Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Hay que defender a los árboles.Texto que publiqué en mi facebbok el 15 de marzo de 2013.

Esteban Hernández Ortiz.

El árbol ha sido motivo de inspiración en las sociedades actuales y en las del pasado reciente, pero el hombre de la antigüedad también apreciaba a los árboles, sean frutales o maderables. La industria cinematográfica realiza sus rodajes en sintonía de la belleza de inmensas arboledas. Los pueblos del México prehispánico sembraban un árbol sobre el lugar donde enterraban a sus muertos con el objeto de cuidar ese espacio con entero cariño.

La noche del 30 de junio de 1520, los invasores españoles y sus aliados tlaxcaltecas, forzosamente tenían que atravesar varios canales, cuando huían de la gran Tenochtitlan, algunos hombres cargaron tanto oro que se vieron obligados a dejar sus armas en el camino. Entonces se hizo sentir la fuerza de los aztecas desde todos los flancos. De más de ochocientos soldados que integraban el ejército invasor, sólo quedaron unos cuatrocientos hombres heridos y desmoralizados. El propio Cortés sufrió heridas y al percatarse de las enormes bajas que había sufrido su contingente lloró junto al “Árbol de la noche triste” en lo que ahora es parte de la delegación Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México.

Las hojas de los cuadernos que usan nuestros hijos, las hojas que se usan en la oficina, el papel en que se imprime el periódico que diariamente circula en las pequeñas, medianas y grandes ciudades se obtiene de los residuos maderables de los árboles. El pino, el cedro, el roble, el ayacahuite, entre otros son especies de árboles que refrescan las montañas y con su existencia contribuyen a la producción de oxígeno y agua en los lugares más recónditos.

Nuestra sociedad utiliza varios refranes alusivos al árbol. He aquí alguno de ellos: “el que a buen árbol se arrima, buena sombra le acobija”, “de tal palo, tal astilla”, “árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza”, “del árbol caído, todos quieren hacer leña”.

Hace varias semanas, luego de que diéramos lectura en este programa de televisión a un pequeño ensayo sobre los toros, un amigo que radica en San Jerónimo, me obsequió un libro que tiene por título “Toro Muerto”, el cual hace referencia a un pueblo situado en plena Sierra Madre del Sur, en la serranía que se conoce con el nombre del Filo Mayor y que pertenece al municipio de San Miguel Totolapan. Los pueblos que siguen, yendo por la carretera Atoyac-Paraíso-Toro Muerto son Linda Vista y Coronilla para finalmente llegar a San Miguel Totolapan, en la región de la Tierra Caliente.

El libro “Toro Muerto” refiere al porqué del nombre de la comunidad y menciona que hace unos noventa años, cuando los calentanos venían a estos lugares de la Costa, atravesando lo espeso de las montañas guerrerenses, en ocasiones les alcanzaba la noche en un paraje donde encontraron el esqueleto de un toro muerto. Lo mismo sucedía con los costeños que viajaban hacia la Tierra Caliente. Los caminantes podían saber que el esqueleto pertenecía a un toro al mirar su cornamenta. Entonces empezaron a decir: “Me quedé a dormir donde está el toro muerto”. El libro tiene una serie fotográfica que deja maravillado al lector, pero una de las cosas más interesantes que este lector y escribano encontró fue una reflexión sobre el cuidado de nuestros bosques.

Sin árboles no habrá vivienda para muchas especies de animales. Cada vez que se derriban árboles hay menos hogares para los insectos como las hermosas mariposas; las aves, desde los colibríes, palomas, tucanes y hasta las águilas también tienen menos espacio donde vivir. Lo mismo pasa con los felinos como los jaguares y pumas.

Ojalá que las dependencias de gobierno, sea federal o estatal, busquen un mejor cuidado de nuestros bosques, pues en Atoyac, casi a diario pueden mirarse como de la Sierra bajan varios camiones con madera de pino sin que la población conozca de algún programa de reforestación que se aplique eficientemente. Pasan varias décadas para que los árboles puedan ser explotados en forma racional y nuestros órganos de gobierno no deben incurrir en el descuido o peor aún, en la confabulación para una explotación inadecuada de los árboles.

