La sierra de
Guerrero.
Parte
cuarta.
Esteban
Hernández Ortiz.
Macho de colibrí picudo coroniazul, una
de las 57 especies que con sus ligeras alas vuelan en los aires de México.
Este ejemplar pertenece a la especie “Coqueta
de Atoyac” es una de las que habitan en Guerrero, pertenece a la última
categoría de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN). Se estima que sólo existen entre 250 y 999 individuos maduros,
pero el número va en disminución.
Los
colibríes son las únicas aves con capacidad para emprender vuelo hacia atrás. Pueden
mover sus alas hasta 70 veces por segundo mientras extraen el néctar de las
flores; pero el colibrí “cornudo amazónico” puede registrar hasta 90 aleteos
por segundo.
La
especie más pequeña es la “zunzuncito” o “elfo de las abejas”, es una especie endémica
de Cuba, mide 5.5 centímetros entre su pico y la cola.
Ante
la ausencia de murciélagos e insectos, los colibríes son los principales
agentes polinizadores en zonas de mayor altura.
No
sé decirle a ciencia cierta, cuales especies son las que existen en la sierra
de Guerrero, pero es común mirar a las “chuparrosas” o “picaflores” en los
campos.
(domingo,
12 de febrero de 2017)
Los árboles mueren de pie. Fotografía que tomé en julio de 2015, en el cerro "la Pandura", ejido de El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero.
1.- Las riquezas naturales en una región pobre.
Es paradójico que
en una región rica por su naturaleza existan elevados índices de pobreza.
Se necesita un alto estricto a la
deforestación, pues el globo terráqueo resiente sus efectos. La Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) publicó cifras con el título “La situación de
los bosques del mundo 2011″. En ese cuadro se observa que, México fue uno de
los cinco países en el mundo, junto con Brasil, Gabón, Papua Nueva Guinea e
Indonesia, en los que los bosques han desaparecido en forma en los últimos 20
años. De acuerdo con las FAO, nuestro país tiene aún pulmones equivalentes a 64
millones 802 mil hectáreas de bosques, lo que equivale al 33 por ciento de la
geografía total nacional. México se sitúa en el penoso segundo lugar en
deforestación en la región de América Latina y el sexto a nivel mundial. Cada
anualidad, nuestro país destruye 155 mil hectáreas de bosques y selvas, según
cifras de la Comisión Nacional Forestal (Conafor)[1].
Muchos
pobladores se ven necesitados de aprovechar la madera para construir sus
viviendas o la utilizan para vender como un medio de supervivencia ante la
falta de empleos; en cambio las compañías explotan en forma irracional los
bosques con la colusión de algunas instancias de gobierno.
El árbol siempre ha
inspirado a los hombres y a las mujeres desde la antigüedad hasta nuestros días,
ya sean árboles frutales o maderables. La industria cinematográfica realiza sus
rodajes bajo el manto de inmensas arboledas.
Bajo las inmensas
arboledas corren las vírgenes aguas nacidas en los manantiales puros que la
Sierra Ofrece. La mayoría de los ríos del Estado de Guerrero tienen sus
afluentes principales con nacimiento en las
montañas de la Sierra.
Los árboles son
explotados en forma irracional. No hay planes reales de mantener la vegetación,
pues las empresas siguen talando a diestra y siniestra, mientras a algunos
campesinos les niegan permisos para obtener maderas para construir sus
viviendas.
En las ramas y en
algunos huecos de los enormes árboles se encuentran unos seres muy productivos,
trabajan arduamente y en forma muy disciplinada. Pertenecen al reino animal y
son las abejas sin aguijón. Abeja real, abeja sayola y abeja bermeja son las especies más
conocidas en la sierra de Guerrero. Muchos cirujanos la recomiendan para
aplicar sobre la cirugía y tomarlo para que por dentro los tejidos cierren
bien. La miel de palo o miel virgen, también se aplica para sanar úlceras
estomacales y en casos de carnosidad o nubosidad en los ojos. Algunos creen que
son nativas del sur de México, otros que de república dominicana.
Existen personas que
dicen que
hay tiempos en hasta la miel amarga, pero no siempre es así, la mayoría de las
veces la miel nos endulza la vida. Los
jóvenes que se unían en matrimonio en los pueblos antiguos de Roma y Grecia,
bebían miel para aumentar la posibilidad de fertilidad. Creían que consumir
miel durante la siguiente lunación a la boda incrementaba la posibilidad de
engendrar hijos varones, pues estos defenderían en futuros tiempos a los
territorios. De semejante creencia nació el concepto de “luna de miel”[2].
