Bienvenidas todas las personas que visiten a este blog, el cual difunde información histórica, económica, cultural y social de la Sierra de Guerrero. También se incluyen textos literarios que ayudan a promover a esta maravillosa parte del mundo que la creación nos dio. Los datos cualitativos y cuantitativos que se ofrezcan serán de acuerdo al alcance de nuestras investigaciones. Reciban un fuerte y caluroso abrazo sierreño. Fraternalmente: Esteban Hernández Ortiz.

lunes, 13 de junio de 2016

Cultura, Economía e Historia de la Sierra de Guerrero. Esteban Hernández Ortiz.

La región sierra es una delimitación geográfica que abarca áreas serranas de las actuales municipalidades de las regiones de Tierra Caliente, Costa Grande y Zona Centro. Aunque esas demarcaciones serranas no constituyan hoy por hoy unos nuevos municipios, vale decirse que existen comunidades que podrían pasar a ser nuevos municipios: Yextla, Linda Vista, Jaleaca de Catalán, Vallecitos de Zaragoza, Coronilla, Filo de Caballos, El Paraíso, entre algunas poblaciones más.
A este respecto, algunos “sierreños”, como culturalmente han dado en identificarse, han manifestado que constituirse en una nueva región les da identidad propia, pues no son “ni calentanos”, “ni costeños”. Dicen pertenecer a una región que prehispánicamente fue habitado por los pantecas y por los cuitlatecas , entre otros pueblos de la historia regional.
La región tiene sus propios modismos, se usan términos como los siguientes: Vale, uta que rrebido, ora que tanto o anda puchi.
Cuando alguien se viste de lo mejor para ir a una fiesta, se dice que va bien gallo. Los pueblos suelen llevar nombres alusivos a la naturaleza: El Frío, La Primavera, El Iris o Las Margaritas. También hay pueblos con nombres de instrumentos como: El Tambor o La Guitarra. No faltan algunas comunidades con nombres celestiales como El Edén o El Paraíso.
Ramiro Reyna, oriundo de Toro Muerto, Municipio de San Miguel Totolapan, Guerrero, publicó el libro “Toro Muerto: Paraíso desconocido”. Ahí refiere que el proyecto ferroviario porfirista planeaba “atravesar” la sierra desplazándose desde El Balsas, sierra arriba y pasar por Toro Muerto, donde habría una estación que se llamaría “Estación Toro Muerto”, para luego descender y llegar hasta la Costa, tal vez a Zihuatanejo. El proyecto no llegó a tal meta, pero los habitantes de la sierra bajaban sus manadas de puercos hasta donde llegó el tren en El Balsas, para comerciarlos en la capital del país. También vivieron por muchos años, con relativa felicidad, en el pastoreo de chivos, de donde se ganaron el mote de “chiveros”.
El café llegó a la sierra de Atoyac ya bien entrado el siglo XX, algunos investigadores aseguran que fue Claudio Blanco, quien en su finca el gamito, sembró las primeras plantas traídas de Michoacán; otros dicen que don Gabino Pino trajo de Chiapas los primeros cafetos y que los sembró en La Siberia, cerca de El Paraíso. Ese grano aromático produjo para que muchos jóvenes de esas épocas estudiaran en la ciudad; también se construyeron viviendas, hubo parrandas y fiestas, pero hoy la cafeticultura agoniza víctima de la pandemia de la roya.
Ahora hay pueblos que fabrican mezcal de buena calidad, que incluso llegan a exportarlo, como también sucedió con el café. Las peras de Puentecillas, municipio de Leonardo Bravo son deliciosas; también se dan los tejocotes, la manzana, flor de anthurium, flor de alcatraz, higos, papas, aguacate, entre otros más, pero hace falta inversión pública y privada para detonar el progreso de los pueblos.
El desarrollo del sistema capitalista sólo ha engendrado diabetes, obesidad; también adicción a la coca cola, la pizza, la hamburguesa y ya pocos comen amaranto, ese cereal o conjunto de cereales preferido por los aztecas. También se están perdiendo las variedades de maíz criollo, ya poco se come la tortilla de maíz morado y nuestros campos están inundados de maíz transgénico, dizque produce más.
Hay basura por doquier, en las barrancas y a las orillas de los caminos; también existen tiraderos de basura a cielo abierto y las 24 horas del día se estás quemando las voluminosas cantidades de desechos –otros basureros escurren sobre las aguas de los mantos-. Los camiones siguen viéndose en la ciudad cargados de maderas que no cultivaron los empresarios que las comercian y el suelo se sigue degradando. Ya poco llueve o llueve atípicamente. Nadie hace nada. Ni los gobiernos, ni nosotros. Olvidamos que este mundo no sólo es nuestro, es también el hábitat de otros poco más de 7 mil 200 millones de hermanos y hermanas que también tienen derecho a habitar este globo globalizado por las ambiciones comerciales y otras rapantes obsesiones políticas.
Las riquezas y pobrezas de la sierra de Guerrero.
Esteban Hernández Ortiz
Muchos subregiones de la sierra poseen un clima adecuado para cultivar aguacate, producto agrícola con mercado en la industria gastronómica, farmacéutica y cosmética, pero establecer una parcela lleva hasta siete años para llegar a la producción, pero una vez en “parición”, los aguacates pueden durar produciendo hasta cuarenta o cincuenta años. El Servicio de Inspección de Inocuidad de Plantas y Animales (APHIS) del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) anunció el 27 de mayo de 2016 que ya se permitirá la importación de los aguacates de la variedad Hass de todas las entidades de la República Mexicana a los Estados Unidos. Las condiciones climáticas de la Sierra de Guerrero son favorables para el cultivo de aguacate Hass. Si los gobiernos invierten para detonar la producción de este fruto, los habitantes de la región mejorarán su calidad de vida, al mejorar sus ingresos económicos.
No se invierte lo suficiente en la apicultura; tampoco en agricultura orgánica: Floricultura, fruticultura y horticultura. Tampoco se invierte en la cría de peces, actividad que puede servir para procurar la alimentación propia de los lugareños y a la vez, para vender, pero salir del círculo vicioso donde se produce para vender y se compra para comer. Así se evita transportar alimentos, pues se auto consume.