Balsamar. Texto que publiqué en mi facebook el día 7 de octubre de 2013, a raíz de los desastres de Manuel e Ingrid. Hoy día la gente de Balsamar sigue viviendo en su pueblo, pero sólo en temporadas que no hay mucha lluvia. De Balsamar proceden muchos habitantes de La Pintada y algunos de El Paraíso. Además de Balsamar, en El Paraíso vive gente nativa de Tierra Colorada y otros poblados vecinos de Balsamar.

BALSAMAR
Esteban Hernández Ortiz

Balsamar es un pueblo situado en lo alto de la sierra del Municipio de Leonardo Bravo, Guerrero, cuya cabecera municipal es Chichihualco. Hace cuarenta y dos años empezó a establecerse esta comunidad, cuando se el viejo Balsamar se dividió en dos, de ahí surgieron los pueblos de Tierra Colorada y el nuevo Balsamar. En el antiguo Balsamar hay muchos árboles de Bálsamo, ese árbol cuya cáscara es bastante olorosa y sirve para curar muchos males del cuerpo humano, según la botánica y la medicina naturista. El Bálsamo es inspiración para cantantes y poetas. Desde aquellas alturas de la sierra de Guerrero puede observarse hacia algunas planicies ubicadas hacia el puerto de Acapulco; por ello, se agrega el sufijo de “Mar”.

Chichihualco, al igual que otras cabeceras municipales de la región centro de esta entidad suriana, es ciudad y es pueblo; ciudad por qué tiene servicios públicos como drenaje, agua entubada, su Ayuntamiento, sucursal Bancomer, Mercado, plaza de toros y un buen número de etcéteras. Es pueblo porqué aquí el ganado equino sigue siendo uno de los principales medios de transporte, las bestias y los jumentos hacen su noble labor de carga, pero como dicen los lugareños, así como nosotros necesitamos calzado, sea huarache o zapato, los animales también ocupan sus herraduras. De aquí a Balsamar son dos horas y media para trasladarse en vehículo.

Allá en esa comunidad los cultivos agrícolas que fortalecen la economía familiar son el aguacate y el durazno; la cosecha de éste último cultivo apenas pasó en el mes de julio. Agua y árboles maderables hay por doquier. Cuando un joven contrae nupcias y requiere de hacer su vivienda, el pueblo le autoriza que derribe hasta tres árboles de pino para construir su casa, incluyendo cocina y corredor, amén de sus dos recámaras. Habitaciones que sintonizan en armonía con la exuberante vegetación que la creación puso en esas latitudes. Si la casa de alguien ya está muy deteriorada, por igual cuenta con el permiso correspondiente de los pobladores para levantar nuevamente su casa.

Hasta aquí, que bonito pudiera ser este relato, lo lamentable es que Balsamar no volverá a ser Balsamar, todo indica que pasará a ser un pueblo desolado, pues los habitantes tuvieron que abandonarlo cuando apenas llegó la luz del Lunes, dieciséis de septiembre, pues Manuel e Ingrid golpeaban con toda su furia a aquella localidad, ubicada en plena Sierra Madre del Sur. Hace tres años, un llovedero les hizo salir de su pueblo y bajar a Chichihualco, para su buena sorpresa, al día siguiente los rayos del astro rey daban recio y de inmediato retornaron a Balsamar. Desdichadamente, hoy las cosas pasaron a mayores, el lunes dieciséis, cuando apenas había amanecido, a través de sus radios se trasmitía la invitación para abandonar el pueblo y subir cuesta arriba, pues tenían el temor de que el cerro se desgajara y sepultara a Balsamar en su conjunto.

El sábado, catorce, miraron sus huertas de aguacate y de durazno ya muy dañadas por los vientos, las ramas estaban bastante quebradas y algunos árboles tiraban casi a ras de suelo, con las raíces por fuera. No obstante este cuadro a la vista de los habitantes, ellos tenían la esperanza de que el agua se calmara, pero la situación fue de peor en peor, más tarde hubo deslaves e impidieron el paso de un lugar a otro dentro de la comunidad, a decir de los lugareños fueron tres divisiones del pueblo, producto de los enormes derrumbes. Por eso, cuando amaneció el lunes dieciséis, ya no pudieron esperar más.

Un señor narra que cuando él escuchó la invitación en su radio, se asomó hacia el filo y ya mucha gente caminaba huyendo de su pueblo, más bien, huyendo de la devastación de Manuel e Ingrid. Muy mojados, acamparon en un paraje, donde había pequeñas cabañas para la cría de chivos, y ahí durmieron, ancianos, niños, mujeres embarazadas y hombres, dando prioridad a las mujeres y niños para dormir dentro de aquellas casas; los hombres hicieron varias fogatas y durmieron al intemperie, las hogueras resistían hasta donde la lluvia permitía y tenían que encender una nueva “lumbre”.

El martes, diecisiete reanudaron su peregrinaje y en la comunidad de Iyotla recibieron algo de comida y ropa. Después del medio día  llegaron a Chichihualco. Desde ese momento los habitantes varones de Balsamar tienen como domicilio transitorio a la escuela primaria General Vicente Guerrero, en el centro de Chichihualco; las mujeres y niños están en la escuela secundaria Leonardo Bravo.  En el albergue de los varones, que cuenta con doscientos noventa personas, no se respira tristeza, por las tardes, un trío de jóvenes entona canciones, se acuerdan de que en su pueblo bailaron en dos ocasiones con la música de “Los Benítez” un grupo de guitarras muy sonado en la sierra de Guerrero. Aquí, a pesar de las adversidades, la gente te transmite alegría, y esperanza.

Uno de los chavos pide que le acompañen para cantar un corrido que compuso por la desgracia en su pueblo a raíz de Manuel e Ingrid. Balsamar ahora será un pueblo fantasma dice el corrido.
Los habitantes de Balsamar ya empezaron a limpiar un terreno en las inmediaciones de Chichihualco, adjunto a esta ciudad-pueblo, pues aquí vivirán ahora, tan pronto como los gobiernos federal y/o estatal construya sus viviendas.

La gente de Balsamar parece ser muy firme y resuelta para afrontar los problemas que los designios les depare.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Colonia la Quebradora, pequeña comunidad cercana a El Paraíso.



Colonia La Quebradora.
Esteban Hernández Ortiz
 
Dice don Julio Sánchez que esta colonia empezó a poblarse en 1962 y que él fue de los primeros pobladores, pues las autoridades ejidales amagaban con utilizar su terreno para construir una torre de control. Él vivía en El Paraíso y se vio en la necesidad de trasladarse a vivir para allá, pues su terreno podía perderlo.

Menciona también que la maquina quebradora de piedra para convertirla en grava que se utilizaba para construir la carretera, se ubicó en lo que ahora es la casa de Apolinar Reyes. Más tarde, en 1968 llegó el señor Mateo Estrada Valdez y le compró un terreno a don Julio Sánchez para construir su vivienda. Así se fue poblando esta colonia que debe su nombre a aquella máquina quebradora. Dice que el ingeniero Ramales estableció su vivienda temporal en la casa de doña María Isabel Ciprés Salinas, justo en frente de la entrada a Las Delicias. El ingeniero Ramales fue quien trabajó en la máquina abriendo el camino de reciente creación hasta el Puerto del Ángel, en la entrada del camino viejo al Edén[1].

Dice don Julio que cuando la guerrilla del profesor Lucio Cabañas, el comisario municipal de El Paraíso, Leonardo Guerrero, les pidió a los habitantes de su colonia que se trasladaran a vivir al Paraíso, pues así estarían más seguros.



[1] Camino que dejó de usarse en el año 2001.

La mamá de los pollitos.



La preparatoria popular de Río Santiago, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. Escuela en la que laboré como profesor de 2009 a 2011.











viernes, 11 de septiembre de 2015

"El día de Hoy". Texto que publiqué en mi facebook el día 02 de junio de 2013.

EL DÍA DE HOY
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ

Diariamente usamos mitos, por ejemplo acostumbramos decir: ¡en un minuto estoy contigo!, ¡ya estoy ahí!, cuando en realidad el camión o la combi en que viajamos se encuentra a catorce semáforos del lugar en que deberíamos estar ya sin excusa ni pretexto. Más que mitos, son falsedades, pues es plena mentira que lograremos llegar como por arte de magia en un segundo al lugar de nuestra cita, cuando en realidad median alrededor de treinta minutos para que tardíamente hagamos acto de presencia en el lugar en que ya deberíamos encontrarnos. Decir ¡Llego en un segundo! significaría que estamos arriba del edificio y caeríamos como en paracaídas en la sala donde se nos espera. Para justificar nuestra morosidad acostumbramos decir: ¡Como todo mexicano, llegué un poco tarde! ¡Mil disculpas!

Nuestras malas prácticas forman parte del sistema social en que vivimos, en medio de una atmósfera de impuntualidad nos hemos desarrollado, así fuimos a la escuela, aunque había premios a la puntualidad. Si somos profesores, así acostumbramos trabajar en el proceso enseñanza-aprendizaje que se imparte en las aulas. Vale decir que este proceso se ha innovado en los comienzos del tercer milenio con el uso de la internet, pero dadas nuestras perezosas costumbres tampoco enviamos los reportes, datos u oficios, en tiempo y forma. La mayoría de las veces andamos pidiendo prórrogas y aún así no damos una. En los países europeos, cuando el tren lleva algún retardo de tres o cinco minutos, el sistema electrónico anuncia la demora; desde luego estos retardos son la excepción y no la regla. Y ¿que podemos decir de las naciones orientales?, del Japón por ejemplo. Un japonés nunca llega tarde a sus labores, ellos consideran que la disciplina encierra valores todavía mayores que la propia inteligencia, pues la impuntualidad puede llevarnos a perder  una oportunidad que tal vez nunca se repita, o mínimo, tarde bastante en volver a suscitarse. En México, muchos consideramos que basta ser inteligentes para situarnos a un paso de la cima del éxito y sus adherentes triunfos, o a la inversa. Para triunfar se requiere aplicar una fórmula que contiene distintos elementos, entre ellos la perseverancia, las ganas de trabajar, el apoyo de tus compañeros y de tus jefes laborales. Las habilidades o aptitudes individuales nos hacen fuertes, podemos ser muy aptos para desempeñar una actividad, pero si somos impuntuales, entonces estamos perdiendo terreno rumbo al éxito.

El conformismo es un virus que nos mantiene presa de nuestras propias ataduras. El pesimismo es el antónimo del optimismo. Nada está hecho de una vez y listo para la eternidad. La falta de ánimo nos afecta, la autoestima muchas veces la traemos por el suelo y nada nos levanta el brío. Nos falta arrojo, pero no para arrojarnos a escasos metros del asfalto delante de donde corre velozmente un tráiler, sino para enfrentar valientemente una situación crítica, así sea levemente crítica. En ocasiones es muy difícil sacar la casta, la angustia nos invade, nos desmoralizamos enormemente y la ayuda nomás no llega, pese a su imperiosa necesidad. En las situaciones más complicadas, las amistades más cercanas recomiendan no perder la fe en Dios y confiar también en que hay hombres y mujeres que actúan de muy buena fe y que en el momento menos pensado puede cruzar por nuestro andar una de aquellas magníficas personas.

Contrariamente ocurre que las amistades damos la espalda, no movemos un dedo por las personas que estimamos, aún cuando si podemos intervenir. Hay quienes en el extremo exclaman: ¡yo no meto las manos por nadie!, ¡cada quien que se las arregle como pueda! Tal vez porque así vivió una situación decepcionante. Esas son las variantes de nuestra sociedad contemporánea y creo que de algunas del pasado también.

Trabajar en equipo puede ser una dificultad o una maravilla, según sea el ambiente que impere en el grupo y según sea nuestra disposición para interactuar. ¡Perdono pero no olvido!, suele ser una frase recurrida por nosotros. Otros hablan de una paz interna que se consigue sí y solo sí uno (a) disculpa o perdona, sino, el rencor se expande por todo nuestro ser y lo corroe.

Podría decirse que el buen vivir discurre entre reglas de la moral, reglas de la ética y reglas jurídicas. A veces las reglas no son del todo buenas o justas, pero son lineamientos que sigue la humanidad, pues tampoco sería correcto que el hombre como especie viviente, transcurriera sus días en la anarquía, donde reine el desorden.

El trabajo produce felicidad. De lo que cada uno de nosotros produzca depende el progreso, estancamiento o retroceso de nuestras personas, de nuestras familias, comunidades, ciudades y países. De ahí que la ciencia de la economía aborde conceptos como plusproducto, ingreso percápita y/o Producto Interno Bruto.
Hasta la próxima.

El 19 de septiembre de 2013 publiqué este texto en mi facebook. Nuevamente una repetición de mis escritos.

Esteban Hernández Ortiz.
 
De niño, Yo vendía nanches, rábanos, cajeles y zapotes en mi pueblo natal, El Paraiso. Entonces conocí a varios señores y señoras que hasta el Domingo pasado vivieron en La Pintada, otros fallecieron hace algunos años en circunstancias muy diferentes a las que hoy se viven en ese pueblo arduamente trabajador de la madre tierra .

Doña Reyna García y su esposo, Adán Aguilar, tenían una tienda de abarrotes en El Paraiso, cuando vivieron ahí, en Calle Morelos. Doña Reyna tiene su ascendencia en Buena Vista de Cuellar. Varios señores proceden de Yextla. Don Leonardo Alarcón me decía "el cuernitos", pues de chavito Yo tenía el pelo
quebrado, algo chino. Mi última borrachera me la puse en La pintada, cuando se casó por el civil mi pariente y vecino de El paraíso, Alfredo Martínez, de apodo "La brocha", pues su esposa de nombre Norma es hija de este señor que me decía "El cuernitos". Bueno, no se si sea correcto decir que "mi última borrachera", pues uno nunca sabe y el día menos pensado puedo volver a empinarme un trago. 

Don Santiago Adame era un peluquero que vivió muchos años en El Paraíso, por la calle que va al centro de Salud, luego se fue a vivir a La Pintada. Ya en mi adolescencia iva a jugar basquetbol a La Pintada y conocí a mas personas. Varios años después conocí a Maria de la Luz, a su esposo Arturo y a sus hijos, tambien a los papás de María de la Luz, Don Fidel Núñez y Doña Juana Ramos, igualmente conocía a los profesores César y Serafín Núñez. No olvido a Don Lupe Castorena, por mencionar a los señores de más edad, claro que tambien conozco a gente más joven y aún chavalos, pues siendo profesor en la prepa de El paraíso, impartí clases a varios jóvenes pintenses.

La Pintada ha sido un pueblo ejemplo del trabajo y de la organización. Por los años ochentas fundaron sus cooperativa, que incluyó a productores de café de El Paraíso también, incluso Virginio Ortiz, quien vivía en Puente del Rey fue parte de los inicios de la cooperativa.

Muchos conocieron de los festivales que organizaba la cooperativa y/o el pueblo, ¡¡ que maravilla de fiestas!! Hoy el dolor invade a La Pintada. las imágenes son desgarradoras.

Hoy, La Pintada está de luto. Mis condolencias para todos los habitantes de esa comunidad que aún están con vida. tengo mucha estimación para ustedes, como seguramente ustedes tienen para mí.

Un abrazo sincero. Quiera Dios que algún día, La Pintada vuelva a ser ese pueblo apacible, oraganizado y trabajador que ha sido.

FRATERNALMENTE

ESTEBAN HERNANDEZ ORTIZ