Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

martes, 9 de febrero de 2016

Un jefe militar opina sobre los orígenes de una guerrilla.

Un jefe militar opina sobre los orígenes de una guerrilla.

El diario “El Sur” publicó el viernes, 15 de febrero de 2013, una entrevista efectuada al Comandante de la Novena Región Militar, Genaro Fausto Lozano Espinoza, bajo el título “El estado, entre guerrilla y crimen organizado, advierte el jefe de la Novena Región Militar”.

El jefe militar refirió que Guerrero tiene problemática histórica que genera expresiones de descontento, pero él no cree en la forma en que se expresan, pues existen maneras legales para expresarse. “La historia de la guerrilla en el estado tiene sus raíces en el resentimiento social, producto del rezago en que se encuentra la entidad”. Para esa fecha de la publicación del diario “El Sur, el comandante Lozano contaba en su haber con 44 años al servicio de las armas en el ejército mexicano. Agregaba el jefe militar que en Guerrero vemos violencia que no necesariamente proviene del crimen, pues hay violencia intrafamiliar.

“La guerrilla se origina en un gran resentimiento social” decía el Comandante. “Si lo vemos antropológicamente, hay que recordar que a Guerrero llegaban barcos con esclavos en la época virreinal. Esa gente ya traía un resentimiento social por el hecho de ser esclavo, y luego nuestros indígenas que también fueron agredidos. Por eso me refiero que es histórico, es antropológico; y luego viene el mestizaje, la relación de razas entre afromexicanos con indígenas. Todo esto integra históricamente un problema de resentimiento social que pasan muchos años, pero en el sentir colectivo prevalece el resentimiento social, dijo”.

El reportero de El Sur, Daniel Velázquez, preguntó al Comandante que si tenía ubicados a los grupos guerrilleros, a lo cual él respondió que “no le llamaría guerrilla, yo le llamo gente con la cual el Estado tiene una deuda histórica”. El comandante no evade y puntualiza: “tenemos varios puntos perfectamente ubicados, caracterizados, pues a lo largo de tantos años en este tema hay mucha información y mucha experiencia”. Deben llegar servicios básicos como agua potable, servicios de salud… y se debe promover el desarrollo para superar el rezago histórico, generando industrias del potencial que tiene el estado, con el empleo, con el trabajo vienen ingresos y viene una mejora en el entorno económico y social de la gente, esa es la vía para crecer y para ser mejores”.

Pinturas en las oficinas de Radio de la Universidad Autónoma de Guerrero, en Chilpancingo.











lunes, 8 de febrero de 2016

El pueblo no quiere irse. Texto que publiqué en mi Facebook el día 14 de octubre de 2013.

El pueblo no quiere irse. Texto que publiqué en mi Facebook el día 14 de octubre de 2013.

ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ.

En El Paraíso, sierra de Atoyac de Álvarez, Guerrero, la vida sigue su curso. Este verano ha llovido menos que hace un año. A Pesar de que antes de finalizar el 2013 diversas fuentes periodísticas publicaron que el gobierno instaba a los pobladores para desalojar el pueblo, la gran mayoría se resistió y aún se resiste a evacuar el lugar. En Agosto de 2011 una avalancha del cerro que está rumbo al panteón sepultó a varias personas en la colonia Ermita. Aquella vez las televisoras de mayor cobertura nacional informaban al mundo de lo acontecido.

Hoy, el gobierno construye una especie de unidad habitacional en La Quebradora, al oriente de El Paraíso, a orillas de la carretera federal Atoyac-Paraíso-Puerto del Gallo. Allá tendrán su nueva vivienda personas que perdieron su hogar, pues vale decirse que si bien, en esta comunidad no fallecieron personas debido a la catástrofe lluviosa de septiembre de 2013, si hubo quienes perdieron su vivienda con todas sus pertenencias.

Por la colonia Mirador, el gobierno está realizando una especie de emparejamiento escalonado y quedará como área verde la zona donde había casas, pues para habitaciones se considera zona altamente riesgosa. El mismo método de prevención se aplica en el cerro donde fue el deslave que acabó con la vida de varias personas en 2011.

Las escuelas primarias Cuauhtémoc y Francisco Villa, así como la Preparatoria serán reubicadas por el área cercana a la cancha de futbol, adjunto a las canchas de Basquetbol.

La gente adulta no se atreve a iniciar el éxodo e irse del lugar, pues temen que en otro lugar difícilmente podrán construir su vivienda, amén del modus vivendi que el campesinado ya adquirió desde su juventud, pues como ellos dicen, "saben cómo mantenerse, trayendo plátanos, cajeles, piñas, hongos, y algunas animales que cazan". El café ya poco da para vivir, pero también se benefician de la cosecha entre diciembre y febrero.