La tala inmoderada ocasiona una serie de perjuicios. Al ser derribados, los árboles dañan a los arbustos o árboles más jóvenes que habitan bajo su sombra. El suelo se erosiona, ya sea por lluvia o por el viento. Diversos estudios demuestran que los suelos pierden un centímetro de la superficie enriquecida con humus y otros cuerpos que elevan la fertilidad de los suelos. Las aves tienen cada día menos espacio para vivir. Los mantos acuíferos se dañan. En la sierra nacen la mayoría de los ríos de Guerrero. Por lo menos, nacen aquí sus principales afluentes de los ríos. En el marco de la norma jurídica nacional los recursos naturales son propiedad de la nación, no de los grandes pudientes.

La niñez y juventud de la sierra primero necesita alimentarse. No podemos decir: “Voy a imaginar que como un guajolote y así podré estudiar, trabajar o hacer ejercicio”. Una sierreña o un sierreño mejor educados serán mujeres y hombres más fraternos, más cultos y más solidarios; no mirarán a sus amigos y familiares hacia abajo. Habrá más cariño, más amor. Cito aquí un extracto poético del gran pensador Netzahualcóyotl[1]:

Amo el canto del zenzontle,
pájaro de cuatrocientas voces.
Amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.

Es muy probable que en las entrañas de la sierra existan enormes yacimientos mineros y nuestros pueblos continuarán en la pobreza, aun cuando se empiecen a explotar esas minas.