Las hojas de los
cuadernos que usan nuestros hijos, las hojas que usan las oficinas de gobierno, de universidades y de empresas, se obtienen de los árboles. El papel en que se imprime el periódico
que diariamente circula en las pequeñas, medianas y grandes ciudades se obtiene
de los residuos maderables de los árboles.
Nuestra sociedad maneja
distintos refranes que aluden al árbol. He aquí alguno de ellos: “el que a buen
árbol se arrima, buena sombra le acobija”, “de tal palo, tal astilla”, “árbol
que crece torcido, jamás su tronco endereza”, “del árbol caído, todos quieren
hacer leña”.
Los
suelos forestales son los que mantienen la vegetación de los bosques, son muy
buenos porque tienen nutrimentos para las plantas, pero son frágiles y por ende
no se recomiendan para la agricultura. En zonas forestales se pierden los
nutrimentos del suelo al talar las arboledas, pues las gotas de lluvia caen
directamente sobre el suelo con una mayor fuerza que si aquellas gotas hubiesen
hecho contacto primeramente con las ramas de los árboles. Entonces el deslave
de la tierra es mayor. Para mayor destrucción de nuestros suelos agreguemos la
erosión eólica al disminuir las “barreras vivas” que representa cada árbol en
la montaña.
El
hombre es destructor de la naturaleza, aunque es evidente que los gobiernos
influenciados por las políticas neoliberales, cuya meta es obtener mayores
recursos monetarios a la mayor brevedad posible, dañan más a la ecología que un
ciudadano de a pie. La tierra como planeta tiene una edad aproximada de 4, 500
millones de años y el suelo se forma gracias a cinco factores: el clima, el
relieve, la vegetación, el material original o parental y el tiempo. Hace unos
50 mil años hubo volcanes que arrojaron cenizas y fragmentos de rocas que hoy
cubren grandes superficies en los maravillosos paisajes.
La edafología[3] es la rama de la Ciencia
que estudia las propiedades de los suelos relacionado con la producción de vegetales. El concepto se
deriva del griego "edaphos" suelo y "logos" tratado.
Los
suelos agrícolas son los cultivados para obtener alimentos, de ahí que no pocos
investigadores y académicos manifiesten su gratitud por que la tierra sea
dadora de productos alimenticios y por ello den en llamarle “la madre Tierra”.
Si los grandes
emisores de sustancias contaminantes no disminuyen sus índices de contaminación
los daños al planeta disminuirán muy poco si nosotros encendemos menos focos o
si se usa racionadamente el agua en el campo y la ciudad. También servirá de
poco si reciclamos bolsas de plásticos o si se comparten vehículos para viajar
en la ciudad; si se usa la bicicleta y
si usamos menos botellas de plástico.
No he leído otro
texto que ilustre tan bien el amor al planeta como el que el Gran Jefe Seattle,
de la tribu de los Swamish, escribió Franklin Pierce, Presidente de los Estados
Unidos de América, cuando éste intentó comprarle
sus tierras en el noroeste de los EE.UU. en 1854.
He
aquí extractos de aquel texto: “…El Gran Jefe de Washington puede
confiar en la palabra del Gran Jefe Seattle, con la misma certeza que confía en
el retorno de las estaciones. Mis palabras son inmutables como las estrellas
del firmamento…
Cada pedazo de esta
tierra es sagrado para mi pueblo, cada aguja brillante de pino, cada grano de
arena de las riberas de los ríos, cada gota de rocío entre las sombras de los
bosques, cada claro en la arboleda y el zumbido de cada insecto son sagrados en
la memoria y tradiciones de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los
árboles lleva consigo los recuerdos del hombre piel roja…
Si les vendemos
nuestras tierras, ustedes deberán recordar y enseñar a sus hijos que los ríos
son nuestros hermanos y también los suyos, y por tanto deberéis tratar a los
ríos con la misma dulzura con que se trata a un hermano… Cuando los hombres
escupen en el suelo, se están escupiendo así mismos. Esto es lo que sabemos: la
tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra…
Quizás seamos hermanos a pesar de todo, ya se verá algún día…
Hasta aquí la cita de la misiva que el Gran Jefe Seattle remitió al
Presidente Franklin Pierce.
En la Sierra
se talan bosques indiscriminadamente. La dupla de vocablos “Desarrollo
sustentable” poco tiene de realidad en el caso del aprovechamiento de nuestros
bosques. Las dependencias federales otorgan permisos a compañías explotadoras
de maderas, pero éstas talan árboles de menor edad a la autorizada. Desarrollo Sustentable
significa elevar o mejorar la producción sin poner en riesgo el sustento de las
generaciones que nos van a preceder. Nuestros nietos, bisnietos y tataranietos
nos van a agradecer que cuidemos las aguas, las
tierras, las maderas y otros recursos naturales.