Los chavos se sienten dependientes de sus padres y aquí piensan seguir su juventud y tal vez su vejez.

domingo, 7 de febrero de 2016

El tocadiscos de doña coba. Segunda parte.

El tocadiscos de doña coba.
Segunda parte.

Esteban Hernández Ortiz.

En una temporada de vacaciones fueron hijas e hijos y nietas y nietos a visitar a doña coba y no faltaron algunos niños de su descendencia que se pusieron a jugar los discos que se usaban en el toca discos, y se los aventaban como si fueran platillos voladores, pero alguien vio a los muchachos hacer semejantes travesuras y en uno, dos por tres fueron a reprenderlos. Doña coba, que era muy zagas, se percató de lo acontecido y les dio una buena zarandeada a los muchachos, pues la mayoría de sus discos databan de un cuarto de siglo en su poder y aún funcionaban perfectamente.

Por las mañanas de todos los domingos doña coba anunciaba que en casa de don Plácido ya estaba vendiéndose una apetitosa barbacoa de cabeza de res, acompañada de consomé y salsa, elaborados con la mejor higiene de la región. También anunciaba que a partir de las diez de la mañana ya podían pasar a casa de doña Artemisa para disfrutar de una rica pancita de res y tortillas bien calientitas, recién salidas del comal; había tortillas de maíz blanco y de maíz morado, al gusto del comensal. Algunos chilangos no dejaban de ir a comer aquella rica pancita de res guisada en chile guajillo, pues en la Capital del País ellos acostumbraban comerla, aunque en aquella gran urbe a este platillo le llamaban menudo.

Estos alimentos resultaban ser un codiciado potaje para toda aquella persona que entrara por vez primera a probar en casa de “doña Arte”. Algunos acostumbraban succionar hasta el tuétano de los huesos de res que daban un rico sabor al caldo.

Por estas razones, había que estar muy al pendiente de los anuncios que se transmitían desde el tocadiscos de doña coba. Aquel aparato llevaba ya casi cincuenta años en poder de doña coba y aún se mantenía con potente sonido, so pena de que en ocasiones llegaba sufrir algún desperfecto, pero daba la suerte que un joven del pueblo estaba estudiando ingeniería y en el acervo de aquel chavalo había ya varios conocimientos y para componer equipos de radio y otros semejantes.

Los días sábados doña coba anunciaba cuando ya había llegado don Blas, un señor que acumulaba ya 37 años llenó al pueblo a vender trastos de plásticos, de peltre, barro y cerámica.  


Eso sí, a la hora que fuera y tratándose del día de que se tratara, doña coba anunciaba a toda la ciudadanía cuando en épocas de sequía, se había originado algún incendio en los alrededores del pueblo o en las huertas de café. Todos los varones de 15 años en adelante, pero sin llegar a los 70 estaban obligados a ir para hacer las guarda rayas y tratar de controlar el incendio; también se llevaban cubetas para aventar muchas agua al fuego. As mujeres les correspondía hacer agua de naranja, limón, Jamaica o piña para que los hombres bebieran al regresar de tremenda faena.

sábado, 6 de febrero de 2016

El toca discos de doña coba.

El tocadiscos de dona coba.
Esteban Hernández Ortiz.

Doña Jacoba Prudenciano De la O, más conocida como “doña coba” acostumbraba dormirse a las diez de la noche, sin pasar ni un minuto más. Ya su organismo estaba como programado con el paso de los años, para acostarse a apachurrar la oreja a esa hora. Sufría cuando apareció eso de los horarios de verano y horarios de invierno. Doña coba decía que esos inventos a ella nada más la trastornaban y que prefería seguir su rutina diaria con el horario que desde niña había conocido. Se negaba a cambiar su reloj, aunque por la radio escuchaba los anuncios. Muchas mujeres le decían a doña coba que ellas no podían hacer lo mismo porque en la escuela no dejaban entrar a los niños una hora después o no había quien los recibiera una hora antes.

Había veces que doña coba podía escuchar aún en lo más profundo de su dormir el cantar de los gallos. Ella aseguraba que los gallos cantaban a las doce de la noche, a las dos de la mañana, a las cuatro de la mañana y a las seis, ya casi amaneciendo.

Los nietos de doña coba llevaban de la ciudad música de los grandes artistas mexicanos para que su abuelita complaciera a la gente del pueblo. Los chavos trataban de que su abue aprendiera a usar una pequeña pieza llamada USB, repleta de música que hacía que cuando uno se diera cuenta, ya estaban escurriendo las de cocodrilo por todo el rostro.

Ese día, como todos los demás, había encendido su toca discos cuando los gallos cantaban en su habitual horario de las seis de la mañana y empezó a dedicar las mañanitas a don Petronilo y a Sofía, la hija de “doña Chella”, pues era sus cumpleaños. La gente acostumbraba ir un día antes por la tarde para pagar los 50 pesos a doña coba, a cambio de sus servicios por dedicar las mañanitas a los cumpleañeros desde poco antes de que aparecieran los destellos de los rayos del astro rey en el Oriente.