[1] Amo el canto del cenzontle. Nezahualcóyotl (1402-1472). (primer párrafo en náhuatl). Consultado a las 21:04 horas del día sábado, 11 de junio de 2016 en  http://www.mundopoesia.com/foros/temas/amo-el-canto-del-zenzontle.483615/

lunes, 23 de mayo de 2016

El perro de la estación Bedridge. (Siempre a tulado, hachiko)

El perro de la estación Bedridge.
Esteban Hernández Ortiz.
Un perro hermoso que parece lobo, tiene sus patas, el abdomen y la mitad de su rostro en color blanco; en tanto que su lomo y parte superior de las orejas son de color dorado o bermejo. Su cola no es menos hermosa y su trompa es de color negro.
Un profesor de piano, llamado Parker Wilson, halló a este cariñoso perro que estaba abandonado en la estación de tren en Bedridge, y lo lleva consigo a casa, pensando en devolverlo a su dueño. El canino nació en Akita, Japón, en 1923.
Un amigo del profesor Parker, de nacionalidad japonés dice que el collar del perro quiere decir “hachiko” y así se le empieza a llamar.
Hachiko siempre acompaña al profesor de piano, cuando este se dirige a la estación del tren para ir a impartir sus clases de piano y con el paso de los días, hachiko empieza a identificar también la hora en que el profesor Parker baja del vagón del metro en la estación Bedridge.
“Buenos días, profesor, aquí está su café”, le dice un señor que vende café. Hachiko brinca de gusto y trata de abrazar a su amo; el profesor Parker le corresponde a los ternuras de su can y también lo llena de cariños.
Hachiko siempre espera en su tierna pos de canino, sentado sobre una especie de pileta de ladrillos, en cuyo centro se encuentra un pequeño árbol, en aquella plazoleta de la estación Bedridge. Estaciones del año van y estaciones del año vienen, y hachiko sigue bastante disciplinado en su costumbre de esperar al profesor Parker a las afueras de la estación del tren.
Un día, hachiko alcanzó al profesor y e llevó una pelota amarilla, sujetada en su hocico. Aquel día fue el último que vivió el profesor de piano, pues en un momento, mientras impartía su cátedra, bajo del escenario y se sentó como relajándose, empezó a platicar a sus alumnos, luego brincó y decidió ir a sentarse en una silla vacía, junto a una alumna, él tenía en sus manos la pelota amarilla que hachiko le había llevado a las afueras del tren. En cuestión de segundos, el profesor cayó al piso, muerto, al parecer de un infarto.

Hachiko no entendía que su amo había fallecido y todos los días iba a esperarlo en la plazoleta, a las afueras del metro en Bedridge. Ahí estaba en el lugar de siempre y con la misma gente –cómo diría Juan Gabriel-. La nieve caía en forma diminuta sobre el cuerpo de hachiko pero este no se iba y esperaba y esperaba. La gente pasaba y le decía: “Hola hachiko, que tengas larga vida”. “¿Cómo estas hachiko?”. Un día el hijo del profesor Parker decide cambiarse de casa, encierra a hachiko, pero tan pronto como este puede se echa a correr hacia la estación del tren. Camina sobre los rieles y aunque por momentos se confunde y no sabe qué camino tomar, cuando se encuentra con un cruce o desviación, sigue su camino hasta la estación. hachiko duerme debajo de un vagón y despierta cuando un tren pasa con sus estruendos.
Es la navidad, hay muchos árboles adornados con luces. Hachiko no se marcha, aunque la nieve sigue cayendo. El perro duerme y sueña a su dueño. Sueña que juegan, que corren, que se abrazan…que se encuentran en la estación y que se abrazan.
Días después, la viuda del profesor Parker va a la estación y encuentra a hachiko, lo abraza, mientras el señor que vendé café observa y la nostalgia le invade, al grado que decide dar la media vuelta, simulando no haber visto la escena y se empieza a limpiar sus lágrimas.
Un señor que vende salchichas ha decidido darle de sus productos a hachiko para que se alimente. La historia de hachiko empieza a correr fama por doquier y un día llega un periodista, levanta un reportaje y hachiko cobró todavía más fama, al grado que cuando el mortal canino hubo de emitir su último suspiro, se montó una estatua de bronce con la figura de hachiko.
El cineasta Richard Gere hace el personaje del profesor de piano Parker Wilson.
Pude disfrutar de esta película hoy, cuando viajaba de San Jerónimo a Chilpancingo. Salí de San Jerónimo a las 12: 30 horas. Ayer mientras estaba el descanso por el medio tiempo del partido seminifalista entre Pachuca y León, salió un breve anuncio sobre hachiko; mi hijo Saúl me contó brevemente la historia, pero hoy la vi más amplia en esta cinta, titulada "siempre a tu lado, hachiko"

