Cría de venado cola blanca, especie en peligro de extinción. Aún se encuentran algunos ejemplares en la Sierra de Guerrero.
Son cazados en la noches cuando los cazadores salen a "linternear", nada más que a veces los venados ya están lampareados y son difíciles de cazar, como dice el corrido "se les peló Baltazar".
La imagen de este "cachorrito" es tomada de http://enciclopediagro.org/index.php/indices/indice-flora-y-fauna/1598-venado-cola-blanca
Esta fotografía la tomé en Julio de 2015 en el cerro de "la pandura", ejido de El Paraíso, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero.
La sierra de
Guerrero
Parte quinta
Esteban Hernández
Ortiz.
1.- Primero el té de toronjil, mucho después el café.
El toronjil es un té muy usado en la
sierra de Guerrero. Es una planta de hasta ochenta centímetros de altura, usada
también en la medicina tradicional; se cultiva en huertos y patios por
considerarse una planta ornamental de agradable aroma.
A un lado de la catedral, en el centro
de Chilpancingo existe un restaurante llamado “El toronjil”, ahí suele citarse
la clase política de la Universidad Autónoma de Guerrero para dar conferencias
de prensa en tiempos de campañas políticas al seno de esa casa de estudios. El
toronjil se empezó a tomar muchos años antes de que el café llegara a la sierra
de Atoyac, para luego expandirse su consumo en la sierra de Guerrero. También
es conocido como melisa, cedrón o limonera y pertenece a la familia de las
labiadas.
Muchos aseguran que el café fue llevado
a la Sierra de Atoyac por Claudio Blanco, quien sembró su primer parcela en El
Porvenir, la cual fue bautizada como finca “el gamito”. Esta finca fue vendida
años después a don Gabino G. Pino. Don Gabino tenía visión empresarial y viajó
hasta el Estado de Chiapas allá por 1891 conocer más sobre la caficultura[2].
La película “Chiapas: el corazón del café” ilustra
bien cómo fue que el café llegó a México. Sin embargo existen otras fuentes,
Juan Ramón Pérez Pérez y Salvador Díaz Cárdenas comentan en su libro “El Café,
bebida que conquistó al mundo (página 43, edición del año 2000, Universidad de
Chapingo) que “el italiano Jerónimo de Manchinelli en 1847 obtiene 1500 plantas
de san Pablo, Guatemala, para sembrarlas en su finca La Chácara en Tuxtla
Chico, Chiapas, y más tarde, los misioneros españoles promueven su cultivo en
la región del Soconusco”.
Hoy día, la “caficultura o
cafeticultura comprende una serie de actividades estrechamente relacionadas con
el café, desde la preparación de semilleros, preparación de viveros, siembra de
los cafetos, podas –por recepa, de agobio y corte de los brotes o retoños-.
También se practican labores de mantenimiento de suelos por medio de barreras
vivas, como son la siembra de piñas, o barreras muertas como son “montones”
ramas o leña a medio surco para que la lluvia no erosione el suelo.
El tratado de la cosecha es amplio,
puede lavarse el café, a través del despulpe y su fermentación. Otro sistema
para aprovechar la cosecha es el de secar los granos maduros de café recién
cortados y extenderlos en un asoleadero. En los últimos años las instancias de
gobierno recomiendan usar mayas para no tirar el café en patios de tierra o de
concreto. En los años ochenta del siglo pasado, el ejido El Paraíso, sierra de
Atoyac ocupó el primer lugar en producción de este grano, Ernestino Brito, ex
trabajador del Instituto Mexicano del Café dice que las instalaciones del
INMECAFE-Paraíso llegaron a recaudar hasta 250 toneladas de café maduro por
día, al grado que la capacidad de la maquinaria para el despulpe y lavado del grano
no era suficiente y había necesidad de llevar el café al INMECAFÉ en la
comunidad de Río Santiago, municipio de Atoyac.
La película “Chiapas el corazón del
café” nos ubica en un arco geográfico-temporal en un tiempo en que la capitanía
de Chiapas pertenecía al país centroamericano de Guatemala en el correr de la
mitad del siglo XIX. La historia va pasando en medio de un romance en el que
Isabel es pretendida por Jerónimo, de origen italiano, y por Julián, al mismo
tiempo.
