SAN VALENTÍN
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ
El amor es un sustantivo bastante recurrido por poetas, novelistas, cantantes, cineastas, religiosos. Por si fuera poco, hasta los políticos dicen amar a sus pueblos o a los lugares donde nacieron. Unos y otros hablan de amar al prójimo como a uno mismo.
La solidaridad, la estimación, el cariño, la bondad, la generosidad, el altruismo y otros valores son adherentes a una buena amistad. En el día de San Valentín se regalan globos, chocolates, caramelos, vinos, rosas, o helados. Y si de plano no se tiene nada para regalar, basta una sonrisa y un abrazo para externar el amor a los que nos rodean. En su amplísimo abanico, el amor es de distintas categorías, hay amor hacia los padres, hay amor hacia los hijos; la otra clase de amor es la que existe amor hacia la esposa o el esposo, la novia o el novio, el Dios Cupido los abraza tiernamente y los colma de cariño mutuo.
Estudios psicológicos revelan que el ser humano, aún en su fase formativa embrionaria puede percibir si será bien recibido en el hogar donde nacerá, de alguna forma siente la violencia física o verbal de que puede ser víctima la autora de sus días, si es que su progenitora sufre de violencia.
La amistad se profesa entre vecinos, compañeros de estudio, compañeros de trabajo, sea en una escuela, en una fábrica, en una oficina de gobierno, o entre los pescadores, los pequeños comerciantes o vendedores ambulantes, etc. Otro espacio de la vida cotidiana en que el ser humano tiende lazos amistosos es en el campo deportivo, pues ahí conoces nuevas personas, fomentas amistades, aprendes de los demás, admiras y respetas. Amigos hay por montones, los padres acostumbran cuidar que los hijos no tengan malas amistades, ¡dime con quién andas y te diré quién eres!, reza un refrán. Los señores que ya tienen el pelo de color blanco, aseguran que los verdaderos amigos se alcanzan a contar con los dedos de una mano. los valores humanos se van perdiendo día a día, hay alevosía y ventaja aún entre camaradas, hay egoísmo y otras maldades.
Como no todos somos iguales, existen diferencias económicas, sociales, culturales, también existen diferencias en el pigmento de nuestra piel, pues unos humanos son blancos, otros morenos, en sus variados tonos. El poeta Pablo Neruda escribió: No me importa la piel, ni me importa la sangre fina, en su viscoso ser, lleva toxina.
También hay diferencias físicas, pues existen personas con capacidades diferentes. Algunos son sordomudos, otros invidentes, también personas parapléjicas y lisiadas. Otros aunque físicamente están del todo bien, se encuentra recluidos en un penal, y unos más están con mala salud en un hospital, algunos de ellos, con opción de recuperarse pronto, pero otros están desahuciados y sus familiares esperan hasta el último suspiro de su ser querido, pues se resisten a llevarlo a casa, aún en esas difíciles circunstancias.
De acuerdo al
Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, 43.9 por ciento de la población de 15 años y más está
casada y 15.6 por ciento está en unión libre, es decir, seis de cada diez se encuentran unidos. ¿Qué tan felices son como pareja? es una incógnita cuyo respuesta todavía no arrojan los estudios del INEGI, pero algún proyecto universitario podría encontrar ese dato. La pareja se une porque hay compatibilidad de caracteres, porque existe química entre ellos, o tal vez porque el destino así lo quiso, depende del criterio y de la cultura que impere en cada uno de nosotros, será el punto de vista que tengamos a este respecto. El estado civil de las personas puede ser casado o casada, divorciado o divorciada, soltero o soltera, y viudo o viuda. ¿Cuán feliz es cada quién? a veces es difícil de conocer, tal vez quien compuso la canción bohemio de afición, dio ese matiz de que nadie sabe cuando uno está gozando o cuando se encuentra herido. La cifra de divorcios va a la alza, años tras año. Esa institución que es la base fundamental de la sociedad entera, se disuelve, después de tanto amor que se decía, las parejas fracasan y tienden a separarse, con las consecuencias que vienen por añadidura, principalmente los hijos que quedarán a cargo de uno de los padres y el otro podrá convivir con ellos algunos días a la semana.
Una de las más crueles formas de amor ingrato lo muestran aquellos hijos que abandonan a sus padres y estos acaban sus días en un asilo.
El
matrimonio gay ya es una realidad, agradable o no, pero al menos en el Distrito Federal ya existe este matrimonio con validez legal, por dos años, con posibilidad de renovación.
Todavía existe en nuestros días esa cultura rezagada en algunos pueblos, sobre todo autóctonos, de casar a la hija con el joven que el padre determine.
Estos son rasgos que hoy reviste nuestra sociedad, así es el entorno en que vivimos, ojo, mucho ojo, sobre todo, los más jóvenes. Feliz día de San Valentín.
