Leonardo Bravo. En el proceso de gestión se
integró uno de los expedientes agrarios mayores.[38] Durante décadas vivieron
un proceso de luchas y gestiones hasta lograr la recuperación de sus tierras.
En ese largo proceso hubo conflictos hacia el exterior, con sus adversarios
agrarios, y también se suscitaron disputas internas, a veces por las diversas
concepciones sobre el tipo de tenencia de la tierra (comunal o ejidal); otras
veces por intereses económicos, tanto de los empresarios e inversionistas, como
de los propietarios o los funcionarios de gobierno. Como puede verse, siempre
ha habido una lucha de clases en la Sierra, pero no en la clásica lucha entre burguesía
y proletariado, descritas por Marx y su escuela, sino entre caciques,
terratenientes y otros potentados, contra los campesinos que no tienen tierra o
que sus productos no tiene un precio que devengue el esfuerzo del trabajo.
Hoy
día, sólo quedaron los caminos para sacar maderas y muchos se han deteriorado,
pero la silvicultura es una opción de vida, si se reforesta y se aprovechan las
maderas, en beneficio mayor de la población, y previendo la necesidad de las
generaciones futuras.
Fotografía
que tomé el viernes, 08 de junio de 2018, cerca de Puerto del Gallo, municipio
de General Heliodoro Castillo, Guerrero.
7.- Extracción de recursos
mineros: 1890-1966.
Un
escocés de nombre William Niven, exploró lugares de Guerrero entre 1890 y 1910,
pero el brote de la Revolución Mexicana imposibilitó que se concretaran sus
planes.[39] A pesar de las
incomunicaciones que había en esas épocas, Niven llegó a la Sierra cuando ya contaba
con la experiencia de haber buscado minerales en Texas, Nuevo México, Arizona y
Colorado. Había trabajado como barretero y como minero independiente de pico,
pala y mula, principalmente en Nuevo México. Exhibía materiales en Chicago y
Nueva York en el decenio de 1890.[40]
Texas Tech University Press tiene
archivos que dan cuenta de las incursiones de William Niven en la Sierra de
Guerrero. Casi para cerrar el siglo XIX, en abril de 1899, ya se explotaba una
mina en Otatlán, en plena sierra de Guerrero, actualmente perteneciente al
municipio de San Miguel Totolapan. Hubo una mina llamada Elenita, la cual por
error, se registró como “EL NITAMINE”, que realmente debería decir: “Mina
Elenita”.[41]
El
día viernes, 08 de junio de 2018, acompañé al señor Francisco Hernández Morales
en una visita a la comunidad de Puerto del Gallo, municipio de General
Heliodoro Castillo, Guerrero. También fuimos a caminar por unos parajes
ubicados más hacia “arriba”, hacia las cúspides del Cerro Teotepec. En esa
ocasión, el señor Francisco me dijo:
En 1966 yo trabajé en las minas que estaban más acá arriba
del Puerto del Gallo. Sacaban cien gramos de oro por cada tonelada de material
que sacaban de la Mina. Un día me metí a buscar venados y un señor me reprendió
por lo peligroso al haber agua adentro de la mina. Los cargadores subían
cargados con treinta kilos hasta llegar a un parejo, donde lo echaban en carretillas. Las empresas
tenían máquinas para desaguar, pues había veces en que se inundaba. Trabajaron
unos dos o tres años, pero esta mina se trabajó desde tiempos previos a la
Revolución Mexicana, y se suspendió la extracción de metales al darse la
revolución.
Hubo otras minas conocidas como: la dicha, el cacho de
oro y la Estercita. También se trabajó la del Naranjo, cerca de la comunidad de Los Laureles, sierra de Tecpan.
Había muchos tigres y hasta onzas.
Ahora yo he escuchado que vienen los canadienses y
quisiera que en mi región se explotaran esos minerales con recursos de nuestro
propio gobierno mexicano, en beneficio de nuestra población que vive en la
pobreza en todo el filo mayor.[42]
De pie y de sombrero, el señor
Francisco Hernández Morales, nos complace con amena charla el día viernes, 08
de junio de 2018, al pie de la entrada de una mina, en el Filo mayor.
Entrada de una mina en el Filo Mayor,
cerca de Puerto del Gallo, municipio de General Heliodoro Castillo, Guerrero.
Fotografía que tomé el día viernes, 08 de junio de 2018.
Marcación al interior de la mina, cuya
fotografía de “entrada” se ofrece en la gráfica anterior. Fotografía que tomé
el día viernes, 08 de junio de 2018.
De
acuerdo a Eduardo Gudynas a pesar de que el extractivismo minero y petrolero,
ha hechos escasos aportes benéficos a la ciudadanía, éste disfruta de excelente
salud ya sea en gobiernos de izquierda, de centro o de derecha, o mixtos.