También se dice que el café llegó al
actual Veracruz, procedente de Cuba y una versión más es que el general mariano
Michelena, nacido en Valladolid –hoy Morelia- viajó a Roma y a Palestina y que
trajo semillas de café, las cuales plantó cerca de Ario de Rosales, Michoacán
en 1838.
Algunos aseguran que el café fue
descubierto en el siglo XVII en el país árabe de Yemen. De ahí que una variedad
de café sea llamada “árabe”. Otros dicen
que el café fue descubierto en las mesetas altas de Etiopía.
Existe también una leyenda narrada por
Fausto Naironi en 1671, diciendo que un día, un joven pastor de nombre Kaldi,
llevaba su rebaño por la región de Kaffa y que agotados por el fuerte sol
llegaron a un pequeño valle, donde las cabras empezaron a comer hojas de un
arbusto de color verde fuerte. El pastor las observaba a distancia cuando de
pronto miró como empezaron a retozar con bastante euforia. Entonces Kaldi tomó
un puñado de frutos rojos de ese arbusto y los llevó al anciano del pueblo ante
lo cual él le comentó: “seguramente Alá ha querido compensarnos la prohibición
de beber vino, pues el hombre no puede cargar siempre con sus penas y necesita
alivio”.
Otra anécdota parecida a la anterior
dice que en los montes de Djebel, en Abisinia, África, la comunidad religiosa
de Chéhodet, tenían grandes rebaños de cabras, de las cuales utilizaban su piel
para escribir los versos del Corán. Estos pastores se dieron cuenta una noche
de que sus cabras no dormían y que
corrían por todos lados. Entonces las espiaron y descubrieron que las cabras
comían frutos rojos de un arbusto –hoy sabemos que eran plantas de café-.
A todo esto viene una conjetura de
sentido común. Nuestra Sierra de Guerrero ofrece como alternativas de vida a
sus habitantes estas dos prácticas de producción: el pastoreo de cabras y el cultivo
del café. ¡¿Quién lo diría?! Que de los relatos y leyendas de Arabia y África,
entre cabras y café hoy se de una réplica en la Sierra de Guerrero, pues las
dos actividades económicas agropecuarias se practican como un modo de vida.
2.- Los comienzos de
la ganadería.
La ganadería caprina y porcina da buenas utilidades a la gente de la
sierra. En su libro Toro Muerto. Paraíso Desconocido (página 17), Ramiro Reyna
Aguilar dice que don Modesto Sandoval Castro les compartió que él sembraba maíz, papa y trigo, además de
criar ganado porcino y vacuno, del que llegó a tener hasta 700 cabezas. El
ganado mayor se vendía en Tlacotepec. Los marranos Jersey (DurocJersey) se
llevaban caminando hasta esa población o a Verde Rico, al igual que el ganado
vacuno Brahman, de más de 300 cabezas. En aquel entonces los “tigres”
(jaguares) y “leones” (pumas) abundaban. Al tigre lo cazaban por los estragos
que causaba entre el ganado, pues de treinta becerros dejaba diez vivos. Otros
felinos menores que había en la región eran el champolillo y el gato montés, en
cambio había pocos coyotes.
Ramiro
Reyna Aguilar nació es licenciado en ciencias de la comunicación, egresado de
la Universidad Autónoma de Guerrero. Nació en un pueblo de la sierra de
Tlacotepec. Es autor de otras obras bibliográficas como “Tlacotepec Guerrero” y
“Zitlala, antiguo centro comercial”. Desde 2004 ha sido miembro de la sociedad
mexicana de fotógrafos profesionales A.C.
3.- “Para todo mal mezcal y para todo
bien, también”.
El mezcal es una bebida que se obtiene
de la cocción y fermento de maguey, que pertenece a la familia de las asparagales,
a partir de la cocción de su tallo y de sus pencas. Se estima que se produce en
24 entidades de nuestra nación.
El concepto “mezcal” viene del
náhuatl mexcalli, que significa pencas de maguey cocidas. Fue en
1994 cuando se otorgó la protección en denominación de origen del mezcal
guerrerense, protegiendo a nivel mundial a este producto a través de la
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, con residencia en Ginebra,
Suiza.
Se cree que en Guerrero la producción
de mezcal alcanza un millón 400 mil litros de al año, con un padrón de 775
productores registrados de maguey y 450 productores de mezcal.
El mezcal encierra un enigma con muchas
creencias y misterios acumulados con el transcurso de cientos de años. “Para
todo mal mezcal y para todo bien también” dice un dicho popular. Es común que
antes de comer un pozole, la gente tome una copa de mezcal.
