Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Fiestas patrias septembrinas en El Paraiso, municipio de Atoyac de Alvarez, Guerrero, Mexico.

Ya se acercan las fechas patrias. Al respecto me he puesto a realizar el siguiente trabajo esta tarde-noche, pues hace mucho tiempo mis padres me han contado anécdotas diversas. A continuación transcribo las palabras de mi padre, el señor Francisco Hernández Morales. "En 1973 hicimos el servicio militar con Alberto Adame Juárez, hijo de don Marciano Adame; y Valentin Salgado, hijo de don Fidel Salgado, entre otros más. Del Puente del Rey hizo su servicio Adolfo Ortiz Gómez. El 15 de septiembre de 1973 hubo un programa organizado por las autoridades del pueblo y por los militares en la cancha de la escuela primaria Cuauhtémoc, para festejar un aniversario más del inicio de la Independencia de México. Como a las once de la noche, mi amigo Alberto Adame Juárez, hizo una demostración muy bonita, que toda la gente le aplaudió, pues se encarreró varios metros y se aventó por el centro de una rueda de alambre que tenía trapos encendíandose. Calló en un colchón que a propósito acomodaron adelante para que el cayera ahí luego de cruzar por ese círculo de fuego. Mi madre, la señora Eloina Ortiz Alarcón, nativa del vecino pueblo de Puente del Rey, comenta lo siguiente: "Aquella noche del 15 de septiembre de 1973, después del programa se hizo un baile en la cancha de la escuela Cuauhtémoc con el Conjunto Mar Azul. Ese grupo mucho cantaba: 'El conjunto mar azul no tiene comparación/ donde quiera que les toca se quedan la emoción...' Esa noche también estuvo el grupo "Los Olímpicos", quienes vivían en el pueblo de El Trapiche, municipio de Tecpan de Galeana, Guerrero. Eran originarios de Tierra Caliente, dice mi madre, la señora Eloina Ortiz Alarcón, pues ella es sobrina de los señores musicos de Los Olímpicos, Carmelo y Alberto Hernández Luviano, primos hermanos de su padre, Guadalupe Ortiz Luviano. "Los Olímpicos" cantaban una canción que decía "Una vez bailaba yo con mi novia en el callao...". Otra canción de Los Olímpicos decía: 'Fuiste a Acapulco y no me avisaste/ no me siento agusto con quien te paseaste/ con nadie con nadie si es tuyo mi amor/ fueron mis amigos la luna y el sol". Luego, mi padre agrega: "Ahí cerca estaba la comisaría, de adobe. La gente también le decía el juzgado. En nuestros adiestramientos del servicio militar ejercitábamos el salto del tigre. Se acostaban dos compañeros boca abajo, no muy alto, como si estuvieran haciendo lagartijas. Nos aventabamos de espalda. El Teniente Lara Capuchino nos ejercitabba, usando un cerrojo o mosqueton de siete tiros y caminando en cuclillas. En ese año quitaron al cerrojo, y entró el FAL. Mucho antes usaron el mauser y el 30.06. El teniente Lara Capuchino nos invitó a varios para ingresar al Ejército. Nos dijo que de inmediato ingresariamos a las filas si nosotros aceptabamos, pues eramos muy jóvenes y teniamos mucha energía y ligereza. Le dijimos que nosotros no teníamos estudios, pero él nos dijo que eso no era ningún impedimento. Nadie de nosotros aceptó ingresar al Ejército Mexicano. Texto e imagen de Esteban Hernández Ortiz.
Este escrito también es consultable en cafefelparaisoblogspot.com

sábado, 5 de septiembre de 2020

Breves recuerdos.