Ya iban a ser las siete de la mañana cuando doña Coba puso en su aparato la canción de “ingratos ojos míos”, en voz de doña Lucha Villa. Aquella era una pieza musical que empezó a sonar por doquier en la segunda mitad de los años 1960. Luego sonó perfectamente en las bocinas del sistema de sonido de doña coba la canción “te traigo estas flores”, esa canción que apareció a principios de la década de los setentas del siglo XX. Para finalizar esa tanda de canciones de doña Lucha Villa, a doña coba le dio poner “golpe traidor”.

En un intervalo, doña coba anunció a todos que el comisario municipal los esperaría en el paraje conocido como “miramar”, pues las fuertes lluvias habían destrozado la tubería que abastecía del líquido vital a toda la comunidad. Todos deberían llevar herramientas como son picos, palas, machetes y barretillas.

Luego siguieron canciones y más canciones de doña Mercedes Castro, como “carta jugada”, hasta que Don Chencho vivía muy cerca de doña Coba y de plano optó por ir a pedirle a su vecina que por favor ya le parara porque sentía que de seguir escuchando esa música ese día no iría a trabajar en su milpa, pues ya estaba la canción “se me fue mi amor” de doña Irma Serrano y el bastimento ya estaba casi listo para él, dos de sus hijos y tres de sus nietos. A doña Irma Serrano se le conocía como “La tigresa” y otros daban en decir que era la más bravía de México.

Ante la petición de don Chencho, doña Coba dijo que sí, que ya apagaría su sonido, nomás que la dejara disfrutar “dos gotas de agua” y “la lámpara” de otra cantante conocida como “Chelo”.

Había una señora que sufría mucho porque hace ya casi diez años que no veía, ni hablaba con su hijo, quien se encontraba recluido en la cárcel de la capital del Estado y aquel día pidió a doña coba que por favor la complaciera con “canción de un preso”.

Aquel día fue a casa de doña coba, un nativo profesor cuarentón que trabajaba en Chilpancingo y pidió de favor que le complacieran con la canción “el fandango aquí” de doña Eugenia León.


Después de semejante rato de nostalgia, doña Coba dejó de despertar a los que todavía estaban dormidos, casi a las ocho de la mañana. 

viernes, 5 de febrero de 2016

Chiveros en la Sierra de Guerrero. Extracto del ensayo "La Sierra de Guerrero", el cual lo elaboré en febrero de 2015.

b)   Chiveros en la Sierra de Guerrero.

Chiveros es una pequeña comunidad del municipio de Petatlán con tan sólo seis habitantes, ubicada a 745 metros sobre el nivel del mar.

Transcurría el siglo XIX cuando la ganadería caprina alcanzó sus mayores albores en tierras del actual municipio de Tlacotepec. Al parecer un grupo de familias venidas del Estado de México se empezó a dedicar de lleno a la cría de cabras. Por la abundancia de pastizales en la zona, los rebaños eran trasladados frecuentemente de un paraje a otro, les llamaban “haciendas votantes”. Los rebaños listos para comerciarse eran enviados a distintas partes del país, sobre todo a Puebla, donde esperaban a “los chiveros de Guerrero”. Se dice que hoy día todavía prevalece esta cultura en la ciudad poblana de Tehuacán. Al salir de Tlacotepec se dirigían hacía Filo de Caballos[1],  luego a Chilpancingo, de ahí a Chilapa y a Tlapa para finalmente internarse en territorio poblano[2].

El siglo XIX fue el auge del ganado caprino en los campos de Tlacotepec[3]. Se cree que fueron unas familias que migraron del Estado de México hacia Tlacotepec las que se dedicaron de lleno al rebaño de cabras. No tenían un sitio fijo e iban en busca de pastizales para que los chivos pudieran alimentarse, por ello se les llamó “haciendas volantes”. Víctor Araujo de San Miguel Totolapan subió a YouTube el corrido de “los chiveros” y el grupo musical “Los amantes de la Sierra” interpreta el corrido “El Chivero de Guerrero”.




[1] Filo de Caballos es una población perteneciente a la municipalidad de Leonardo Bravo, con cabecera en Chichihualco, Guerrero. Es punto de intersección carretero para continuar hacia Tlacotepec, si uno viaja de Casa Verde hacia la sierra. Para ir a Yextla también tienes que pasar por “Filo”, como le llaman los lugareños.

[3] Fue el día 24 de noviembre de 1947 cuando el Gobernador del Estado, General Baltazar R. Leyva firmó el decreto que daba el nombre de General Helidoro Castillo a la municipalidad, como un reconocimiento al arrojo del representante de zapatismo en la región.

Textos en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Guerrero.