El productor debe esperar hasta siete
años para que las plantas estén en edad óptima para ser procesadas y obtener un
delicioso y competitivo mezcal ante las rigurosas normas de comercialización.
Mezcal de Zihuaquio, sierra de Coyuca de Catalán, Guerrero. Imagen tomada de
El sabor característico del mezcal
tiene que ver con un complejo proceso de separación de tallos y de las raíces
que lo rodean, para obtener las piñas, que se cuecen y luego de muelen. En
Guerrero se acostumbra reposar el mezcal con damiana, jumilines, y nanches, acompañado de un buen queso de
sincho.
En Guerrero existen 15 marcas
certificadas de mezcal y se exporta a 22 países, como Japón, Australia, Rusia,
Francia y China, entre otros. La producción del mezcal ha venido evolucionando
en su procesamiento, pasando de las prácticas rudimentarias de destilación en
ollas de barro hasta la utilización de
laboratorios con tecnología avanzada con materiales de cobre o acero
inoxidable, entre otros materiales.
Esta industria, que se encuentra en
amplio repunte, emplea hoy a unos cinco mil trabajadores y 108 mil hectáreas de
producción de maguey. Se estima que hay 150 especies de maguey en México.
En la sierra de Guerrero se produce
mezcal en Coatepec de la Escalera y Yextla, pueblos pertenecientes a la
municipalidad de Leonardo Bravo, con cabecera en Chichihualco, Guerrero.
También en Zihuaquio, municipio de Coyuca de Catalán, Guerrero.
La obra “Guerrero. Monografía estatal”,
publicada por la Secretaría de Educación Pública en 1997, dice en su página 71
que en el año 1850 los Purépechas tenían dos capitales, ambas en el actual
Estado de Michoacán, entonces conquistaron Coyucan –hoy Coyuca de Catalán-,
llegando hasta Zacatula y prosiguiendo a Coahuayutla, por la cordillera, antes
de llegar a Mexiquito, en el actual municipio de Zirándaro. Allí el gobernante
del lugar regaló a Hirepan una jícara con diamantes pulidos y sirvió de guía a su gente por el
camino del río Xhiguaquio, que significa “lugar rayado de varios colores”,
hacia Coyuca. En el camino se percataron de que el río destellaba brillos por
el polvo de oro que se notaba en sus
arenas[3].
Dice Raúl Sendic
García que “Antes de que el mezcal se industrializara –me contaba mi abuelo
Feliciano Estrada Ayala, fabricante en el centro de La Montaña–, los
inspectores de alcohol y el Ejército perseguían a los productores y destruían
sus instalaciones, acosados y señalados por las grandes empresas productoras de
tequila”.
a).- Mezcal de Zihuaquio, sierra de Coyuca de Catalán.
El ejido de Zihuaquio,
Guerrero, se compone por 14 comunidades y cuenta con 72 vinatas productoras de
maguey.
Desde hace más de 200 años,
la siembra de agave para la producción y venta de mezcal es la principal rama
productiva para los pobladores de Zihuaquio, esta tierra que tiene fama de
buenas carnitas y buen mezcal. Las manos experimentadas de hombres y mujeres
transforman el maguey en mezcal, siguiendo un proceso artesanal aprendido
durante cientos de años. Durante la temporada de lluvias, cuando la producción
de mezcal se detiene, se encargan del cultivo de maíz.
El diario La jornada
Guerrero, publicó el lunes 5 de agosto de 2013 una nota de Hercilia Castro con el título “Galardonan en Durango al
mezcal Guache de Azueta[4]”.
La nota refiere que el productor y promotor mezcalero Adán Coria
Farfán dijo que ganaron el primer lugar con el mezcal Guache en ese encuentro
nacional. Coria Farfán añadió que la
temporada pasada produjeron seis mil litros en Zihuaquio y que a nivel sierra,
produjeron entre 10 y 12 mil litros de mezcal.
[1]Consultado
el martes, tres de febrero de 2015.
[2]Algunos
expertos suelen utilizar el vocablo “cafeticultura” en vez de “caficultura”
para referirse al cultivo de este grano aromático.
[3] Es por el rumbo de Placeres del Oro
en Tierra Caliente.
[4] La marca de mezcal “Guache” es de
Zihuaquio, municipio de Coyuca de Catalán y no es de Zihuatanejo.
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