viernes, 20 de mayo de 2016

Ya se firmó el contrato con la empresa Editorial. A mediados de Agosto salen a la venta los ejemplares de: “El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero”.

Ya se firmó el contrato con la empresa Editorial.
A mediados de Agosto salen a la venta los ejemplares de:
“El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero”.
Mi boleto indicaba que la salida sería a las 00:26 horas de la central de autobuses de Chilpancingo, con destino a la central del norte, de la Ciudad de México; sin embargo, el autobús salió a la una de la mañana, pues traía un retardo en su trayecto desde la Costa Grande. Antes de salir de casa, mi esposa me ofrece un café, pero yo le dije que quería dormir un poco en el viaje y que consideraba mejor no beber una taza de nuestro grano aromático.
En la central de Chilpancingo me saludo con una ex compañera de estudios en la Escuela Superior de Ciencias Sociales de la UAGro. Hace mucho tiempo que no nos mirábamos, entablamos un diálogo por varios minutos, pues ella salió a las 11:30 horas del Jueves hacia el puerto de Acapulco.
Eran las 05:35 de la mañana cuando escuché que el operador del autobús exclamó con voz fuerte: “Servidos, hemos llegado a la Central del Norte”. Recuerdo haber visto un señalamiento de la SCT que decía: “Huitzilac”. Estábamos para entonces en Tres Marías, Morelos.
Después, también recuerdo haber visto la imagen de una inmensa urbe iluminada por miles y miles de lámparas, seguramente circulaba el autobús ya más adelante de Topilejo, en las cercanías de la capital federal.
En la central del norte, un joven trabajador de una línea de autobuses me dice cómo debo dirigirme para llegar a la estación del metro Tacuba, que es donde yo debo tomar un microbús, el cual me trasladará a Lomas de Tecamachalco, en la municipalidad de Naucalpan, Estado de México.
En la multitud de pasillos que tiene la Estación “La Raza” existen cuadros que muestran las eras por las que ha pasado nuestro planeta; también hay cuadros con información de la teoría de Charles Darwin, aquel británico que el 27 de diciembre de 1831 partió en el buque Beagle, cuando andaba en sus 22 años. Darwin exploró varios lugares del mundo, entre ellos las Islas Galápagos, en el Océano Pacífico, en las costas del sur de América. De aquella travesía, que inició en 1831 y que culminaría cinco años después, Darwin obsequiaría al mundo su obra “El origen de las especies”.
Ya en uno más de esos cruces para abordar el metro, observé una reflexión del autor de “Romeo y Julieta” (William Shakespeare). Así dice Shakespeare: “Ama a todos, confía en pocos y no hagas daño a nadie”.
Ya al llegar a Tacuba, salgo de la estación del metro y me tomó, ahora sí, un café. Transcurren varios minutos y dieron las seis 25 de la mañana. Eran las siete de la mañana cuando yo estaba en Lomas de Tecamachalco, EDOMEX y me dispuse a buscar la dirección exacta de la editorial Rosa María Porrúa.
Durante el intervalo, hasta llegar a las doce del día, entro a un ciber y redacto la mayor parte de estas líneas. Más tarde, sólo las complementé.
Un trabajador de una gasolinera me dio referencias para llegar al lugar de mi cita, pero, como soy un provinciano a veces muy despistado, pues me enredé y no encontré el lugar. Luego de que yo diera varios palos de ciego, un trabajador de Correos de México me preciso exactamente el lugar a donde tenía que presentarme y se resolvió mi dilema.
La señora Rosa Ma. Porrúa, nieta del fundador de la empresa Porrúa, me atiende y me explica varios por menores del contrato; también me obsequia dos ejemplares de libros escritos por ella. Yo le he traído un frasco de miel cosechada en nuestro apiario que se ubica, en las cercanías de La Pintada.
Finalmente quedó suscrito el convenio entre mi persona y esta editorial para la publicación del Libro “El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero”. Algunos amigos participaron en la preventa del libro; otros me apoyan con préstamos económicos y un pariente que se encuentra trabajando en los Estados Unidos, dice que “de todo corazón” dona una lanita para este proyecto.
En los próximos días tengo que definir si la edición digital la realizo a través de AMAZÓN o por medio de una cuenta propia que yo mismo tenga que abrir.
Ediciones Rosa Ma. Porrúa va a abrir, próximamente, una casa en Los Cabos, Baja California Sur, un lugar emblemático lugar que es visitado por turistas canadienses y estadounidenses durante gran parte del año.
Gracias a quienes compran por anticipado este material: Flaviano Ojendiz, María Eleazar Hernández Ortiz, Juan Carlos Pérez González, Carlos Valdez Nava y Antonio Valdez Nava.
Gracias a quienes confían en mí y me han apoyado económicamente: Yinis Antonio Reynoso y Aurelio Vázquez Villanueva.
Gracias a los paisanos que trabajan arduamente en los EE.UU y que desde allá enviaron un dinero en calidad de préstamo: Luís Araujo y Martín Lucena.
Hay amistades que hasta ayer por la tarde y por la noche se habían comunicado conmigo informándome que hoy harían sus depósitos.
Las personas que han confiado en hacer los préstamos, han recibido mi promesa de que en cuando estos ejemplares sean vendidos, su dinero retornará a sus manos.
Dentro de algunas horas volveré a la Ciudad cuna de los sentimientos de la nación. Mañana hay que estar presente en el examen del CENEVAL para buscar ingresar a los estudios de la Maestría en Humanidades en la UAGro.
La etapa que sigue es reunir el otro 50 % del costo por la edición e impresión de nuestro material. Así que se vale hacer compras en preventa, para los que no han podido hacerlo. Saludos y abrazos cordiales para tod@s.
Desde Naucalpan de Juárez, Estado de México, su amigo de hoy y siempre: Esteban Hernández Ortiz.

