Las riquezas y pobrezas de la sierra de Guerrero.
Esteban
Hernández Ortiz
Muchos
subregiones de la sierra poseen un clima adecuado para cultivar aguacate,
producto agrícola con mercado en la industria gastronómica, farmacéutica y
cosmética, pero establecer una parcela lleva hasta siete años para llegar a la
producción, pero una vez en “parición”, los aguacates pueden durar produciendo
hasta cuarenta o cincuenta años. El Servicio de Inspección de Inocuidad de Plantas y Animales (APHIS) del
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) anunció el 27 de mayo
de 2016 que ya se permitirá la importación de los aguacates de la variedad Hass
de todas las entidades de la República Mexicana a los Estados Unidos. Las
condiciones climáticas de la Sierra de Guerrero son favorables para el cultivo
de aguacate Hass. Si los gobiernos invierten para detonar la producción de este
fruto, los habitantes de la región mejorarán su calidad de vida, al mejorar sus
ingresos económicos.
No se invierte lo suficiente en la
apicultura; tampoco en agricultura orgánica: Floricultura, fruticultura y
horticultura. Tampoco se invierte en la cría de peces, actividad que puede
servir para procurar la alimentación propia de los lugareños y a la vez, para
vender, pero salir del círculo vicioso donde se produce para vender y se compra para comer. Así se evita
transportar alimentos, pues se auto consume.
La
tala inmoderada ocasiona una serie de perjuicios. Al ser derribados, los
árboles dañan a los arbustos o árboles más jóvenes que habitan bajo su sombra.
El suelo se erosiona, ya sea por lluvia o por el viento. Diversos estudios
demuestran que los suelos pierden un centímetro de la superficie enriquecida
con humus y otros cuerpos que elevan la fertilidad de los suelos. Las aves
tienen cada día menos espacio para vivir. Los mantos acuíferos se dañan. En la
sierra nacen la mayoría de los ríos de Guerrero. Por lo menos, nacen aquí sus
principales afluentes de los ríos. En el marco de la norma jurídica nacional los recursos naturales son propiedad de la
nación, no de los grandes pudientes.
La niñez y juventud de la sierra
primero necesita alimentarse. No podemos decir: “Voy a imaginar que como un
guajolote y así podré estudiar, trabajar o hacer ejercicio”. Una sierreña o un
sierreño mejor educados serán mujeres y hombres más fraternos, más cultos y más
solidarios; no mirarán a sus amigos y familiares hacia abajo. Habrá más cariño,
más amor. Cito aquí un extracto poético del gran pensador Netzahualcóyotl:
Amo el canto del zenzontle,
pájaro de cuatrocientas voces.
Amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.
Es muy probable que en las entrañas
de la sierra existan enormes yacimientos mineros y nuestros pueblos continuarán
en la pobreza, aun cuando se empiecen a explotar esas minas.
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