Existe un neoextractivismo, denominado “progresista”, que basado en el avance
tecnológico y científico, acapara y se apodera de los recursos naturales; si
bien el Estado desempeña un rol más activo, los daños ambientales no
disminuyen, y tampoco merman el descuido y abandono de las poblaciones
serranas.[43] Son mucho más los provechos de las mineras y
madereras –incluyendo a sus aliados- que las garantías disfrutadas por la
población serrana.[44]
8.- Reflexiones finales.
Inseguridad
e incomunicación fueron las razones por las que no pudo haber capitales en la
Sierra durante la Colonia, pero ya en el porfiriato llegaron inversiones
extranjeras. Había la intención de que el ferrocarril llegara de El Balsas a la
Estación Toro Muerto, para de ahí dirigirse a la Costa Grande. Más que
comunicar, lo que el gobierno pretendía era extraer los recursos mineros de la
Sierra.[45]
De
1950 en adelante se incrementó la explotación de maderas y minas, al tiempo en
que las guerrillas dirigidas por los profesores Genaro Vázquez Rojas y Lucio
Cabañas Barrientos harían presencia en la Sierra guerrerense, aunque
fundamentalmente estos movimientos antisistémicos se desarrollaron en
subregiones concretas. Este oleaje de conflictos sociopolíticos generó que al
menos para sofocar esas pugnas entre el Estado mexicano y las guerrillas, los
gobiernos llevaran servicios públicos a la Sierra, como son caminos, servicios
de salud, y abastecimiento mediante programas como la Comisión Nacional de
Subsistencia Popular (CONASUPO) entre la década de los años 60´s y 70´s del
siglo XX. Luego, los gobiernos se desobligaron de llevar beneficios a la Sierra
y de promover la producción, preservando los recursos.
Considerando
los aportes que los habitantes de la Sierra de Guerrero han hecho desde épocas
prehispánicas hasta los tiempos actuales, la población de estas demarcaciones
tienen derecho a una vida digna, donde halla trabajos agropecuarios y de otras
ramas económicas que reditúen su esfuerzo y que sean suficientes para que la
población no emigre a las ciudades mexicanas, ni a los Estados Unidos; tampoco
para participar en actividades ilícitas. A los trabajos agropecuarios puede
sumarse el aprovechamiento de las maderas y los minerales, pero donde el hombre
no se considere dueño del mundo y que siga destruyéndolo a diestra y siniestra.
Esas oportunidades para una mejor vida, no pueden pasar por alto el continuismo
de la deforestación y al uso extractivista de los minerales. El gobierno ya no
debe seguir firmando concesiones de explotación de los recursos en beneficio
mayoritario de las trasnacionales que siguen contaminando a diestra y siniestra
y asediando las riquezas que la naturaleza proveyó a nuestra Sierra. Los
recursos naturales corresponden a la nación, y el gobierno debe priorizar su aprovechamiento
en favor de la población actual y previendo la necesidad de uso que también
tendrán las generaciones próximas. No es justo –aunque tal vez sea legal- que los
gobiernos argumenten que el suelo es propiedad de los campesinos, pero el
subsuelo es de la nación, y entonces se autorizan concesiones para extraer
recursos sin que la población reciba beneficios justos. Los residuos tóxicos
dañan al entorno, pero todo sigue adelante porque los beneficiarios de esa
extracción son muchos: Servidores públicos, las compañías extractoras, las
compañías que proveen de materias primas a las mineras y a las madereras.
Urge
un alto a la deforestación y al uso extraccionista de los minerales, pues a fin
de cuentas, los recursos naturales corresponden a la nación, pero para que el
gobierno admita su uso prioritariamente en favor de la población actual y
siempre previendo que las generaciones que nos precederán necesitarán de todos
esos recursos: agua, maderas y minerales. No para que el gobierno firme
contratos de explotación de nuestros recursos en beneficio mayoritario de las
trasnacionales que constantemente asedian los recursos que la naturaleza
proveyó a nuestra Sierra.
La
investigación científica debe hacerse permanentemente en la Sierra, donde haya
estudiantes e investigadores que analicen las alternativas de mejoría para la
región.
Si
se deben aprovechar los recursos naturales, pero en beneficio mayor de la
población que habita en la región, y anteponiendo siempre la necesidad que también
tendrán las generaciones futuras para disponer de esas riquezas. Hacerlo de
esta manera implica enfrentar a las políticas neoliberales-económicas
nacionales e internacionales. El neoliberalismo es una doctrina que no se
limita al ámbito económico, pues enmarca a la política, la ética y el derecho,
entre otras áreas. Para analizar los nuevos retos del liberalismo, en cuyos
marasmos están envueltos los intereses capitalistas, se reunieron en Mont
Pelerin, en 1947, un colectivo de intelectuales con la conducción de Friedrich
von Hayek.[46]
Queda
de manifiesto que la Sierra siempre ha tenido explotación de sus recursos desde
tiempos prehispánicos. Aun así, todavía puede impulsarse la producción de
maderas, mediante la silvicultura, en armonía con la naturaleza y preservando
los recursos que requerirán las próximas generaciones. Por cuanto a la minería,
aún se pueden explotar algunas betas de minerales que existen en las entrañas
de la tierra, pero con un beneficio principalmente para las personas sierreñas
y preservando los recursos que necesitarán las generaciones próximas.