La
tierra debe quererse. Se comete el error de decirles a los niños que estudien
para que cuando crezcan se alejen del campo. Es correcto que estudien, pero que
vuelvan la mirada al campo. En la Sierra se preserva la vida de la fauna. Los
insectos componen dos terceras parte de la fauna mundial, de las cuales existen
unas 200 mil especies de mariposas de distintos colores que vuelan libres y
posan en las ramas de arbustos y arboledas. Las mariposas son del orden de
Lepidopteras.
Otros
insectos muy trabajadores son las abejas, que sin vegetación no viven y no producen,
pues del néctar de las flores nos regalan la deliciosa miel.
Los
suelos tienen erosión hídrica si el efecto es por el agua, y enfrentan erosión
eólica por los efectos del viento. Diversos estudios demuestran que el
suelo se erosiona a razón de un centímetro por año.
Partiendo del Cerro Tlacatepec hacia la
sierra de Atoyac el cultivo agrícola que predomina es el café, y aunque la
producción del grano aromático ha decaído enormemente en la zona, las arboledas
aún se conservan en su mayoría, pues los cafetales se cultivan bajo sombra.
Muchas parcelas de café se han convertido en potreros para criar ganado vacuno,
aun cuando los suelos no sean los más propicios para esta actividad económica.
Cerca del Tlacatepec se encuentra el
“cerro de las tres tetas”, que en tiempos de la Colonia servía como punto de
guía para los capitanes de la Nao de China y otras embarcaciones que tenían
como destino final al puerto de Acapulco.
Existen los llamados ojos de agua. El agua de un ojo de agua
puede ser de una temperatura diferente al de otro, si el agua está a una
temperatura mayor a 30 grados centígrados (º C) se les denomina termales.
Para 1997 en el estado de Guerrero se consideraban
seis regiones geoculturales, pues a Acapulco se le incluía en la región Costa
Chica. Así lo precisa la Monografía de referencia en su página 28.
A
la Sierra de Guerrero se le ha considerado como una región geoeconómica, sin
embargo es propicio puntualizar que las regiones se caracterizan por sus
aspectos culturales, geográficos y económicos.
La población de la Sierra de Guerrero
se cuantifica por su población absoluta
y por su población relativa, también conocida como densidad de población. La
población absoluta se refiere al número total de habitantes de la región, desde
los recién nacidos hasta los más longevos[4]. En cambio, la población
relativa o densidad de población es el número de habitantes que habitan en un kilómetro
cuadrado[5].
En las risquerías de
los cerros se encuentran árboles como el chipilillo y el moreno que se usan
para construir casas de “horcones”[6]. Llegan a durar hasta
cuarenta años enterrados directos a la tierra, máxime si no se mojan. En la
construcción de casas también se usa madera de pino a manera de polines,
soleras, fajillas, tablas y tablones.
El tejamanil es un
árbol del cual se extrae una especie de menudas tabletas de unos quince
centímetros de ancho por unos cincuenta o sesenta centímetros de largo. Las
tejas que se colocan en el techo de las casas tienen un grosor aproximado de un
centímetro.
En la Sierra existe un pueblo llamado
Tejamanil, actualmente pertenece al municipio de Heliodoro Castillo, Tiene 366
habitantes y se ubica a 1500 msnm. En México existen otros pueblos que llevan
el mismo nombre, como “El
Tejamanil”, un pueblo ubicado en el Municipio de Romita, Estado de
Guanajuato, con 722 habitantes y a 1730 metros de altitud sobre el nivel del
mar[7].
El Tejamanil se usa como material para techar las casas, muchos acostumbran
colocar láminas de cartón sobre el tejamanil para proteger más los techos.
[2] El día 25 de septiembre de 2014 subí a mi cuenta de Facebook
un texto al que titulé: “la Miel en penca”.De ahí retomo este párrafo.
Facultad de Agronomía de la Universidad de
Buenos Aires.
[4] Desde luego que incluye a personas
con alguna incapacidad mental, sea permanente o sea que la persona tenga
algunos intervalos temporales de lucidez.
[5] Se divide el número de habitantes de
la región entre la cantidad de kilómetros cuadrados que corresponden a la
región y así se obtiene la “densidad de población” o “población relativa”.
[6]El horcón es un palo
generalmente de unos dos y medio metros de largo, de los cuales unos sesenta
centímetros quedan enterrados. Se colocan en las esquinas y en las partes
medias de la casa.
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