Esta tarde, al comenzar el viaje, de Chilpancingo al lugar donde radico, el conductor de la urvan puso música instrumental de fondo, de esa que sirve para meditar. Me vino a la mente aquella tarde-noche en que el avión de Aeromexico despegaba su vuelo con destino a Madrid, la capital de la madre patria. Recuerdo que eran tres bloques de asientos, uno con tres asientos al lado izquierdo, otro bloque con tres asientosl lado derecho, y un bloque al centro con cuatro asientos.
En la sala de espera del aeropuerto de la Ciudad de México, un matrimonio de Sonora, cuyos consortes ya rondaban los setenta años, me compartieron algunos tips para estos vuelos intercontinentales. No recuerdo con exactitud, pero aquel vuelo salió directo, sin escala, algunos minutos después de las siete de la noche, aquel dia 15 de marzo de 2007. Al centro de la aeronave, relativamente cerca de mi asiento había una pantalla grande, donde aparecería la ruta que aquel aparato seguía en su cruce por los aires. Había una música de fondo muy encantadora, pero a pesar de su lindura, por momentos, yo pensaba que nos encaminabamos a algún lugar donde era como un borde del mundo. ¡¡Santo Dios!! Hubo dos refrigerios durante el trayecto, además de café, agua, refresco, y hasta un "trago" si alguien lo apetecía. Yo, que soy adicto al café, aprovechaba cada oportunidad para pedir mi vasito de ese líquido negrito que también calma las penas, pues ya hace algun tiempo me había alejado del alcohol, y cualquier descuido podría ocasionarme un daño del que difícilmente me repondria. Luego de abandonar el espacio mexicano, el avión se fue en dirección cercana a la tierra costera de los Estados Unidos, pasando por las cercanías de Texas, Louissiana, Missisipi... Después, "no di con bola", pero el caso es que no habiendo más cercanías con las aguas marinas, aquel enorme aparato volador se enfiló hacia los aires que corren sobre el puro Oceano Atlántico en sus latitudes del norte. Doce horas después del despegue, la aeronave llegaba al aeropuerto de Barajas, en la capital española. En Madrid, un día entré a una sucursal de Wester Union, y de entrada, la chica que me atendió me dijo: "Usted es mexicano, ¿verdad?. Luego, guardando el orden, cantó: "México lindo y querido, si muero lejos de ti.... ". De aquel viaje escribí tres textos en serie, que se publicaron en la página Atoyac del "Diario 17" . Mi amigo Fredy Magaña coordinaba la página y me dio esa oportunidad dw publicar mis vivencias. Recuerdo haberles titulado "De El Paraíso a Madrid". Por ahora tengo extraviado ese archivo personal, y lo he buscado "cómo gato al boge", pues pretendo publicar un librito con unas breves anécdotas a manera de autobiografía. Dos años después fui al XXI Congreso Mundial de Ciencia Política, el cuál tuvo lugar en Santiago de Chile, en julio de 2009. Pediré orientaciones a algunos y algunas camaradas para analizar si "cuadra" ese libro. También podrían ser "partes" de mis anécdotas, así, cómo intercalados en otros textos literarios que yo pueda dar forma. La imagen que acompaña a este escrito la tome en mayo de 2018, en un viaje por USA. Texto e imagen de Esteban Hernández Ortiz.

miércoles, 26 de agosto de 2020

Breves recuerdos del cafe.

En los años de mayor producción de nuestro grano aromático, las niñas y los niños jugaban a "las escondidas" y se "escondían" en las estibas de los costales de yute, donde se envasaba el café. La ñiñez y las personas adultas disfrutaban de las galletas cremas de nieve, ovaladas, mexicanas, animalitos; también las galletas Marías y las jarochas, que se vendían envasadas en latas de color plateado o aluminio. Corría la década de 1960-1969, y aún, un poco después. Los productores cobraban un recurso extra que les llegaba después de la cosecha; le llamaban reversión. Era de buen gusto coleccionar granos de cafés cuates, pues los chavos pensaban que una vez matrimoniados tendrían hijos "cuates". Los domingos, tanto los jornaleros de La Montaña, cómo los lugareños, podían disfrutar de un refresco, bien fuera una yoli, un sidral, una manzana,un Orange o un Titán, y también una Chaparrita. En lo personal,me acuerdo cuando me compraba un Orange o un Titán en la farmacia de doña Severiana Araujo Carrillo, al comenzar los años ochenta, en mi queridísimo pueblo de El Paraíso. Los amigos de La Montaña acostumbraban tomar un refresco, y comer un pan en la tienda de don Dustano Ocampo. En la gráfica se observa un "jato" en una huerta de café. Fotografía que tomé el 18 de agosto de 2020 en la huerta de don Francisco Varona, en Los Planes, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero.