Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

No quiero que concluya el año 2016 sin compartirles que el libro de mi autoría, una especie de monografía sobre mi pueblo de nacimiento, El Paraiso Guerrero, se encuentra ya muy avanzado respecto al proceso de publicación. Estas son dos propuestas de portada, pero se ensaya una tercer opción con una fotografía panorámica de nuestra comunidad. Tengo la confianza de que a más tardar en febrero del año que ya se encuentra en puerta, saldrá a la luz pública. Mil disculpas a todas las personas que han estado aguardando el momento para tener en sus manos un ejemplar, principalmente a aquellas personas que ya me compraron el libro por anticipado, contribuyendo de esa manera a cubrir los costos de la publicación. Un fuerte abrazo. Dios los bendiga y que la vida sea generosa con todas y todos.



El Puente del Rey, en la municipalidad de Atoyac de Álvarez, Guerrero, México. En esta comunidad nació mi madre, la señora Eloina Ortiz Alarcón el día 11 de julio de 1954.


Remanso de agua en El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, México. Fotografía que tomé el día 26 de diciembre de 2016.


martes, 20 de diciembre de 2016

UN CAFÉ EN "LA COVACHA".

UN CAFÉ EN “LA COVACHA”.
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ

No es la primera vez que mi amigo Aurelio me invita un café en “La Covacha”, una céntrica cafetería de Chilpancingo. Después de las dos y media de la tarde de hoy empezamos la charla, intercalando con el disfrute de una deliciosa taza de café americano; él, además fuma unos cigarrillos mientras platicamos.

Comenzamos por hablar respecto a las aventuras de realizar una tesis. Mi amigo me platica algunos extractos de la historia del francés Jacques Derrida (1930-2004). Aurelio me dice que Derrida (también conocido como Derridá) pertenecía a una familia de judíos y que cuando los nazis tomaron Francia, en el curso de la segunda carnicería humana mundial, un día sus padres le dijeron a Derrida que él ya no podía asistir a la escuela allá por 1942.

Él se preguntaba cuál había sido tan grave falta que hubiese cometido para dar lugar a que ya no pudiera asistir a tomar clases. Posteriormente su familia se trasladó a Argelia, tierra africana que era colonia francesa. Por aparte consulto y encuentro que la policía francesa colaboró con el régimen hitleriano para detener a los judíos franceses y remitirlos a los campos de concentración como Auschwitz. Menos del 10 % de unos 76 mil judíos franceses deportados lograron sobrevivir al exilio, entre ellos el gran filósofo Jacques Derrida -o Derridá-. En noviembre de 1942, toda Francia fue ocupada por Alemania. (http://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?f=260&t=8737).

Derrida apoyó a Nelson Mandela con un comité anti-apartheid desde 1983 y en 2003, en uno de sus últimos trabajos, lanzó sustentadas críticas al gobierno de George W. Bush.

En la academia –a la que los griegos llamaron “el templo de Atenea”- Derrida es muy conocido por usar el concepto “deconstrucción”, el cual refiere al análisis de la estructura del discurso, detectando “lo otro”. Según algunos textos, el mismo Derrida aceptó que Heidegger habló antes que él de deconstrucción, y que Freud habló de disociación. Derrida mencionó que hablar de “deconstrucción” significaba fijar una postura respecto al estructuralismo (https://artilleriainmanente.noblogs.org/post/2016/05/05/jacques-derrida-que-es-la-deconstruccion/).

Volviendo a la charla con mi zanca Aurelio, él me comenta que Derrida realizó exitosas investigaciones cuando ya rebasaba los cuarenta años de edad. Por referirlo de alguna manera diremos que fueron grandes aportes para orientar en la explicación de los misterios que encierra este mundo.

Mi amigo trae otro caso a la plática, tratando de explicar lo interesante de las investigaciones y de los dones que muchas personas trae consigo, tal vez desde su engendración. Ahora mi amigo me platica respecto a un admirable artista de nombre o apellido Baltazar. Este gran pintor, siendo muy niño adquirió “un gatito”, pero su adorado felino un día murió y dejó a aquel niño embargado en su dolor. 

Por varios años, el niño Baltazar seguía con aquella depresión hasta que un día se dio a la tarea de empezar a dibujar un gatito en una hoja, luego trató de pintarlo, como asemejando a su gatito. Bueno mi camarada Aurelio hasta me repitió dos veces el nombre del pequeño felino, pero la memoria suele fallar cuando menos se le espera, he aquí un caso. El caso es que Baltazar terminó por pintar varios maravillosos cuadros, los cuales fueron expuestos para ser admirados por el público en algún sitio de Francia. Otra vez Francia, la misma patria de Derrida.

Para terminar, viene al recuento otro caso de Francia. Y se trata nada más y nada menos que del sociólogo Edgar Morín (a quien muchos lo pronuncian como “morain”). Mi amigo me remite a leer una de tantas obras de Morin titulada “Mis demonios”. Dice mi gran camarada que Morin narra cómo fue que él nació con severas dificultades, pues según mi entendimiento, el “cordón umbilical” había enredado con ganas el cuello y cuerpo de aquel bebé, al grado de que por más nalgadas que le daban parecía no reaccionar, tanto que se dudaba de que pudiera sobrevivir. 

Mi amigaso me dice que Morin escribió por cuenta propia como fue que la irreparable pérdida de sus señora madre lo afectó cuando él cumplía unos diez años de edad, y tal vez hubiese solventado con mejor suerte aquel semejante daño emocional, a no haber sido porque a Morin, le ocultaron por muchos años la verdad. Es decir le mintieron y no le dijeron la realidad sobre la muerte de su progenitora. Morin tuvo un sueño cuando ya contaba con más de cuarenta años y fue entonces que enfrentó a la vida con más realeza al comprender que su madre había partido para siempre.

Con este bosquejo no me queda más que emprender la lectura de esa obra “mis demonios” del sociólogo francés que otras obras ha escrito “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” y “La vía para el futuro de la humanidad”.

¡¡Las tesis!! Parece que dentro de sí llevan impregnados muchos sentimientos del investigador.


Ah, olvidaba decirles que mi amigo también me platicó algunas cosillas respecto a la sucesión rectoril de la Universidad Autónoma de Guerrero, que se encuentra casi en puerta. Hasta la vista.

lunes, 19 de diciembre de 2016

TOROS DOMESTICADOS EN EL PARAÍSO. ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ. Don Brígido Bautista Sánchez es nativo de El Paraíso, es hijo de los señores Alberta Sánchez Evangelista y Genaro Bautista Poncelis. Cuenta que su papá domesticó unos toros para cargarlos con leña, mazorca y café, lo mismo que para arar la tierra en los riegos de Los Planes. Comenta que el primer toro se llamó “El jardinero”, el segundo se llamó “El Platero”, el tercero se llamó “El Camarón”, el cuarto “El bermejo” y el quinto toro se llamó “El sardo”. Dice que estos dos últimos eran utilizados como yunta en los riegos de Los Planes. Esta actividad se vio en El Paraíso entre los años cincuenta y los años sesenta, nunca más se ha vuelto a ver en esta comunidad que un campesino domestique así a unos toros. Acarreaban café de El Paraíso hacia Atoyac, haciendo un descanso en Los Llanos, en casa del señor Merced y su esposa Zenaida. Los toros se habían acostumbrado a que les colocaran una silla de montar, de las que se colocan a los caballos, y enseguida se les colocaba un costal con seis latas de café seco a cada costado. Llegaban a las afueras de Atoyac en un punto conocido como “El Mezón”, donde se les daba de comer un rollo de zacate que costaba dos pesos. También se les daba de beber agua y se les dejaba descansar. Recuerda Brígido Bautista que la yunta compuesta por “El sardo” y “El bermejo” fueron vendidos al señor “Chon” de Río Santiago, pues requerían de acompletar un dinero para construir el panteón de su señor padre. También cuenta don Brígido que ellos llegaron a tener hasta cien cabezas de ganado vacuno en El Arroyo Grande y en “Las Juntas”, un punto que se encuentra entre El Mangal y Las Palmas. El predio de Las Juntas le quedó a su hermano Nicanor, eran como cinco hectáreas. Don Genaro Bautista Poncelis, papá del señor Brígido, murió en 1960.


domingo, 18 de diciembre de 2016

UN HASTA PRONTO A MI ABUELO GUADALUPE ORTIZ LUVIANO.

UN HASTA PRONTO A MI ABUELO GUADALUPE ORTIZ LUVIANO
ESTEBAN HERNÁNDEZ ORTIZ.

El 13 de diciembre de 1932 nació mi abuelo materno Guadalupe Ortiz Luviano en la comunidad de Los Capires, municipio de Cutzamala de Pinzón, en la Tierra Caliente de Guerrero. Sus padres fueron María de Jesús Luviano Gómez y el señor Primitivo Ortiz Martínez. Mi abuelo llegó a El Puente del Rey el día dos de enero de 1950, según me relató él mismo un día en su domicilio.

En 1947 llegó a El Puente del Rey el señor Julián Valdez, originario del mismo poblado en que nació mi abuelo. De ahí que a don Julián Valdez se le empezó a conocer como “El Capire”. También llegó un tocayo de mi abuelo, de nombre José Guadalupe García, procedente de aquella región calentana.  
Mi abuelo salió de su pueblo natal el 24 de diciembre de 1949 y pasó la noche buena en Poliutla, de la municipalidad de Arcelia, Guerrero. Continuó su caminar y la velada del año nuevo la pasó en Campo Morado, Municipio de Heliodoro Castillo (Tlacotepec), Guerrero.

Mi abuelo (a quien nunca le dije “abuelito”) regresó en marzo de 1950 a su comunidad de origen y ese mismo año se trasladaron a vivir a El Puente del Rey mis bisabuelos Primitivo Ortiz Martínez y su esposa María de Jesús Luviano Gómez, además de mi tío abuelo Braulio Ortiz Luviano y su esposa Sofía Gómez. Mi tío abuelo Braulio es el hijo primogénito de mis bisabuelos.

Ya en Puente del Rey nacieron los hermanos Ángela, Jacinto y Yolanda de apellidos Ortiz Luviano. Otro hermano de mi abuelo se llamó Gonzalo, quien falleció hace varios años y fue sepultado en Acapulco.

Uno más de mis tíos abuelos se llama Virginio, él cosechaba bastante café en “El Encanto”, un punto cercano a la comunidad de Los Piloncillos, en la sierra de Atoyac. Mi tío apoyó en la creación de la cooperativa de La Pintada. Las otras hermanas de mi abuelo son Hilda y María Eleazar.

Una de mis tías abuelas se llama Macrina y desde hace varias décadas vive en Centroamérica. Un sobrino de mi abuelo realizó sus estudios de Licenciatura en Educación Física en Cuba, se llama Felipe Veledíaz Ortiz.

Mi abuelo me narró que a finales de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta llegaron varios trabajadores de la Tierra Caliente para trabajar en la cosecha de café y en la “chapona” de las huertas, pues aún no venían a trabajar los jornaleros de la región de La Montaña.

También venía gente de la Tierra Caliente a vender panocha y mezcal en castañas; otros traían bestias mulares y caballos para vender. Con el paso de algunos años empezó a venir gente de Otatlán, un pueblo ubicado en plena Sierra. Otros viajeros venían de Tlacotepec hacia Atoyac y otros puntos de la Costa Grande para llevar sal y bocadillos de coco hacia sus lugares de origen y así fue que por aquellos años viajaba gente de la Tierra Caliente y de la Sierra hacia la Costa Grande realizando comercio. Otros calentanos traían a vender ganado equino como son caballos y bestias mulares, además, algunos se alquilaban para acarrear costales de café a lomo de sus bestias, de Puente del Rey hacia la cabecera municipal de Atoyac.

Otros calentanos que se avecindaron en El Puente del Rey fueron los señores Antonio Bravo y los hermanos Manuel, Leonides y Celerino Alanís.

Mi abuelo falleció, al parecer de un infarto, cuando se encontraba en los festejos de la Virgen de Guadalupe en El Puente del Rey el mero doce de diciembre de este 2016. Mi tío Catalino y sus tres hijos varones hicieron el esfuerzo por rescatarle la vida, pero fue imposible. Lo trasladaron en un vehículo que condujo un amigo de El Paraíso, de nombre Brígido. Lo llevaron al consultorio del Doctor Leonel Lorenzo del Valle, un buen amigo originario de San Marcos, Guerrero, pero nuestro amigo Doctor dijo que mi abuelo ya no presentaba signos de vida y que él nada podía ofrecer en sus servicios profesionales.

Varias personas de El Paraíso se acercaron y dieron apoyo moral a mi madre y a mi tío Catalino, lo mismo que a mis primos hermanos.

En la entrada del hogar de mis abuelos maternos existe una pequeña marca sobre el piso y dice: “1965”. En su casa, al igual que en la gran mayoría de viviendas construidas en esa época, se colocó una especie de viga de unos dos metros y medio de longitud, que queda sobre la puerta; en esa viga existe la abreviatura “C.N.E.P.”, que significa Comisión Nacional de Electricidad Pública, y en seguida está anotado el número de medidor.

Mi abuelo fue sepultado al día siguiente de su fallecimiento en la comunidad a la que él llegó para quedarse, El Puente del Rey, Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero. “Los Primaveros de la Sierra”, quienes viven en El Paraíso, cantaron varias canciones, entre ellas algunas alusivas a la Tierra Caliente.

Recibí la encomienda de dirigir un mensaje de gratitud a los presentes y cumplí con la tarea. Mis hijos gemelos me acompañan y entre los tres nos transmitimos fuerza.

Mi abuelo iba todos los domingos a El Paraíso, montado en su caballo, el mismo cuaco que una noche antes de que él falleciera, relinchaba con cierta extrañeza, según platican los vecinos. En los pueblo de esta zona fue muy conocido mi abuelo. En su velación y sepelio estuvieron presentes personas de Los Piloncillos, Puente de los Lugardo, San Vicente de Benítez y El Paraíso; desde luego que también asistieron los familiares radicados en Acapulco y otros lugares.

Me quedo con muchos recuerdos de mi abuelo, sobre todo, el gran cariño que siempre tuvo hacia mi padre, pues hasta en alguna ocasión llegó a expresar que a mi papá lo quería como si fuera su hijo.

Aunque no querramos, la vida se acaba, pero quienes se quedan tienen que seguir viviendo con responsabilidad y compromiso.