El rollo de la roya del café.
San
Vicente de Benítez, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero
fue el día viernes, trece de febrero de 2015 la sede de la segunda asamblea
municipal de productores de café. Asistieron unos 250 productores del grano
aromático, incluyendo autoridades ejidales y municipales. Luego de la apertura
abre la jornada de participaciones el Jefe del Distrito de Riego de la SAGARPA.
Informó que hay una coordinación entre SAGARPA y la Secretaría de
Desarrollo Rural (SEDER) y el CECAFE del Gobierno estatal. Agrega que existen
3.5 millones de pesos (MDP) para atender a la enfermedad de la roya en los
cafetales, aunque precisó que esa cantidad se considera insuficiente, pues
análisis recientes indican que se ocuparían entre 20 y 22 MDP para atender la
pandemia agrícola en su magnitud real.
Días
después, el Gobernador Rogelio Ortega Martínez visitó a esa comunidad. Meses
antes, el gobernador había visitado al pueblo vecino de San Vicente de Jesús,
luego de que ningún gobernador fuera a esa población desde 1958.
Técnicos
e ingenieros han dicho que un cafeto puede resistir hasta dos defoliaciones,
producto de la enfermedad de la roya, pero en una tercera defoliación (caída
total de las hojas) la planta muere. Con elevada humedad o calor la roya se
propaga con mayor facilidad, dicen los expertos.
La
roya del café se manifiesta como si una tortilla se llenara de humus blanco,
sólo que de color amarillento encima de la hoja; por debajo la mancha es
anaranjada y termina por tumbar los folios del cafeto. Desde hace varias
décadas los jóvenes no quieren nada con el campo, es necesario recordarles que
a la tierra hay que quererla más. Y es que a los niños se les pide en casa que
“estudien mucho para que cuando crezcan no sean campesinos y se vayan a vivir a
la ciudad”.
La escuela
de la fisiocracia
surgió en Francia a la mitad del siglo XVIII. Muchos la consideran la primera
escuela sistemática de pensamiento económico. Esta escuela exponía que la
tierra era la fuente única de riqueza en una nación. Varios de sus exponentes,
como Quesnay y Turgot, decían que un país sería más rico y más fuerte en cuanta
más tierra y mayor producción del campo generara.
La
roya se propaga a través del viento, las aves que vuelan y se posan en las
ramas de los cafetos y el mismo hombre que también sirve como
transportador del hongo. Si no logra contenerse a la roya, los productores de
café abandonarán sus parcelas y vendrán los desmontes para convertir a las
huertas en potreros. De esa manera, dejarán de existir esas fábricas naturales
de oxígeno en la selva atoyaquense; se acabarán muchas arboledas, habrá menos
hogar para las especies de la fauna y disminuirán los arroyos y ríos. Habrá
menos vida, pues.
Los
cafetaleros se resisten a que esto ocurra y subrayan que el café ha sido muy
generoso, pues ha dado estudio a muchos profesionistas de la zona; también ha
dado empleo a ingenieros y técnicos, algunos hasta se han retirado de la vida
laboral y se han jubilado. Todo esto ha dado el café, duele perderlo. El café
daba para mantener a los hijos y “hasta para los vicios”. Otros sugieren
plantar nuevos cafetos de variedades más resistentes a la roya, como son las
variedades Catimor, Castilla y Oro Azteca. “Tenemos que aprender a convivir con
la enfermedad de la roya”, “no sintamos que el mundo se acaba, solo hay
que trabajar arduamente”, han dicho algunos cafetaleros.
El concepto “fisiocracia”
significa en castellano “gobierno de la naturaleza”.
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