jueves, 19 de mayo de 2016

En busca de una maestría en Humanidades.

Hay gente muy amable en esta sociedad, que en ocasiones parece corroerse velozmente y en la cual los seres humanos suelen tratarse entre sí en forma áspera y con escasa buena voluntad.
La tarde de ayer, me atendió, vía telefónica un trabajador de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), de manera muy gentil. Por espacio de varios minutos me estuvo guiando para acceder a una página de Internet del Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL).
Soy aspirante a la maestría en Humanidades de la Unidad Académica de Filosofía y Letras de la UAGro y gracias a la eficiente orientación de un empleado del área de atención en la Rectoría de la UAGro logré obtener mi pase de ingreso al examen que se sustentará este sábado a partir de las nueve de la mañana.
Todavía hay gente muy servicial y dispuesta a auxiliarte con humildad y sencillez. Tal vez ya queden pocos seres de esta clase.
Eran las cuatro de la tarde con tres minutos cuando finalizamos nuestra conversación y finalmente pude obtener el documento que me dará el acceso a la sala de aplicación del CENEVAL este próximo sábado.
El empleado de la UAGro se llama LUCINO CANO y trabaja en el área de atención en la Rectoría de la UAGro.
Por cuanto a la probabilidad de mi aceptación en la maestría no puedo echar las campanas al vuelo, pero tengo fe en la justicia divina y aunque en menor grado, también tengo fe en la justicia de la especie humana.

Mientras escribo estas letras de mi agradable experiencia con la gentileza del trabajador de la UAGro, interactúo con dos paisanos de El Paraíso, Guerrero, que me están apoyando para lo del libro. Ellos se encuentran ahora trabajando en la unión americana.