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Entrevista al señor Francisco
Hernández Morales, de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, el
viernes, 08 de junio de 2018. Al momento de la entrevista nos encontrábamos en
algún lugar del Filo mayor, muy cerca de Puerto del Gallo, municipio de General
Heliodoro Castillo, Guerrero.
Visitas
a museos:
Museo Regional de Guerrero, en
Chilpancingo. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sala de
exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto.
Monografías:
Monografía
estatal de Guerrero. Secretaría de Educación Púbica. 1997.
Programas:
SEDESOL. Programa de Desarrollo para la Sierra de Guerrero. 1996-1999.
Fuentes electrónicas:
[1] Esteban Hernández
Ortiz nació el 28 de noviembre de 1974, en El Paraíso, Municipio de Atoyac de
Álvarez, Guerrero, México. Egresó como Licenciado en Derecho en 2003, en la
Escuela Superior de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Guerrero
(UAGro). Ha sido profesor interino en la Preparatoria número 22 y en la
preparatoria popular de Río Santiago, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero.
En 2005 fue coordinador del entonces módulo periférico “El Paraíso”, de la
Preparatoria 22. Estas tres escuelas son pertenecientes a la UAGro.
Es cofundador del
Campus Atoyac del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados
Ignacio Manuel Altamirano (UAGro), plantel fundado en 2008.
De 2006 a 2008 fue
conductor de un programa sabatino de radio en Atoyac de Álvarez, Guerrero,
programa a cargo del Ayuntamiento municipal.
Viajó a España en
2007 y como estudiante de la maestría en Ciencias Políticas asistió al XXI
Congreso Mundial de Ciencias Políticas, en Santiago de Chile, en julio de 2009.
Fue comentarista y
conductor del noticiero de televisión en Canal 8, cable costa, en Atoyac de
Álvarez, Guerrero, en 2010 y en 2011. Actualmente publica artículos en “Diario
Objetivo”, en el estado de Guerrero.
Es autor del libro El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez,
Guerrero, publicado por Ediciones Rosa Ma. Porrúa, en marzo de 2017.
Presentó la ponencia
“La población afromexicana en la Costa Chica de Guerrero” en un congreso sobre
comunidades negras, realizado en abril de 2018 en la Universidad de Carolina
del Norte, Estados Unidos de América.
Está por publicarse
uno más de los libros de su autoría, titulado El buscador de hongos. Reflexiones desde la Sierra de Guerrero.
Este material lo publica la UAGro y el Instituto de Estudios Parlamentarios
Eduardo Neri.
[3] Gilberto Giménez. “Territorio,
cultura e identidades. La región socio-cultural”, en Rocío Rosales Ortega
(Coordinadora), Globalización y regiones
en México. (México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel
Ángel Porrúa, 2000), 34. Cita a Van Young (1992: 3).
[4] Moisés T. De la
Peña. Guerrero Económico. Tomo I.
(México: Gobierno del Estado de Guerrero, 1949), 100.
[5] Gilberto Giménez. “Territorio,
cultura e identidades. La región socio-cultural”, en Rocío Rosales Ortega
(Coordinador), Globalización y regiones
en México. (México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM- Miguel
Ángel Porrúa, 2000), 35.
[6] Mario del Roble Pensado Leglise, coordinador. Territorio y
ambiente: aproximaciones metodológicas. (México: Siglo XXI Editores.
2011), 8-9.
[7] Monografía estatal de Guerrero.
Secretaría de Educación Púbica, 1997. Páginas 14-15.
[8] SEDESOL. Programa de Desarrollo para la Sierra de Guerrero 1996-1999.
[9] Mauricio Cruz García, Graciel
Herrera Sánchez y Blanca Alicia Vargas Villanueva. Historia Regional de Guerrero. Perfil socioeconómico. (México:
Ediciones Limusa- CONALEP-SEP, 2000), 22.
[12] Antonio Elizalde. Desarrollo. En
Ricardo Salas Astrain. Pensamiento
crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad
católica Silva Hernández. 2005), 158-159.
[13] Antonio Elizalde. Desarrollo. En
Ricardo Salas Astrain. Pensamiento
crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad
católica Silva Hernández. 2005), 154.
[14] Vandana Shiva, citada por Antonio
Elizalde, en Ricardo Salas Astrain. Pensamiento
crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad
católica Silva Hernández. 2005), 161.
