La Revolución Mexicana en la Sierra de Guerrero.
Esteban Hernández Ortiz.
Nota: Este escrito es parte de la contextualización histórica de mi tesis de Maestría en Humanidades.
Muchas personas serranas tomaron partida durante la Revolución Mexicana y por consiguiente,
la Sierra tuvo sitios de enfrentamiento en aquel movimiento armado que a nivel
nacional inició el 20 de noviembre de 1910. El tixtleco Gilberto Jiménez
Alcaraz fue invitado por el General Heliodoro Castillo para que se presentara
en su cuartel general del pueblo de Vinotería, actual municipio de General
Heliodoro Castillo, en plena Sierra de Guerrero. Gilberto Jiménez Alcaraz se
presentó con veintidós hombres para luchar al lado del general zapatista
Heliodoro Castillo. Don Espiridión Nava Castro nació en Chautipas, municipio de
Chilpancingo, Guerrero; y al igual que don Gilberto Jiménez Alcaraz, fue
reconocido en la Secretaría de la Defensa Nacional como veterano de la
Revolución Mexicana en el segundo periodo. Don Anteoco González Poncelis vivió
en Yextla, municipio de Leonardo Bravo, en la Sierra guerrerense, y también
participó en la Revolución Mexicana al lado del General Heliodoro Castillo (Ortiz, El Paraíso, municipio de Atoyac de
Álvarez, Guerrero 2017, 130-135).
Conociendo la Sierra, Jesús H. Salgado recurrió a
la guerra de guerrillas después de haber depuesto las armas el 12 de diciembre
de 1911 en Teloloapan. De marzo a diciembre de 1914 fue gobernador de Guerrero,
y cuando las fuerzas zapatistas habían mermado, se refugió en Balsamar, en
plena Sierra guerrerense. De ahí se enfiló hacia la Costa Grande, donde atacó a
la guarnición federal en Zihuatanejo. Jesús
H. Salgado, cuya letra “H” representa a su apellido materno Hernández, murió en
un enfrentamiento a tiros en la Barranca de los Encuerados, donde actualmente
se encuentra la comunidad serrana de San José, municipio de Petatlán, el 14 de
febrero de 1920, a las cinco de la mañana (Enciclopedia Guerrero “Salgado,
Jesús H.” s.f.).
Respecto a la muerte de Jesús H. Salgado, coincide Daniel Molina Álvarez,
citando que “El 14 de febrero de 1920…nos sorprendió el enemigo,… teniendo como
fatal consecuencia la pérdida de mi general Jesús H. Salgado…El enemigo nos
sorprendió como a las cinco de la mañana” (D. M. Álvarez 1987, 227).
La lucha contra la dictadura porfirista en 1910 fue
por el poder entre fracciones de la burguesía terrateniente-capitalista y se
fue resolviendo mediante las armas. La burguesía capitalizó la fuerza
campesina, pero el campesinado levantó su propia lucha por la tenencia de la
tierra una vez que se dio la caída dictatorial. Octavio Bertrand, ingeniero de
profesión, fue el comisionado de Madero para preparar el levantamiento acorde
al Plan de San Luis Potosí. Bertrand se dirigió a personajes acaudalados, en
Atoyac buscó a Silvestre G. Mariscal. Otro mensajero de estas negociaciones en
Atoyac fue Simón Blanco. Descendiendo Madero de una familia de terratenientes,
éste sólo imaginaba una revolución donde se cambiaran a unos personajes
enquistados en el poder, pero sólo para que fueran sustituidos por otra casta
de terratenientes y burgueses para quienes no estaban en sus intenciones
devolver la tierra a los campesinos pobres (Cultura 1985, 125-126).
Mientras el campesinado pobre de Guerrero sostenía
la bandera del zapatismo, en la Costa Grande no había un jefe destacado que
encauzara la lucha bajo los principios del Plan de Ayala. En la Sierra
atoyaquense, el General Pablo Cabañas, abuelo de Lucio Cabañas, alzó la bandera
del zapatismo y se unió al General Heliodoro Castillo, quien dirigía la
revolución zapatista en Tlacotepec y el centro del Estado de Guerrero (Cultura 1985, 129).
En la Costa Grande había una variedad de
expresiones armadas revolucionarias y el golpe de Estado que Huerta encabezó
generó que esas fracciones del maderismo y del zapatismo encontraran
convergencias y se apartaran de los oportunistas que pretendía instaurarse a
las órdenes de la neodictadura (R. R. Álvarez 1989, 119).
El día 5 de enero llegaban los costeños mariscalistas
junto con los calentanos al distrito de Galeana. El prefecto denunció que
“pasan de 600 hombres con buen pertrecho de armas y municiones, y cada vez
engrosan sus filas con bandoleros que se les unen en la Sierra de Atoyac” (R. R. Álvarez 1989, 120). Es claro que la
gente de la Sierra participó en la Revolución Mexicana ya fuese en una o en
otra expresión armada y en distintas épocas.
Fuentes de consulta.
Álvarez,
Daniel Molina. «“Periodo 1920-1934”.» En Historia de la cuestión
agraria mexicana. Estado de Guerrero. 1867-1940, de Renato
Ravelo Lecuona, Daniel Molina Álvarez y Tomás Bustamante Álvarez, Coords. Jaime
Salazar Adame. Universidad Autónoma de Guerrero, Centro de Estudios Históricos
del agrarismo en México, Gobierno del Estado de Guerrero, 1987.
Álvarez, Renato Ravelo Lecuona y Tomás Bustamante. Historia
General de Guerrero. Volumen IV. Revolución y reconstrucción . México:
Gobierno del Estado de Guerrero, Universidad Autónoma de Guerrero, 1989.
Cultura, Instituto Guerrerense de la. Ensayos para la
historia del Estado de Guerrero. México, Distrito Federal: Talleres de
Praxis, artes gráficas, 1985.
Enciclopedia Guerrero “Salgado, Jesús H.” . s.f.
http://enciclopediagro.org/index.php/indices/indice-de-biografias/1409-salgado-jesus-h
(último acceso: 11 de diciembre de 2017).
Ortiz, Esteban Hernández. El Paraíso, municipio de Atoyac
de Álvarez, Guerrero. México: Ediciones Rosa Ma. Porrúa, 2017.
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