[15] Enrique Cienfuegos
y Laura Carlsen. “un caso de derechos humanos, ecología e integración
económica: los campesinos ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de
Catalán”, en Laura Carlsen y otros. Enfrentando
la globalización. Respuestas sociales a la integración económica de México.
(México: Porrúa. 2003), 60.
[17] Pablo González Casanova. Las nuevas ciencias y las humanidades. De la
academia a la política. (España: Universidad Complutense de Madrid. 2004),
152.
[18] Elizabeth Solleiro Rebolledo. El suelo: ese desconocido. Ecología del
suelo. (México: Secretaría de Educación Pública. 2002), 39 y 40.
[19] Elizabeth Solleiro Rebolledo. El
suelo: ese desconocido. Ecología del suelo. (México: Secretaría de Educación
Pública. 2002), 57.
[25] Denis Goulet, citada por Antonio
Elizalde, en Ricardo Salas Astrain. Pensamiento
crítico latinoamericano. Conceptos fundamentales. (Chile: Universidad
católica Silva Hernández. 2005), 162.
[26] Raúl Vélez Calvo. “Etnohistoria”. En Historia General
de Guerrero. Volumen 1. Época prehispánica.
Arqueología-Etnohistoria. Elizabeth Jiménez García, Guadalupe Martínez
Donjuán, Aarón Arboleida Castro y Raúl Vélez Calvo. (Coordinadores) (México: INAH, Gobierno del Estado de
Guerrero, 1998),
143-479.
Tambien puede
consultarse en Ma.
Guadalupe Velasco Ocampo, José Raúl Velasco Ocampo, Max Arturo López Hernández
y Justino Lozano Alvarado (Coordinadores).
Diagnóstico socioeconómico contemporáneo del Estado de Guerrero. Tomo I. (México:
Universidad Autónoma de Guerrero, 1989), 37-38.
[27] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
25-26.
[28] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
27.
[29] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
62.
[30] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
68-70.
[31] Museo Regional de Guerrero, en
Chilpancingo. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sala de
exhibición, “Las provincias tributarias al momento del contacto.
[32] Tomás Bustamante Álvarez. La tragedia de los bosques de Guerrero.
Historia ambiental y las políticas forestales. (México: Instituto de
Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Universidad Autónoma de Guerrero).
Ediciones Fontamara, 2003), 181.
[33] Moisés Ochoa Campos. Historia del Estado de Guerrero.
(México: Ediciones diario de Guerrero-Congreso del Estado de Guerrero, 2012),
134.
[34] Al respecto puede consultarse en Esteban
Hernández Ortiz. El Paraíso, municipio de
Atoyac de Álvarez, Guerrero. (México: Ediciones Rosa Ma. Porrúa, 2017),
130-135.
[36] Instituto Guerrerense de la Cultura. Ensayos para la historia del Estado de
Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto Cervantes-Delgado. La Revolución en la lucha agraria en la
Costa Grande. Ignacio Martínez Rivera y Gabino Olea Campos. Talleres de Praxis, artes gráficas.
México, Distrito Federal. 1985. 126.
[37] Instituto
Guerrerense de la Cultura. Ensayos para
la historia del Estado de Guerrero. Responsable de la publicación: Roberto
Cervantes-Delgado. La Revolución en la
lucha agraria en la Costa Grande. Ignacio Martínez Rivera y Gabino Olea
Campos. Talleres de Praxis, artes
gráficas. México, Distrito Federal. 1985. 129.
[38] Según Juan J. Lomelí el expediente
de Santiago Tlacotepec consta de 60 mil documentos. La huelga campesina y el
desarrollo del capitalismo salvaje en los bosques de Guerrero. Revista
Textual No. 5-6, 1980-1981, Universidad Autónoma de Chapingo. P.
91
[42] Entrevista al señor Francisco
Hernández Morales, de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, el
viernes, 08 de junio de 2018. Al momento de la entrevista nos encontrábamos en
algún lugar del Filo mayor, muy cerca de Puerto del Gallo, municipio de General
Heliodoro Castillo, Guerrero.
[43]Eduardo Gudynas. Tesis sobre un viejo problema bajo nuevas expresiones. El nuevo
extractivismo progresista. Boletín de seguimiento a políticas de recursos
naturales, año IV, número 8. El observador. Enero 2010. (Bolivia: Observatorio boliviano de industrias extractivas. 2010),
página 1.
[45]
Ramiro Reyna Aguilar. Toro Muerto.
Paraíso Desconocido. (México: Talleres de publicidad Corp. Oscar Federico
Martínez Delejal. 2011), 15.
[46] Miguel Ángel Contreras Natera. Crítica a la razón neoliberal. Del
neoliberalismo al posneoliberalismo. (México: Ediciones Akal. 2015), 27.
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